PORTAL CRONICAS DE CUCUTA: Estandarte cultural de historias, recuerdos y añoranzas cucuteñas…

PORTAL CRONICAS DE CUCUTA: Estandarte cultural de historias, recuerdos y añoranzas cucuteñas…

TERREMOTERO -Reconocimiento, enero 2018-

Apasionantes laberintos con inspiraciones intentan hallar rutas y permiten ubicarnos en medio de inagotables cascadas, son fuentes formadas por sudores de ancestros. Seguimos las huellas, buscamos encontrar cimientos para enarbolar desprevenidos reconocimientos en los tiempos. Siempre el ayer aparece incrustado en profundos sentimientos.

Corría finales del año 2008, Gastón Bermúdez sin advertir y sin proponerlo, inicia por designios del destino la creación del portal CRONICAS DE CUCUTA. Parecen haberse alineado inspiraciones surgidas por nostalgias. Gran cúmulo de vivencias, anécdotas, costumbres y añoranzas, fueron plasmadas en lecturas distintas.

Ya jubilado de la industria petrolera venezolana, recibió mensaje que expresaba una reunión de amigos en Cúcuta. Tenía más de cuatro décadas ya establecido de forma permanente, primero en la ciudad del puente sobre el Lago y después en la cuna del Libertador. Viajó ilusionado, acudió puntual a la cita desde Caracas. Encontró un grupo contemporáneo, conformado por amigos ex-jugadores de baloncesto y ex-alumnos del Colegio Sagrado Corazón de Jesús.

La tierra cucuteña levantada desde primeras raíces plantadas, siempre acompañó todos los hijos ausentes. Cuando encontramos distantes los afectos, creemos separarnos de recuerdos. Nos llevamos al hombro baúles de abuelos, cargamos con amigos del ayer, empacamos en maleta la infancia y juventud. Muchas veces una fotografía antigua, atrapa y confirma que nunca pudimos alzar vuelo.

Entonces por aquellos días apareció publicado ´La ciudad de antaño´, parido desde generosa pluma con sentido de identidad comprometida, fue el mártir periodista Eustorgio Colmenares Baptista dejando plasmados recuerdos de finales de los 50 y años 60. Sin querer, esas letras fueron presentación inaugural de CRONICAS DE CUCUTA. Los Inolvidables sentires viajaron al modesto grupo de amigos y abrieron compuertas para afianzar arraigos de infancia. Don Eustorgio culmina la crónica con frases retumbando las memorias: “Había muchos menos avances tecnológicos a disposición de la comunidad, pero vivíamos como si nada nos faltara. Nos bastaba con vivir en Cúcuta”.

Sentires intactos, ahora plasman recuerdos en calles transitadas por niños que fuimos. Nuevamente los arraigos hacen despejar las avenidas a los rieles del antiguo ferrocarril. Nos bastaba con vivir en Cúcuta. Asoman madrugadas entre indetenibles remembranzas y añoranzas.

Sin planificar nada, Gastón compartía vía internet las crónicas del Diario La Opinión aparecidas cada ocho días en lecturas dominicales. Sin saber, creció el portal CRONICAS DE CUCUTA. Cada acontecimiento recopilado se convertía en homenaje In Memoriam para hombres y mujeres que dejaron muy alto el Valle de Guasimales. Igualmente, exalta la dignidad con reconocimiento a grandes glorias del ámbito artístico, cívico, periodístico, religioso, deportivo, cultural, social y político.

Oficialmente se convierte en PORTAL WEB el 7 de octubre 2010. En forma admirable acumula ya 1.329 recopilaciones tipo crónicas, casi todas extractadas de periódicos y publicaciones locales, libros populares, escritos nacidos de historiadores, periodistas, inéditos autores y muchos escritores del Norte de Santander. El portal permite hallar el original ADN ancestral y ubica el sentido innato de pertenencia cucuteña. Llegó un día a la vida de todos los internautas, igual como aparecen las buenas nuevas, sin avisar, sigilosamente introduciéndose en las cortezas que somos y las venas que siempre fuimos. Su creador, nunca imaginó un buscador que tocara el alma y menos tallar imborrables despertares en ávidos ojos de lectura.

Aparece ahora como paso determinante para navegar en referencias de Cúcuta. Asegura a nuevas generaciones herramientas para afianzar valores jamás perdidos. La perspectiva futura para ámbitos históricos, culturales, sociales y deportivos, harán necesario considerar el Portal como insigne buscador de consulta e informativo. Importante archivo tecnológico para infantes en colegios y escuelas. Podrá acceder directamente cualquiera a profundos arraigos allí recopilados. Casi imperativo considerarlo como salvaguarda del sentido de identidad y pertenencia.

