PORTAL CRONICAS DE CUCUTA: Estandarte cultural de historias, recuerdos y añoranzas cucuteñas…

PORTAL CRONICAS DE CUCUTA: Estandarte cultural de historias, recuerdos y añoranzas cucuteñas…

TERREMOTERO -Reconocimiento, enero 2018-

Apasionantes laberintos con inspiraciones intentan hallar rutas y permiten ubicarnos en medio de inagotables cascadas, son fuentes formadas por sudores de ancestros. Seguimos las huellas, buscamos encontrar cimientos para enarbolar desprevenidos reconocimientos en los tiempos. Siempre el ayer aparece incrustado en profundos sentimientos.

Corría finales del año 2008, Gastón Bermúdez sin advertir y sin proponerlo, inicia por designios del destino la creación del portal CRONICAS DE CUCUTA. Parecen haberse alineado inspiraciones surgidas por nostalgias. Gran cúmulo de vivencias, anécdotas, costumbres y añoranzas, fueron plasmadas en lecturas distintas.

Ya jubilado de la industria petrolera venezolana, recibió mensaje que expresaba una reunión de amigos en Cúcuta. Tenía más de cuatro décadas ya establecido de forma permanente, primero en la ciudad del puente sobre el Lago y después en la cuna del Libertador. Viajó ilusionado, acudió puntual a la cita desde Caracas. Encontró un grupo contemporáneo, conformado por amigos ex-jugadores de baloncesto y ex-alumnos del Colegio Sagrado Corazón de Jesús.

La tierra cucuteña levantada desde primeras raíces plantadas, siempre acompañó todos los hijos ausentes. Cuando encontramos distantes los afectos, creemos separarnos de recuerdos. Nos llevamos al hombro baúles de abuelos, cargamos con amigos del ayer, empacamos en maleta la infancia y juventud. Muchas veces una fotografía antigua, atrapa y confirma que nunca pudimos alzar vuelo.

Entonces por aquellos días apareció publicado ´La ciudad de antaño´, parido desde generosa pluma con sentido de identidad comprometida, fue el mártir periodista Eustorgio Colmenares Baptista dejando plasmados recuerdos de finales de los 50 y años 60. Sin querer, esas letras fueron presentación inaugural de CRONICAS DE CUCUTA. Los Inolvidables sentires viajaron al modesto grupo de amigos y abrieron compuertas para afianzar arraigos de infancia. Don Eustorgio culmina la crónica con frases retumbando las memorias: “Había muchos menos avances tecnológicos a disposición de la comunidad, pero vivíamos como si nada nos faltara. Nos bastaba con vivir en Cúcuta”.

Sentires intactos, ahora plasman recuerdos en calles transitadas por niños que fuimos. Nuevamente los arraigos hacen despejar las avenidas a los rieles del antiguo ferrocarril. Nos bastaba con vivir en Cúcuta. Asoman madrugadas entre indetenibles remembranzas y añoranzas.

Sin planificar nada, Gastón compartía vía internet las crónicas del Diario La Opinión aparecidas cada ocho días en lecturas dominicales. Sin saber, creció el portal CRONICAS DE CUCUTA. Cada acontecimiento recopilado se convertía en homenaje In Memoriam para hombres y mujeres que dejaron muy alto el Valle de Guasimales. Igualmente, exalta la dignidad con reconocimiento a grandes glorias del ámbito artístico, cívico, periodístico, religioso, deportivo, cultural, social y político.

Oficialmente se convierte en PORTAL WEB el 7 de octubre 2010. En forma admirable acumula ya 1.329 recopilaciones tipo crónicas, casi todas extractadas de periódicos y publicaciones locales, libros populares, escritos nacidos de historiadores, periodistas, inéditos autores y muchos escritores del Norte de Santander. El portal permite hallar el original ADN ancestral y ubica el sentido innato de pertenencia cucuteña. Llegó un día a la vida de todos los internautas, igual como aparecen las buenas nuevas, sin avisar, sigilosamente introduciéndose en las cortezas que somos y las venas que siempre fuimos. Su creador, nunca imaginó un buscador que tocara el alma y menos tallar imborrables despertares en ávidos ojos de lectura.

Aparece ahora como paso determinante para navegar en referencias de Cúcuta. Asegura a nuevas generaciones herramientas para afianzar valores jamás perdidos. La perspectiva futura para ámbitos históricos, culturales, sociales y deportivos, harán necesario considerar el Portal como insigne buscador de consulta e informativo. Importante archivo tecnológico para infantes en colegios y escuelas. Podrá acceder directamente cualquiera a profundos arraigos allí recopilados. Casi imperativo considerarlo como salvaguarda del sentido de identidad y pertenencia.

CRONICAS DE CUCUTA se convirtió en sugestivo repaso de acontecer histórico, recopilado en 19 capítulos o clasificaciones. Portal libre, siempre abierto a todo aquel deseoso por descubrir datos históricos, biografías, nombres de grandes personajes, fechas emblemáticas, sucesos de vida social, cultural, deportiva, religiosa, artística y política. Formidable vía adentrándose en acontecimientos del siglo XVIII hasta nuestros días. Todo expedicionario oriundo se encontrará representado en cada letra, apellido, dato, foto y fecha. Todos volverán a observar las luces de la gran ciudad en medio de rutas por hallar orígenes.

CRONICAS DE CUCUTA no debe tener como destino el olvido, deberá asegurar a nietos de nuestros nietos, inquebrantables lazos surgidos de nostalgias, recuerdos y añoranzas. CRONICAS DE CUCUTA es herramienta tecnológica para demarcar el hilo conductor entre hoy y ayer. Parece luz encontrada en días oscuros, nos abre el entendimiento. Pulsar la tecla nos lleva a destinos con encuentros pasados. Valiosa información contenida en páginas adornadas con sentimientos profundos.

CRONICAS DE CUCUTA garantiza el resurgir de valores originarios que parecían adormecidos por culpa del avasallante mundo moderno. CRONICAS DE CUCUTA llegó para quedarse, igual que mares inundados por recuerdos. CRONICAS DE CUCUTA confirmó la premisa donde las nostalgias se convierten en vehículos para transportar la historia. Una enciclopedia virtual presentada por nuestras gentes con sencillo lenguaje.

Anclados quedarán por siempre nuestros sentires, intactos los arraigos, despiertas las añoranzas y vivas las costumbres intactas. Ahora aseguramos el reguardo de raíces que retoñan desde cenizas del ayer. Dios jamás declaró desértico el Valle Arcilloso, siempre fue bendecido, tampoco declarado deshabitado para la vida del hombre.

Fueron creciendo raíces en medio de cenizas y milagrosamente reverdecieron los gigantescos árboles frondosos. CRONICAS DE CUCUTA reafirma lo que somos. Seguiremos siendo aquello que siempre fuimos, nada cambió, solo algunos pañetes y varios techos distintos.

Todo estará por volver, todo por crecer y todo por llegar. Nunca estaremos solos. Cada generación hará brotar nostalgias por siempre convertidas en historias llenas de arraigos.

Nos bastaba con vivir en Cúcuta…

martes, 19 de noviembre de 2024

2522.- HAY LUGARES 'EMBRUJADOS' EN CUCUTA

Revista La Ó

En Cúcuta hay leyendas urbanas que afirman que hay lugares ‘embrujados’, en los que aparentemente suceden situaciones inexplicables. Esas historias permanecen en la memoria de quienes creen o han sido testigos de hechos paranormales.

En el marco del Día de Brujas 2023, los seguidores de la revista revelaron -a través de un sondeo- cuáles son los lugares en los que se tejen historias de las que no existen explicaciones racionales.

Casa alemana  

Casa calle 16 entre avenidas 5 y 6

La casa ubicada en la calle 16 entre avenidas 5 y 6 del barrio El Páramo, es especial, pues muchos dicen que una niña no deja en paz a quienes se acercan y hasta los persigue. ¿Será así?

Biblioteca pública

Biblioteca Pública

La estructura donde se ubica hoy la biblioteca pública Julio Pérez Ferrero pertenecía al Hospital San Juan de Dios, que fue en su momento el más importante de Cúcuta y en el que atendía a miles de pacientes del departamento y del país.

Se dice que allí trabajaba una monja que, por su mala actitud, no gozaba de ningún aprecio. Por eso, algunos dicen que la sombra de ella ronda por la edificación acompañada de lamentos; quizá en búsqueda de cobijo y afecto.

El convento
Convento Las Clarisas

Existió un burdel, luego varias escuelas y ahora funciona el convento de Las Hermanas Clarisas. Dicen que por el bullicio que se evidenció cuando era un club de diversión, por las noches se escuchan los pasos de una bailarina.

Parque Santander

Parque Santander

Para muchos quizás es nuevo leer que el Parque Santander hace parte de esta lista. No obstante, seguidores dicen que en las noches se ven las sombras de caminantes.

