PORTAL CRONICAS DE CUCUTA: Estandarte cultural de historias, recuerdos y añoranzas cucuteñas…

PORTAL CRONICAS DE CUCUTA: Estandarte cultural de historias, recuerdos y añoranzas cucuteñas…

TERREMOTERO -Reconocimiento, enero 2018-

Apasionantes laberintos con inspiraciones intentan hallar rutas y permiten ubicarnos en medio de inagotables cascadas, son fuentes formadas por sudores de ancestros. Seguimos las huellas, buscamos encontrar cimientos para enarbolar desprevenidos reconocimientos en los tiempos. Siempre el ayer aparece incrustado en profundos sentimientos.

Corría finales del año 2008, Gastón Bermúdez sin advertir y sin proponerlo, inicia por designios del destino la creación del portal CRONICAS DE CUCUTA. Parecen haberse alineado inspiraciones surgidas por nostalgias. Gran cúmulo de vivencias, anécdotas, costumbres y añoranzas, fueron plasmadas en lecturas distintas.

Ya jubilado de la industria petrolera venezolana, recibió mensaje que expresaba una reunión de amigos en Cúcuta. Tenía más de cuatro décadas ya establecido de forma permanente, primero en la ciudad del puente sobre el Lago y después en la cuna del Libertador. Viajó ilusionado, acudió puntual a la cita desde Caracas. Encontró un grupo contemporáneo, conformado por amigos ex-jugadores de baloncesto y ex-alumnos del Colegio Sagrado Corazón de Jesús.

La tierra cucuteña levantada desde primeras raíces plantadas, siempre acompañó todos los hijos ausentes. Cuando encontramos distantes los afectos, creemos separarnos de recuerdos. Nos llevamos al hombro baúles de abuelos, cargamos con amigos del ayer, empacamos en maleta la infancia y juventud. Muchas veces una fotografía antigua, atrapa y confirma que nunca pudimos alzar vuelo.

Entonces por aquellos días apareció publicado ´La ciudad de antaño´, parido desde generosa pluma con sentido de identidad comprometida, fue el mártir periodista Eustorgio Colmenares Baptista dejando plasmados recuerdos de finales de los 50 y años 60. Sin querer, esas letras fueron presentación inaugural de CRONICAS DE CUCUTA. Los Inolvidables sentires viajaron al modesto grupo de amigos y abrieron compuertas para afianzar arraigos de infancia. Don Eustorgio culmina la crónica con frases retumbando las memorias: “Había muchos menos avances tecnológicos a disposición de la comunidad, pero vivíamos como si nada nos faltara. Nos bastaba con vivir en Cúcuta”.

Sentires intactos, ahora plasman recuerdos en calles transitadas por niños que fuimos. Nuevamente los arraigos hacen despejar las avenidas a los rieles del antiguo ferrocarril. Nos bastaba con vivir en Cúcuta. Asoman madrugadas entre indetenibles remembranzas y añoranzas.

Sin planificar nada, Gastón compartía vía internet las crónicas del Diario La Opinión aparecidas cada ocho días en lecturas dominicales. Sin saber, creció el portal CRONICAS DE CUCUTA. Cada acontecimiento recopilado se convertía en homenaje In Memoriam para hombres y mujeres que dejaron muy alto el Valle de Guasimales. Igualmente, exalta la dignidad con reconocimiento a grandes glorias del ámbito artístico, cívico, periodístico, religioso, deportivo, cultural, social y político.

Oficialmente se convierte en PORTAL WEB el 7 de octubre 2010. En forma admirable acumula ya 1.329 recopilaciones tipo crónicas, casi todas extractadas de periódicos y publicaciones locales, libros populares, escritos nacidos de historiadores, periodistas, inéditos autores y muchos escritores del Norte de Santander. El portal permite hallar el original ADN ancestral y ubica el sentido innato de pertenencia cucuteña. Llegó un día a la vida de todos los internautas, igual como aparecen las buenas nuevas, sin avisar, sigilosamente introduciéndose en las cortezas que somos y las venas que siempre fuimos. Su creador, nunca imaginó un buscador que tocara el alma y menos tallar imborrables despertares en ávidos ojos de lectura.

Aparece ahora como paso determinante para navegar en referencias de Cúcuta. Asegura a nuevas generaciones herramientas para afianzar valores jamás perdidos. La perspectiva futura para ámbitos históricos, culturales, sociales y deportivos, harán necesario considerar el Portal como insigne buscador de consulta e informativo. Importante archivo tecnológico para infantes en colegios y escuelas. Podrá acceder directamente cualquiera a profundos arraigos allí recopilados. Casi imperativo considerarlo como salvaguarda del sentido de identidad y pertenencia.

CRONICAS DE CUCUTA se convirtió en sugestivo repaso de acontecer histórico, recopilado en 19 capítulos o clasificaciones. Portal libre, siempre abierto a todo aquel deseoso por descubrir datos históricos, biografías, nombres de grandes personajes, fechas emblemáticas, sucesos de vida social, cultural, deportiva, religiosa, artística y política. Formidable vía adentrándose en acontecimientos del siglo XVIII hasta nuestros días. Todo expedicionario oriundo se encontrará representado en cada letra, apellido, dato, foto y fecha. Todos volverán a observar las luces de la gran ciudad en medio de rutas por hallar orígenes.

CRONICAS DE CUCUTA no debe tener como destino el olvido, deberá asegurar a nietos de nuestros nietos, inquebrantables lazos surgidos de nostalgias, recuerdos y añoranzas. CRONICAS DE CUCUTA es herramienta tecnológica para demarcar el hilo conductor entre hoy y ayer. Parece luz encontrada en días oscuros, nos abre el entendimiento. Pulsar la tecla nos lleva a destinos con encuentros pasados. Valiosa información contenida en páginas adornadas con sentimientos profundos.

CRONICAS DE CUCUTA garantiza el resurgir de valores originarios que parecían adormecidos por culpa del avasallante mundo moderno. CRONICAS DE CUCUTA llegó para quedarse, igual que mares inundados por recuerdos. CRONICAS DE CUCUTA confirmó la premisa donde las nostalgias se convierten en vehículos para transportar la historia. Una enciclopedia virtual presentada por nuestras gentes con sencillo lenguaje.

Anclados quedarán por siempre nuestros sentires, intactos los arraigos, despiertas las añoranzas y vivas las costumbres intactas. Ahora aseguramos el reguardo de raíces que retoñan desde cenizas del ayer. Dios jamás declaró desértico el Valle Arcilloso, siempre fue bendecido, tampoco declarado deshabitado para la vida del hombre.

Fueron creciendo raíces en medio de cenizas y milagrosamente reverdecieron los gigantescos árboles frondosos. CRONICAS DE CUCUTA reafirma lo que somos. Seguiremos siendo aquello que siempre fuimos, nada cambió, solo algunos pañetes y varios techos distintos.

Todo estará por volver, todo por crecer y todo por llegar. Nunca estaremos solos. Cada generación hará brotar nostalgias por siempre convertidas en historias llenas de arraigos.