CRONICAS DE CUCUTA se convirtió en sugestivo repaso de acontecer histórico, recopilado en 19 capítulos o clasificaciones. Portal libre, siempre abierto a todo aquel deseoso por descubrir datos históricos, biografías, nombres de grandes personajes, fechas emblemáticas, sucesos de vida social, cultural, deportiva, religiosa, artística y política. Formidable vía adentrándose en acontecimientos del siglo XVIII hasta nuestros días. Todo expedicionario oriundo se encontrará representado en cada letra, apellido, dato, foto y fecha. Todos volverán a observar las luces de la gran ciudad en medio de rutas por hallar orígenes.

CRONICAS DE CUCUTA no debe tener como destino el olvido, deberá asegurar a nietos de nuestros nietos, inquebrantables lazos surgidos de nostalgias, recuerdos y añoranzas. CRONICAS DE CUCUTA es herramienta tecnológica para demarcar el hilo conductor entre hoy y ayer. Parece luz encontrada en días oscuros, nos abre el entendimiento. Pulsar la tecla nos lleva a destinos con encuentros pasados. Valiosa información contenida en páginas adornadas con sentimientos profundos.

CRONICAS DE CUCUTA garantiza el resurgir de valores originarios que parecían adormecidos por culpa del avasallante mundo moderno. CRONICAS DE CUCUTA llegó para quedarse, igual que mares inundados por recuerdos. CRONICAS DE CUCUTA confirmó la premisa donde las nostalgias se convierten en vehículos para transportar la historia. Una enciclopedia virtual presentada por nuestras gentes con sencillo lenguaje.

Anclados quedarán por siempre nuestros sentires, intactos los arraigos, despiertas las añoranzas y vivas las costumbres intactas. Ahora aseguramos el reguardo de raíces que retoñan desde cenizas del ayer. Dios jamás declaró desértico el Valle Arcilloso, siempre fue bendecido, tampoco declarado deshabitado para la vida del hombre.

Fueron creciendo raíces en medio de cenizas y milagrosamente reverdecieron los gigantescos árboles frondosos. CRONICAS DE CUCUTA reafirma lo que somos. Seguiremos siendo aquello que siempre fuimos, nada cambió, solo algunos pañetes y varios techos distintos.

Todo estará por volver, todo por crecer y todo por llegar. Nunca estaremos solos. Cada generación hará brotar nostalgias por siempre convertidas en historias llenas de arraigos.

Nos bastaba con vivir en Cúcuta…

domingo, 25 de noviembre de 2012

291.- EL PINTOR SALVADOR MORENO

Portal historia.nortedesantander.com/Sabatina Nº 35

Casa del pintor Salvador Moreno

La casa del pintor está ubicada en la avenida 2ª No. 13-23 del Barrio La Playa, Salvador Moreno Paz nació en Cúcuta en el año de 1874 y fue bautizado en San Cristóbal, de ahí que se produjera confusión sobre si era colombiano o venezolano.

Era uno de los tres hijos del matrimonio conformado por Salvador Moreno y Emilia Paz. De los dos hermanos restantes, sólo se recuerda el nombre de José Antonio.

Posteriormente, el padre se casa con la señora Helena Llanes, con la que procrea trece hijos más, hermanos de padre de Salvador. Estos son: Rosa, Roberto, Josefina, Helena, José Antonio, Salvador, Campo Elías, Rómulo, Rafael, Víctor Julio, Flor, Angelina y Juana.

Al finalizar el año de 1881, tenía 7 años en el Colegio del Táchira presentó un retrato que "provocó el asombro de cuantos lo veían y dudaron de que el niño fuera capaz de obra tan preciosa". Para comprobarlo fue llamado el niño Moreno y en un lienzo blanco ante los asistentes dibujó el retrato del Dr. Rangel Garviras allí presente "Ante muchas miradas fijas e incrédulas el silencio aumentó la solemnidad del triunfo que estalló en aplausos".

Dio Salvador Moreno Paz muestras de su gran talento artístico desde muy temprana edad, razón por la cual el Concejo de Cúcuta le otorgó una beca, por petición del Concejal Cucuteño Carlos Luís Jácome, a la edad de 17 años, para realizar estudios en Santafé de Bogotá, en la Escuela de Bellas Artes, en las materias de dibujo y pintura.

