PORTAL CRONICAS DE CUCUTA: Estandarte cultural de historias, recuerdos y añoranzas cucuteñas…

PORTAL CRONICAS DE CUCUTA: Estandarte cultural de historias, recuerdos y añoranzas cucuteñas…

TERREMOTERO -Reconocimiento, enero 2018-

Apasionantes laberintos con inspiraciones intentan hallar rutas y permiten ubicarnos en medio de inagotables cascadas, son fuentes formadas por sudores de ancestros. Seguimos las huellas, buscamos encontrar cimientos para enarbolar desprevenidos reconocimientos en los tiempos. Siempre el ayer aparece incrustado en profundos sentimientos.

Corría finales del año 2008, Gastón Bermúdez sin advertir y sin proponerlo, inicia por designios del destino la creación del portal CRONICAS DE CUCUTA. Parecen haberse alineado inspiraciones surgidas por nostalgias. Gran cúmulo de vivencias, anécdotas, costumbres y añoranzas, fueron plasmadas en lecturas distintas.

Ya jubilado de la industria petrolera venezolana, recibió mensaje que expresaba una reunión de amigos en Cúcuta. Tenía más de cuatro décadas ya establecido de forma permanente, primero en la ciudad del puente sobre el Lago y después en la cuna del Libertador. Viajó ilusionado, acudió puntual a la cita desde Caracas. Encontró un grupo contemporáneo, conformado por amigos ex-jugadores de baloncesto y ex-alumnos del Colegio Sagrado Corazón de Jesús.

La tierra cucuteña levantada desde primeras raíces plantadas, siempre acompañó todos los hijos ausentes. Cuando encontramos distantes los afectos, creemos separarnos de recuerdos. Nos llevamos al hombro baúles de abuelos, cargamos con amigos del ayer, empacamos en maleta la infancia y juventud. Muchas veces una fotografía antigua, atrapa y confirma que nunca pudimos alzar vuelo.

Entonces por aquellos días apareció publicado ´La ciudad de antaño´, parido desde generosa pluma con sentido de identidad comprometida, fue el mártir periodista Eustorgio Colmenares Baptista dejando plasmados recuerdos de finales de los 50 y años 60. Sin querer, esas letras fueron presentación inaugural de CRONICAS DE CUCUTA. Los Inolvidables sentires viajaron al modesto grupo de amigos y abrieron compuertas para afianzar arraigos de infancia. Don Eustorgio culmina la crónica con frases retumbando las memorias: “Había muchos menos avances tecnológicos a disposición de la comunidad, pero vivíamos como si nada nos faltara. Nos bastaba con vivir en Cúcuta”.

Sentires intactos, ahora plasman recuerdos en calles transitadas por niños que fuimos. Nuevamente los arraigos hacen despejar las avenidas a los rieles del antiguo ferrocarril. Nos bastaba con vivir en Cúcuta. Asoman madrugadas entre indetenibles remembranzas y añoranzas.

Sin planificar nada, Gastón compartía vía internet las crónicas del Diario La Opinión aparecidas cada ocho días en lecturas dominicales. Sin saber, creció el portal CRONICAS DE CUCUTA. Cada acontecimiento recopilado se convertía en homenaje In Memoriam para hombres y mujeres que dejaron muy alto el Valle de Guasimales. Igualmente, exalta la dignidad con reconocimiento a grandes glorias del ámbito artístico, cívico, periodístico, religioso, deportivo, cultural, social y político.

Oficialmente se convierte en PORTAL WEB el 7 de octubre 2010. En forma admirable acumula ya 1.329 recopilaciones tipo crónicas, casi todas extractadas de periódicos y publicaciones locales, libros populares, escritos nacidos de historiadores, periodistas, inéditos autores y muchos escritores del Norte de Santander. El portal permite hallar el original ADN ancestral y ubica el sentido innato de pertenencia cucuteña. Llegó un día a la vida de todos los internautas, igual como aparecen las buenas nuevas, sin avisar, sigilosamente introduciéndose en las cortezas que somos y las venas que siempre fuimos. Su creador, nunca imaginó un buscador que tocara el alma y menos tallar imborrables despertares en ávidos ojos de lectura.

Aparece ahora como paso determinante para navegar en referencias de Cúcuta. Asegura a nuevas generaciones herramientas para afianzar valores jamás perdidos. La perspectiva futura para ámbitos históricos, culturales, sociales y deportivos, harán necesario considerar el Portal como insigne buscador de consulta e informativo. Importante archivo tecnológico para infantes en colegios y escuelas. Podrá acceder directamente cualquiera a profundos arraigos allí recopilados. Casi imperativo considerarlo como salvaguarda del sentido de identidad y pertenencia.

CRONICAS DE CUCUTA se convirtió en sugestivo repaso de acontecer histórico, recopilado en 19 capítulos o clasificaciones. Portal libre, siempre abierto a todo aquel deseoso por descubrir datos históricos, biografías, nombres de grandes personajes, fechas emblemáticas, sucesos de vida social, cultural, deportiva, religiosa, artística y política. Formidable vía adentrándose en acontecimientos del siglo XVIII hasta nuestros días. Todo expedicionario oriundo se encontrará representado en cada letra, apellido, dato, foto y fecha. Todos volverán a observar las luces de la gran ciudad en medio de rutas por hallar orígenes.

CRONICAS DE CUCUTA no debe tener como destino el olvido, deberá asegurar a nietos de nuestros nietos, inquebrantables lazos surgidos de nostalgias, recuerdos y añoranzas. CRONICAS DE CUCUTA es herramienta tecnológica para demarcar el hilo conductor entre hoy y ayer. Parece luz encontrada en días oscuros, nos abre el entendimiento. Pulsar la tecla nos lleva a destinos con encuentros pasados. Valiosa información contenida en páginas adornadas con sentimientos profundos.

