Terremotero
La Salle (Corsaje) 1948. En Pamplona
en un juego contra el Provincial. De pié de izquierda a derecha: Álvaro Gil,
Eloy Romero, Jaime Acevedo, Peñaloza, Enrique Yáñez, Luís Corzo Ramírez. Agachados
de izquierda a derecha: José León Labrador, Erasmo Hernández, Jorge Rivera y
Tulio Dávila.
…voy caminando las calles de la hermosa tierra cucuteña,
busco las esquinas desbordadas de inmensos recuerdos, son mis ancestros, busco
el año 1943-44, veo los mismos muchachitos que un día fueron, alegres todos
jugando al baloncesto. Amo tanto mi tierra y quiero recorrer junto a todos los
sentires de esas épocas, voy buscando todo para concluir con aquello donde la
herencia ancestral se siembra por siempre.
Gracias Don Luis por regalarnos bellas historias…
…voy caminando sin pausa por la Cúcuta del alma, logro ver en la distancia la
entrada principal del Guzmán Berti, se agolpan los muchachos del Sagrado
Corazón de 3ro. bachillerato, son apasionados y con el sello de ADN del
baloncesto. Allí están los hermanos Díaz con Luis Corzo, ´Mico´ Soler y Rosario
Gómez. Chicos inseparables, rondan todos los 14 años, se tornan ansiosos cada
vez llega a la sala de películas el personaje Sherlock Holmes.
Nos sentíamos atrapados en las diversiones infantiles en Cúcuta “quien por
servirte agua, cruzó desiertos a pie”. Solo tú, mi Cúcuta del alma, serás la
única capaz de proveernos felicidad desde aquellos tiempos imborrables. Fueron
días exquisitos donde todos vibramos por esas fiebres en medio de los sueños e
ilusiones.
Carlos, Rosario y Luis eran muy compinches. Por
aquellos días se ponía de moda usar pipa y gorra característica de Sherlock
entre toda la juventud de nuestra tierra, intentamos muchos imitarlo y todos
sentimos adentro el personaje.
Entrelazamos eternamente el aula del colegio con el
sano esparcimiento, esperando suenen más pitazos para colmar páginas, llenas
todas de grandeza y bellas gestas desde el baloncesto. Nuestros ídolos son ´Toto´
Fuentes (Tío), ´Toto´ Hernández, Hugo Uribe y Eustorgio Colmenares.
...y tenemos berraquera ancestral desde las venas con
ingenio motilón, fue así como Don Luis logró armar el más poderoso equipo de
todos los tiempos en 1973, se empeñó con enjundia gladiadora y denodada, para
reclamar los fueros de los grandes.
Era Luisito, el mismo niño del aula de clase que
desbordó grandes carcajadas a los hermanos Díaz, cuando abría la tapa de madera
del pupitre y sacaba una vieja pipa, para hacer imitaciones magistrales del personaje
Sherlock Holmes cada vez que llegaba el cura, y decía: "Voy a investigar
seriamente que está pasando con la disciplina de este curso".
Todos los cuellos inmediatamente giraban al pupitre de
Corzo (jocosamente le decíamos ´Picadura´ todos sus amigos de clase, por los
ademanes de gran actor, cuando simulaba cargar la pipa con la picadura del
tabaco para investigar).
El carácter con garra aprendido en la cancha desde niño
por Don Luis, aplicó con creces tres décadas después en todos los menesteres
del adulto. Temple y carácter firme como dirigente deportivo, le hicieron
conformar un equipo de titanes poderoso, y Cúcuta permitió ver caer rendidos
sus hijos ante la casta de los guerreros, por esos apoteósicos partidos en la Toto
y las transmisiones por televisión desde Bogotá.
Por aquellos años de la década del 40, uno de los tíos
del niño Luisito, gozó de fama desde el pequeño taller donde reparó los guayos
a todos los más importantes futbolistas. También por aquellos días mi abuelo
José un humilde analfabeto y panadero, buscaba al padre de Don Luis para
realizar la encomiable labor de “Llevar Cuentas” y de ñapa aplicarle las
inyecciones cuando enfermaba.