En la capital del país, tuvo la oportunidad de conocer y tratar al eminente poeta Rafael Pombo.

En la Academia de Historia del Norte de Santander existe una carta autógrafa fechada el 20 de julio de 1891 (tenía 17 años) con la cual regala al Concejo Municipal de Cúcuta el cuadro de Santander que se encuentra en el Despacho del Alcalde:

"Honorables Miembros del Concejo Municipal.

Queriendo contribuir con mis débiles esfuerzos en este día grandioso en el cual se celebra el aniversario de nuestra Independencia y para que se haga más palpable mi gratitud, deseo que figure en la Sala de vuestras sesiones el retrato del Eminente e ínclito General Francisco de Paula Santander, como primicia de mis estudios lo dedico al Honorable Cuerpo Municipal que preside actualmente mi población. Fdo. Salvador Moreno h, San José de Cúcuta julio 20 de 1891" (Salvador Moreno firmaba sus cartas con una h minúscula para diferenciarlo de su padre con el mismo nombre).

Su gran talento y personalidad le ganaron la amistad y admiración del artista mexicano Felipe Santiago, quien realizó gestiones para que Salvador fuera aceptado como estudiante regular en la Academia de San Carlos, en la ciudad de México. Allí permanece un tiempo y regresa a Santafé de Bogotá, desde donde emprende viaje a París en el año de 1.894.

Del Archivo Municipal: En carta fechada en México el 22 de diciembre de 1893 dirigida al Concejo informa que los $ 30 que recibe no son suficientes para sus gastos; pide que se le aumente la pensión a $ 60, que el proyectado viaje a Europa no se hace con menos de $ 200 que los $ 1.100 que recibió se agotaron.

Por acuerdo No. 13 de noviembre de 1893 el Concejo Municipal de Cúcuta ordenó "comisionar al señor Personero Municipal para convertir en oro francés" la pensión de $ 1.200 anuales que debe enviársele a Moreno y la suma de $ 400 para el viaje.

Pensionado por la ciudad de Cúcuta, llega a la “Ciudad Luz” en compañía de Manuel Arcila y Jesús Zamora.

El 16 de noviembre de 1894 el padre del pintor, sin observación ni reparo alguno transcribe al Presidente del Concejo la carta que le envió su hijo de París fechada el 10 de septiembre de 1894 encomendándole entregar al concejo el cuadro que regala a la Corporación, Ruth y Noemí. Es una escena bíblica de 2.15 x 1.68 según informa el pintor. Se encuentra en el Despacho del Alcalde: 

"Cuando lo presente Ud. al Concejo, diga que lo he dedicado por ser la primera obra de grande aliento que he trabajado y mereció la aprobación de mis maestros y obtuvo voto favorable de mis condiscípulos". . ." espero que mis amigos y paisanos de Cúcuta no desvanecerán las ilusiones que ha tenido respecto a mí'..

En el año de 1.896, Salvador Moreno obtiene un triunfo meritorio al ganar el primer premio de la “Exposición Internacional de Primavera”.

En el salón de otoño de París en 1898 logró uno de sus más resonantes triunfos al acaparar la admiración del jurado entre más de 2.105 lienzos de fina factura, con la pintura, “Carmencita la Sevillana”, tema español que lo seducía intensamente y que se encuentra actualmente en el museo de Louvre en París. En una carta a un amigo dice sobre este particular: “Hoy he captado el tema que habrá de servir de motivo a mi obra definitiva. Estoy feliz porque encontré el camino de mi difícil arte.”

No obstante esta racha de buena suerte, el artista pierde contacto con su familia y esto presagia el declive de una vida intensa y azarosa. La Guerra de los Mil Días contribuye con su despiadada crueldad al infortunio de Salvador Moreno quien, inexplicablemente, parece hundirse en la desgracia en un país lejano.

Por fin, en 1902, después de mucha espera, llega una carta en la que, el artista pide a su padre le envíe dinero para regresar a su tierra: “Es increíble, papá, que después de haber amado hasta el estrépito a esta loca ciudad, llegue a repugnarme todo lo que encuentro en torno mío”.

Diez años más tarde, en 1912 el padre viaja a Londres, con la misión de rescatar a su hijo y lo encuentra en lamentables condiciones físicas como mentales. El artista había caído en un profundo abismo, del cual no pudo ya recuperarse jamás.