Historiadores aluden el hecho a que, tras la muerte del excandidato presidencial Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, se presentaron en la ciudad -incluido el parque- desórdenes públicos que terminaron con cientos de heridos.

Casa antigua

Casa del espanto

Situada en la avenida 5 con calle 17 del barrio La cabrera. Por años estuvo desocupada. Lectores aseguran que se escuchan lamentos de una mujer. Algunos dicen haber visto la silueta de una bella mujer en busca de compañía. Otros afirman que se oyen relinchos de caballos.

Cementerio central

Cementerio Central

Según los usuarios, algunos años atrás se veía la forma de una mujer recorriendo los pasillos. Otros, más escépticos, dicen que esas voces y sombras que supuestamente se manifiestan son falsas.

 


 Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

domingo, 17 de noviembre de 2024

2521.- ESTOS FUERON LOS PRIMEROS TEATROS DE CUCUTA

Gerardo Raynaud (La Opinión)


El Guzmán Berti no era el único teatro a comienzos de la segunda década del siglo XX. Había por lo menos, otros dos teatros que apenas sobrevivieron unos meses.

Revisando la historia de los teatros en la ciudad, de acuerdo con los datos consignados en las magníficas publicaciones de este mismo diario, se lee que “…Domingo Guzmán ideó, diseñó y ejecutó la construcción del teatro en 1878 y que se convirtió en el corazón cultural de la ciudad. Lideró de manera ininterrumpida el ambiente de las artes durante más de medio siglo.

Años después de construido el teatro Guzmán, el general cucuteño José Agustín Berti Aranda se le asoció y con notables mejoras, y adaptándole la maquinaria adecuada para proyecciones cinematográficas, se reinauguró el 13 de noviembre de 1913, en el mismo sitio donde había funcionado y que actualmente ocupa el Centro Comercial Alejandría. El nombre cambió, al teatro se le agregó el segundo apellido del nuevo socio, renombrándolo Teatro Guzmán Berti, con el que funcionó hasta finales del decenio de los setenta del siglo XX”.

Hasta aquí es la historia narrada y conocida hasta hoy, sólo que vamos a agregarle algunos detalles que fueron omitidos para darle una mayor comprensión de los sucesos que se desarrollaron por la época de su reinauguración.

Me atrevo a pensar que la denominación del recién remodelado teatro no se dio de manera inmediata, como se sugiere en la historia reconocida, sino que entre ambas fechas se sucedieron una serie de eventos que fueron modificando su nombre hasta que finalmente surgió la idea de renombrarlo, tal como se conoció hasta el final de sus días. Por ello, presento la versión recopilada de las noticias publicadas por la fecha del reinicio de sus actividades, una vez terminadas las obras de remodelación.

Por razones que no son conocidas pero que pueden asociarse a la nueva fecha de sus operaciones, el teatro se llamaba “1913”; así aparece en los diversos comentarios y avisos de la prensa de esos años, tal como se lee en la siguiente nota del inter-diario El Trabajo de noviembre de 1913 “… la función del cine ‘1913’, dada el sábado último, fue un acontecimiento artístico con la proyección de la famosa película ‘El Camino del Perdón’, frecuentemente interrumpida por unánimes aplausos.

El público, bastante numeroso, salió muy satisfecho, tanto por la cinta nombrada como con ‘La Culpa de Bebé’ y ‘Vacaciones de Polly’, ambas de interés y perfectamente claras. Firmemente creemos que ‘El Camino del Perdón’ impone un pronto bis, al cual de seguro concurrirán las familias y todos los amantes de las impresiones fuertes y de las escenas reales, conmovedoras y bien presentadas. Para esta noche se anuncia una nueva velada con el mismo programa del lluvioso domingo pasado”.

Guzmán siguió siendo la propietaria del recinto al que nombraron a partir del reinicio de sus funciones, ‘1913’. A comienzos del año siguiente, los nuevos propietarios recibieron una tentadora propuesta de una ‘multinacional’ de esa época, para adquirir la exclusividad en la presentación de películas. Era la reconocida Casa Pathé, cuyo domicilio principal estaba en París y tenía sucursales en las principales ciudades del mundo, entre ellas Caracas y en Colombia, Bogotá y Bucaramanga.

Firmado el contrato, a partir de la fecha, el teatro será conocido con el nombre de ‘Gran Cine Pathé’ y dará películas nuevas continuamente y de gran atracción.

A partir de entonces, el ‘Pathé’ acaparó las presentaciones cinematográficas del momento, convirtiéndose en la opción más clara y solicitada por el público cucuteño. Debemos recordar que era la época del cine mudo y que éste era una verdadera novedad no solo en la ciudad sino en el mundo entero.

Da cuenta de su predominio el siguiente comentario de prensa: “…el jueves último trabajó sólo el ‘Pathé, antiguo ‘1913’, con las cintas ‘La Flor Robada’ del género romántico, ‘Demonios’, de estilo policial y ‘La Vestal’, episodio romano presentado con arte y lujo.

Entre las cintas nuevas que hemos visto ensayar, pertenecientes a la empresa del Guzmán, merece una palabra de entusiasmo la titulada ‘Flores de Amor y de Muerte’, es un drama originalísimo, de encantadoras escenas y tan bien fotografiado que se pueden apreciar hasta los menores detalles en el lienzo. Para hoy y mañana se avisan dos buenas funciones y para la próxima, cuatro superiores. Habrá pues, para escoger, a cuál más, mejor”.

Al parecer, la luna de miel con la Casa Pathé no duro mucho y el ‘Gran Cine Pathé’ dio paso al recordado Guzmán Berti que hoy recordamos con añoranza. A deducir por la nota aparecida a mediados de 1914, desapareció el Pathé y aparece por primera vez, el Guzmán Berti: “…la función anunciada por el Guzmán Berti para el jueves último, resultó doble a causa de una equivocación, pues en lugar de colocar en el aparato la cinta titulada ‘Entre el Amor y el Deber’, en dos actos, apareció ‘La Pequeña Funcionaria’, también en dos partes, viéndose obligada la empresa a proyectarlas ambas.

Claro que el teatro, ya declarado como el centro cultural de la ciudad, prestaba otros servicios como sucedió durante las fiestas de julio de 1914, en las cuales la Junta de Fiestas decidió dar al programa “la mayor suma de atractivos, proyectando un concurso de bellezas femeninas por votación popular y un premio distinguido para la gallarda elegida y además, un original baile de disfraces en el teatro Guzmán Berti, también con premio para el traje más raro y más ingenioso”.

Regresando al tema del título, el Guzmán Berti no era el único teatro a comienzos de la segunda década del siglo XX. Había por lo menos, otros dos teatros que, aunque efímeros, por el avasallador predominio del más antiguo y moderno, apenas sobrevivieron unos meses. Se trata, en primer lugar, del Cine Minerva, que estuvo funcionando en el antiguo solar de la Aduana y que posteriormente fue demolido para darle paso a otro proyecto, en el que varios caballeros pudientes de la ciudad, proyectaron edificar un ‘teatro circo’, en el que se combinaría, al fondo, un circo de toros y un teatro, con un edificio de dos pisos al frente.

Por último, el teatro Royal, del que sólo se tienen datos fragmentarios que no aportan mayores detalles, pero que, en las mismas fechas, vimos citadas notas como: “… el Royal estuvo bastante concurrido en sus nuevas exhibiciones de las últimas noches y las cintas, escogidas y de sensación, no sólo por su fondo sino por su trama, agradaron como era de esperarse”.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

jueves, 14 de noviembre de 2024

2520.- FUNDACION E HISTORIA DEL CUCUTA DEPORTIVO

Gastón Bermúdez Vargas/ Sergio Peña Granados

Cúcuta Deportivo, 1928. I Juegos Olímpicos Nacionales, Cali. Integrantes: Valeriano Jaime,
Julio Acosta, Néstor Perozo, Dimas Apolinar, Pacho Neira, Santos Ramírez, Julián Pernía,
Julio Ramón Olivares, Julio Acosta, Carlos Julio Pinzón, Gonzalo Lindarte, Elías Sayago,
y Jorge Jiménez Sayago.

El 10 de septiembre de este año 2024, se cumple el centenario de haberse creado el equipo de fútbol Cúcuta Deportivo. Pero para entender mejor su origen, recordemos brevemente cómo nació la popularidad del fútbol en Cúcuta y otros deportes, según lo reseña el deportista e historiador deportivo Alfredo Díaz Calderón en su libro: ‘Deporte cucuteño desde 1900 hasta el 2000’.

Él narra que, para recibir el Siglo XX, los trabajadores del Ferrocarril de Cúcuta organizaron un partido de fútbol con elementos muy rudimentarios, por ejemplo, una esfera de cuero rellena de aserrín, la portería fue un marco de 3 palos deformes amarrados en sus vértices, no hubo demarcación del rectángulo y se jugó sin árbitro.