CRONICAS DE CUCUTA garantiza el resurgir de valores originarios que parecían adormecidos por culpa del avasallante mundo moderno. CRONICAS DE CUCUTA llegó para quedarse, igual que mares inundados por recuerdos. CRONICAS DE CUCUTA confirmó la premisa donde las nostalgias se convierten en vehículos para transportar la historia. Una enciclopedia virtual presentada por nuestras gentes con sencillo lenguaje.

Anclados quedarán por siempre nuestros sentires, intactos los arraigos, despiertas las añoranzas y vivas las costumbres intactas. Ahora aseguramos el reguardo de raíces que retoñan desde cenizas del ayer. Dios jamás declaró desértico el Valle Arcilloso, siempre fue bendecido, tampoco declarado deshabitado para la vida del hombre.

Fueron creciendo raíces en medio de cenizas y milagrosamente reverdecieron los gigantescos árboles frondosos. CRONICAS DE CUCUTA reafirma lo que somos. Seguiremos siendo aquello que siempre fuimos, nada cambió, solo algunos pañetes y varios techos distintos.

Todo estará por volver, todo por crecer y todo por llegar. Nunca estaremos solos. Cada generación hará brotar nostalgias por siempre convertidas en historias llenas de arraigos.

Nos bastaba con vivir en Cúcuta…

lunes, 30 de noviembre de 2020

1790.- LOS ARBOLES DE CUCUTA


Antonio García-Herreros (Sabatinas N° 14 y N°16)

Cañaguate

Con la concurrencia admirable de Miguel Méndez Camacho, de Fernando Villa Quintero y de Hugo Espinosa Dávila, será presentada Cúcuta a través de sus árboles.

El libro que será bellamente editado, rememorará la importancia del árbol en la historia de la ciudad y en la vida de sus habitantes.

Guasimales fue el nombre originario de la ciudad que se deriva del ´guasimo´ y que servía para la construcción; los albañiles extraían de ese árbol una substancia pegajosa que mezclaban con la cal y daba a los muros gran consistencia.

Las tropas del Libertador después de la batalla de Cúcuta, el 28 de febrero de 1813, acamparon en la ´Plazuela del Cují´ y desde allí el padre Vicente Salas, coadjutor de la Parroquia, confortó a los despavoridos emigrantes que se refugiaron en La Vega, después de la catástrofe de 1875.

En el parque Mercedes Abrego existió, venerado por los vecinos durante una centuria, ´el chipio del jardín Abrego´, a que se refieren los historiadores y la ´plazuela del Samán´, se llamaba el sitio donde hoy se levanta el edificio Nacional.

Los cujíes, hurapos, clemones, acasios, perales, almendros, palmeras, dan frescura a la ciudad que, sigue siendo la más arborizada de Colombia; y los cañaguates dan colorido a los alrededores de Cúcuta; aquí es costumbre antes de clavar las chambas para construir su casa, se siembran los árboles de la calle.

¿Pero habrá flor más bella que la ´flor del baile? Más bella y más caprichosa que crece en los rincones de los solares, en los canales del tejado y florece solo una vez al año y por solo una noche; pero ese rato que alumbra, en ese rato de esplendor y de éxtasis, muestra todo lo que la naturaleza puede ofrecer en fantasía y ensueño.

Escribe Manuel Montagú Blanco:

Anuncia SABATINA – y de esto hace ya varios meses – la publicación de un libro sobre los árboles de Cúcuta, y a través de ello la historia de la ciudad. Sus autores serían los doctores Miguel Méndez Camacho, Fernando Villa Quintero y Hugo Espinosa Dávila. Las gentes cultas y aquellas que simplemente se interesan por la historia anecdótica local, continúan esperando, ansiosas, la aparición de tan importante obra.

Hay razón para estas expectativas lugareñas. El doctor Méndez Camacho además de poeta y ameno cronista, es abogado.

A su cargo, mejor, a su numen, nos ha informado el doctor Villa Quintero, está el relato poético. Fácil le será rimar, con los nombres de nuestros conocidos árboles: ´Cují ´ con ají, ´cañaguate´ con aguacate, ´almendro´ con Pedro y ´samán´ con Germán. Hará la apología de la madera, desde la cuna del recién nacido hasta la caja mortuoria, y revelará virtudes desconocidas de la clorofila y su influencia en la vida de los políticos cucuteños.

Dirá en maravillosa síntesis ecológica que Cúcuta sufrió, como sufrió las consecuencias del terremoto, por escasez de árboles, y demostrará que no se ha registrado hasta ahora, ningún terremoto en la selva amazónica, ni en la africana, que derrumbe edificios.

Es que, afirmará, las raíces de los árboles, apuntalan la tierra y, paradójicamente, le impiden hacer un alto, en su carrera discal.  El planteamiento es fruto de sencilla observación: ¿A dónde iríamos a parar si a alguien se le ocurriera, con una palanca su rotación?

Todo esto y mucho más, será expuesto en el anunciado libro, no en vulgar prosa, sino en verso de ´resonante cola´.

Hugo Espinosa Dávila

A cargo del doctor Villa Quintero está la tarea, igualmente artística, de ilustrar sus páginas de fotografías de cada una de las especies arbóreas criollas. Villa Quintero ha logrado con su lente fotográfico, colocar en sitio de importancia bichos para la mayoría de las gentes detestables.

Una foto suya de nuestros cañaguales, no es tan bella por el oropel de sus flores, ni tan natural por las gotitas de rocío que, como en sus pétalos, también tiemblan en el papel revelado, sino por los marrones y negros abejorros que en sus cálices beben.

Estos detalles que, según el doctor Méndez Camacho, son los que les dan vida, alegría, arte, maestría y belleza a sus fotografías, le han acarreado sinsabores. Y nos da un ejemplo:

Los ocañeros lo elogiaban hasta el delirio, poniendo su arte fotográfico por encima de su sapiencia jurídica, por las postales en color de La Torcoroma, de la casa de la Convención, los barbatuscas, los patinados patios de las antañonas residencias de los Quintero y los Jácome y los paisajes del Algodonal, hasta cuando retrató a fogoso y decisorio líder político de La Piñuela y alguien, en busca del detalle artístico, descubrió en su rizada cabellera unos animalitos que no eran los abejorros del cañaguate, ni las hormigas del cují.