La mayor parte de su obra parisiense se perdió en manos de amigos desleales, que, lo despojaron inmisericordemente de sus más preciados tesoros.

De vuelta a Colombia, en 1913 enloqueció definitivamente, y aunque en medio de su enfermedad trató de reencontrarse con su pasado glorioso, transcurrió su vida aislado, postrado miserablemente hasta el día de su muerte, en el barrio La Playa, el 8 de octubre de 1.953.


Entre sus obras sobresalen:

- General Francisco de Paula Santander (1891) Consejo de Cúcuta.

- La Espalda (Museo Nacional de Colombia)

- En Altamar (Colección Particular)

- La Visita en el Hospital (Colección Particular)

- San Juan de Dios (Despacho de la Alcaldía de Cúcuta)

- Ruth y Nohemí (1893) (Despacho de la Alcaldía de Cúcuta)

- Estudio (1896) (Museo de Arte de Medellín Francisco Antonio Zea)

- Atardecer (Robado del Club del Comercio de Cúcuta)

- Estudio de manos (1893) (Robado de una colección particular)

- La cara del idiota (Colección de la Familia Barco)

- Retrato de una mexicana (Robada)

- Retrato del General Girardot (Colección particular)

- Retrato del General Daniel Hernández (Colección particular)

- Carmencita La Sevillana 1898 (Museo de Louvre- París) ''reconocimiento público a aquel coterráneo y un homenaje de cariño y simpatía de su tierra nativa"


Don Luis Febres Cordero el más connotado historiador de esta ciudad presentó al H. Concejo en enero de 1922 pidiéndole que solicite al R.P. Luis Pérez Hernández una conferencia "sobre la vida del artista cucuteño'', con objeto de rendir un tribu.

Monseñor Luís Pérez Hernández escribió sobre este guerrero de los matices lo siguiente: 

El niño Salvador Moreno se echó en el regazo de la naturaleza y ella lo mimó como el hijo predilecto y le contó sus secretos. Le enseñó a engarzar en los pinceles el azul infinito de los cielos; le dijo como se teje la púrpura en que duerme el sol; le mostró la noche oculta, la noche oculta en el regazo frío de las aguas dormidas; le contó que el sol tiene en su mágica paleta, oro para esmaltar girasoles y muriese para teñir las rosas. Y el artista escuchó embelesado, los secretos de la naturaleza, los hizo emoción en su corazón y llenó con ellos el soberbio palacio de la fantasía; y de su pecho apasionado y de su mente luminosa hizo brotar el prodigio.

Sobre Salvador Moreno han escrito muchos biógrafos, entre ellos Monseñor Luís Pérez Hernández, Rafael Pombo, Luís Alberto Villalobos, Pablo Rueda Arciniegas, Gonzalo Canal Ramírez, Pedro María Fuentes, Luís Eduardo Pacheco, Luís A. Medina, Luís E. Romero, Leonardo Molina Lemus y Juan Agustín Ramírez Calderón. En Venezuela J. M. Contreras S. Por eso cuando se mencionen a los personajes refugiados en la razón de la demencia, hay que decir: Bendita sea la locura de Don Quijote, de Van Gogh, la de Salvador Dalí y bendita sea la locura de Salvador Moreno.




Recopilado por : Gastón Bermúdez V.


viernes, 23 de noviembre de 2012

290.- EDUARDO COTE LAMUS: POLÍTICO Y POETA



 
 “Amigo mío: esperemos que nos llegue nuestra muerte. / Y si a ti se te acerca antes, / regresa con ella el día que me toque el turno / para que me cuentes, antes de morir, / ¡qué es lo inefable!”
EDUARDO COTE LAMUS.

Introducción (Jorge Báez Vera). No se sabe, como recuerda más la gente a Eduardo Cote Lamus, si como poeta o como político, o lo que es peor, quizás nadie lo recuerde ya, y lo que sería más lamentable, que no se sepa quien fue.
Pues para los unos, quienes no lo recuerdan y para los otros, quienes no lo conocen, les digo, que es quizás de los cucuteños más insignes del siglo pasado, que como poeta es ampliamente reconocido por la crítica literaria, pero como dijera de él, el maestro Cicerón Flórez, en un artículo titulado ‘Eduardo Cote Lamus: el hombre cotidiano’:

En el diario transcurrir de Cote Lamus contaba -y mucho- la política. En él era un ejercicio apasionante” 



Portal historia.nortedesantander.com. La casa de la calle 13 No. 3-25 de Cúcuta, situada exactamente al lado de la Torre del Reloj, es el lugar de nacimiento del poeta Eduardo Cote Lámus. En ella vivió Pablo Antonio Cote Bautista y Elena Lamus Hernández en la época que nació Cote Lámus, el 18 de agosto de 1928, el cual fue bautizado en la Parroquia de San José el 27 de agosto de 1928, según partida de nacimiento que reposa en los archivos de la citada parroquia.
 