Nos bastaba con vivir en Cúcuta…

viernes, 31 de mayo de 2013

386.- LA PRIMERA SEMANA UNIVERSITARIA DE CUCUTA


Gerardo Raynaud

Apenas estaban por titularse los técnicos pioneros en 1964, cuando empezaron a promoverse los primeros festejos en la universidad Francisco de Paula Santander de Cúcuta. Todavía no se tenía mucha conciencia de lo que eran los estudios universitarios, pues recuerdo que muchos me comentaban entonces que la Francisco de Paula era apenas un instituto superior y en realidad lo era ya que sólo ofrecía algunos programas técnicos como Delineantes de Arquitectura o como se llamaba entonces ‘Dibujo Arquitectónico’, Topografía y Laboratoristas de Ingeniería, aunque se tuvieran claras intenciones de proponer carreras profesionales que solamente lograron concretarse el año siguiente cuando se firmó un convenio con la Universidad Nacional de Colombia que permitiría que estudiantes de algunas Ingenierías y Economía pudieran continuar sus estudios luego de realizar los primeros dos años en la ciudad. La verdad es que el convenio se firmó luego que la Universidad Nacional realizó un amplio diagnóstico de las posibilidades que tenía la naciente universidad de ofrecer una formación de calidad a los estudiantes que cada día tenían más necesidades académicas, sin posibilidades reales de educación, pues carecían de los recursos para irse a estudiar a otras ciudades del país o de Venezuela, que era una de las alternativas posibles para algunos, en razón de las relaciones de parentesco o amistad con sus paisanos del vecino país. El resultado fue ampliamente favorable, al punto que los mismos evaluadores se quedaron sorprendidos de las condiciones de la institución. Puedo asegurar que ya en ese momento, la universidad bajo la rectoría del doctor José Luis Acero Jordán, mostraba signos de calidad que la hacían respetable en el estricto ámbito académico nacional, lo cual contribuyó a que posteriormente, el Ministerio de Educación Nacional le concediera la Licencia de Funcionamiento que permitió su despegue como la universidad pública, insignia de la ciudad y la región.

Ahora bien, regresando al tema que nos concierne y estando a punto de graduar a sus primeros profesionales, directivas y estudiantes se dieron a la tarea de programar, la que sería la primera Semana Universitaria que se realizaría en la ciudad. Claro que la iniciativa se gestó inicialmente entre los alumnos y fueron los integrantes del Consejo Estudiantil con su presidente a la cabeza, Gustavo Silva Ibarra, quienes emprendieron los preparativos para que esta Semana Universitaria, la primera en realizarse, tuviera el esplendor y la recordación que se merecía para que las generaciones futuras la tuvieran como referencia a la hora de ejecutar las diligencias que enaltecieran el nombre de la institución y de quienes la conformaban.

No eran muchos los estudiantes, de manera que las decisiones fueron fáciles de tomar, además que los auspicios logrados por intermedio de las empresas del sector privado fueron relativamente fáciles de obtener; hay que recordar que la universidad era entonces un ente de carácter privado y sus recursos eran bastante limitados. El comité promotor definió que la fecha de realización sería la semana del doce de octubre para aprovechar el puente festivo y que el certamen constaría de actos culturales, deportivos y sociales. Para esos días, se había convenido la actuación de la Tuna de Pamplona, compuesta por 35 estudiantes del Colegio Carmelitano, del Sexteto de la Universidad Industrial de Santander y de la Lira Universitaria de San Cristóbal, Estado Táchira. Se habían cursado invitaciones a ‘Raimundo y todo el mundo’ para que vinieran pero todos se excusaron con las más triviales disculpas. Belisario Betancur, Antonio Panesso Robledo y Marta Traba declinaron la invitación para dictar conferencias de carácter socio económico y en el terreno deportivo se anunció la realización de un Triangular de Basquetbol con las selecciones de Pamplona, San Cristóbal y Cúcuta, pero el evento que mayor atractivo produjo entre el público en general y los propios involucrados, fue la celebración del Primer Reinado Universitario. La Facultad de Artes y Ciencias, en su sección de Economía, fue la primera en presentar su candidata, designación que recayó en la bella ocañera Adalith Forero Villalba. Las escuelas de Topografía y Dibujo Arquitectónico hicieron lo propio con la presentación de su candidata Genarina Pallares y con esas dos candidatas se dio inició a las festividades con un fastuoso Bingo Bailable, amenizado por la orquesta de Manuel Alvarado.

El centro de las actividades sociales, culturales y deportivas fue el Club de Centrales Eléctricas, cedido gentilmente por su Junta Directiva. Así, el primer día, después de la alborada que se cumplió a las 5 a.m. se realizaron las competencias deportivas de tejo, bolas criollas y natación. El almuerzo, ofrecido por la empresa fue una ternera a la llanera, que en esta ocasión alcanzó para todos y por la tarde, a partir de la 4 p.m. el concurso de baile. Las parejas inscritas, mostraron sus habilidades en los distintos ritmos y se premió a los mejores en la ejecución del twist, la cumbia, el tango y el pasillo. Al día siguiente, se programó una exposición de pintura y se realizó la evaluación del Concurso de Cuento que se había abierto en los días previos para que los estudiantes tuvieran la oportunidad de presentar sus escritos y obtener las menciones correspondientes.

Las comitivas de las reinas estuvieron atareadas en las labores propias de sus candidatas, especialmente para tratar de convencer al jurado, de elegir a quien ellos apoyaban, sin embargo, éste era bastante hermético a las influencias de los asesores de las postulantes y solamente se supo de la decisión, la noche de la coronación.

Ahora en el Club Tennis, domingo, víspera del festivo 12 de octubre, las nueve de la noche, velada de coronación de la reina y cierre de la Primera Semana Universitaria. Amenizaba la fiesta, la orquesta de Manuel Alvarado a quien habían contratado para toda la programación. El jurado estaba compuesto por el ingeniero Hugo Ríos Omaña, el abogado Rafael Lamus Girón y el señor Jesús Emilio Escalante, destacado empresario de la ciudad. Las candidatas, Adalith y Genarina. Llegada la medianoche, el bullicio de las barras de las candidatas iba en ascenso a medida que desfilaban por el centro de pista, la difícil tarea del jurado no tardó mucho y la elegida fue la estudiante de Economía Adalith Forero Villalba, en una decisión de amplia aceptación. El evento terminó con el discurso de coronación por parte del estudiante de Topografía Temístocles Corzo y la coronación a cargo del gobernador Gustavo Rodríguez Duarte. Terminado el jolgorio, la Universidad reanudó sus actividades que culminaron, en diciembre, con la graduación de los primeros egresados de la Escuela de Dibujo Arquitectónico.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

miércoles, 29 de mayo de 2013

385.- EXALUMNOS MIRAN A LA UFPS POR ESPEJO RETROVISOR


Celmira Figueroa



El 5 de julio  de 2012 la Universidad Francisco de Paula Santander  cumplió medio siglo de vida. Tres ex-alumnos de ingeniería civil se dieron a la tarea de rememorar sus primeros pasos, a mirar por el espejo retrovisor, pero también a auto examinarse y  a visionarla.

RICARDO ZÁRATE CABALLERO

Terminó la primaria en escuela piloto República de Venezuela. El bachillerato en el colegio Municipal y en el 69 ingresó a la Universidad Francisco de Paula Santander en la facultad de Ingeniería Civil. Recuerda que en esa época sólo se hacían dos años en Cúcuta, en la casona de la calle 13 con avenida sexta y el resto en la Universidad Nacional de Bogotá, mediante convenio.

Fue afortunado de ese convenio. Estando en Bogotá recibió un fuerte bolillazo en la cabeza de las tantas entradas de la policía al claustro. En consecuencia perdió el equilibrio y la altura le produjo rinitis que decidió regresar a Cúcuta. Le tocó meterse a obras civiles, porque solo el abanico lo conforma: dibujo arquitectónico, obras civiles,  topografía y economía. El rector José Luis Acero Jordán le ofreció  la coordinación del laboratorio de suelo y obras civiles. Después que se formalizó la carrera terminó ingeniería civil.

Lo marcó de esa época la lucha del cogobierno. Es decir, que la universidad sea regentada por los mismos que la viven. “En ese entonces el Consejo Superior, que es el máximo organismo tenía mucha gente de afuera y por ejemplo, los estudiantes no tenían representación. Esa lucha costó, incluso vidas de estudiantes, pero dio frutos.

No alcanzó a salir en el mosaico de la primera promoción porque se quedó en algunas materias. Se graduó con la segunda promoción.

Recuerda que la universidad fue visionada por sus fundadores bajo  tres pilares: científico, técnico y cultural. “Lamentablemente por las distintas etapas que ha pasado la universidad en estos momentos está en una quietud total: sólo sacando profesionales para dárselos al mercado”.