Este hallazgo gracias al lente maravilloso del doctor Villa Quintero y a su secreto enfoque, puso fin a sus anhelos de diputación por la Provincia. Y es que los detalles, en la fotografía como en la vida amorosa, hay que dosificarlos insinceramente.

La tercera y última parte del libro, cuyo título aún es misterio, inclusive para el padre Atienza, fue encomendada al doctor Hugo Espinosa Dávila, ingeniero forestal, experto en el arte Bonsai y otras mañas del culto oriental.

Hugo después de exponer la historia de nuestros cujíes, hurapos, samanes, cañaguates y almendros, da a la luz pública sus experimentos de muchos años, de alguno de los cuales se apropió el padre José Bernal, como el injerto de papa-yuca, con el cual obtuvo –el reverendo- ´un híbrido con gusto a papa inglesa, semejante en apariencia a yuca, pero sin fibra´.

El doctor Espinosa Dávila es un joven inquieto, siempre en busca de lo desconocido. Ingresó a la francmasonería para demostrarle al H:. Daw que, Salomón no construyó su templo con maderos de cedro del Líbano, sino con leños de cují, que por entonces cubrían las pedregosas lomas de Judea. Resultado de la tesis histórico-religiosa-ecológico-botánica: Expulsión de la Orden.

Recién posesionado de la gerencia del aeropuerto Camilo Daza, según confesión secreta de Villa Quintero, propuso a la Aeronáutica Civil arborizar las pistas. Aeronáutica le respondió en oficio N° AC-2.300/79: ´nuestras felicitaciones por su iniciativa, pero esta entidad dispuso que es más urgente la arborización del aeropuerto de Palonegro y a dicha obra se destinaron los fondos respectivos´. Resultado: Renunció al cargo.

La ecología, la genética y la botánica lo obsesionan. Basta ir a su ´granja´ para quedar maravillado de sus inquietudes. Granja llama él, el solar de su casa. Allí vemos un cocotero cruzado con tagua. Los cocos, tal y como él lo perseguía científicamente, los produce la palma a flor de tierra. Vemos también un aguacate-totuma, con frutos de sabor aceite y color natural del primero, pero grandes y redondos, como cuadril de dama pintada por Botero.

Y, para no seguir el relato, que sería largo, una variedad de platanal que produce tres y más racimos de exquisito banano en la mitad del vástago, racimos que se producen en seis meses y ocho días después de cada corte.

Hay motivo, repetimos, para esperar vehemente este maravilloso libro, en el que habrá poesía, historia, ciencia, arte y hasta mamagallismo. Además, sabremos cuál es el árbol criollo, auténtico, pues hasta ahora el que conocemos como tal, es el genealógico de Juanita Turbay.





Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

sábado, 28 de noviembre de 2020

1789.- ENESTO OTTO FABER HENCKEL


Antonio García-Herreros (Sabatina N° 14, 1979)

Ernesto Otto Faber Henckel

Ernesto Otto Faber Henckel es el último de los caballeros prusianos que nos dejó la colonia alemana, que al principio del siglo XX se radicó en Cúcuta. Otto es el nombre con el cual se le conoce en la ciudad. El es hijo de Otto Faber y Matilde Henckel, alemanes del norte, de Lubeck para más señas, quienes vinieron al departamento a cumplir labores comerciales como representantes de la casa Beckman.

El padre de Otto prestó servicio militar en el ejército del Kaiser y al salir de la milicia optó por emigrar a América. Don Otto fue fundador de la Cámara de Comercio de Cúcuta.

Ernesto Otto nació en Cúcuta y fue educado dentro de lo más caros moldes de la cultura germánica, por una institutriz que su padre hizo traer de Alemania. Más tarde viajó a ese país y a Inglaterra a perfeccionar su educación.

En esas naciones gozó de una holgada situación que le permitió ser un excelente ‘bon vivant’ y donde adquirió un profundo sentido de sacarle sabor a la vida. Hoy resulta grato oírle sus experiencias de pre-guerra y cualquiera envidia los miles de aventuras que vivió en aquel tiempo.

Al regresar a Cúcuta se dedicó al comercio y fundó una casa fotográfica por la cual pasó toda una generación de cucuteños.

Al sobrevenir la Segunda Guerra Mundial, Ernesto Otto no resultó ajeno al problema. Ario de sangre, corazón y espíritu no tardaron en incluirlo en la ´ lista negra ´, lo cual le trajo dificultades y lo lanzó a cambiar de actividad: del comercio pasó a la agricultura.

Ernesto Otto se dedicó inicialmente al cultivo de la papa, tarea que desarrolló entre otros sitios en Iscalá de Chinácota y en Fontibón de Pamplona, ciudad en la cual se radicó. Allí vive hace más de 30 años.

De su primer matrimonio con doña Lola Cuervo Araoz tuvo seis hijos: Matilde,  Ilse, Clara Inés, Ernesto, Susana y Cristian. Al morir su primera esposa contrajo matrimonio con la pamplonesa Martha Mogollón Torres, de cuya unión nacieron dos lindos chicos: Federico y Klaus.

Ernesto Otto es hoy un próspero impulsador de la actividad industrial de Pamplona y fue así como hace veinte años fundó en asocio de otro alemán una salsamentaria, Salsamentaria Alemana,  que produce el mejor jamón del país, ubicada por el parque Agueda Gallardo. Pero no solamente se ha destacado en esta área, sino que cultiva unas bellísimas flores que tiene mercado en el país y en el exterior, además ha traído y aclimatado riquísimas legumbres.

Ernesto Otto es un caballero a carta cabal, dueño de una distinción natural que le viene de su ancestro burgués alemán, de su cultura; su porte, sus maneras, lo hacen una persona diferente, muy querida de sus amigos y su gente.





Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

jueves, 26 de noviembre de 2020

1788.- DON LEON GARCIA-HERREROS: ILUSTRE Y OLVIDADO CUCUTEÑO


Gerardo Raynaud (La Opinión)

Pasar inadvertido o tener un bajo perfil ha sido una característica de muchos insignes ciudadanos del mundo. Quienes se preocupan más por el desarrollo de los demás, en muchos casos dejando de lado sus propios intereses, son reconocidos más tarde, no sólo por quienes resultaron beneficiados por sus enseñanzas y preceptos, sino en general por la sociedad en la que desplegaron sus actividades.

En el seguimiento de los hechos y gestas que se han sucedido durante el último siglo en la ciudad, algunos protagonistas de gran valía no han tenido el reconocimiento que se merecen, no por falta de méritos sino por la costumbre de dejar en el olvido o de posponer hasta arrinconar, intenciones de registrar los elementos por los que se destacaron estos protagonistas.

Durante muchos años, en el panorama cultural de la ciudad hubo un ciudadano que se destacó por su entrega a la educación de sus paisanos, convirtiéndose en sinónimo de excelencia el ejercicio de su papel, que fue más un apostolado que una ocupación.

Me refiero a don León García-Herreros. Connotado personaje regional y notable educador quien falleció el 17 de julio de 1941, del que muy poco se ha hablado en medios distintos al de la academia y que su imagen se ha ido diluyendo con el pasar del tiempo.

Tuve la oportunidad de acompañar a uno de sus descendientes en mis tiempos de estudiante, pero poco se mencionaba por aquellos días de su ilustre trayectoria y de sus ejecutorias al frente de las instituciones que a bien tuvo que orientar y dirigir.

Don León fue un prestigioso afecto de las ideologías del partido conservador, razón por la cual sus copartidarios lo proponían en los cargos académicos de más alta significación.

Con ocasión de la conmemoración del primer aniversario de su fallecimiento, sus correligionarios, ex alumnos, compañeros y amigos, ofrecieron un sentido homenaje en el cual, uno de sus más ilustres estudiantes, ahora lanzado a la política y defensor acérrimo de las ideas conservadoras, pronunció uno de sus discursos más sentidos, exaltando sus virtudes ya de todos conocidas, pero que ameritaban ser recordadas para la posteridad. Se trataba ni más ni menos de quien sería conocido años más tarde, como el doctor Jacinto “Remington” Villamizar Betancourt, como uno de los más fogosos parlamentarios del partido conservador y de quien supongo adivinarán el porqué del remoquete.

Pues bien, a continuación, transcribiré algunos de los apartes más emotivos de su discurso que a manera de biografía voceó:

“Hace un año falleció en la capital de la república el educador de la juventud nortesantandereana, León García-Herreros. Su muerte cruento sacrificio al deber ineludible, trajo al departamento la orfandad de uno de sus más preclaros varones. Carácter indomable, juventud de sacrificio y vida ejemplar la suya consagrada a servir. Con el dolor por su ausencia dejó tras de sí la huella imborrable de un noble ejemplo.

Como escritor don León García-Herreros fue un estilista de los áureos tiempos de nuestra madre Hispania. Prosa severa la suya, periodo cadencioso y rítmico el de su péñola enhiesta siempre para la defensa de la verdad sin cobardía. Las frases de Alfonso Junco –erudito ensayista azteca- sobre la personalidad del padre Feijoo, vienen a mi mente, cuando esbozo la personalidad del literato, del maestro y del amigo. Porque de don León García-Herreros puede decirse que fue también uno de aquellos incorruptibles amadores de la verdad, pensadores positivamente libres y fuertes, igualmente desdeñosos de la novelería y la rutina, sin miedo de lo nuevo por lo nuevo, ni enemigo de lo viejo por viejo; solo apegado a la eterna lozanía de la verdad.

Lúcida la razón para ver lo justo, ardiente la voluntad para abrazarla, intrépida la lengua para decirla. Pero sin alharacas ni intemperancias, con la serena macicez, con el ímpetu consciente del que no quiere hacer ruido sino hacer bien, del que intenta reformas constructivas y no estériles subversiones, y su estilo a la par sobrio y fuerte, preciso y suelto, docto y vivaz, repartiendo sustancias en breves párrafos, redondea el hechizo de este hombre cabal.

La bibliografía nortesantandereana cuenta en sus anales varias obras didácticas del insigne educador. Sus estudios gramaticales llamaron la atención de los eruditos y como autoridad del idioma lo citan varios tratadistas del arte.

Como educador de juventudes fue un apóstol en la plenitud del vocablo. Tatuado a la antigua, tenía la formación moderna del científico pedagogo sin los arrequives e intoxicaciones de los plagiarios de ajenas culturas.

Director de Educación Pública del departamento desarrolló el más amplio programa educacionista que narren nuestros anales. La revista ‘Cultura’ ha sido la mejor publicación en su género de cuantas han aparecido como derrotero de las tendencias educacionistas en el Norte de Santander.

Sus diversos estudios críticos prueban la erudición en las más sabias y recias disciplinas del espíritu.  Como educador poseyó esa rara virtud que los helenos pedían ingénita en quien se consagrara al arte de enseñar.

La prudencia, la moderación, la sobriedad y el dominio de sí mismo se engarzaron en su espíritu como una bendición… Hace un año se fue como árbol que desgaja el huracán en medio de borrascas, así cayó él, carácter viril, maestro inolvidable, símbolo máximo del combatiente digno.

Y cual árbol que esparce sus semillas fructíferas al caer deshojado en la tormenta, así él al morir regó las semillas de sus eximias virtudes, que supo cosechar en la gesta heroica de su cotidiana existencia. Apóstol por temple y vocación, comprendió que ‘más vale ensanchar los horizontes del espíritu que dilatar las fronteras de la patria’, según la expresión pronunciada por César a Marco Tulio.

Luchador infatigable, comprendió en su meritoria labor y estampó en toda la nobleza de sus actos, que la vida debe significar para nosotros la transformación en llama y luz de todo lo que somos y encontramos.