Eduardo Cote Lamus cursó derecho en la Universidad Javeriana de Bogotá. Fue diplomado en Filología Hispánica en la Universidad de Salamanca, España, país al cual viajó en 1950, ganando allí al año siguiente el premio de poesía “A la joven literatura” por su libro Salvación del recuerdo. Durante su estadía en España, Cote dictó conferencias y cátedras en varias universidades, alternando esta labor con recitales poéticos.

En 1954 fue nombrado Cónsul Auxiliar de Colombia en Frankfurt (Alemania), donde vivió tres años; durante ese lapso estudió filosofía y publicó en España su tercer libro de poemas, Los sueños (Editorial Insula, Madrid), por el cual llegó a ser finalista del premio anual de literatura.

Fue luego codirector de la revista Mito, con Jorge Gaitán Durán. Y ya plenamente vinculado a la política, colaboró con el Diario de Colombia. Durante la época de Mito editó dos libros más de poesía: La vida cotidiana (1959) y Estoraques (1963), sus obras de madurez. Así mismo, publicó poemas en su revista, donde apareció también su Diario del Alto San Juan y el Atrato.

Carnet de Estudiante - España


Desempeñando el cargo de gobernador de Norte de Santander, falleció prematuramente en un accidente automovilístico en La Garita, en la madrugada de un 3 de agosto de 1964, cuando regresaba de Pamplona, siendo Gobernador del Departamento, del que ya había sido Secretario de Educación, y antes se desempeñó en un cargo consular en Alemania, y dicen que estaba ad-portas de ser nombrado Ministro de Educación, del gobierno del Presidente Guillermo León Valencia.

Según Guillermo Alberto Arévalo, se destaca en la obra de Eduardo Cote Lámus una característica poco común en el marco de la historia literaria colombiana, su permanente superación estética: “Su evolución testimonia un oficio como pocos en el continente. La progresiva depuración de su obra, el equilibrio y firmeza conquistados en los dos últimos libros, obligan a pensar que, de no haber sido por el prematuro cumplimiento de su ineludible cita con la sombra, Eduardo Cote Lamus habría culminado la obra poética más sólida de cuantas hayan brindado las últimas generaciones de Colombia”.

Gestión Política (Luis Parra Delgado): Así como desde su muy temprana edad reveló su marcada inclinación a la poesía, haciendo versos, participando en concursos, interviniendo en centros literarios y en la Academia de el Colegio Provincial de Pamplona, por esta misma época se puso en evidencia su vocación política.

Corría la década de los 40 y tambaleaba lo que en su tiempo se denominó la República Liberal, El Doctor Alfonso López Pumarejo, elegido Presidente de la República por segunda vez en pugna con su contendor el Dr. Carlos Arango Vélez, no resistía el empuje avasallador de ese formidable caudillo que fue el Dr. Laureano Gómez, para el momento jefe indiscutible del Partido Conservador. Cote, en quien confluyeron las dos corrientes tormentosas de los partidos políticos, ya que por el lado paterno su apellido estaba vinculado al de eminentes caudillos conservadores, y por el lado materno al de figuras muy prominentes del Liberalismo, se afilió desde un comienzo al Partido Conservador, y a su servicio se entrego por entero, dando de si todo cuanto era posible a su juventud apasionada y brillante.

En esos primeros años se le vio constituyendo comandos de juventudes estudiantiles, de obreros, de campesinos, de mujeres, se le oyó dictar conferencias, hacer discursos como el de la recepción al Dr. Manuel Barrera Parra, cuando siendo Presidente del Directorio Nacional Conservador, visitó la ciudad de Pamplona luego de haber sido proclamada la Candidatura Presidencial del Dr. Mariano Ospina Pérez en la Convención del Teatro Colón de Bogotá. Al servicio de esa campaña se dedicó sin desvelo, hasta su culminación el 2 de mayo de 1945 con el triunfo de Ospina, candidato de Unión Nacional contra sus contendores del Partido liberal, los doctores Gabriel Turbay y Jorge Eliécer Gaitán.