Desde 1974 está vinculado con la universidad. En estos momentos pertenece a la planta de docentes, adscrito a la facultad de ingeniería civil. ‘Entretelones’ ocupó varios cargos: secretario general de la gobernación  en el 81, bajo la administración de  Humberto Latorre Chacón; en valorización municipal con Vicente  Serrano Silva; empresas municipales en la época de Carlos Rangel 89; concejal: 82-84.

Está convencido que a la UFPS debe cambiársele el modelo. “Hoy no se habla de administrar sino de gestionar. Y se sigue administrando. No ha sufrido una evolución, ni siquiera una revolución”.


MARCO TULIO MORENO IBARRA

En Gremios Unidos hizo la primaria y en el Sagrado Corazón la secundaria. Vio nacer la sede propia donde terminó la ingeniería.

Asegura que la época estudiantil se  caracterizó “por ser inquietos. Prácticamente nos fuimos formando con nuestros profesores.  Éramos conscientes que la Universidad era nueva, que la carrera era nueva y que teníamos que tener una muy buena preparación para poder incursionar en el mercado, que nos  íbamos a encontrar con ingenieros egresados de universidades con mucho prestigio, con muchos años. Eso prácticamente nos hacía sentir ese compromiso. Y afortunadamente lo entendieron nuestros docentes. Prácticamente ese pensamiento nuestro fue el que dio inicio al Círculo Nortesantandereano de Ingeniería Civil porque nos dimos a conocer a nivel nacional. Logramos la presencia de las más prestantes figuras de la ingeniería y solamente cursábamos séptimo semestre”. Eso les abrió los ojos  y “no nos limitamos a solo escuchar clases”.

Terminado el ciclo de estudios organizó una empresa de construcción con otros compañeros y empezó a moverse en la ciudad. Le tocó sortear la caída del bolívar y apareció en el campo laboral con este negocio en el campo de construcción (Distribución de materiales).” Para mí y mi familia ha sido una oportunidad de participar en la industria de la construcción con un carácter investigativo, permanente y de asesoría. Porque aquí lo que hemos manejado es un buen servicio”.

Ha ofrecido sus servicios a la universidad disertando sobre las nuevas tecnologías, de las nuevas griferías con el propósito que no se cometan errores en las acometidas. Sin embargo, ha notado apatía, dificultad de todo tipo, “porque no hay salones, no hay el espacio físico, no hay apertura por parte de los mismos estudiantes, no se interesan. Ellos tienen otra mentalidad que todo se consigue en internet. Sin embargo, aquí en mi negocio hay una apertura inmensa. Cualquier persona que se acerque a pedir asesoría, sobre los temas que manejamos estamos prestos a suplir esa necesidad. Aquí vendemos soluciones.

A la ciudad han llegado grandes superficies, en diferentes renglones. Para algunos empresarios se ha vuelto como una amenaza. Yo no  lo he visto así. Esa idea se la queremos vender a los universitarios. Esos grandes almacenes le han dado un gran desarrollo a la ciudad. Eso es inocultable. Cúcuta ha tenido un cambio importante. Y tenemos que dejar de quejarnos. Tenemos que mirar que eso nos está generando oportunidades.

  
GLADYS AMPARO DOZA MIRANDA

La primaria y secundaria las hizo en el colegio Santa Teresa de Cúcuta. Ingresó a la Universidad Francisco de Paula Santander en el segundo semestre de 1972. Era la única mujer del grupo y destacó la gentileza y caballerosidad de sus compañeros.

Recibió las primeras clases en la casona de la calle 13. Luego se trasladaron a la ciudadela universitaria, cuyo acceso, al Edificio Fundadores, se llenaba de barro cuando llovía.

Se le vino a la memoria  varios profesores, entre ellos Hugo Portilla, Leonidas Posada, Álvaro Gamboa, Senén Botello y Fabio Corzo, quien fue su director de tesis de grado. Recuerda a los rectores Luis Felipe Zana, a José Luis Acero Jordán y Adolfo Villamizar.

“Fueron noches de mucho estudio, de compartir”. Cuando se acabó el convenio con la Universidad Nacional el vicerrector César González Sabogal llegó a su salón de clases y preguntó: ¿Se quedan y terminan aquí la carrera? Ella, dice hoy, con mucho orgullo que tomó la decisión correcta de quedarse. Le abrimos camino para que otros tantos transitaran y muchos que seguramente vendrán.  La universidad no escatimó recursos para darnos la formación que recibimos.  Los envió a hacer prácticas de fluidos en la UIS, de hidráulica en Los Andes y la Nacional. Patrocinó  el viaje la hidroeléctrica de Chivor. Patrocinó para que Roberto Vásquez Madero, dictara un curso sobre estructuras hidráulicas porque aquí no había quien lo hiciera.

Fuimos unos estudiantes excelentes, consagrados.  Su  tesis de grado fue sobre el laboratorio de hidráulica que no había. Se graduó  el 18 de agosto de 1978, fue la primera promoción de ingenieros.

Ingresó como miembro de la Sociedad Nortesantandereana de Ingeniería, la primera mujer.

Como profesional le aportó casi 27 años de docencia en la formación de muchos ingenieros. Tenía fama de estricta, pero humana. Aportó no solo conocimiento sino también valores de ética, de honestidad.

El profesor Corzo la retó a construir el laboratorio de hidráulica y se le midió. Elaboró el proyecto y consiguió la licencia del Icfex para la especialización en administración de la construcción.

En el 2005 viajó a vivir a Bogotá, pensionada, y se dedicó al ejercicio profesional. Participó en distintos procesos. Se ha dedicado a la construcción en una mínima parte y en 95% a la consultoría en el área de la ingeniería civil, que corresponde a interventoría de obras.

Pido que la universidad vuelva a tener el liderazgo que perdió, que recupere ese posicionamiento a nivel nacional.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.


lunes, 27 de mayo de 2013

384.- CICERON, HONORIS CAUSA EN COMUNICACIÓN SOCIAL Y PERIODISMO DE LA UFPS


Cicerón Flórez Moya  (Discurso)



Este acto académico, en el que la Universidad Francisco de Paula Santander me confiere el título honoris causa en Comunicación Social y Periodismo representa para mí un eslabón más de la cadena de responsabilidades que la vida me ha deparado no solamente como honor sino también como prueba de un compromiso ineludible de acierto en el quehacer cotidiano de la información. Lo recibo, claro está, en ese sentido, sin pretensión alguna de vanidad que pueda  sobredimensionar lo que en realidad soy, un periodista hecho a la medida de los requerimientos éticos y de conocimiento del oficio, hasta donde humanamente alcanzo.

Al recibir este título concurren a mi memoria dos retrospectivas que en algunos puntos coinciden.

Una, mi trabajo de más de cincuenta años en los medios. Y dos, la construcción, casi en el mismo tiempo, de la universidad como corriente irrigadora de conocimiento, en Norte Santander.

CONSTRUCCION DE LA UFPS COMO IRRIGADORA DE CONOCIMIENTO

Me correspondió asistir a ese proceso de la fundación de la Universidad Francisco de Paula Santander desde La Opinión. Y de las otras también.

La vida académica de la Universidad Francisco de Paula Santander tuvo su origen fundacional el 5 de julio de 1962. El 19 de septiembre de ese mismo año adquiere personería jurídica por medio de la resolución número 20 de la Gobernación del Departamento y se incorporan las escuelas de topografía y dibujo arquitectónico. Su reconocimiento institucional se formaliza dos años después por la ordenanza 37 de 1964.

Su oficialización como ente de educación superior del orden departamental se logró por medio del decreto 323 del 13 de mayo de 1970 expedido por la Gobernación del Departamento Norte Santander.