Si en la rememoración de este primer aniversario de la huida del amigo y del maestro que luchó fieramente con enflaquecimiento de su cuerpo por las robusteces de su espíritu, a usanza de los antiguos queremos adornar su tumba con las prendas de sus vestiduras, como armado y cumplido caballero de la pedagogía hallamos que ellas son el escudo de su fortaleza sin mácula, el yelmo de su rectitud impoluta y la coraza de su fe integérrima”.

Con estas frases, inconexas al decir del orador, quisieron hacerle llegar a sus familiares, continuadores de su labor docente, sus sentimientos de congoja por la ausencia del maestro y del amigo entrañable.





Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

martes, 24 de noviembre de 2020

1787.- EL ESTADO SOBERANO DE SANTANDER


Imágenes


Estados Unidos de Colombia, fue creado el 13 de mayo de 1857, tomando nuestra tierra el nombre de Estado Federal de Santander, reconocido en la constitución nacional de 1858, y finalmente denominado Soberano en la Constitución nacional de 1863.

Subsistió hasta el 7 de septiembre de 1886 cuando entró en rigor la Constitución de 1886 y pasó a llamarse Departamento de Santander. El nombre le fue conferido en honor al héroe Francisco de Paula Santander.

Durante la primera independencia de Colombia (la denominada Patria Boba), las provincias de Socorro y Pamplona tomaron parte activa. El territorio en su conjunto correspondía con el que sería llamado Estado Soberano de Santander.

Dichas provincias fueron integrantes de la Gran Colombia como parte del Departamento de Boyacá; una vez se desintegró dicha nación formaron parte de la República de la Nueva Granada, con el mismo territorio de 1810; el 24 de marzo de 1832 fue creada la Provincia de Vélez con la porción occidental del Socorro, y el 17 de abril de 1850 las provincias de García Rovira, Soto, Santander y Ocaña, segregadas las dos primeras de la del Socorro y las dos últimas de la de Pamplona.

Debido a los aires federalistas, los representantes de Pamplona y el Socorro piden al Congreso de la República retornar ambas provincias a su jurisdicción previa a 1850 y las erigieran en Estado Federal, acto que se cumplió el 13 de mayo de 1857, integrando las provincias neogranadinas del Socorro y Pamplona (ya reunificadas con las provincias que habían sido segregadas de ellas), más el cantón de Vélez que pertenecía a la anterior Provincia de Vélez.

La primera capital fue Pamplona (mayo de 1857), luego pasó a ser Bucaramanga por disposición de la Asamblea constituyente reunida en diciembre de 1857, y finalmente el 14 de septiembre de 1861 otra asamblea trasladó la capital al Socorro. ESTADO SOBERANO DE SANTANDER EN 1865.

Santander limitaba al norte y este con el estado del Zulia (Venezuela), al sur con el estado de Boyacá, al oeste con los de Antioquia y Bolívar y al noroeste con el estado del Magdalena.

Estos límites eran semejantes a los que poseían las provincias del Socorro y Pamplona en 1810; los límites particulares eran:

Con Venezuela: desde la cabecera del río Nula por las cumbres de la cordillera Oriental de los Andes hasta el Páramo de Tamá; de aquí hacia el norte siguiendo las aguas del río Táchira hasta su confluencia con el Pamplonita; por el curso de esos dos ríos unidos hasta la boca de la quebrada Don Pedro; por el cauce de esta quebrada arriba hasta su nacimiento; de aquí hacia el norte por las cumbres de la serranía hasta encontrar las cabeceras de la quebraba China, y por su curso hasta su desembocadura en el río Guarumito; este río, aguas abajo, hasta su confluencia con el de la Grita, y por éste hasta el Zulia; de este punto hacia el noroeste atraviesa la frontera un territorio desierto pasando por la unión de los ríos Tarra y Sardinata hasta encontrar la desembocadura del Río Oro en el Catatumbo; por el cauce de aquel hasta su cabecera en la serranía del Perijá.

Según ley del 27 de diciembre de 1859 el Estado se subdividió en 8 departamentos.


Con el Magdalena: a partir la boca del caño Chocó en el Magdalena, aguas arriba, hasta su unión con el Lebrija; luego este hasta la boca de la quebrada Montañitas; de allí hasta el cerro Jurisdicciones; de aquí por las cumbres andinas hasta el cerro Bobalí, y luego este hasta la cabecera del río de Oro.

Con Bolívar: desde la boca del caño Chocó en el Magdalena, por este aguas abajo hasta el caserío de Bohórquez a orillas del mismo.

Con Antioquia: desde el caserío de Bohórquez, siguiendo el Magdalena aguas arriba hasta la quebrada del Ermitaño. Con Boyacá: la quebrada del Ermitaño aguas arriba hasta el cerro Otromundo, desde donde busca la cabecera del río Pescadero; luego al sur por las cumbres de la serranía hasta el cerro Quitisoque, y luego hacia el este para llegar al alto de las Cruces; de allí por la peña de Saboyá al norte hasta encontrar las aguas del Suárez, atravesándola y siguiendo hasta el punto Portachuelo en el camino de Guatoque a Saboyá; de Portachuelo en línea recta al norte hasta la quebrada Barrohondo y de allí de nuevo al río Suárez; este último aguas abajo hasta la confluencia con el río Linguaruco, siguiendo este aguas arriba hasta el río Porqueras y por este hasta su cabecera; luego a la unión de los ríos Fábita y Chuqueque; de allí al alto Gaita y por este al páramo de Cuchilla, siguiendo las cumbres de la sierra en dirección noroeste hasta el cerro Pan de Azúcar; de este punto hasta la quebrada Hoya, Bocadelmonte, pichacho de Ture, alto Onzaga y la confluencia del río Onzaga con el Chicamocha, y por este aguas arriba hasta Juntas; de allí por el río Chiscas y luego por el cerro Raspón hasta el alto Murciélago; luego el alto Peñablanca hasta el páramo Lomaborracha, después el alto Ima y por la cumbre de esta hasta la confluencia del río Sarare con el Cubayón; por el Sarare aguas abajo hasta el Oirá; finalmente hasta su cabecera, cercana a las del Nula.