La circunstancia anotada, le abrió a Cote amplios horizontes ya que la Presidencia del Dr. Ospina y el ascenso del Conservatismo al poder coincidió con la terminación de su bachillerato en el año 46, y su viaje a Bogotá en donde al año siguiente inició sus estudios de Derecho en la Universidad Javeriana. A su llegada a la Capital se contacta con los altos círculos de la política, en particular se relaciona con Gilberto Alzate Avendaño a quien siguió hasta más allá de su muerte, luchando por la supervivencia de su movimiento político. Hace su ingreso como columnista del periódico ECO NACIONAL, el antecesor de DIARIO DE COLOMBIA desde el cual Alzate Avendaño libró sus más recias batallas. Con jóvenes de su generación se alista en el movimiento denominado REVOLUCION NACIONAL, cuyo objetivo estaba orientado a implantar desde el poder el pensamiento Bolivariano.

Iniciado el año de 1948 continúa sus estudios de Derecho en la Universidad Externado de Colombia, viajando en 1950 a España. En 1.954 se traslada a Frankfurt como Cónsul Auxiliar de Colombia, regresando al país una vez derrocado el General Gustavo Rojas Pinilla.

Con Gilberto Alzate Avendaño, Cástor Jaramillo Arrubla, Humberto Silva Valdivieso, Hernando Sorzano González, Aurelio Caicedo Ayerbe y varios otros, hace parte de lo que en su tiempo se denominó Conservatismo Independiente, en oposición al Laureanismo. Postulado candidato a la Cámara de Representantes, es elegido para el período 1958-1960.

Al propio tiempo organiza en su Departamento con sus compañeros de lucha política el relevo generacional, enfrentándose al Dr. Lucio Pabón Núñez hasta entonces Jefe indiscutible e indiscutido del Conservatismo, habiendo sido ungido con la investidura de Senador en una pugna electoral muy aguerrida, para el período 62-66. Antes, concluido su período en la Cámara, se desempeñó como Secretario de Educación Departamental en los inicios del gobierno del Dr. Miguel García Herreros (1960- 1961). Es colaborador del Diario de Colombia, y en Cúcuta funda el Radio periódico El Viento y más tarde el semanario del mismo nombre, los cuales constituyen el medio de divulgación de sus ideas. Estos órganos de expresión perduran hasta su fallecimiento en 1964.

La actividad parlamentaria de Cote, no estuvo signada por el silencio. Muy por el contrario, hubo de intervenir en debates de significación en donde brilló por su expresión, por su gesto de orador parlamentario, por el contenido de la exposición y la dialéctica en la argumentación.

El hombre cotidiano (Cicerón Flórez Moya). El encuentro con Eduardo Cote suscitaba inevitablemente el tema de la poesía. Hablaba de lo que estaba haciendo. Leía en voz alta alguna nueva creación. Recordaba distancias y amigos, otros años, otras tierras. Ponía de presente obras leídas y se interesaba por quienes a su alrededor podían estar incurriendo en ejercicios literarios. Esa dedicación de Cote a la poesía, la literatura, la cultura en general, no era una manifestación cerrada o elitista. La proyectaba públicamente. La convertía en acciones cotidianas. Hacía parte de su trabajo intelectual o de sus funciones de gobierno. Algo así como un pan diario.

Tal comportamiento está impreso en las realizaciones que asumiera o estimulara Cote Lamus en el campo de la cultura, en esta ciudad, cuando se desempeñaba como ciudadano particular, dirigente político, secretario de educación del departamento o Gobernador.

Fue entonces cuando surgió un fértil movimiento promotor de diversas manifestaciones culturales. Se creó el Ateneo del Norte y a éste siguieron otros hechos perdurables. Allí están los frutos: la Casa de la Cultura de Cúcuta, el Instituto de Cultura del Norte de Santander y dentro de éste, la Escuela de Bellas Artes y el variable grupo de teatro.

Pero hubo más: los salones de arte, con la participación de los más notables pintores y escultores de Colombia; los concursos de poesía y cuento: la aparición de una generación regional de artistas visuales, de la cual quedan figuras realizadas y aún vigentes, el interés de las gentes por los actos programados.