Hoy podríamos afirmar que la vida de la universidad se suscribe en tres tiempos que se establecen como etapas de su desarrollo y las cuáles se encuentran bien diferenciadas: en primera instancia, el acto fundacional con alcance de institución privada (1962-1970) donde participa un grupo de personas que valora la educación y es consciente de la necesidad de abrirle en Cúcuta espacio a la enseñanza superior. De ese grupo hicieron parte, León Colmenares, José Luis Acero Jordán, Guillermo Eliseo Suárez, monseñor Pablo Correa León, Miguel Durán Durán, Luis Roberto Parra Delgado, Luis Figueredo Corrales, Senén Botello Rangel, Eduardo Uribe Mejía, Carmen Teresa de Rojas, Ciro Díaz Lozano, José Luis Villamizar Melo, José Trinidad Sarmiento, Jorge Alberto Muñoz, Hernando Camargo Belén, Luis García-Herreros, Luis Alejandro Bustos, entre otros. Un segundo aire, se establece a través de su transformación a institución de educación pública del orden departamental y su posterior desarrollo en el marco del decreto 80 de 1980; y finalmente su etapa actual articulada a partir de la promulgación de la nueva Constitución colombiana de 1991.

Han concurrido en este espacio-tiempo distintas facultades que hoy conforman una importante oferta educativa para los jóvenes de Norte Santander y la región de frontera. La facultad de ingeniería, con un consecutivo aporte al desarrollo de la infraestructura de nuestra región y del país; la escuela de enfermería que ha hecho una excelente contribución al desarrollo de las prácticas modernas de la atención en la salud; la facultad de ciencias y su aporte en la formación en matemáticas y física a la juventud nortesantandereana; la facultad de ciencias agrarias y del ambiente con sus novedosos programas que han incorporado la genética y la biología como elementos de investigación en el campo agrícola y pecuario, y finalmente la facultad de ciencias humanas a la que se incorpora no hace muchos años el programa de comunicación social y en el cual tiene una importante participación para su puesta en marcha y hacerlo una realidad la comunicadora Yaneth Celis y sin duda su actual rector, Héctor Miguel Parra López. Todo esto nutre de una importante cultura a la región y su relevancia es innegable, porque la universidad hace posible el camino no solo de permitir el acceso a la civilización de nuestros jóvenes educandos sino también de incorporarlos a las corrientes de pensamiento moderno que han hecho posible el avance de la ciencia y de la transformación tecnológica del mundo.

La Universidad Francisco de Paula Santander como una de la más visibles instituciones de educación superior del Norte Santander merece sostenerse en el tiempo, y son sus profesores, de cátedra o de planta, sus estudiantes y quienes trabajan en ella en el ámbito administrativo quienes tienen la inmensa responsabilidad social y ética de hacerla perenne y vigente en nuestra historia.

Pero en los últimos cincuenta años la región ha recibido el influjo de establecimientos de educación superior que han entrado a hacer presencia en este territorio. Las universidades Libre y de Pamplona han representado un valioso aporte al desarrollo del conocimiento.

Con ellas Norte Santander ya no fue el mismo departamento desligado de la dinámica de la ciencia y la tecnología o sin participación en la formación profesional abierta a la transformación que promueve el pensamiento cuando encuentra estímulo en los saberes académicos. Otras universidades como la de Santander, Simón Bolívar, Nariño, Santo Tomás, Fes y San Martín también hacen parte de ese frente dedicado a la construcción de un nuevo entorno cultural. Todas esas instituciones de enseñanza superior, con sus programas de pregrado o de especialización restan atraso o rompen de alguna manera nuestro crónico subdesarrollo.

Desde luego, falta mucho por hacer en cuanto a educación. Se necesitan nuevas metas y una mayor voluntad de acierto. No se puede caer en el conformismo de la mediocridad ni en el recorte de la visión respecto al conocimiento, ante un mundo cada vez más exigente en el dominio de los saberes y de la eficiencia en el manejo de los asuntos de alcance público y colectivo.

La universidad, igual que los medios de comunicación, tiene que ser el gran motor de transformación de la sociedad. Debe infundir lucidez. Debe generar debates y tener capacidad de convocatoria pública. Debe enseñar a pensar en el bien común, en los derechos de los ciudadanos, en la libertad, en la convivencia, en poder como instrumento de liberación y no de opresión, abusos o corrupción. La universidad como guía del reconocimiento de la realidad.

Desde el cotidiano ejercicio del periodismo, en estos cincuenta años, he asistido a ese florecimiento de la universidad en Norte Santander y a pesar de todo cuanto le pueda aún faltar pienso que su aporte a la región frente a nuevas perspectivas y posibilidades. Hay que seguir en ese rumbo.
 
MI TRABAJO DE MÁS DE CINCUENTA AÑOS EN LOS MEDIOS

El segundo aspecto del cual quiero hablar es de mi vida en los medios de comunicación. En estos he trabajado en todos los frentes del proceso informativo, desde reportero hasta director. Y fueron varios los escenarios en los cuales he intervenido: los periódicos Occidente de  Buenaventura; La Patria, de Manizales; El Campesino; El Mercurio y El Tiempo, de Bogotá; Mural y La Opinión, de Cúcuta; en la radio, Nuevo Mundo, hoy Caracol, de Bogotá, Guaimaral, San José y Voz de la Grancolombia, de Cúcuta. Algunos pinitos en televisión.

Capítulo especial en esta retrospectiva es el que corresponde a La Opinión, a la cual he estado vinculado desde su fundación en 1958, primero como jefe redacción y finalmente en la función de subdirector, con intermedio en la dirección, como encargado, por decisión de su fundador Eustorgio Colmenares Baptista en los años 80 del siglo que pasó.

A La Opinión llegué con los ánimos de la juventud en 1958. Es decir, estuve en su nacimiento identificado con los fundadores de esa empresa periodística, Virgilio Barco, Eustorgio Colmenares Baptista, Eduardo Silva Carradine y Alirio Sánchez Mendoza, quienes tuvieron desde la política la visión y la meta de un periódico que al tiempo que expresara sus convicciones liberales también reflejara la realidad de la región y contribuyera a la construcción de una corriente de opinión y de pensamiento con proyecciones de cambio, como respuesta al atraso y el conservadurismo acumulados en la región.

Mi llegada a La Opinión estuvo antecedida de los pasos que ya había dado en el camino del periodismo, en cuyo párvulo recorrido Mural fue una de las etapas de prueba. Se trataba de un semanario hecho en Cúcuta en forma artesanal en una tipografía de chibaletes, tipos sueltos en unas pocas cajas y con unos cuantos trabajadores esforzados hasta el desvelo. Me uní a esa aventura sin más activos que la vocación y los iniciales pasos dados en el periodismo, más la compañía de mi esposa Ángela y de mis primeras dos hijas, María Elena y Patricia, nacidas en Bogotá en un ambiente de resistencia estudiantil al régimen de entonces. No conocía este valle de arcillas generosas y sol canicular, pero ya tenía noción de su paisaje, de su tradición y de los rasgos de su gente.

Andrés Crovo, un poeta chileno a quien había conocido en Cali en las veladas bohemias y revolucionarias de la plaza Caicedo y el parque Santarosa, y María Elena Jiménez, me escogieron en Bogotá como corresponsal de su periódico. Lo cual me llevó a entrevistar a nortesantandereanos vinculados a la cultura en esa capital. Fueron, entre otros, Jorge Gaitán Durán, Gonzalo Canal Ramírez, Oriol Rangel y las cantantes hermanas Pérez.

En la misma época y el mismo escenario capitalino, antes de pisar estas tierras, entablé amistad, en el medio estudiantil, con cucuteños y de otros municipios del departamento. César Darío Gómez, Humberto Flórez Faillace, Luis Enrique Cárdenas Villamizar, Ramón Gáfaro y Pedro Galvis, entre otros, fueron compañeros en diferentes grados de relación.