Dicho encuentro se realizó el 1° de enero de 1900, en el terreno donde estuvo el cementerio de Carora, que había sido clausurado en diciembre de 1889, debido a la epidemia de fiebre amarilla que azotó a la ciudad en esos años. Ese fue el detonante para que la muchachada de Cúcuta posteriormente en el tiempo, se entusiasmara a formar equipos y efectuar encuentros en forma irregular, en las calles, en terrenos baldíos y en lo que llamaron la plaza deportiva de Carora.

No fue sino hasta 1910 cuando apareció el dominicano David Maduro un apasionado del fútbol, quien comenzó la tarea de organizarlo entre equipos e ir reglamentando el juego en la plaza, dándole un impulso a los muchachos de otros barrios a jugar en las calles por falta de espacios para practicar el deporte. Las autoridades de la ciudad se vieron en la obligación de buscar recursos y el Concejo Municipal tuvo que mandar a construir un sitio de recreación, lo que se llamó Plazuela del Libertador (donde está hoy construido el edificio Santander y parque Nacional).

El 5 de noviembre de 1913 nace el primer Club Deportivo llamado Deportista Fútbol Club, presidido por el mismo David Maduro y cuyo secretario era Ciro Cogollo, quien más adelante tendría un protagonismo especial como deportista y dirigente deportivo. Fue tanta la importancia que habían adquirido estos clubes deportivos, que, ya para 1923 había 22 clubes (todos tenían equipos de fútbol) y se practicaban en forma más o menos organizada cuatro deportes: fútbol, béisbol, tenis y ciclismo.

La ciudad vivía una pasión por el fútbol en el primer quinquenio de los años 20 del siglo XX, 
esto motivó que prestantes cucuteños decidieran fundar un club de fútbol que representara a la ciudad. En la foto se muestra la misiva enviada al alcalde de Cúcuta, 
Juan de Jesús Camargo, donde le manifestaban su fundación.

Acá es cuando se empieza a notar la importancia de un organismo oficial con recursos económicos que organizara y reglamentara las actividades de cada año y es así que se crea la Asociación Deportiva Cucuteña el 30 de enero de 1924 que fue la que aprobó los estatutos, definió el reglamento, elaboró el presupuesto y formó el cuerpo arbitral de los campeonatos de fútbol.

El 10 de septiembre de 1924 se forma el equipo de fútbol Cúcuta Foot-ball Club que la Asociación Deportiva Cucuteña, tomaría como el equipo que representaría a la ciudad y la región en los eventos nacionales e internacionales y su uniforme era blanco. Su primer presidente fue don Sandalio Moros López.

Es así que de febrero a marzo se realizan cada año los Juegos Municipales de Cúcuta, 1924-Campeón Napoleón Sport Club; 1925-Campeón Latino Fútbol Club; 1926-Campeón no reportado (ese año se realiza la primera actuación internacional en Caracas, con la selección de los mejores jugadores de ese campeonato y juega con el nombre Cúcuta Foot-ball Club); 1927-Campeón no reportado (se realizan los I Juegos Deportivos del Oriente, entonces igualmente asiste una selección de los mejores jugadores del campeonato municipal de ese año con el nombre Cúcuta Foot-ball Club y fueron Campeones).

En febrero 1928, Cúcuta Foot-ball Club cambia oficialmente al nombre Cúcuta Deportivo, se inscribe en la Asociación Deportiva, para participar en el campeonato municipal y termina de campeón, dándole derecho a participar en los I Juegos Olímpicos que se realizaron ese año en Cali. En ese campeonato casualmente nacen, en homenaje póstumo con una bandera a don Ciro Cogollo, los colores representativos negro y rojo en los I Juegos Olímpicos Nacionales; luego continúa un largo paso por el fútbol amateur representando el Cúcuta Deportivo con sus colores negro y rojo a la región en los II (1932) y III (1935) Juegos Olímpicos Nacionales. Pero en 1936 se cambió el nombre a los juegos, y se nombran como Juegos Atléticos Nacionales. No se aceptó más que llevara el nombre de la ciudad, sino el del Departamento Norte de Santander.

A partir de 1937 hasta 1939 inclusive, los juegos departamentales, requisito para participar en los Atléticos, continuaron siendo manejados por la Asociación Deportiva Cucuteña hasta que, oficialmente la Liga Nortesantandereana de Fútbol, presidida por Alfonso Lara Hernández, fue reconocida a nivel nacional en noviembre de 1939. Así que, desde ese momento, sería la Liga la encargada de su organización.

Los juegos departamentales que se efectuaron desde 1937 a 1940 fueron ganados por Unión Santander los cuatro años consecutivos, superando los logros del Napoleón Fútbol Club y cerca de igualar al Cúcuta Deportivo.

El Cúcuta Deportivo continuó en su actividad futbolera, participando en los campeonatos departamentales, representando a la ciudad cuando equipos extranjeros y nacionales visitaban la región, aportando jugadores cuando fuera necesario para las selecciones de Norte de Santander en competencias nacionales. En ese período de los años 40 del siglo XX, 1941-1948 compitió en juegos amistosos contra Santiago Wanders de Valparaiso-Chile, El Samario de Santa Marta, equipo profesional Millonarios de Bogotá, Junior de Barranquilla, Los Piratas de Santa Marta, Barranca, Bucaramanga, Independiente Medellín y Selección Barranquilla.

En 1948 inicia la liga profesional colombiana, de tal forma que la afición de fútbol cucuteña siguió con euforia y entusiasmo la participación de dos de sus mejores jugadores e ídolos de nuestro terruño en los equipos capitalinos: Pedro ‘Cajurra’ Díaz en Millonarios y Luis ‘Gallito’ Contreras en el Santa Fe, equipo que se coronó campeón en ese primer campeonato de la Dimayor.


En el mes de marzo de 1949 en asambleas de la Liga Nortesantandereana de Fútbol, en vista de la motivación que ocasionó en la afición cucuteña de fútbol el campeonato profesional, no demoró en tratarse el tema, y es así que se aprueba nombrar una comisión formada por el presidente de la Liga Alfonso Cuberos Porras, el tesorero José Rosario Fernández y un miembro del tribunal disciplinario, el doctor Manuel Blanco Suárez, con el fin de formar un equipo de fútbol, a la brevedad posible, para participar en el campeonato profesional de la Dimayor. Inmediatamente se procedió a discutir el equipo que sería el representante profesional de la región, proponiéndose 4 nombres: Colpet, por tener el mayor número y mejores deportistas en el momento, mejor organización deportiva, respaldo económico y logístico, por ser equipo de la Colombian Petroleum Company; Unión Frontera, por tener buen número de integrantes en la selección Norte, además cubría la mayor extensión geográfica de seguidores (Ureña, San Antonio, Palotal, Villa del Rosario, Boconó, San Luis y Cúcuta); Guasimales, donde habían jugadores en la selección, era un equipo con muchos seguidores y el más taquillero; y Cúcuta Deportivo, el afiliado más antiguo de la Liga, ya conocido tanto nacional como internacionalmente, contenía nombre de la ciudad, institucionalidad ya arraigada y con mucha historia, identidad propia y colores identitarios ya establecidos y aceptados. Se escogió el Cúcuta Deportivo por decisión unánime y se estableció fuera una Sociedad Anónima.

Se seleccionaron los mejores 22 jugadores de la primera categoría de la Liga Nortesantandereana de Fútbol, para iniciar entrenamientos bajo las órdenes de Eloy Ronquillo en el mes de julio y comenzaron los fogueos en agosto contra los equipos que participaron en el campeonato de la Liga: Guasimales, Chinaquillo, Samario y una selección de los jugadores de los demás equipos.

Inicialmente hubo mucho optimismo en lo organizativo y deportivo, no así en lo económico, porque las acciones se vendían muy lentamente, por lo que Gustavo Sandoval Ferrero fanático del fútbol y de la idea, quien junto con el doctor Blanco Suárez, reúne en su oficina un grupo de exitosos empresarios cucuteños y los motivaron a participar en ese emprendimiento de la región, entre ellos a: Hernando Lara Hernández, Federico Larsen, Alejandro Sánchez Cuadros, Juan B. González, Manuel Antonio Angel y Luis Enrique Sanjuan. Esa misma noche se vendieron 1000 acciones, convirtiéndose en una realidad el proyecto. Se acordó efectuar más reuniones con invitaciones a más empresarios y dirigentes del fútbol amateur.

Se trabajó aceleradamente en el estatuto de constitución y en la elaboración de los reglamentos del equipo, los cuales una vez aprobados, se autorizó al doctor Manuel Blanco Suárez para gestionar la personería jurídica y a Hernando Lara Hernández la afiliación del equipo ante la Dimayor, con el objetivo de poder participar en el campeonato profesional del año entrante 1950.