Cote también atrajo hacia Cúcuta a destacados escritores, artistas, intelectuales. Aquí vinieron, en diferentes ocasiones, Eduardo Carranza, Rafael Maya, Gonzalo Arango, Eduardo Ramírez Villamizar, Hernando Valencia Goelkel, Andrés Holguín, Jorge Eliécer Ruiz, Carlos Granada, Luciano Jaramillo. Muchos más, involucrados en ese ideal de la cultura que se le estaba metiendo a la región.

No era solamente Cote, claro está. Él era el motor, dado su peso intelectual y su manejo del poder regional. Alrededor suyo se agruparon las gentes con disposición a las tareas puestas en marcha y atraídas por esa corriente novedosa y feliz de la palabra, de la figura, de la escena, de las diferentes expresiones del talento y de la vitalidad creadora.

En la tertulia, en la conversación improvisada, en el espacio de su despacho de funcionario, Cote Lamus mantenía prendida la llama de la poesía. No la dejaba. Mostraba eufórico su poema "Estoraques", entonces sin publicar y se sostenía, siempre en el recuerdo de sus autores preferidos y en la relación de mucho de lo vivido al calor del trabajo de escritor.

Dentro de ese ambiente era abierto a la percepción de los hechos cotidianos. Se bajaba al nivel que estuvieran para apreciarlos, asimilarlos, gozarlos o sufrirlos. Eran materia propicia para su conocimiento o la recreación con destino a su propia obra. La actitud poética de Cote frente a lo cotidiano no implicaba rebusques desmesurados. Era humanamente normal. Tomaba los hechos con las palabras descomplicadas que pudieran proyectarlos mejor, con sencillez que le imprimieran transparencia y con espontaneidad para no alterar la identidad de los elementos propios de cada acontecimiento.

Epílogo (David Bonels). El tiempo, del que tanto hablaba en sus versos, ha terminado por hacer justicia a Cote. Le ha otorgado el respeto de los Nortesantandereanos y el lugar que le corresponde en el panorama de la Literatura Nacional.

Extraña personalidad la suya. Alternaba la política con la literatura y las dos cosas con una pasión desenfrenada de vivir. La fuerza de su poesía radica precisamente ahí.

Su itinerario político y literario estuvo siempre orientado hacia el acierto. No se contentaba con lo ya adquirido, quería superarlo todo. Era un hombre en permanente ascenso: Diplomático, Secretario de Educación, Parlamentario y Gobernador de su Departamento, la muerte lo sorprendió cuando el Presidente Valencia lo acababa de llamar a ocupar un ministerio.

Igual cosa sucedió con su quehacer estético: Su obra es el resultado de un trabajo intenso. Cada palabra, cada verso de sus dos últimos libros revelan el conocimiento del lenguaje y el sentido justo de la expresión.

Y es que Cote no daba puntadas al azar. No se dejaba subyugar por el simple juego de adjetivos, ni cocinaba sus versos en los manidos moldes poéticos generacionales. Su poesía obedecía a un laborioso trabajo de alquimista. Era un poeta de taller.

A tres décadas de su muerte, la obra de Eduardo Cote Lamus se ha liberado de las ataduras del tiempo. Forma parte ya del patrimonio político e intelectual de nuestro Departamento. Su nombre quedará definitivamente vinculado a la vida colombiana, y especialmente, a la vida del Norte de Santander.

Veamos algo de Cote Lamus:

ESTORAQUES III (FRAGMENTO)

El tiempo nada más en la piel del estoraque,
el tiempo como un perro que nunca llega al hueso,
el tiempo ladrando como perro, como un perro
derrotado por los sueños.

En la superficie el tiempo: Heráclito el Oscuro
hubiera aquí encontrado que su río es la sed,
hubiese aquí encontrado que es mejor
el limo que los días, el cristal que las imágenes,
la rueda del molino igual al agua.

Aquí las ruinas no están quietas:
el viento las modela. Por ejemplo
lo que antes era escombro de palacio
lo convirtió en estatua la erosión
y lo que fue la sombra de la torre
es ahora la sombra del chalán.


La memoria cultural de Cúcuta, le debe al autor e insigne poeta por lo menos la declaración del inmueble de su nacimiento como patrimonio cultural y una placa recordatoria.






Recopilado por : Gastón Bermúdez V.


miércoles, 21 de noviembre de 2012

289.- LA TORRE DEL RELOJ


Gastón Bermúdez Vargas





Esta torre la encontramos en la calle 13 entre avenidas 3ª y 4ª. A principios del siglo XX, sobre la calle 13 (antiguamente llamada calle García Rovira), se edificó una casa de habitación "... construida en tapia, bahareque, teja de barro, madera rolliza y caña, de lo que aún conserva de esa época parte, con su correspondiente solar encerrado de tapias...", para la familia Colmenares Jácome, propiedad del señor Rafael Colmenares.

