La Opinión
Que una ciudad como Cúcuta, con inmensas necesidades en materia de
infraestructura, se dé el lujo de derrochar millonarios recursos en obras que
terminan obsoletas, inservibles o simplemente abandonadas sin siquiera haberse
inaugurado, demuestra la falta de control que se aplica a los dineros públicos
y la ausencia de una legislación sólida que castigue a los funcionarios que son
responsables de estos derroches.
Una investigación de la Contraloría Departamental registró al menos 35
obras en Cúcuta en las que se han invertido millonarios recursos que,
literalmente, fueron enterrados, sin que hasta el momento haya alguna medida
que obligue a quienes ordenaron su construcción responder, ni siquiera
disciplinariamente.
Son obras como la nueva Terminal de Transportes de Cúcuta, convertida hoy
en un conjunto de hierros retorcidos y oxidados; como el parque Metropolitano,
del cual solo quedan tres canchas de tenis, una piscina llena de ranas y un terreno
lleno de maleza; o el CDI de Cormoranes, del cual nadie ha podido hacer uso por
sus fallas estructurales.
También se cuentan como monumentos a la desidia el Teatro de Atalaya,
Interferias, el mercado de El Contento, el matadero municipal, el Parque Bavaria…
Los afectados por estas obras inservibles son niños, jóvenes, personas de la
tercera edad, artistas y estudiantes, resignados a desplazarse a la calle o a
los parques ante la falta de escenarios.
Estos elefantes blancos son la prueba de que en Cúcuta y en el resto de
Colombia, buena parte de las obras se ejecutan con una óptica perversa:
beneficiar a particulares, generalmente contratistas que han financiado
campañas políticas de los gobernantes de turno, y no a los ciudadanos. Es parte
de la lógica clientelista que han impuesto los políticos.
La lógica con la que opera el proceso de vigilancia sobre estas obras es
igual de perverso, pues la Contraloría no ejerce control anterior sino
posterior, cuando las decisiones ya están tomadas y los recursos invertidos.
Una vez las obras están en pie, buena parte de la batalla está perdida,
pues no existe un mecanismo efectivo para vincular a los responsables de estos
derroches ni para lograr que respondan.
Para la muestra lo que sucede con la mayoría de las obras que están en la
lista de elefantes blancos cucuteños revelada por la Contraloría: si bien están
establecidos los montos que se perdieron, son contados los casos que cuentan
con procesos de responsabilidad por estos hechos.
La situación de Cúcuta se repite en la mayoría de capitales del país, en
algunos casos de forma más crítica. Un informe de la contraloría general de
2018 dio cuenta de que en el país existen obras inservibles en las que se han
invertido 323.574 millones de pesos; si se suman los ‘elefantes’ de hace más de
una década, las pérdidas por obras inservibles podrían superar el billón de
pesos.
Es urgente replantear la manera de controlar los recursos que se invierten
en estas obras y establecer mecanismos para evaluar con seriedad la pertinencia
y la funcionalidad de las mismas.
Solo un poco de compromiso y voluntad serían suficientes para evitar que la
lista de los elefantes blancos en la ciudad siga creciendo, pero para ello
necesitaríamos un cambio de mentalidad de gobernantes y funcionario públicos… Y
eso, cada día parece más difícil.
‘ELEFANTES
BLANCOS’ ENCONTRADOS EN LA CONTRALORÍA (JUNIO 2019)
La nueva Terminal de Transportes de Cúcuta es hoy un conjunto de hierros
retorcidos y oxidados. Del parque Metropolitano solo quedan tres canchas de
tenis, una piscina llena de ranas y un terreno lleno de maleza. En Cormoranes,
los niños no han podido hacer uso del CDI, y en Atalaya, a los artistas les
toca hacer las reuniones en la calle o en los parques, debido a que el teatro
está en el más completo abandono.
Son apenas cuatro casos de más de 18
obras de infraestructura que hoy califican como ‘elefantes blancos’ en Cúcuta,
en cuyas construcciones los alcaldes y gobernadores de turno hicieron
millonarias inversiones de dinero que se perdieron porque fueron abandonadas,
quedaron inconclusas y, lo peor, sin dolientes.
Por muchas de ellas nadie responde, y es muy poco lo que han avanzado los
órganos de control para encontrar a los responsables y hacerlos pagar por su
omisión.
Las que no están abandonadas se encuentran inconclusas, mientras que a
otros proyectos se les siguen inyectando recursos a pesar de que están siendo
subutilizados.
En el presente informe La Opinión
da a conocer el conjunto de ‘elefantes blancos’ en que quedaron convertidas
algunas obras de infraestructura de Cúcuta y que se encuentran a merced del abandono y la
maleza.
Asimismo, algunos proyectos que van camino de entrar al selecto grupo de
este ‘safari’ de la desidia administrativa.