La desaparición de Mural coincide con la puesta en marcha de La Opinión, que de semanario durante dos años se convierte en diario y crece y se consolida hasta llegar con bríos y credibilidad a la edad cincuentenaria a pesar del infame sacrificio de su fundador, Eustorgio Colmenares Baptista, por cuenta de la perversa y criminal beligerancia de un grupo armado que cambió los ideales de la vida por la degradación de la muerte y del cual puede decirse lo que escribió César Vallejo refiriéndose a la ultrajada España de la guerra civil del año 38 del siglo XX: “Todos creíamos que ibas a terminar en una llama y has terminado en una charca”.

La Opinión ha sido para mí el escenario decisivo de mi actividad periodística. Me permitió ejercer este oficio diario de la información y me he esforzado en hacerlo libre de cualquier distorsión o de presiones que pudieran restarle integridad al medio o generar sospechas entre los receptores de su información. Este medio siglo transcurrido en La Opinión me ha convertido en testigo de todo cuanto han hecho sus fundadores y sus herederos para mantenerlo en el rumbo correcto. Es un periódico con dinámica propia, en el cual los lectores pueden confiar. Hay respeto por la verdad y el rigor ético no es asunto de apariencia sino énfasis consecutivo aplicado a la conducta de quienes manejan la información.

Pienso que los reconocimientos, los premios, los homenajes y las expresiones de aplauso que he recibido y que tanto me estimulan, sin que me empalaguen de vanidad alguna, me llegan por la consanguinidad laboral y de querencia que tengo con La Opinión. Todo lo recibo con el reconocimiento que le debo a este medio y lo comparto con quienes hacen parte de esta casa, con su director José Eustorgio Colmenares Ossa a la cabeza, y mis compañeros de tareas periodísticas de todas las etapas que se han cumplido.

Es cierto que estoy en la edad de retiro. Sin embargo, todavía siento que me quedan ganas y energías para continuar contando historias y opinando sobre los hechos y los asuntos que se dan y se agitan en nuestro entorno o en otras latitudes. Es el quehacer del periodismo entendido como causa, pasión, vivencia, convicción o razón existencial. No renuncio a seguir diciendo cosas, o a meter mi olfato en el ámbito de lo público, aun a riesgo de la propia seguridad personal. No renuncio al compromiso periodístico de informar y opinar. Como escribía Quevedo: “No he de callar por más que con el dedo, silencio avises amenaces miedo”.

Señor rector de la Universidad Francisco de Paula Santander, Héctor Parra López, señores miembros del Consejo Superior, gracias por este título honorífico que me han conferido. Lo recibo consciente de cuanto implica responder ante la comunidad por la acreditación que se hace de conocimientos y de solvencia personal, pero también de compromiso de seguir aprendiendo cada día, porque también creo que “solo sé que nada sé”.

Dadas las condiciones de Norte Santander, con avances en algunos aspectos imposible de subestimar, pero también con atrasos sociales, culturales y políticos que generan debilidades ostensibles, además del peso de la corrupción con que carga la región por obra y gracia de parte de sus dirigentes que han detentado el poder, se requiere contar con medios que no se presten al encubrimiento, ni le hagan el juego a las complicidades. Medios en función de la transparencia y la verdad, como debe ser a la luz de la democracia y de un Estado Social de Derecho que no sea mera ficción. El titulo de periodista o de comunicador social debe servir para estar en la vanguardia en defensa de los intereses de la sociedad, en general. Y ese es el alcance que le doy al honor que recibo de este claustro, llamado a ser perdurable como patrimonio común del conocimiento.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

jueves, 23 de mayo de 2013

382.- LA CRISIS DE LA EDUCACION PUBLICA


Hna. Isabel García de la Parte
Jaime R. Reyes Calderón

Por años la sociedad cucuteña ha visto la labor formativa que llevan a cabo los colegios públicos dirigidos por Comunidades Religiosas.

En todo este tiempo, que son décadas para algunos colegios (Normal Superior María Auxiliadora, Técnico Salesiano, I.E. Santo Ángel, Camilo Daza (Misioneros Scalabrinianos), Seminario Menor y Corporación Cambio y Esperanza) y centenario para otro (Sagrado Corazón), se ha ofrecido una educación integral que insiste siempre en las dimensiones morales y trascendentes de la educación, como fundamentos para un futuro ciudadano, familiar, profesional y laboral, de bien y de progreso.

La rectitud, calidad y eficiencia de sus propuestas formativas son fácilmente constatables gracias al testimonio de miles de alumnos, ex-alumnos y padres de familia que las conocen de primera mano y que sólo tienen para tales colegios expresiones de afecto y agradecimiento.

Los colegios dirigidos por comunidades religiosas no tienen problemas de baja matriculación, tampoco de exceso de docentes ante “estudiantes fantasmas” que aparecen matriculados, pero no asistiendo a clases. Se reciben cantidades de solicitudes que no se pueden aceptar porque no se tiene el espacio y la logística para ampliar aún más las posibilidades de cobertura. La corrección, seguridad, limpieza y belleza de las plantas físicas, así como la riqueza en recursos didácticos, programas formativos, deporte, ciencia, arte y grupos juveniles, reflejan las buenas inversiones que se han realizado para la optimización de todas las actividades formativas, curriculares y extracurriculares.

En este momento, pareciera que problemas de las administraciones municipales pasadas, hacen creer al Ministerio de Educación Nacional que ha existido un mal manejo, por parte de las comunidades religiosas, del presupuesto destinado para la educación pública. La realidad del manejo de recursos también tiene el sello de rectitud, claridad y transparencia que caracteriza sus sólidas filosofías educativas, sus cimeros valores religiosos.

Así, en el diario vivir de nuestra ciudad hemos visto, durante años, total honestidad, respeto y compromiso con la delicada y enaltecedora misión de educar a las niñas, niños, adolecentes y jóvenes cucuteños. Sorprende la actitud del Estado que pareciera desconocer y suprimir con vanas argumentaciones burocráticas y leguleyistas una historia, una tradición, una trayectoria tan bien reconocida como la labrada por los colegios regentados por religiosos.

Si el Ministerio de Educación llegara a separar de la dirección y administración de los centros educativos a las comunidades religiosas, más de 15 mil estudiantes de primaria y bachillerato de nuestra ciudad se verían fuertemente afectados y se expondrían al riesgo de quedarse sin la educación recta, sólida y de calidad a la que siempre han aspirado.

Los colegios afectados con esta medida serían Normal María Auxiliadora con 1809 alumnas; Instituto Técnico Salesiano con 2185 estudiantes; Sagrado Corazón de Jesús con 3172 alumnos; Institución Educativa Santo Ángel con 1738; Comunidad de Misioneros San Carlos Scalabrinianos, con 3502; Corporación Diocesana para el desarrollo de la educación Cambio y Esperanza ‘Camina Conmigo’, con 3090, y el Seminario Menor con 480 alumnos.

Cúcuta debe mucho de su formación, identidad e idiosincrasia a la labor formativa de las comunidades religiosas que se han asentado y han desplegado sus carismas a lo largo de la historia de nuestra región. Por ser siempre nobles y leales, constituye un deber seguir defendiendo lo que hace mucho tiempo es patrimonio de calidad de todos los cucuteños: la buena educación integral que ha regalado universos de saber, horizontes de fe, panoramas de rectitud y superación personal y moral. La buena educación que sabe a respeto, a razón, a honestidad y a donación, por igual. La buena educación que lleva trascendencia y excelencia a los más necesitados. La buena educación que riñe con politiquerías y se constituye en muestra auténtica de democracia.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

martes, 21 de mayo de 2013

381.- REINADO EN EL COLEGIO SANTA TERESA EN 1950 Y LOS SUBSIGUIENTES EVENTOS II


PARTE II/II

Gerardo Raynaud

En todo esto se sucedió un acontecimiento que envuelve un evento de mucha trascendencia en la memoria de la ciudad, como es el primer partido de futbol femenino en Cúcuta.