1950.- Cúcuta Deportivo. De pie, de izquierda a derecha: Washington Barrios, 
Lauro Rodríguez, Alcides Mañay, Julio Terra, Pablo ‘Tarzán’ Mendoza, 
Juan José Tulic, ‘Cajurra’ Díaz, ‘Andarín’ Barbieri, Miguel Olivera (técnico) 
y Salcedo (masajista). Hincados en el mismo orden: Dardo Acuña, 
Juan ‘Chalamu’ Barbosa, Carlos Zunnino, Abraham González, 
Luis Alberto ‘El marciano’ Miloc, Juan Carlos Toja, Ramón Villaverde, 
Juan De Luca, ‘Chino’ Luz y ‘Gallito’ Contreras.

Para la siguiente reunión ya se habían colocado 1.700 acciones y se continuaría con la captación de accionistas. La Junta Directiva quedó conformada de la siguiente manera: miembros principales doctor Manuel Blanco Suárez, Hernando Lara Hernández, Miguel Villa Valero, Juan B. González y Alejandro Sánchez Cuadros; y miembros suplentes, Juan E. Martínez, Luis E. Sanjuan, Alfonso Cuberos Porras, José Gonzalo Rangel y Rafael Reyes Acero. Se nombró gerente al doctor Joaquín Mansilla Chaustre, con suplencia de Dionisio Moros. Revisor fiscal principal Carlos José Jácome y suplente Pedro Moros López.

Ya siendo prácticamente una realidad el proyecto se autoriza negociar con Santa Fe y Millonarios los pases de ‘Gallito’ Contreras y ‘Cajurra’ Díaz para incorporarlos al equipo profesional y contratar temporalmente 6 jugadores extranjeros para afrontar los fogueos de pretemporada con la rama profesional, los cuales iniciaron en el mes de octubre y se extendieron hasta diciembre.

En febrero de 1950 la Dimayor acepta la inscripción del Cúcuta Deportivo S.A. e inmediatamente se trae desde Montevideo a 9 jugadores uruguayos: Tulic, Terra, ‘Chino’ Luz, Mañay, De Luca, Villaverde, ‘El marciano’ Miloc, Zunnino y Abraham González, quienes se unieron a los extranjeros ya contratados en enero de 1950, los argentinos Barbieri y Luis Orlando; y los criollos ‘Gallito’ Contreras, ‘Cajurra’ Díaz, ‘Tarzán’ Mendoza, Roberto ‘El churco’ Serrano, ‘Gorilo’ Ortiz, ´Chalamú’ Barboza y ‘Terremoto’ García. Esa primera nómina tuvo como director técnico al uruguayo Miguel Olivera.

El 26 de febrero de 1950 debuta el Cúcuta Deportivo en el 3er. Campeonato Profesional de la Dimayor con la siguiente alineación: Tulic; Terra y ‘Gallito’ Contreras; ‘Chino’ Luz, Mañay y ‘Cajurra’ Díaz; y De Luca, Villaverde, Miloc, Abraham González y Zunnino, contra el Sporting de Barranquilla. Cúcuta ganó 2 a 1 con goles de Villaverde y Zunnino (Fuentes: 1.- Alfredo Díaz Calderón; 2.- Guillermo Ruiz Bonilla, golgolgol.net). En el transcurso del campeonato llegaron al Cúcuta 4 jugadores uruguayos más: Washington Barrios, Toja, Lauro y Dardo Acuña, por lesiones de Tulic, Miloc, ‘Gallito’ Contreras y De Luca. Cúcuta Deportivo ocupó el 5° lugar entre 16 equipos que participaron.

Es una lástima que algunos no reconocen que, entre el club CUCUTA DEPORTIVO AMATEUR, equipo creado para aficionados el 10 de septiembre de 1924 principalmente para ser representativo de la región, con los mejores jugadores que disfrutaban jugando al fútbol mientras lo aprendían con la guía y organización de la Asociación Deportiva Cucuteña, y más tarde por la Liga Nortesantandereana de Fútbol, existen nexos de continuidad con el Club CUCUTA DEPORTIVO PROFESIONAL formado el 28 de septiembre de 1949 también para identificar a nuestro terruño, donde sus integrantes juegan el fútbol con técnica y calidad cada vez mejor, para entretener y como medio y sustento de vida, siendo impulsada su fundación por la misma Liga Nortesantandereana de Fútbol.

Fue tanto el amor y unión de los cucuteños y nortesantandereanos por su divisa, que, sus colores negro y rojo han sido fuente de inspiración para la creación de las banderas del departamento y de la ciudad de Cúcuta. Y para concluir, este año 2024 el DOBLEMENTE GLORIOSO cumple 100 años, en medio de una falta de unificación entre directivos, gobierno y empresarios, jugadores y fanáticos, y ciudadanía en general... unión que se debe retomar.

 

martes, 12 de noviembre de 2024

2519.- CUCUTA DEPORTIVO, CON UNA HISTORIA DE 100 AÑOS

Gustavo Contreras Sabogal (La Opinión)


Septiembre es el mes del Cúcuta Deportivo, la institución deportiva más importante de Norte de Santander y representante de la región en el Fútbol Profesional Colombiano, la disciplina más consumida en el país. Su aparición en el rentado nacional se remonta a 1950 cuando el elenco motilón participó por primera vez a nivel profesional, dos años después de la creación de la Liga en Colombia.

Pese a ello, entes como Conmebol, Federación Colombiana de Fútbol y Dimayor y la misma institución celebran la fundación del equipo con una fecha que se remonta 26 años antes de su aparición en el profesionalismo.

Una historia de 100 años

El fronterizo da como un hecho la celebración de su centenario tras fijar como fecha de fundación el 10 de septiembre de 1924, un registro que es debatible por historiadores y mismos aficionados del conjunto rojinegro. En aquel momento surgió la creación del Cúcuta Foot-ball Club, un equipo que competía en los torneos aficionados y fue representante de la ciudad en los Juegos Deportivo Nacionales de 1928 y 1932.

La creación, que se habría dado el 10 de septiembre, se da a conocer cinco días después en una carta enviada al alcalde la ciudad teniendo como fundadores a Félix Fernández, Sandalio Moro, Eleuterio Franco, Gonzalo Uribe, Jorge González, Rafael Sánchez, Luis Luzardo y Luis Díaz. Este elenco, que vestía de rojinegro, fue formado inicialmente para competir en el campeonato local que se disputaba en la Plazuela del Libertador, según data el libro ‘Cúcuta Deportivo, historia y anécdotas’ publicado por La Opinión en 2005.

¿Fue el origen para el equipo profesional?

Lo que hoy se conoce como Cúcuta Deportivo se fundó en 1949 con fecha del 28 de septiembre evidenciado en la Facsímil de la Escritura 1460 de la Notaría Primera de Cúcuta. La institución nace tras la necesidad de tener un representante en el rentado profesional que se inició en 1948 con un campeonato con 10 equipos de diferentes ciudades y ganado por Independiente Santa Fe.

La fundación fue liderada por los hermanos Hernando y Enrique Lara Hernández, junto con los también empresarios Manuel Blanco, Miguel Villa, Juan González y Alejandro Sánchez. En el libro ‘Cúcuta Deportivo, Historias y Anécdotas’ se reseña que Hernando Lara- primer presidente- fue el encargado de gestionar la inscripción ante Dimayor que a la postre le permitiría actuar en el campeonato de 1950 no sin antes disputar una serie de partidos amistosos con equipos profesionales.


En diálogo con La Opinión, en 2022, el historiador Guillermo Ruiz Bonilla –quien además fue gerente de la Dimayor a finales de los 80- señaló que el Cúcuta Foot-ball club y el Cúcuta Deportivo S.A no tienen alguna relación.

“Ese Cúcuta fue un equipo aficionado. No tiene nada que ver con el que conocemos. Muchos equipos aficionados se llamaron con el nombre de la ciudad. El Cúcuta Deportivo arrancó trabajos en 1948, hicieron un equipo para ejercer presión y que fueran aceptados. Tuvieron que cumplir con pólizas de hoteles, tuvieron que garantizar un montón de cosas para que fueran aceptados en 1949 y entraran a competencia en 1950”, dijo Ruiz Bonilla.

El fronterizo actuó por primera vez en un torneo oficial el 26 de febrero de 1950 enfrentando a Sporting de Barranquilla al que derrotó 2-1 con goles de los uruguayos Luis Alberto Miloc y Carlos Zunino.

Pese a que hay fechas diferentes y fundadores totalmente distintos, el club toma como base el 10 de septiembre para dar por hecho su creación. Para Miguel Palacios, historiador y coautor del libro ‘Cúcuta Deportivo, Historias y Anécdotas’, el equipo fundado en 1924 no tuvo relación alguna con el profesional.

“Por ningún lado dice que se iría a continuar con lo que era el Cúcuta Foot-ball club. Tampoco comparten relación en el grupo de fundadores, son personajes completamente diferentes. El Cúcuta Deportivo vendió acciones y nunca los fundadores del Cúcuta Foot-ball club adquirieron para decir que, si existió algún hilo conductor”, señaló en conversación con este medio, hace un par de años.