El Estado, por medio de la ley del 25 de noviembre de 1857, quedó dividido en los siguientes municipios:

Barichara (capital Barichara), Bucaramanga (capital Bucaramanga), Charalá (capital Charalá), Concepción (capital Concepción), Cúcuta (capital San José de Cúcuta), Fortul (capital San Andrés), Girón (capital Girón), Málaga (capital Málaga), Ocaña (capital Ocaña), Oiba (capital Oiba), Pamplona (capital Pamplona), Piedecuesta (capital Piedecuesta), San Gil (capital San Gil), Socorro (capital Socorro), Vélez (capital Vélez), Zapatoca (capital Zapatoca).

La ley del 25 de junio de 1859 dividió el Estado en 7 departamentos: García Rovira (capital Concepción), Ocaña (capital Ocaña), Pamplona (capital Pamplona), Santander (capital San José de Cúcuta), Socorro (capital Socorro), Soto (capital Bucaramanga), Vélez (capital Vélez).

Por medio de la ley del 27 de diciembre de 1859 el Estado se subdividió en 8 departamentos: Cúcuta (capital San José de Cúcuta), García Rovira (capital Concepción), Guanentá (capital Barichara), Ocaña (capital Ocaña), Pamplona (capital Pamplona), Socorro (capital Socorro), Soto (capital Bucaramanga), Vélez (capital Vélez).

A través de la ley del 1 de diciembre de 1877 se creó el departamento de Charalá.





Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

domingo, 22 de noviembre de 2020

1786.- MIS RECUERDOS DEL TERREMOTO DE ARBOLEDAS. 1950


Timoteo Anderson

A través del perforado techo de la iglesia de Arboledas se podían observar
Las amenazantes ruinas de la torre y el cielo azul.


Me acuerdo bien esa noche.  Habíamos recibido visitas y por ese motivo estábamos alrededor de la mesa a una hora inusual cuando normalmente, como joven, ya estaría dormido.

De pronto, la vieja nevera Servel comienza a brindarnos un interesante baile saltando de lado a lado, siempre acercándose hacia nosotros, pero sin caer de lado.  Creo que el ruido que más se escuchaba fue el zapateado del nuevo bailarín

Siendo un sábado, al otro día, domingo, nos levantamos temprano de costumbre ya que mi padre oficiaba los servicios en 2 iglesias... una en español y luego un servicio en inglés para las muchas familias de los empleados de la Colombian en el auditorio del Colegio de la Colpet que estaba a diagonal de Gremios Unidos (Avenida 4, entre Calles 13 y 14). 

La respuesta de la Colombian no se hizo esperar y al otro día llegó a nuestra casa un camión lleno de sacos de granos y comidas para ayudar a los damnificados. 

En especial se quería llevar ayuda a los campesinos de la fracción de San Pablo, localizada entre Villa Sucre y Barrientos (entre Salazar-Arboledas). 

Me correspondió ayudar a empacar muchas decenas de "salchichas" con 3 clases de granos.  Con el material de los costales se amarraba bien una punta, se echaba 5 kilos de frijol, se amarraba nuevamente, se echaba 5 kilos de arroz, se amarraba bien, y la 3era bola con otro grano.  Así cada "salchicha" pesaba unos 15 kilos y era fácil de transportar. 

A los pocos días viajamos con la camioneta "panel" llena hasta el techo con las salchichas y otras ayudas no sabiendo hasta dónde llegaríamos. 

Hasta Durania todo bien, pero como ese mayo, a diferencia del mayo actual (2020), el invierno era recio, antes de llegar a Villa Sucre nos quedamos empantanados en un tremendo barrial. 

Sin embargo, como se había tenido comunicación con algunos de los campesinos de la fracción, ellos se habían dado cuenta de lo precario de esa última sección de "trocha" y creyendo que cumpliríamos ese día, habían bajado bestias hasta Villa Sucre y luego hasta estar esperándonos justo en el lugar donde sabían que nos quedaríamos estancados. 

Yo me quedé adentro pasando hacia afuera las muchas "salchichas" y otras provisiones que con agrado recibían los varios arrieros que nos esperaban. 

Con la camioneta ya bastante "aliviada" de su bienvenida carga, se pudo por fin echar hacia atrás y regresar a Cúcuta para seguir organizando más envíos. 

Años más tarde visitaba a la fracción en diferentes ocasiones, y con mis hijos, y todavía en algunas casas campesinas de tapia pisada que no se habían caído del todo en esa ocasión, se podía apreciar grietas, recuerdos de aquel 8 de julio de 1950.

COMENTARIO

Hugo Espinosa

Estado en que quedó la casa de don Agustín Hernández en Arboledas.
Muros de tapia y caballete de cañabrava.

A tu relato, C.R. Timo, quisiera aludir también el mío, no tan humanitario como el tuyo, pero con la coincidencia que anoche, 5 de mayo 2020 (día 53 de la cuarentena del Covid-19), luego de terminar de leer el libro del "Terremoto de Arboledas-Cucutilla y Salazar", en la madrugada de este miércoles 6, tuve una vivencia onírica de ese fatídico día del 8 de julio de 1950, del que ahora deseo remembrar, así:

"Antes de irme a dormir, mi madre planchó mi muda de ropa con la que a la mañana siguiente, iría a la misa dominical de las 7 a.m. en la Iglesia Catedral de San José; recuerdo que yo le ayudaba a colocar las planchas en el anafe con carbón (a la usanza, eran de hierro colado y enumeradas de acuerdo al peso para el dobles de la prenda).

Terminada la labor, a eso de las 8:30 de esa noche (o algo así) me acompañó a rezar y a acostarme.
   