Así pues, terminado el reinado del Colegio Santa Teresa,  a finales de 1950, y en vista del éxito arrollador de su candidata ganadora, Miryam Alvarado Omaña, los deportistas de la ciudad, pero especialmente los de los deportes de mayor significación, el basquetbol y el futbol, que dicho sea de paso, eran los únicos que de verdad se practicaban en la ciudad, les sonó la idea de continuar con la fiesta de los reinados, en vista del entusiasmo que había despertado en el público, el evento realizado en el colegio de las monjas de la Presentación, en la celebración del día de su onomástico.

Fue, como decían los medios de entonces, una verdadera batalla campal la que se armó entre los seguidores y simpatizantes de las candidatas, en esta ocasión, un lindo ramillete de hermosas chicas, todas ellas dignas de la “millonaria corona de la admiración cucuteña”, como bien lo señalaba una publicación de ese tiempo.

Habíamos comentado, que los basquetbolistas, entusiasmados por el éxito de Myriam Alvarado, le propusieron la representación de su deporte, en el certamen que se llevaría a cabo para elegir la soberana del deporte regional y ella, gustosa aceptó.

Así que comenzó su actividad proselitista recorriendo los sitios de reunión más frecuentados de la época, empezando por el Café Rialto, para dar a conocer su programa de campaña, con tan mala suerte que fue víctima de un brote de grosería por un patán que la humilló, pero que la “patanada”, gracias al apoyo de los demás asistentes fue sorteada sin mayores inconvenientes. Además de la presentación de sus actividades, para convencer a su electorado de escogerla como la Reina del Deporte, venía promocionando un espectáculo deportivo novedoso que la Liga de Fútbol y la Federación del ramo estaban dispuestas a impulsar, tanto en la ciudad como a nivel nacional y era la masificación del deporte del balón entre las damas. El fútbol femenino o la rama femenina del balompié, estaba comenzando a promocionarse en el mundo entero y por ello era importante aprovechar la coyuntura del reinado para mostrar los aspectos positivos que este deporte tendría entre las damas. Realmente, el futbol femenino venía tomando auge en las otras ciudades del país y este era el momento adecuado para conformar los equipos que nos representarían en las justas deportivas de este deporte. Aunque no sabemos qué sucedió después del partido que les narraré, lo evidente es que el deporte femenino, en esta especialidad, no surgió en la ciudad ni en el país, pues a pesar de los últimos intentos de las chicas que asistieron al pasado mundial del ramo, no se avizora un futuro claro ni contundente en este contexto.

Parece que todas las circunstancias se confabularon en favor del espectáculo ese día. El partido profesional que debía jugarse el domingo entre el Deportes Caldas y el Cúcuta Deportivo no se pudo realizar por falta de acuerdo entre las directivas de ambos clubes y fue esa la oportunidad perfecta para programar el encuentro de futbol femenino, el primero que se efectuaría en el Estadio Santander, como se le denominaba entonces.

La jornada futbolera histórica permitió a la afición cucuteña no solamente admirar la primera demostración de las veintidós chicas del futbol femenino local, sino que disfrutaron de un preliminar muy particular, en partido entre los trabajadores de la radiodifusión, que habían bautizado su equipo como “Los Radiolocos” y un equipo de profesionales del Derecho que llamaron “Los Abogados”.

Los equipos femeninos fueron el Deportivo Santander y el Atlético. El partido contó con todas las garantías que ofrecían las autoridades deportivas y durante el encuentro no se presentaron inconvenientes ni problemas de ninguna índole y puede decirse que se desarrolló dentro de la más genuina “caballerosidad” o más bien, dentro de la más fervorosa “femenidad”.

Las alineaciones fueron las siguientes: El Deportivo Santander tenía en el arco a Inés Dueñez, la defensa estaba integrada por Francisca Ramírez y Ani Dueñez, el medio campo por Ana Elvira Briceño, Celina Pérez y Rosa Petitt y la delantera, Chepa Duque, Mery Vivas, Tabina Sandoval, Marina Maldonado y Ruth Sandoval.

El Atlético lo conformaban, en la portería, Ignacia Rodríguez, en la zona defensiva Berta Nova y Celina Díaz, las mediocampistas eran Marina Cuéllar, Ana Petitt y Chinca Maldonado mientras que adelante, buscando las oportunidades de gol, estaban Laura Ruiz, Matilde Cárdenas, Inés Chacón y las hermanas Irma y Ángela Cárdenas.

En el banco de las suplentes estaban, por el Deportivo Santander Nelly Alvarado y Rosa Inés Briceño y en el Atlético, Emilce Alvarado y Nelly Guerrero.

Las tres candidatas, que competían por la corona de la Reina del Deporte, acudieron con sus comitivas y el numeroso público  asistente las aplaudió frenéticamente. Dicen las noticias de la época que el encuentro resultó “simpatiquísimo y relativamente interesante” y que en el próximo encuentro a realizarse el domingo siguiente “jugarán mejor y poco a poco, las niñas se irán desenchipando”. El marcador del partido no se abrió, no metieron goles en ese primer partido y aun así, la taquilla fue bastante generosa, pues se calcula que fue de unos cuatro mil pesos, centavos más, centavos menos, a juzgar por el lleno total que presentaron las localidades del estadio.

Al día siguiente, los comentarios fueron de las más variadas especies. Unos las veían proyectadas profesionalmente, de manera que prometían llevarlas a competir, primero con equipos de Bucaramanga y luego de Bogotá, mientras que otros, con espíritu menos deportivo, conceptuaban que les faltaba entrenamiento, que había que desarrollar más la conciencia de juego, inculcándoselo, pues carecían de él. Que no se trataba de explotarlas y que de las entradas del juego del domingo debían darle a cada muchacha, por lo menos cincuenta pesos para no “matar la gallina de los huevos de oro”.

Después del desconcierto que produjo, entre la población, la intempestiva terminación del Reinado del Deporte, surgido más por la destinación que se le debía dar al producido por las gestiones de las comitivas de las candidatas, que a los montos mismos, muchas personas y entidades presionaron a sus directivos para que enderezaran el rumbo de las participaciones y procuraran darle un sentido más social a sus objetivos. Se había consolidado la impresión que faltaba solidaridad con los más necesitados, pues los directores de las distintas instituciones de beneficencia existentes en la ciudad, se quejaban permanentemente  de las escasas contribuciones que recibían para el cumplimiento de su labor desinteresada, especialmente por parte de las instituciones del Estado que debían velar por el bienestar de sus ciudadanos.
No se explicaban, cómo se hacían gestiones para lograr la participación en eventos deportivos, mientras la niñez, la juventud y los ancianos, apenas lograban sobrevivir con las exiguas donaciones que recibían de las personas de buen corazón, mientras que el Estado, escaso de recursos, no aportaba lo suficiente para una digna subsistencia.

A raíz de estas circunstancias, en reunión de comitivas, evaluaron las posibilidades que tenían de continuar o bien, terminar dejando un camino recorrido que se perdería sin beneficios, todo lo cual sería injusto, tanto para las candidatas como para quienes venían apoyándolas, de manera que en una decisión unánime, se decidió continuar con las labores sociales y enfocar los resultados a la ayuda de las instituciones que se dedicaban a la caridad pública, razón por la cual desaparecería el actual reinado y se relanzaría un nuevo certamen, el Reinado de la Caridad, cuyo objetivo primordial sería el de apoyar el mantenimiento de las instituciones anteriormente mencionadas y que particularmente fueron, el Reformatorio de Menores, La Casita, el Asilo Andressen, el Asilo de Ancianos y el Amparo de Niños.