Un triste presente

La actualidad del motilón es penosa. El tradicional equipo habita en la segunda división después de superar su peor crisis histórica al estar fuera de competencias entre noviembre de 2020 y mediados de 2022 tras problemas administrativos mal gestionados por el máximo accionista, José Augusto Cadena.


De 16 equipos del Torneo II-2024, el fronterizo ocupa la novena casilla. Mañana enfrentará a Llaneros a partir de las 4:00 p.m. en el estadio General Santander.

La relación con la hinchada no es la mejor. Los miles de aficionados desconfían de una institución que en el pasado supo engalanar el nombre de la ciudad siendo campeón de Liga (2006), llegando a semifinales y octavos de final de Copa Libertadores (2007 y 2008), subcampeón de Liga (1964) y que ascendió a primera división (1996, 2005, 2015 y 2018).




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

lunes, 11 de noviembre de 2024

2518.- CAMILO DAZA VUELVE A VOLAR POR CUCUTA

Valentina Robles Angarita (La Opinión)

Avión biplano Curtiss JN-4

Los cucuteños podrán ver y apreciar un monumento en honor al aviador Camilo Daza, quien fue el primer colombiano en surcar los cielos en un avión.

La iniciativa es llevada a cabo por la Fundación Cultural El Cinco a las Cinco y la Corporación para el Desarrollo Integral de Cúcuta (ProCúcuta), las cuales, van a regalarle a la ciudad una réplica de la aeronave que piloteó Daza.

Patrocinio Ararat, presidente de la fundación y director ejecutivo de ProCúcuta, informó que el modelo tendrá unas dimensiones de 6 metros de largo con 2,50 de alto y 3 o 4 de ancho, y será rojo y negro, los colores distintivos del departamento.

“La nave tiene dos alas, las que se utilizaban en el siglo pasado y la construcción la va a hacer una empresa especializada en el tema, con la que hemos hablado para que nos entreguen ese cascarón que no va tener ni motores, solo las hélices, pero estas no se van a mover”, dijo.

Ararat mencionó que, para financiar este homenaje, que es sin ánimo de lucro, se realizará un evento de comedia político. “Se invitó a Daniel Samper Ospina, columnista y comediante, quien estará presentando su última obra, Circombia (relato humorístico desde el gobierno del expresidente Álvaro Uribe Vélez hasta el de Gustavo Petro en que abunda el sarcasmo)”, comentó.

Dicha puesta en escena se hará el jueves 29 de febrero 2024, a las siete de la noche en el Teatro Zulima. Las boletas oscilan entre 60.000 a 130.000 pesos.

“Esperamos tener todo definido para colocar la réplica en la rotonda interna del Aeropuerto Camilo Daza, por eso queremos hablar con las entidades correspondientes para el permiso”, mencionó Aratat.

¿Quién fue Camilo Daza?

Según la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, el pamplonés Camilo Daza, quien es considerado como el precursor de la aviación en el país, fue el primer colombiano que pilotó un avión en 1919, año en el que recibió su diploma de aviador y mecánico aeronáutico.


Su título lo obtuvo en Estados Unidos, donde sobresalió por su pericia al verse obligado a aterrizar con una sola rueda en ese primer vuelo, pues, al despegar, la llanta derecha del avión se estalló ocasionando el rompimiento del soporte de la rueda, situación de la que solo se percató a pocos metros de aterrizar.

Nació el 25 de junio de 1898, en el hogar conformado por Antonio Daza y Elisa Álvarez, y su interés por la aviación se vio desde su infancia, que transcurrió entre la hacienda familiar ‘La Caldera’, entre Mutiscua y Pamplona.

Allí, a sus 12 años, dedicó varias semanas a la construcción de un artefacto conformado por dos alas rígidas de madera de balso y tela común ajustado al cuerpo y a los brazos mediante lazos y cabuya, con el que se lanzó al vacío desde el altillo de la casa. Hazaña que le habría podido costar la vida.

Viajó a Bogotá y después a España con su familia, donde ingresó a la Escuela Industrial de Terraza, la mayor institución en el aprendizaje de la mecánica. Después su padre lo llevó a Estados Unidos, donde decidió unirse a la Escuela de Curtis para ser aviador, por lo que su papá le quitó toda la ayuda económica.

Tras recibir su diploma en 1919, regresó a Colombia en 1920. Se reconcilió con su padre y también ingresó a la Sociedad Nortesantandereana de Aviación.

Dueño de un avión biplano Curtiss JN-4, Daza llevó a cabo numerosos vuelos regionales, siendo uno de los de más trascendencia en el que llegó a Pamplona, el 16 de marzo de 1923, superando los riesgos de la abrupta topografía y que culminó en un aterrizaje forzoso del que sobrevivió increíblemente.

Fue condecorado en varias ocasiones por sus servicios en la aviación militar, como piloto e instructor, le hicieron merecedor del rango de Brigadier General Honorario.

Así mismo, Daza impulsó la expansión internacional de los vuelos hacia Cuba y Venezuela y apoyó la construcción de aeropuertos propios en Bogotá, Barranquilla, Cartagena y Cúcuta.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

sábado, 9 de noviembre de 2024

2517.- LA CIUDAD DE LOS MUERTOS

Camila Rojas, Gerson Correa, Karina Judex, Marina Ramírez, Juan Pablo Cohen y Jorge Gutierrez (La Opinión)


Misterio, arte e historia se esconden entre lo que a simple vista no son más que caminos rodeados de panteones, con los restos de seres que dejaron el mundo terrenal para habitar “la ciudad de los muertos” en Cúcuta.

La historia de los cementerios en Cúcuta

En el Cementerio Central reposa historia de Cúcuta. Se trata de un lugar en el que es fácil perderse entre la cantidad de tumbas que hacen parte de las cuatro hectáreas de terreno que ocupa y que además ha sido testigo de despedidas, llantos y el recuerdo de quienes hace más de un siglo habitaron la Perla del Norte.

Construido en 1884, el Cementerio Central se convirtió en el lugar de reposo para importantes personajes que escribieron las primeras páginas de la ciudad, pero también de anécdotas de miedo que encienden los nervios de más de un ciudadano, y un importante valor histórico, en el que las esculturas y la construcción de las tumbas se transforman en un museo a cielo abierto y dan cuenta que la manera de enterrar los muertos, también estuvo ligada a la modernidad.

Para conocer la historia de este representativo lugar, declarado Bien de Interés Patrimonial de ámbito municipal en el Plan de Ordenamiento Territorial del 2001, es necesario comprender que no fue el primero ni el único cementerio que ha funcionado en la capital del departamento.


Antes de que Juana Rangel de Cuellar donara los terrenos para la construcción de la ciudad, se dice que el pueblo indígena Motilón tenía su propio cementerio en lo que hoy se conoce como el barrio San Luis, bajo sus propios ritos y tradiciones.

Cuenta el historiador, Gustavo Gómez Ardila, que este primer cementerio estuvo ubicado a la margen oriental del río Pamplonita. Luego, con la llegada de los colonos, la tribu se tuvo que ir de allí dejando abandonado todo lo que tenían, incluídos sus muertos.

“Por eso se dice que Cúcuta nació en San Luis, el primer cementerio del que se tiene noticia estaría entre los años 1.500 a 1.700. Luego los colonos hicieron su propio cementerio, hasta que sucedió el terremoto de 1875, que destruyó gran parte de este”, aseguró el Gómez Ardila.

Aquel 18 de mayo de 1875 según los registros históricos, los muertos también salieron de las tumbas, sacudidos por la magnitud de la tragedia que afectó a Cúcuta, Villa del Rosario y parte de la frontera con Venezuela, que además dejó entre 800 y 1.500 personas fallecidas.

Luego, los sobrevivientes de aquel fatal evento se trasladaron hacia el sector La Vega, hoy conocido como el corregimiento de San Pedro, a donde también fueron sepultados aquellos cuerpos que abandonaron el plano físico.

“Dos años después los habitantes de La Vega vinieron a Cúcuta y se hizo la reconstrucción. El ingeniero Francisco de Paula Andrade trazó la nueva ciudad con calles anchas y arboladas, hubo un asentamiento, lógicamente se hizo un cementerio, lo que se conoció como el cementerio de Carora y otro en lo que hoy es el barrio El Llano”, agregó el historiador.

El actual Cementerio Central nació con la llegada de la fiebre amarilla a Cúcuta hace más de un siglo, una enfermedad sin precedentes que dejó sin vida a quienes habitaron la ciudad luego del terremoto.

“En ese entonces, el cementerio de Cúcuta quedaba en el barrio Carora, en donde está la cancha, pero ante la emergencia lo cerraron y nació el Cementerio Central”, contó el periodista Beto Rodríguez.