Como comentario al margen, ahora hago referencia a la impresión de esos azarosos momentos los cuales quedaron en mi psiquis grabados como una impronta indeleble, creo, por dos razones: 

UNA, por el despertarme con ese sobresalto de oír los gritos de mi madre y las tribulaciones impactantes de ese mi primer momento de terror, hasta ahora desconocido, tan desafortunado y vivido a tan corta edad; y, DOS: por la novedad y algarabía, que escuchaba, tenía planeado de mi padre, de la posibilidad de tener que dormir, esa noche, en el patio de un pequeño tejar (para ladrillo de obra en arcilla) de don Pedro Nereo, colindante con la parte de atrás de la segunda salida de nuestra vivienda y con callejuela comunitaria de por medio, que tenía nuestro lote-casona situada en el barrio Cuberos Niño (nomenclatura actual comprendida entre la Av. 7A y 8 y calles 19A y 20).

A eso de las 10:30 (más o menos oí algo así), vino un segundo y fuerte remezón cuyo pánico se apoderó del vecindario y que luego de que "entrara" más la noche, decidieron mi padre y otros vecinos, el de dormir a cielo abierto en el patio de señor Nereo, decisión que para el grupo de pequeñines se convirtió más en jugarreta que de ponderar las consecuencias del acto.   
  
En mi sueño, ciertamente reviví el patio del chircal donde se acomodaban los ladrillos de arcilla para asolearlos antes de ser introducidos en el horno. Los materiales rústicos de varas de madera delgada entrelazada para conformar las cercas-linderos de algunas casas vecinas, la callejuela.

La casa de doña Virginia Morantes y de Don Lucho Garzón (compadres de mis padres), que quedaba al final de la callejuela y tenía a la entrada de su patio un inmenso árbol, no recuerdo ahora si era de mamón o de jaboncillo. Vislumbré la tienda de La Concentración (esquina de la Av. 8 con 20) y Los Tres Pitos (llaves hidráulicas donde los vecinos íbamos a proveernos de agua para ser transportada a yugo hasta las respectivas viviendas). Jugué con mi amigo German Garzón (q.e.p.d.) y otros más a quienes olvidé sus nombres. 
     
Para esa época no existía el Canal de Puente Barco y las calles eran en arenales; hacia la cuestica para empalmar con la Av. 8 (a un lado de la tienda de La Concentración), mi padre había mandado a colocar unas calzahuellas en concreto para facilitar la llegada de sus vehículos hasta el garaje de la casa que tenía entrada por la Avenida 8.   

Qué nostalgia dan esos hermosos recuerdos…




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

viernes, 20 de noviembre de 2020

1785.- LAS DOS PRIMERAS VECES QUE EL CUCUTA DEPORTIVO DEJO SU SEDE


Gustavo Contreras (La Opinión)

En el estadio Santiago de las Atalayas de Yopal el rojinegro disputó 10 partidos entre Liga y Copa ganando seis, perdiendo tres y empatando uno en el segundo semestre de 2012.

Tradicionalmente el estadio General Santander ha servido como casa del Cúcuta Deportivo. Este escenario actualmente es administrado por el Instituto Municipal de Recreación y Deportes (IMRD), al que la Gobernación de Norte de Santander se lo dio en calidad de comodato.

El templo del fútbol cucuteño fue testigo en la última década de como el equipo que intenta convertir de su gramado en una cancha gloriosa, lo dejó abandonado en dos ocasiones. 

Este espacio ubicado en el barrio Lleras Restrepo, en el que convergen personas sin distinción de edad, género, religión, postura política o cualquier paradigma que separa a los ciudadanos, también vio al equipo motilón desde 2010 a la fecha en segunda división cuatro años (2014, 2016, 2017 y 2018) y en primera, siete años (2010, 2011, 2012, 2013, 2015, 2019, 2020). 

En Zipaquirá  se disputaron 18 partidos en los que los motilones ganaron 10,
empataron ocho y perdieron dos.

Una salida para bien 

La primera ida del equipo rojinegro fue con una razón que, aunque suene paradójico, alegraría a la hinchada motilona en cierta medida. 

El motivo era la remodelación del máximo escenario de los nortesantandereanos con miras a los Juegos Nacionales que en el año 2013 se disputaron en Cúcuta. 

El elenco motilón se fue de la ciudad con rumbo a Yopal, la capital del Casanare, en julio de 2012 para disputar la Liga Finalización, en un torneo en el que luchaba por conservar la primera categoría. 

Ese equipo era dirigido por el argentino Héctor Quintabani y contaba en sus filas con jugadores como Luis Estacio, Jhon Lozano, Damián Malrechauffe, Juan Camilo Angulo, Jairo ‘El Viejo’ Patiño, Sebastián Botero, Mateo Figoli, Emmanuel Molina, Henry Hernández, entre otros. 

Su nueva casa sería el estadio Santiago de las Atalayas que presenció como el Cúcuta Deportivo remontaría la tabla del descenso en la que antes de llegar a tierras llaneras era último con 100 puntos, superado por Real Cartagena con 105. 

En el pequeño estadio de una sola tribuna, el rojinegro jugó ocho partidos de liga con un saldo de cuatro victorias, tres derrotas y un empate, y dos encuentros de Copa Colombia que ganó.

Los triunfos fueron obtenidos en la fecha uno contra Envigado con un marcador de 2-1, por la tercera goleó a Santa Fe 4-0, por la séptima 4-1 contra Once Caldas y en la decimosegunda 2-0  a Chicó.

Los partidos perdidos fueron contra Equidad 3-1, por la quinta jornada; con Cali 2-1, por la décima y frente a Tolima 5-0 por la decimocuarta.

El empate, que fue su último partido el 20 de octubre del 2012 por la fecha 16, lo obtuvo a un gol contra Junior de Barranquilla. 

Los partidos de Copa que jugó en el Santiago de las Atalayas fueron en octavos de final contra Bogotá superándolo 2-1 y Boyacá Chicó, en cuartos, goleándolo 3-0. 