La contienda continuaría con las mismas personas que habían venido desempeñándose en las campañas del Reinado del Deporte, sin embargo, por alguna razón que no he podido desentrañar en la información de esa época, una de las candidatas, no volvió a ser mencionada ni aparece en los diferentes recuentos, razón por la cual, solicito a mis lectores me ayuden a conocer las posibles causas de la deserción o el abandono o retiro de la candidata Blanca Viccini Ramírez a quien, en la última reunión de la Junta Directiva de la Liga de Futbol la declaran y aclaman como Princesa de Honor del Futbol Nortesantandereano, transcripción que le hicieron en nota de estilo y que además, le comunicaron a la prensa hablada y escrita y al Cúcuta Deportivo S.A.

Llama la atención de esta última comunicación, dos razones: la primera, el Cúcuta Deportivo en 1950, tuvo una crisis en que tuvieron que salir a su rescate, como lo decía el anuncio de entonces, “200 cucuteños” que compraran las acciones del equipo (eran a $10) y la segunda, que el equipo era entonces, una sociedad anónima, como lo dice hoy, la nueva Ley del Deporte.

Parece que toda la maraña tejida en torno a las recaudaciones para facilitar el desplazamiento de los deportistas y sus delegaciones a la ciudad de Cali para participar del campeonato nacional de basquetbol fue resuelto satisfactoriamente por el gobernador, quien firmó el decreto correspondiente a la financiación de la delegación por la suma de dos mil pesos y que sumados a los veinte mil pesos adicionales que se habían logrado mediante las contribuciones de las campañas de las candidatas, se tenía suficiente dinero para que el viaje fuera tan holgado que les permitiría viajar, ida y vuelta, en una “fortaleza del aire” que era la denominación que se le daba entonces a los aviones más modernos  y alojarse un mes entero en el Alférez Real, el hotel mas lujoso de Cali.

Esta fue la coyuntura que hizo aparecer el ahora Reinado de la Caridad, pues hizo carrera entre el público que no tenía lógica, que mientras esto ocurría, “los muchachitos del Amparo de Niños, los viejitos del Asilo, las niñas de La Casita y todos los menesterosos de pan y abrigo, sufrirían de desnudez y de hambre”.

Sin embargo, lo que al parecer exaltó los ánimos del público, fue la imposición de la reina, no puedo asegurar por quién, pues las notas de la época no son claras, pero al final se impuso el sentido común y aun más, la solidaridad. Se recordaba el desarrollo de los primeros eventos de esta misma clase, en la ciudad y se preguntaban a sí mismos, cuáles eran las normas o los protocolos para la escogencia de las reinas, si eran designadas por aclamación o por elección, inclusive se llegó a rememorar  los antiguos carnavales decembrinos que se decían “pletóricos de emociones, de jolgorio y de feliz entusiasmo” y se remitían a las comparaciones, odiosas por cierto, de establecer que no hubo “pugilato de insulsas votaciones” a la hora de imponer las corona  a las bellas de la época, como Elisa Ramírez, Teresa Duplat, Alix Villamizar Moller o Carmen León Mendoza, de cuyos reinados se dice “dieron a la ciudad y a sus hijos, épocas navideñas de intenso y trepidante gozo”. Incluso se trajo a colación, la elección o designación del rey del Carnaval, a quien llamaron el “Gran Rey ‘Cuca’ con su cetro humorístico y su graciosa y nunca olvidada monarquía que aún se recuerda como hombre poseedor de un bondadoso corazón y servidor de los pobres”

De todas maneras, pasado el alboroto originado en torno a las candidatas y su objetivo final, el concurso, ahora llamado de la Caridad, continuó su curso ya no con ‘reinas’ sino con ‘princesas’. Quedaron dos representantes, Carmen Teresa Bustamante y Miryam Alvarado Omaña, quien como dijimos en anteriores crónicas había sido elegida Reina de la Simpatía del Colegio Santa Teresa.

Finalmente, en una reñida contienda Teresa Primera, fue aclamada Reina de la Caridad y le fue impuesta la corona y el cetro, el día 22 de diciembre, a las ocho de la noche, en las instalaciones del Teatro Municipal, durante la cual intervino la afamada artista María Esperanza Vargas quien amenizó la velada. El baile de honor, se  cumplió en el Club Colsag y hasta el sol de hoy este tipo de reinados quedó, salvo contadas excepciones, como las de los dos primeros Festivales de la Frontera, reducido al olvido.


Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

domingo, 19 de mayo de 2013

380.- REINADO EN EL COLEGIO SANTA TERESA EN 1950 Y LOS SIGUIENTES EVENTOS I

PARTE I/II

Gerardo Raynaud

Establecida como habíamos mencionado en anteriores oportunidades, la Fiesta del Estudiante, una medida adoptada por el gobierno nacional en 1924 para elevar la participación de los educandos en actividades extra curriculares que incrementaran su acervo, muchas instituciones dedicaron buena parte de sus acciones a programar actos que contribuyeran a este propósito, dentro de los estándares de la época. Las propuestas socializadoras eran pocas entonces, hasta que comenzaron a evolucionar los papeles que debían cumplir los futuros ciudadanos, dentro del tradicional devenir de la vida adulta. Los reinados, como expresión popular, fueron una alternativa que solamente comenzó a unos años después de la creación de la Fiesta del Estudiante, en 1929, en algunas ciudades del país, más cosmopolitas y más avanzadas socialmente que nuestra parroquial ciudad de la primera mitad del siglo pasado. Sin embargo, con la evolución de las costumbres, tanto la fiesta del estudiante como los reinados comenzaron a sufrir transformaciones que más adelante traerían la desaparición de la primera y la consolidación de los segundos.

En un principio, estos reinados que habían comenzado por iniciativa de algunos colegios laicos, como en el caso de Cúcuta, con el evento que se hiciera en las instalaciones del colegio Gremios Unidos y que despertó la santa ira de la iglesia católica y de sus representantes, en esos días, orientadores de la vida pública, fueron no solamente criticados sino tildados de perversos y diabólicos y poco faltó para que fueran excomulgados sus participantes y promotores, a quienes identificaban como liberales, cuando no de masones o comunistas.

Superados los estereotipos establecidos por la religión, a finales del año 50 del siglo veinte y con motivo del onomástico del Colegio Santa Teresa, que según las crónicas de la época se decía, “se educa la flor y nata de nuestra juventud femenina” se organizó, lo que llamaron “un simpático concurso” en el cual, un grupo de alumnas es ahora objeto de selección para elegir la reina del plantel. Este movimiento, decían, contribuye notablemente a la socialización y la cultura de la mujer y le brinda oportunidades de revelar su delicadeza espiritual y los verdaderos “timbres de la belleza”.

Como era costumbre, al acercarse la terminación del año escolar, las instituciones se dedicaban a promover actos colectivos que remplazaron las desaparecidas fiestas de los estudiantes que mencionábamos al comienzo de esta crónica. Aprovechando esta coyuntura y con motivo de celebrar el aniversario de la fundación del colegio,  las Hermanas de la congregación de Marie Poussepin decidieron organizar el Primer Reinado de la Simpatía. No puedo asegurar que fueran muchas las interesadas en presentarse a la competencia, pues sólo se registran dos candidatas en las noticias de la época. Sin embargo, parece que por las actividades que se desarrollaban, el grado de entusiasmo y de efervescencia era cada día mayor e involucraba cada vez más público.

Las candidatas eran elegidas por votación popular, entre los estudiantes, profesores y padres de familia, que constituían los círculos estudiantiles además de algunos sectores sociales que se mencionan en las crónicas y que no se definen, en una competición que exaltaba más la simpatía que la belleza física. Por eso en conveniente aclarar que los concursos iniciales eran de simpatía y no de belleza, aun así, que la primera se refiera a la belleza interior.

En este primer reinado, el del año 1950, las candidatas fueron Chepita Hernández Mora y Miryam Alvarado Omaña, representante de quinto año de bachillerato. Después de los diversos certámenes organizados por ambas comitivas, en los que se incluyeron bailes y bazares que recaudaran los fondos necesarios para la financiación y la persuasión de los votantes. Desafortunadamente no se registran las actividades organizadas por la candidata Chepita Hernández, lo cual nos induce a pensar que su campaña no fue tan eficaz como la de la candidata Miryam Alvarado, la cual parecía que tenía todas las de ganar desde el principio, como efectivamente así sucedió.