Sede Seguro Social
Una sede en apariencia para el Seguro Social que se construyó hace 20 años
en el barrio Jorge Eliécer Gaitán, es considerado un elefante blanco, porque en
él se invirtieron más de 1.000 millones de pesos y nunca fue inaugurada. Los
vecinos aseguran que el edificio está abandonado y solo sirve de casa a las
palomas.
Mercado de El Contento
Lleva más de 15 años abandonado. Está ubicado en la calle 13 entre avenidas
12 y 13, en el barrio El Contento. La EIS Cúcuta informó que de este proyecto
quedó una deuda con el Gobierno Nacional por $108.000 millones.
Interferias
El inicio de su construcción se remonta a 1997 y su
inauguración se produjo en el año 2000 tras una inversión de más de 5.000
millones de pesos. Entre sus socios estaba la Gobernación y la alcaldía de
Cúcuta, que hicieron aportes millonarios al proyecto.
Sin embargo, cinco años después se ordenó su
liquidación debido al déficit económico de $900 millones. El recinto está
ubicado en un lote de 20 hectáreas sobre el anillo vial.
La Secretaría de Transparencia de la Presidencia de la
República emprendió una investigación para determinar a los responsables del
posible detrimento económico que se produjo al fisco del municipio y el
departamento, pero a la fecha no se conoce el resultado final.
Parque Bavaria
Después de 8 años de escándalo por el detrimento de $1.187 millones de
pesos que destinaron a la Corporación Parque Bavaria por parte del municipio,
quienes desde el principio habían sido señalados por presunto caso de
corrupción, fueron exonerados por la contraloría municipal.
Quienes se beneficiaron con esta decisión de la contraloría municipal son
el ex congresista Carlos Hernández Mogollón, quien fuera el gerente de la
Corporación Parques Cúcuta, el pre candidato a la alcaldía de Cúcuta Jorge Acevedo,
el ex secretario de hacienda Martín Ricardo Martínez, el ex presidente de la
cámara de comercio de Cúcuta Israel Bahar Levi, el ex director del área
metropolitana de Cúcuta Ricardo Ramírez y la ex revisora fiscal Hilda Patricia
Palacios.
El proyecto nació en el 2006 como una de las más ambiciosas obras de
urbanismo para el centro de Cúcuta, y tres años después, es decir, en el 2009,
pasó de los planos y las maquetas a los organismos judiciales por diversas
irregularidades en el proyecto, que no se llevó a la realidad.
Terminal sin terminar
Casi diez años después de iniciada la construcción de la nueva terminal de
transporte de pasajeros y carga de Cúcuta, la sociedad encargada no concluye la
obra en la que el municipio aportó cerca de 5.800 millones de pesos.
De las 20 hectáreas en las que se llevaría a cabo el proyecto, tan solo en
seis se pudo avanzar. Se necesitan aproximadamente 50 mil millones de pesos
para culminar el proyecto.
LISTA DE ‘ELEFANTES’
Teatro de Atalaya
1- Teatro de Atalaya
2- Parque Colón
3- Parque Metropolitano
4- Parque Bolivariano
5- Fuente Luminosa
6- Interferias
7- Cenit
8- Terminal de Transporte
9- Puente de Tienditas
CDI de Cormoranes
10- Matadero Municipal
11- CDI de Cormoranes
12- Estadio de Atletismo
13- Parqueadero subterráneo del
parque Cúcuta 300 años
14- Acueducto de Buena Esperanza
15- Sede del Seguro Social en el
barrio Jorge Eliécer Gaitán
16- Parque Nuevo Horizonte
17- Mercado del barrio El Contento
18- Parque Bavaria
PINTAN COMO ‘ELEFANTES’
1. El recién inaugurado puente
Benito Hernández, al cual se le invirtieron más de 34.000 millones de pesos, quedó
inconcluso. La comunicación Cúcuta-Los Patios no fluye como estaba planeado.
Para terminarlo se necesitan más de 7.000 millones de pesos.
2. Hospital y casas de Gramalote: Cinco años después de emprendida la
reconstrucción del nuevo Gramalote, aún faltan por entregarse unas 300
viviendas, de un total de 1.007 que se planearon.
Tampoco se ha terminado el hospital, cuyas obras han permanecido
paralizadas buena parte del presente año. El nuevo plazo que se dio para
entregarlo en funcionamiento vence el 17 de agosto 2019.
3. Puente binacional de Tienditas (o también puente de La Unidad): Se
empezó a construir el 24 de enero de 2014 y se terminó a principios de 2016 a
un costo global de 32 millones de dólares distribuidos en partes iguales para
Colombia y Venezuela.
El único uso que se le ha dado fue para el concierto Aid Live por Venezuela
y para embodegar las ayudas que envió Estados Unidos para los venezolanos.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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