Con este saldo, el rojinegro regresaría para la fecha 18, partido que le ganó al Deportes Quindío un gol por cero gracias a un tanto anotado por Henry ‘El Indio’ Hernández el 4 de noviembre de dicho año. 

Ese 2012, el estadio recibió entre las remodelaciones más visibles el cambio de césped, nueva silletería para la tribuna occidental y nuevos bancos técnicos. 

En lo deportivo recibió el partido de vuelta de la Promoción en el que América derrotó 2-1 al Cúcuta. 

El regreso de Casanare se dio el 4 de noviembre del 2012 con la victoria del Cúcuta 1-0 sobre Quindío.

Una casa fría en Cundinamarca

La segunda vez que el rojinegro abandonó al General Santander fue a causa de una diferencia entre José Augusto Cadena, presidente del club, y la Alcaldía y Gobernación de Norte de Santander.

Las malas campañas deportivas y administrativas del Cúcuta Deportivo en 2014, 2015 y 2016 terminaron por colmar la paciencia de los gobernantes de la ciudad y el departamento. 

Cadena alegaba que el costo de arrendamiento del estadio era muy alto mientras que los entes territoriales le exigían el pago de la deuda que el club tenía con el municipio y decidieron no prestarle más el General Santander para el 2017.

“César Rojas y William Villamizar estuvieron mal asesorados. Fue una decisión apresurada cerrarle las puertas al equipo entendiendo que mueve la economía desde los hoteles, transporte, vendedores ambulantes y demás”, recuerda Nelson Parada hoy gerente del Cúcuta Deportivo y para la fecha de los hechos era concejal de la ciudad.

En este contexto, el presidente del motilón optó por buscar una nueva casa y la encontró en el municipio cundinamarqués de Zipaquirá.

La cancha del estadio Héctor ‘El Zipa’ González se convertiría en el terreno en el que el Cúcuta del entrenador Fernando Velasco, jugadores como Cristian Mafla, Jhonatan Pérez, Luis y John Miranda, Erwin ‘El Alpinito’ Carrillo, Cristian ‘Jopito’ Álvarez, entre otros buscarían el ascenso. 

Debido a los regulares resultados, Velasco fue relevado del cargo que posteriormente asumiría el argentino Flavio Robatto. 

En el primer semestre de ese 2017, el Cúcuta Deportivo alcanzó las semifinales del Torneo Apertura. En los duelos disputados en Zipaquirá de la fase ‘Todos contra todos’ ganó 3-1 a Valledupar por la fecha 10, 5-1 al Real Cartagena por la 12, 1-0 a Quindío por la 14 y 1-0 a Fortaleza por la 16.  Empató con Atlético 1-1 por la cuarta jornada, con Real Santander 1-1 en la sexta y Orsomarso 2-2 en la séptima. Solo perdió un encuentro por la fecha 1 con Barranquilla.

En cuartos de final venció a Pereira 1-0 y en semifinales 4-2 a Chicó.

Por Copa jugó cuatro partidos ganando dos (La Equidad 1-0, Bogotá 1-0) y empatando uno (Tigres 1-1 y Cali 3-3). 

Para el segundo semestre solo alcanzaría a jugar cuatro encuentros en los que ganó dos: 3-0 a Chicó por la fecha 1 y 5-0 a Llaneros por la fecha 3. Perdió uno con Pereira 2-0 por quinta y empató 2-2 con Fortaleza en la octava, justo antes de regresar a Cúcuta.

El balance fue de 18 partidos jugados en los que alcanzó 10 victorias, seis empates y dos derrotas.

De vuelta al General  

El regreso del equipo a la capital nortesantandereana fue para agosto de 2017. Parada, el principal gestor de que el Cúcuta Deportivo volviera al General Santander, contó cómo fue esa travesía para lograr un acuerdo entre mandatarios y Cadena. 

“Cuando el rojinegro salió de la ciudad, la gente me pedía que gestionara el regreso del equipo porque públicamente se conoce mi afición por el Cúcuta Deportivo. Me sonaba la idea de buscar que se diera eso, pero no conocía a Cadena, ni tenía contacto con él”. 

Frente a cómo llegó a dar con el máximo accionista del elenco motilón, el gerente afirmó que no fue un proceso fácil. 

“En un viaje que tuve a Bogotá busqué el contacto de Cadena, le escribí comentando mi intención, pero no tuve respuesta. Luego logré concretar una reunión con él en su momento presidente de la Dimayor, Jorge Perdomo, quien se mostró presto para buscar el regreso del equipo a la ciudad. Posteriormente recibí una comunicación por parte del Cúcuta en la que no cerraban la posibilidad de volver”, contó Parada. 

“Tras esa oportunidad, hice la proposición en el Concejo de invitar a Cadena para dialogar sobre el regreso, la cual tuvo buena acogida por parte de los concejales a excepción de uno, quien no la firmó. Bajo este panorama quedó programada una cita para el 18 de julio”, recordó. 

El encuentro, como afirma el exconcejal, se cumplió en las instalaciones del Concejo de Cúcuta y contó de la presencia de William Villamizar, para la época Gobernador de Norte de Santander, concejales, periodistas e hinchada en general y se notó la ausencia del entonces alcalde César Rojas. 

“En un momento pensé que se iba a caer el regreso porque hubo intervenciones que acaloraron la conversación. Pero todo terminó en buen puerto. El club se comprometió a luchar por el ascenso con un plantel serio, como se le había condicionado a Cadena para su regreso”, dijo Parada, gerente del equipo rojinegro desde el inicio de 2020.

Desde ese momento Parada empezó a gestionar todas las condiciones para el regreso. 

Y fue así como el 27 de agosto, el Cúcuta Deportivo volvió a pisar el gramado del General Santander ganándole a Bogotá F.C 3-1 por la fecha nueve del Torneo Finalización con la presencia de cerca 28.200 espectadores.

Deportivamente en 2017 no pudo ascender, pero sí lo lograría al año siguiente.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.