Fue así, como el 20 de mayo de 1884, una comisión nombrada por el Concejo y compuesta por el entonces alcalde, Santiago Jordán, escogió el sitio para la creación del cementerio de los cucuteños, y que actualmente corresponde a la calle 15 con avenida 17, en el barrio San José.

Entre marzo de 2020 y junio de 2021, en el Cementerio Central fueron atendidas 2.512 inhumaciones, de las cuales 722 correspondieron a fallecidos a causa de la COVID-19.

Cementerio en el que hoy está enterrada la historia de Cúcuta, construido por el maestro Pedro Tobías Vega, y que por muchos años se convirtió en el sitio donde los cucuteños raizales sepultaron a sus familiares.

Con un plano elaborado por el reconocido Francisco de Paula Andrade, el Cementerio Central se estableció en 1885.

Los terrenos fueron elegidos por una comisión asignada por el Concejo de Cúcuta en 1884, quienes se quedaron con una planicie al occidente de la ciudad, que hoy corresponde a la calle 15 con avenida 17, límite de los barrios San José y El Contento.

Dicha comisión estaba compuesta por: el alcalde de la época Santiago Jordán, los señores Domingo Díaz, Arístides García-Herreros, Rafael Antonio Ramírez y Félix Hernández.

Dirección: Avenida 17 N°17-35 Barrio San José

Dar una mirada al Cementerio Central, en funcionamiento desde 1890, es viajar al pasado de Cúcuta, la ciudad que a diario les abre las puertas a habitantes de los otros 39 municipios del departamento y que también ha estado influenciada por la frontera con Venezuela.

En un recorrido de tres horas, marcado por el fuerte sol que a diario resplandece en la capital nortesantandereana, junto a la docente de Historia e investigadora de la Universidad Francisco de Paula Santander, Yannette Díaz Umaña, se pudo conocer de primera mano que la manera en que los cucuteños entierran a los muertos está ligada a la memoria social, las creencias, las costumbres e historias de los cucuteños.

Díaz resalta que hubo un tiempo en que se estimó una norma para que los cementerios estuvieran fuera del casco urbano, a unos kilómetros de la última casa de la ciudad, lo que hizo que la sociedad no acudiera a estos lugares con gran facilidad.

Esto se debe a que, en América a finales del siglo XVIII, fueron de carácter obligatorio las disposiciones de Carlos III para construir cementerios ubicados en las afueras de las ciudades por razones de salubridad. Pero la comunidad fue renuente a enterrar a sus muertos en lugares ajenos a los templos.

“El Cementerio Central de Cúcuta está estructurado como un cementerio decimónico, es decir, que su estructura es casi igual a una urbana, es una ciudad de los muertos con unas calles principales divididas en manzanas. Su arquitectura se proyecta con una fuerte expresividad artística, de estética romancista y con un sentido de organización jerárquico que era aprovechado por las familias más adineradas”, agregó.

Caminando por los pasillos del cementerio, se identificaron varios tipos de construcción funeraria, que no son más que el reflejo de cada momento de la historia en la que se sepultaban los muertos.

Hay tumbas en inhumación en tierra que no tienen construcción alguna, allí reposan los restos de las personas que fueron enterradas directamente bajo tierra, aunque en algunos casos suelen presentar variaciones.

Al tener más de cien años de funcionamiento, el cementerio ha sido testigo de cambios en las construcciones funerarias, tanto así que algunas tienen elementos mixtos de diferentes estilos de la historia.


Las investigaciones de arquitectura funeraria no son nuevas. En Latinoamérica se consolida la Red Iberoamericana de Valoración y Gestión de Cementerios Patrimoniales, con más de 800 estudios, posicionando estos lugares por su valor material e inmaterial.

Pese a esto, la mayor parte del patrimonio funerario del siglo XIX y XX aún continúa sin la atención adecuada que busque el reconocimiento de la historia social, artística, arquitectónica, urbana y antropológica. Es así como los cucuteños cuentan con un Cementerio Central centenario, que aún tiene mucha historia por contar.

En 2019, un grupo de investigadores pertenecientes a un semillero de la Universidad de Pamplona, desarrolló un proyecto para describir el encanto y el valor arquitectónico de este lugar.

En el transcurso del tiempo, el cementerio ha acogido los cuerpos de personalidades que hicieron historia y aún son leyenda en la región nortesantandereana. Pero hubo otros que murieron lejos de su tierra como: Franciusco de Paula Santander (1792 -1840), Gral. Leonardo Canal González (1822 - 1894), Virgilio Barco Vargas (1921 - 1997), José Eusebio Caro (1817 -1853), Pbro. Rafael García-Herreros Unda (1909 - 1992), Arnulfo Briceño Contreras (1938 -1989), Antonio José ‘Toto’ Hernández (1919 - 1943), Camilo Daza (1898 - 1975), Olinto Federico Marcucci Ramírez (1896 - 1982) y Leonor Duplat Sanjuán (1945 -1970).

Al continuar con el recorrido por el Cementerio Central se encuentran tumbas de tipo pedestal, como si se tratara de monumentos sepulcrales que en una época fueron impuestos por los griegos y que se extendieron por diferentes países, hasta llegar a Cúcuta. Este es el caso como las de Jorge Gaitán Durán, familia Canal Sorzano y Enrique Raffo, quien es recordado por traer el primer carro a Cúcuta y el cierre del sistema férreo antes de su partida.

El tipo de tumba tipo nicho se encuentra con mayor frecuencia en el Cementerio Central de Cúcuta. Se trata de una estructura sencilla que permite varias tumbas en un mismo lugar. Fue una construcción popular después de la revolución industrial, por el aumento de la población y el encarecimiento de los suelos. Es por eso que se convirtió en una práctica funeraria económica.


Historias Paranormales

Hay historias de quiénes han oído lamentos, quejidos o se han dejado deslumbrar al ver luces o sombras cerca a este lugar, no son más que secretos que se transmiten a baja voz cerca al cementerio.

Con una sensación de misterio y nerviosismo al hablar sobre este tema, un pequeño número de ciudadanos se atrevió a contar aquellas experiencias que han vivido y que en ese momento les pusieron los nervios de punta.

“No hay que creer en brujas, pero de que las hay, las hay”. “Se debe tener miedo a los vivos y no a los muertos”. “Así como existe el bien, existe el mal”; son las palabras que más escuchan los vendedores de flores, lápidas o comerciantes de pequeñas tiendas de comida, que a diario conversan con quienes llegan a visitar a sus muertos y terminan “echando cuentos”.

-“Dónde estaba la lápida no hay muerto”

Con gran intriga Vicente Vásquez Yáñez, quien fue administrador del Cementerio Central en el periodo 1987-1990 recuerda que por esa época, una familia de Toledo llegaba todos los fines de mes a visitar a un hombre que allí había sido sepultado.


Según cuenta, entre sus visitas le manifestaron el deseo de sacar el cuerpo para llevárselo a su pueblo, porque como quien dice “uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo la tierra”.

Es por eso, que al escuchar su profundo deseo de trasladarlo, les ayudó con el trámite para que fueran a recoger los restos al siguiente mes. Sin embargo, cuando llegó el día, recuerda que un obrero se disponía a abrir la tumba para cumplir con lo acordado, hasta que los presentes se llevaron la gran sorpresa de descubrir que en el lugar donde por mucho tiempo habían llevado flores y elevado sus oraciones por aquella alma, no había muerto. Tan solo estaba la lápida, ¿Qué pasó?

-“Presumo que lo enterraron vivo”

Otra de las anécdotas que recuerda este antiguo administrador, es la de una familia raizal cucuteña conformada por una mujer y sus hijos que vivían en Bogotá, pero que tenían los restos de su padre en uno de los panteones del Cementerio Central.

Al cumplirse el tiempo estimado de los restos en la tumba, cuenta que a la hora de hacer la exhumación, descubrieron que el cuerpo se encontraba boca abajo. Es así como con temor, se atrevieron a pensar que había sido enterrado con vida, quizá al sufrir de catalepsia, un estado biológico en que la persona se encuentra en aparente muerte y sin signos vitales, pero en realidad, sigue vivo.

-“Una sombra salió del cementerio, justo encima de la capilla”

Cada mañana, Martha Leal se encomienda a Dios antes de salir de su casa, aunque no le tiene miedo a los muertos, si le tiene un profundo respeto al cementerio, pues asegura que es un lugar de descanso. En Semana Santa, una de las temporadas altas para la venta de flores, se encontraba cumpliendo su labor con normalidad, hasta que unos gritos provenientes de su esposo la desconcertaron. Él le pasó su celular y con la voz entrecortada le señalaba algo en específico; al observar, sus ojos vieron una escena que hasta el día de hoy, no la ha podido olvidar.

Se trataba de una figura oscura, como si fuera una sombra, que se posaba sobre una nube justo en el mismo lugar donde se ubica la capilla del cementerio, como si se tratara de un guardián del campo santo.