En 1923, la edificación fue adquirida por la empresa Eléctricas del Norte S.A., compañía encargada del alumbrado público de la ciudad, para convertirla en su sede. Esta construyó la torre de seis niveles, que aún conserva la edificación y que originalmente fue iluminada con bombillos tricolores, alusivos a la bandera nacional.

El diseño, la construcción y el embellecimiento de la fachada de la torre en 1930, fueron obra del maestro Crisanto Ramírez. Se caracteriza por la utilización de ladrillo tolete con repello de cal.

Se importó de Italia, para ser puesto en lo alto de la misma, un reloj que "... daba sonando las campanas que tenía, las horas, los cuartos de hora, las medias horas y los tres cuartos de hora..." y además tocaba el Himno Nacional colombiano, que evoca recuerdos y sentimientos patrióticos en la ciudad. Esta pieza fue importada por Andrés Fernández, entonces gerente de la Compañía.

El reloj de campana que le dio nombre a la torre, fue fabricado en Torino, Italia por la familia Miroglio, las campanas tienen inscrito: “Premiata fonteria de Poli Victorio Veneto Italia. Compañía Eléctrica del Norte -Cúcuta. MCMXXX”.

El reloj italiano consta de cuatro partes. La primera es la encargada de mover las manecillas, la segunda controla 8 campanas, la tercera da los cuartos de hora, y la última es el carrilón, que permite que suene el himno nacional. “Todas las partes están movidas por guayas, y trabajan por efecto de piñones.

Si bien es cierto que las columnas, balaustres, cornisas y capiteles de las fachadas, caracterizan la fuerza y orden del estilo de la arquitectura republicana, en su interior se observa un inmueble que nos traslada a la época colonial donde priman los calados y claraboyas que iluminan el ambiente adornado con la madera de sus diferentes escalerillas, pisos, puertas, ventanas y postigos.

Entre 1948 y 1960, el inmueble albergó las oficinas de las Empresas Municipales de Cúcuta-1948, Centrales Eléctricas de Cúcuta S.A.-1952 y las de Centrales Eléctricas del Norte de Santander S.A-1955.

Con la creación de las escuelas de arte dramático y de pintura en 1960, comenzó el uso cultural del edificio que fue oficialmente inaugurado el 24 de febrero de 1962, por el entonces presidente de la república Alberto Lleras Camargo.

El 12 de marzo de 1982, la casa Torre del Reloj fue declarada Monumento Nacional, según Resolución 002 y el 25 de agosto de 2003 mediante resolución N°1260 fue designada como Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional, por ser un ejemplo sobresaliente de arquitectura republicana en Colombia y uno de los hitos urbanos de mayor belleza y significado para la ciudad.

A partir de 1992 se iniciaron los trabajos de restauración integral del edificio, efectuados por la empresa Juan José Yáñez y Cía. Ltda. basados en el PROYECTO DE RESTAURACION (1989) elaborado por la Arq. María Teresa Vela Vicini, que culminaron en 1995. Posteriormente se han realizado obras pero más que todo de mantenimiento, y unas reformas en la parte administrativa y el auditorio. Las últimas obras de adecuación, mejoramiento y mantenimiento se realizaron con la empresa Unión Temporal Arkitorre 2015, y  las cuales terminaron en marzo de 2016.

Actualmente este inmueble es sede de la Secretaría de Cultura de la Gobernación del Norte de Santander y cuenta con espacios dedicados a promover las manifestaciones culturales de la región.


Fachada principal del inmueble.

Las puertas y escaleras con sus respectivos pasamanos, hacen disipar la monotonía de cada uno de sus niveles.

Pareciera que son vitrales, pero no. Es la madera hecha luz a través de sus ventanas.

Imponente y majestuosa se observa con vehemencia el estilo de la arquitectura republicana de la cúpula desde la parte posterior.

Los pesos y contrapesos que regulan los tonos de las campanas, se asoman en el techo del piso quinto.

Una de las ocho campanas italianas construidas especialmente para la electrificadora y que componen el engranaje del reloj.

Por las claraboyas del cuarto piso se divisa el entorno. Aquí, en primer plano, la capilla del ancianato y al fondo el cerro Tasajero.