La candidata Miryam I, como se acostumbraba a identificar a las candidatas a cuanto reinado ocurría en esos momentos, no escatimaba esfuerzos ni recursos para convencer a sus seguidores de votar por ella. En su casa del barrio Olaya, cercano por demás del colegio, se realizaron varios bailes previos al día de la exaltación, así como uno, más ceremonioso y elegante que se realizó en las instalaciones del Club de Cazadores, del cual su padre era uno de los socios. Los escritos de ese día mencionan que “la fiesta brilló por la abundancia de alegría y gentileza”. La opinión pública, mediante cartas a los medios, felicitaban al colegio, pues consideraban que “así estimulaban el ambiente social y promovían la exaltación de la inteligencia, la virtud y la belleza de nuestras muchachas”.

El día de la votación, fin de semana festivo del once de noviembre, estuvo muy concurrido a juzgar por los resultados, pues Miryam Alvarado “arrasó” con un plebiscito que superó los veinte mil votos. La fecha de coronación se estableció para el siguiente sábado 18 del mismo mes y se realizaría en las instalaciones del colegio, con baile incluido, sin mucha resistencia por parte de la comunidad religiosa, a pesar de los reparos que el clero les había anunciado por el desarrollo de un acto tan mundano como el ocurrido.

El éxito de estos acontecimientos catapultó la popularidad de Miryam, quien no solamente era la soberana del colegio, la primera reina de la simpatía, sino que además, originó un movimiento en la ciudad que puso de moda los reinados, al punto que un grupo de deportistas, con el apoyo de sus respectivas ligas impulsó, durante ese  fin de año, el Reinado del Deporte y aprovechando la popularidad y las virtudes excelsas de la reina de los estudiantes, los basquetbolistas en un ataque de oportunismo, la propusieron como su candidata. 



El Reinado del Deporte, que había surgido como producto del entusiasmo suscitado en el realizado en el Colegio Santa Teresa y que había sido tanta la algarabía en torno a ese acontecimiento que, reunidas las ligas deportivas y al calor de los hechos y dada la proximidad de las festividades navideñas y de año nuevo, decidieron lanzar la idea de realizar, para el fin de año, el reinado, de manera que las ligas de los deportes más representativos del momento escogieran su candidata para seleccionar la soberana que simbolizaría la belleza regional en las justas deportivas nacionales e internacionales. Debo agregar que sumado a estos elementos, debía agregársele el frenesí que comenzaba a ocasionar el reinado nacional de la belleza, incipiente torneo que elegía la reina de la belleza nacional, que representaba en ocasiones, al país en algunos de los torneos internacionales que se realizaban en otras latitudes del mundo.

El auge de estos eventos se debía, en parte, a la participación que los organizadores se otorgaban al público en general, de manera que prácticamente toda la población se involucraba en el proceso, todo ello para generar un ambiente de competencia sana en torno a cada una de sus representantes. No eran reinados como los que conocemos hoy, pues la intención final era reunir fondos que irían a patrocinar las actividades para lo cual se congregaba a las personas. La elección final era sólo un incentivo que permitía la culminación exitosa de la programación del evento. Así pues, el Reinado del Deporte comenzó cuando los clubes deportivos y sociales de la ciudad iniciaron el debate en torno a una resolución, la número 13, dictada por la Liga Nortesantandereana de Futbol en la que, interpretando el sentimiento unánime de los deportistas, organizaba y reglamentaba el festival deportivo “pro canchas de futbol y aporte para el representativo de basquetbol”, en uno de cuyos artículos se estipulaba el desarrollo del Reinado del Deporte. El aporte a que hace referencia la resolución 13, eran los recursos necesarios para el desplazamiento de la delegación al campeonato nacional de ese deporte, que se realizaría en la ciudad de Cali.

Con un entusiasmo sin precedentes, todas las ligas deportivas registradas formalmente, comenzaron la agradable tarea de escoger sus candidatas y la  primera en ser nombrada fue la señorita Ana Luisa Colmenares, como aspirante a la corona por la Liga de Futbol. Había entonces, un ramillete de hermosas mujeres y como se decía en ese momento, “todas ellas dignas de la corona millonaria de la admiración cucuteña”, entre quienes se contaban la Nena Ramírez Lares, Merceditas Copello Faccini, Miryam Alvarado Omaña, Teresita Bustamante y la Nena Hellal. Por razones personales, Ana Luisa declinó la postulación de su candidatura y pudiéramos suponer que este fue el primero de los argumentos que presagiaba las dificultades que se fueron presentando a medida que el evento avanzaba. Aunque los miembros de la Liga asimilaron el impasse tranquilamente, se dieron a la tarea inmediata de buscar su remplazo y a los pocos días, después de una intensa etapa de expectativas, designaron como su candidata a la distinguida damita Blanquita Viccini Ramírez a quien presentaron como “una juvenil beldad de nuestros valles, de porte señorial y encantos dignos de admiración unánime”.

Mientras esto sucedía, la Liga de Baloncesto que inicialmente había propuesto el nombre de Miryam Alvarado, Reina de la Simpatía del Colegio Santa Teresa, cambiaba de parecer, en una reculada que le agregó otro ingrediente  a la receta del potencial fracaso en que a la postre desembocó el reinado en cuestión, ofreciéndole la candidatura a la señorita Teresa Bustamante “auténtica figura de nuestras mujeres cucuteñas”. Hasta aquí pareciera que nuestra ilustre Reina de la Simpatía, se hubiera desviado de su nuevo propósito, pero no, pues el principal espacio radial al servicio del deporte nortesantandereano, “Esfera Deportiva”, la acogió en su seno como su candidata.

Con esta designación se completó la trilogía que libraría la campaña de civismo y cultura en beneficio del deporte local y regional, Blanquita I, Teresita I y Miryam I. Sin embargo, parece que la justa por el Reinado del Deporte, poco después de su inicio formal, degeneró en caos por cuenta del destino de los recursos que se originarían durante el desarrollo de las actividades, que como se mencionó anteriormente se dedicarían al desplazamiento del equipo de basquetbol a la ciudad de Cali para asegurar su participación en el campeonato nacional de ese año. A pesar de los enredos en que se encontraban los distintos grupos promotores de la candidatas, éstas seguían sus actividades proselitistas, tratando de convencer a sus electores que votaran por ellas, pues como lo mencionamos en alguna crónica, la escogencia de la soberana se hacía por elección popular, así que quien tuviera mayor respaldo, de seguro sería la ganadora. En los medios, prensa y radio, se entrevistaban a las candidatas respecto de sus proyectos si salían vencedoras y tal como hoy, las respuestas coincidían con lo que se debe responder en casos como los que las atañe, como, por ejemplo, que se construyan canchas para la práctica de los deportes, particularmente el que ella representa; ¿que si tiene novio o que si su novio era deportista? A lo que respondían: mi novio es el deporte y así sucesivamente. Ninguna de las tres se escapó a este tipo de interrogatorios ni sus respuestas se apartaron de lo tradicional. Y qué decir de las actividades propias de las comitivas, el baile de Miryam en el Club de Cazadores después de un multitudinario desfile, en el cual ella desfilaba en el carro convertible de su padre, repartiendo saludos y besos al público que la vitoreaba o de la presentación de las damas de la corte de la candidata Teresa I, en un acto artístico-literario en el Teatro Guzmán Berti.

Finalmente, podemos decir que la gota que rebosó la copa se dio por cuenta del decreto firmado por el Gobernador del departamento girando los recursos necesarios para el desplazamiento de la delegación al torneo nacional, concluyendo de esta manera que los fondos obtenidos por las distintas candidatas deberían tener una destinación mucho más “social”, puesto que esta circunstancia originó la aparición de otro “reinado”, el Reinado de la Caridad.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.