Por aquellos días era usual la expresión “Llevar
Cuentas” para referirse a labores propias de la contabilidad administrativa.
También era muy usual la expresión “Gomoso” para referirnos a los afiebrados
por jugar al baloncesto.
Don Luis integró un quinteto titular inolvidable en el
equipo del colegio Sagrado Corazón junto con Alfredo, Carlos, ´Mico´ Soler y Rosarito
Gómez. Era buen alero, muy fuerte y bueno para la defensa, duro para el rebote
defensivo, tenía interesantes visos de alero-pivot, rompía fuerte al aro y
lanzaba bien a corta distancia, buen defensa con mucha potencia.
Dejó en sus rivales un sello muy personal que logró
fastidiar y distraer al contrincante; recuerda Alfredote el emérito guerrero de
incansables gestas lo siguiente: “Luis manoteaba de forma incesante en la
defensa a los rivales sobre su rostro y también con sus largos brazos pintaba
círculos gigantes y hacia desconcentrar su accionar”.
El año 1973 mostró la templanza y pasión del dirigente deportivo
al mando de la Liga de Baloncesto del Norte de Santander. Logró alcanzar la
meta trazada: “Recuperar los fueros ancestrales y llevar al baloncesto cucuteño
por el sitial de los grandes”.
Dejó también huella como notario y proyectó la exitosa
carrera pública de su hijo Juan Manuel. Partió en 1987 como todos los guerreros
ancestrales de pura raza del baloncesto cucuteño: “Dignidad y Honor”.
Don Luis nos deja sellos con marcas imborrables, como
la masa del pan bien aliñado con levadura fina, crece su memoria en las
remembranzas y añoranzas desde anécdotas con recuerdos.
Don Luis traspasó la estela fulgurante del baloncesto
en su hijo Juan Manuel, gran jugador, alero de posición, muy inteligente y con
efectivo lanzamiento largo, gran noción de pase y exquisita entrega del balón,
excelente visión panorámica de toda la cancha. Habilidades innatas de alero-pivot,
esto heredado de su padre.
Juan Manuel acompañó a mi viejo en 1976 en Quibdó,
junto con su primo ´el balín´ Manrique. Allí logré ver un quinteto titular
inolvidable.
La nómina de dicho equipo estaba conformada por: El armador
Pablito Zapata alternando con Freddy Reyes, el gran pivot Luis Felipe Guzmán, el
alero demoledor Rafael Charry, el poste de la fortaleza ´Camión´ Alzate y la zurda
fulgurante del alero-pivot del otro costado, Juan Manuel Corzo.
Imborrables recuerdos con ese equipazo, allí otros
descollaron: ´El chato´ Berbesí, ´Panadero´ Díaz, Gilberto Manrique, Espinel,
Páez y alguien más que se escapa a mis recuerdos. El asesor técnico fue el ´Turro´
Berbesí. Quedan anécdotas por relatar de estos guerreros de Quibdó del 76´.
Dos años antes en 1974 Juan Manuel acompañó como árbitro,
al equipo de Mini-Básquet a Medellín.
Recordar es vivir, viajar al pasado, es disfrutar el
recuerdo del estallido del “extinguidor de incendios” desde el viejo jeep ruso
de Don Alfredo y salir todos asfixiados, recubiertos de pies a cabeza de harina
blanca.
También recordar las pilatunas que los integrantes del
grupo en 4to. bachillerato del colegio Sagrado Corazón hacían, por ejemplo dejar
“picaduras” en cuellos y espaldas de sus compañeros de curso, al hacer la
operación de cortar “el abdomen de las grandes hormigas arrieras” y lanzarlo
por entre el cuello de la camisa del uniforme, en plena clase del colegio”.
Gracias Don Luis, toda Cúcuta expresa su gratitud…
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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