Al alzar su mirada, no vio nada en las alturas, esa figura que logró erizarla ya no estaba allí, desapareció sin dejar ningún rastro, pero su presencia sí quedó registrada en aquella fotografía que logró tomar su pareja. En ese momento, los curiosos se acercaron a fisgonear la imagen y muchas fueron las teorías que se escucharon: algunos aseguraban que se trataba de uno de los jinetes del apocalipsis, otros, que sería la mismísima muerte y unos pocos, se atrevieron a hablar de brujas y demonios, pero nadie jamás supo en sí, lo que pasó aquel día.

Aquella imagen no sobrevivió durante mucho tiempo, pues Martha mencionó que a su esposo no le gustaba tener el recuerdo en su teléfono y prefirió borrar la imagen que lo asustó durante varias noches en sus sueños. Entre los rumores que aún persisten, se asegura que todo esto se trató de una presencia del más allá, las redes sociales nunca presenciaron lo que quizás, provenía de otro mundo.

Tumbas milagrosas

Antonio Yáñez y 'Mico' Isaza: Difuntos milagrosos del Cementerio Central. A las tumbas de Antonio Yáñez y Fabio, conocido como ‘El mico Isaza’, les dejan ofrendas como muestra de agradecimiento por favores recibidos. Ambos panteones, son algunos de los más visitados.

Otra de las tumbas milagrosas es la de Georgina Crespo, una niña que falleció hace 130 años, el 24 de abril de 1893. Su sepultura es una de las más antiguas en el cementerio y a la que fieles creyentes elevan sus oraciones para que les haga favores. Su pedestal está rodeada de regalos, flores y placas por los favores recibidos.

Elías García, quien durante más de 50 años trabajó como sepulturero en el Cementerio Central, sin ambigüedades asegura que hay que temerles a los vivos porque los muertos no salen de sus tumbas.

Sin embargo, reconoce que hay maldad entre aquellos que no respetan la última morada de los que ya no están entre nosotros y esperan la complicidad de la noche para adentrarse en un mundo turbio como el de la magia negra.

Recuerda que en el pasado, junto con otros compañeros, tuvo la tarea de mantener a raya a personas que solían entrar a practicar ritos satánicos, especialmente en octubre, cuando se celebra el mes de las brujas.

Por otro lado, hay quienes aseguran que en las noches oscuras han visto luces que se pasean por entre los pasillos en los que se alinean las bóvedas. La explicación a nivel científico en este tipo de situación se trataría de un caso de fuego fatuo, fenómeno que tiene lugar en los cementerios, cuando se aprecian luces pálidas como consecuencia de la inflamación de materias como el fósforo que se elevan de las sustancias animales o vegetales en putrefacción, formando pequeñas llamas que se ven andar por el aire a poca distancia de la superficie.


Cementerio Central de noche

Está prohibido toda exhumación y reubicación de Cadáveres No Identificados (CNI) e Identificados No Reclamados (CINR) que reposan en el Cementerio Central de Cúcuta, salvo sea ordenado por una autoridad competente. Está prohibido nuevas inhumaciones en los pabellones o áreas donde reposan o puedan reposar CNI o CINR o sus restos, ya sean sepulturas en tierra, bóvedas u osarios comunes.

Los periodistas de La Opinión fueron testigos de diferentes elementos que no encajan entre los ritos de aquellas personas que aún lloran y lamentan la pérdida de sus seres amados, objetos que van desde botellas de cervezas llenas de cucarachas, pasando por cigarros y prendas de vestir, hasta llegar a velas negras y tumbas deterioradas, algo muy común debido al abandono y falta de mantenimiento de algunas bóvedas que aún guardan en el olvido los recuerdos de una vida efímera.

El ‘Ánima Sola’ se sonrió conmigo

"Tenía brazos cruzados, piernas cruzadas, vestida de blanco y con un turbante", relató un taxista. Los taxistas que integran la llamada mancha amarilla cuentan sus propias historias, hechos que no tienen ningún tipo de relación con la lógica pero que de alguna u otra forma, se han forjado como una realidad entre los integrantes de este gremio.

Uno de estos hechos sucedió a principios de los 2000, cuando a un conductor de servicio público le ocurrió algo fuera de lo normal, aunque no recuerda la fecha exacta, si el día y la hora: un viernes a las 2 de la mañana. En aquel momento, Gabriel Duque tenía 49 años y manejaba para una empresa de la ciudad y a esa hora iba a recoger un servicio en el barrio Gaitán, cuando al pasar frente al cementerio, vio al otro lado de la pared perimetral, justo sobre la bóveda más alta que sobresale, una extraña figura que levitaba como a unos 40 centímetros de la estructura, sentada con los brazos y piernas cruzadas, además de estar vestida de blanco.

“Al ver esa aparición bajé la marcha y casi al frente de ella le dije ¡ah! , con qué asustando a los pendejos y como respuesta ‘me peló las muelas’, entonces fue cuando vi que era una calavera, sentí que el pelo se paraba y la cabeza empezó a zumbarme al punto de quererme desmayar del miedo que me invadió, acelerando el carro de manera instintiva para alejarme de aquel espanto que se reía de mí”, relató Duque.

Al llegar a su destino y recoger al pasajero que iba rumbo a la Terminal de Transporte, decidió tomar la misma ruta, sin importar el miedo que le habría causado aquella figura fantasmal. “En ese momento detallé que de las cuencas de los ojos brotaban dos llamas, aprecié igualmente el hueco donde alguna vez existió la nariz y la dentadura blanca con una leve sonrisa que le daban un aspecto aterrador”, dijo.


En varias ocasiones, Guillermo González Amarilla, quien por 30 años fue el administrador del Central, le comentó a más de una persona varios casos de otros taxistas que amanecieron desmayados y con el carro chocado por el encuentro con el Ánima Sola, que espantaba más que todo por los días de Semana Santa, por eso muchos preferían evitar pasar por el cementerio.

La muerte genera infinidad de oportunidades para muchas personas y alrededor de ella hay una industria funeraria creciente y dinámica. Sin embargo, hay oficios que se niegan a morir y reclaman un pedazo, así sea pequeño, de ese buen negocio de la muerte.

Detrás de la muerte también florece la vida, y esto muy bien lo saben todos aquellos vendedores de flores en las afueras del cementerio, que con el pasar de los años, vieron como la costumbre de llevar una flor a los difuntos se fue consolidando hasta convertirse en un negocio el cual día a día ayuda a decenas de familias cucuteñas a conseguir su sustento diario.

En el Cementerio Central de Cúcuta, la mayoría de vendedores lleva más de 40 años en el negocio, una de ellas es María del Carmen Monsalve, quien desde su niñez, se dedicó de lleno al oficio.

Sin embargo, la vendedora de flores asegura que hace aproximadamente 5 años, los fines de semana se podrían encontrar alrededor de hasta 20 vendedores ambulantes, el panorama hoy es desalentador, pues tan solo sobreviven un par de personas. Aunque se sabe de memoria los apodos de todos sus compañeros de oficio, señala que con el pasar de los años, las dinámicas fueron cambiando y poco a poco han ido desapareciendo del radar.

Para ellos, los domingos y lunes eran los días más concurridos en este camposanto, pues la gente considera los lunes como el día de las ánimas y el domingo muchos asisten en familia por ser día de descanso, María Monsalve explica que con las remodelaciones que sufrió su espacio de trabajo (hoy Parque de la Vida) y todo lo que se generó a partir del virus de la COVID-19 hace 3 años, el cementerio dio un giro de 180 grados.

En caso de requerirse nuevas inhumaciones de CNI o CINR, realizarlas en bóveda individuales, en este o en otro cementerio de la ciudad, con la inscripción de los registros correspondientes. Y es que en este camposanto “ya no hay tumbas para tanta gente” debido a que la capacidad del lugar llegó a su límite, una realidad que se dio a conocer en el 2020 y que se agravó a raíz de los cerca de 1.500 cuerpos que fueron enterrados, producto de las defunciones ocasionadas por la pandemia.

La muerte se esculpe en mármol

Otro de los oficios que paradójicamente, sobrevive gracias a la muerte, es el de aquellos que se dedican a esculpir las lápidas que yacen en la tumba de quienes han partido a la eternidad.

Un lunes cualquiera, cuando se encontraba tallando lápidas, John Jairo Castro Bautista atendió a un cliente que pagó por su propia lápida y dictó el epitafio con el que quería ser recordado.El artista dijo a La Opinión que tenía unos 50 años, usaba buena ropa, prendas de oro y se bajó de un carro nuevo y costoso, manifestando que quería algo especial, bonito, sin escatimar en el precio.

“Esta semana vienen a traerle los datos de la fecha del fallecimiento, pero no le va a cambiar nada de lo que dicté”, sentenció antes de irse y pagar los $400.000 que John Jairo le cobró al hombre por el trabajo. Pocos días después llegaron dos mujeres vestidas de negro y con recibo en mano a reclamar la lápida, destinada a la tumba de quien hacía poco había llegado lleno de vida a encargarla. El hombre se suicidó, según le explicaron.

Tumbas tipo nicho.

La muerte es un misterio

Para Gustavo Gómez Ardila hay quienes se valen de este suceso para hacer súplicas a las almas de los que ya no están en el mundo terrenal. Y esto, no es más que una muestra de la devoción de los cucuteños por las ánimas, por lo que al recorrer el Cementerio Central es frecuente encontrar pequeñas placas talladas con frases de agradecimiento por favores recibidos.

“Como no se sabe qué hay después de la muerte, los católicos creemos que hay un cielo y un infierno, pero nos da por pensar que las ánimas hacen favores. Se ven cantidades de veladoras, pero yo creo que no es el muerto en sí, es la fe de las personas que van, piden ayuda y de alguna manera el universo satisface su fe”, afirma el historiador.

La otra cara de la moneda, se ve cuando los ciudadanos intentan tener un contacto con las ánimas para hacer el mal a través de actividades como la hechicería.

El turismo oscuro

Aunque el Cementerio Central de Cúcuta podría funcionar como un museo a cielo abierto e incluso convertirse en promotor del necroturismo (actividad que se hace para conocer la historia y el patrimonio a través de los cementerios), solo se trata de una idea que no ha tomado fuerza en el departamento. Desde conocer las tumbas de reconocidos personajes como el poeta Jorge Gaitán Durán o el músico Elías M. Soto podría resultar una apuesta atractiva para los amantes de la historia y el patrimonio.

En 2019, esta idea se materializó por un momento a través de un proyecto que fue liderado por la Fundación de Estudios Superiores Comfanorte (Fesc) en el que el turismo oscuro o tanatoturismo fue protagonista. Una tendencia en donde las principales atracciones turísticas son aquellos lugares donde han ocurrido desastres naturales o alguna situación de dolor.

El 11 de febrero de 2014 un grupo de coreanos visitó el panteón de los soldados cucuteños
que murieron en la guerra civil de su país en 1951

En ese momento, quien dio una nueva mirada al turismo en Cúcuta, fue la docente y coautora del proyecto, Liana Ovalles, a través de un plan turístico basado en la identificación de los sitios con mayor potencial para esta actividad, incluido el Cementerio Central. Allí se desarrollaron rutas guiadas por las tumbas que guardan un valor patrimonial, en compañía de música de misterio y un considerable grupo de personas que se atrevió a visitar el cementerio durante la noche.

“Nació como un ejercicio experimental. El turismo en el cementerio fue uno de los más significativos debido al contenido histórico que tiene y el impacto que puede generar en Cúcuta”, dijo Ovalles. La docente contó que desde el 2019 no se continuó haciendo este tipo de actividad, que se convirtió en un atractivo para los cucuteños. Y recordó que en ese mismo año para la Feria de Cúcuta, se incorporó en la programación un recorrido previsto para 35 personas y al que sorpresivamente 150 ciudadanos se inscribieron, haciendo un total de cuatro recorridos en una sola noche.

Los cementerios comúnmente son lugares asociados a la tristeza que produce la despedida de quienes dejan el “mundo de los vivos”. Existen otros lugares que a diferencia de Cúcuta, se han dedicado a resaltar el valor patrimonial e histórico que estos sitios representan. Tal es el caso del Museo Cementerio San Pedro de Medellín, que fue construido en 1842 y nombrado como museo en 1998. Allí las personas pueden hacer recorridos por las tumbas de personajes que han pasado a la historia como Mariano Ospina Rodríguez, fundador del Partido Conservador y hasta un monumento funerario a Carlos Gardel, quién permaneció allí sepultado durante seis meses.

Otra es la mirada a los cementerios a nivel internacional, que también se han convertido en toda una atracción turística como el Père-Lachaise, uno de los más importantes de París y considerado el más visitado en el mundo, donde se encuentran restos como el del dramaturgo Oscar Wilde y el cantante Jim Morrison.

Después de haber sido el sitio de entierro de los personajes más importantes de Cúcuta y de aquellos ciudadanos que con su poder económico y trabajo duro se destacaron en la ciudad, hoy en día el Cementerio Central se ha convertido en el lugar donde familias, en su mayoría de escasos recursos, acuden para despedir a sus seres queridos.

Con el paso del tiempo, el cementerio ha vivido el deterioro, pues como se dice comúnmente “los años no llegan solos”, por lo que hoy es frecuente ver tumbas que parecieran abandonadas y estructuras con falta de embellecimiento. Esto, sumado a las medidas cautelares emitidas por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) que fueron decretadas en 2021 al cementerio, al ser también la morada de aquellos que murieron a causa del conflicto armado en Norte de Santander.


Las víctimas de desaparición forzada que ha dejado la violencia en Norte de Santander, pusieron al Cementerio Central en la lupa de la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas (UBPD), pues los investigadores deben entregar a los familiares los respectivos cuerpos de los que permanecen como N.N., y verificar si hacen parte de las personas dadas por desaparecidas. En total, la JEP identificó 22 sitios de interés forense en este cementerio y en los que se adelantan pruebas patológicas y de ADN.

Las labores de búsqueda de personas dadas por desaparecidas en la región iniciaron en agosto de 2023, con la meta de identificar una cifra estimada de 887 desaparecidos, debido a que un importante número de cuerpos de víctimas de Meta, Magdalena, Córdoba, Casanare, Arauca, Cundinamarca, Valle del Cauca, Montería y Norte de Santander, podrían haber sido trasladados hasta el Cementerio Central.

Es importante recalcar, que la UBPD tiene la misión de revisar cada cadáver que hay en los cementerios de todos los municipios del país, para ver qué falta para identificarlos, haciendo una matriz de análisis de información con más de 300 variables, y en Cúcuta y Pasto es donde se arrancaron esos pilotos, en 2019.

"Algo que hemos visto en el Cementerio Central es que otros planes regionales de búsqueda en el país y otras solicitudes que se tienen de otras zonas, llevan a buscar cuerpos de personas que vinieron del sur del país hacia Cúcuta y que posiblemente estén en este lugar, por dinámicas del conflicto y el actor armado, como reclutamiento o enlistamiento de personas, que terminaron migrando entre frentes de la guerrilla o de las extintas AUC”, sostuvo Carlos Andrés Ariza Castillo, antropólogo de la Unidad de Búsqueda.

Ese mismo mes también se hizo una audiencia pública como seguimiento a las medidas cautelares que se notificaron en su momento al alcalde Jairo Yáñez y el gobernador Silvano Serrano, pues al parecer no se estaba cumpliendo con lo pactado por la JEP. En dicha diligencia judicial se dejó en claro que el Cementerio Central no cuenta con espacio para inhumaciones, y que los cuerpos que se encuentran enterrados no tienen un orden establecido, perjudicando las labores de búsqueda.

Además, la información recopialda demuestra que las cifras manejadas por entidades como Medicina Legal, Fiscalía y demás autoridades; en cuanto a personas desaparecidas, no coinciden y las que se tienen registradas no reflejan la realidad de la violencia en el departamento.

Ariza aseguró que "en 2019 se revisaron 1.500 expedientes de necropsia en Cúcuta y encontramos que en el Cementerio Central, entre 1985 y 2016, habría 657 cuerpos no identificados que murieron de forma violenta y que pasaron por Medicina Legal, pero también confirmaron otras fuentes de información que ese número podía subir a los 887 cadáveres sin identificar".

En octubre de 2023, la UBPD emprendió la cuarta fase de intervención del cementerio, en el marco del Plan Regional de Búsqueda en Cúcuta, el área metropolitana y la frontera. En las primeras tres fases cumplidas se han entregado cerca de 50 cuerpos a Medicina Legal.

La Opinión conversó con la secretaria de Gobierno de la Alcaldía de Jairo Yáñez, Hidela Benítez, para conocer cuál es el actual balance que se tiene del Cementerio Central, y lo que han dejado momentos críticos como la pandemia.

“El Cementerio Central en este momento y desde el año 2018, tiene una fase de desfinanciación en la cual no se recaudan recursos y hace tremendamente compleja la operación del mantenimiento en el sitio, lo que hemos querido hacer es poder garantizar esa fase solicitando recursos en el nuevo presupuesto”, dijo la secretaria.

Según Benítez, también se encuentran en la búsqueda de un nuevo cementerio para garantizar las inhumaciones y exhumaciones a las personas más vulnerables, ya que desde hace mucho tiempo es de conocimiento público que no hay espacio para sepultar más muertos.

“La pandemia impactó enormemente a la ciudad teniendo en cuenta que el Cementerio Central fue el blanco de todas las inhumaciones. Desafortunadamente muchas personas no lograron sobrevivir al COVID- 19, lo que hizo que se convirtiera en el cementerio de todos los nortesantandereanos, porque aquí desafortunadamente quedaron personas de muchos municipios”, agregó.





Recopilado por: Gastón Bermúdez V.