EL
GRAN SANTANDER (III): LA ESCISION
Alvaro
Villamizar Suárez
Cúcuta
Bucaramanga
Finalizada la guerra civil, en 1904 el general Rafael
Uribe Uribe presentó al Congreso un proyecto de Ley, por medio del cual se
creaban entre otros los departamentos de
Santander del Sur y Santander del Norte. (Citado por el historiador Luis
Eduardo Páez García).
La
propuesta no acogida en ese momento, si fue aprovechada por el presidente,
general Reyes que atribuía al poder de los grandes departamentos el origen y
causa de tantas guerras civiles, y quiso evitar el fortalecimiento de las
grandes regiones, y para ello creyó conveniente restarles identidad y poder, lo
cual se lograba dividiéndolas y subdividiéndolas. Esto facilitaba que las
decisiones se continuaran tomando desde la lejana y autoritaria Bogotá.
En
el periodo de 1903 a 1910 fueron muchos
los cambios que se produjeron en el mapa político de Colombia. A este respecto
el estudio de los historiadores
bumangueses consigna que: “el proyecto de ley aprobado en primer debate
el 28 de julio de 1908 decretaría luego siendo ley, que los departamentos se
llamarían como sus capitales y creó así el Departamento de Vélez, compuesto por
las provincias de Ricaurte y Vélez; el de San Gil, agrupando las provincias del
Socorro, Guanentá, Suárez y Charalá; El Departamento de Bucaramanga, con las
provincias de Soto, Los Santos, Fortul, García Rovira y Pamplona; y el
Departamento de Cúcuta, compuesto por los municipios que formaban las
provincias de Cúcuta, Ocaña y Río de Oro.
Nótese
que a Vélez se le sumó la provincia de Ricaurte; a Bucaramanga la de Fortul y a
Cúcuta la de Río de Oro que ya le había sido añadida en 1905. Lo anterior puede
ser visto como parte del mismo reordenamiento de Reyes o como una especie de
prebendas para aplacar los ánimos opositores”.
El
glorioso Estado Soberano de Santander, quedaba fraccionado en cuatro partes con
sus respectivas capitales, y con jurisdicciones que no siempre consultaban el querer ciudadano ni
los vínculos de vecindad y de comercio.
Esta
división duró bien poco. A inicios de 1910 se anuló la ley de subdivisiones y
se reintegraron los departamentos, quitando tierras a unos, agregando a otros.
Pero las gentes de Cúcuta vivieron unos meses como capital de su pequeño
departamento, así le hubieran restado las ciudades de Pamplona y otras.
El
movimiento separatista cucuteño, animó la creación de comités regionales que
exploraban la conveniencia de proponer la secesión, pero solo se vislumbró una
plena posibilidad en 1910 cuando se derogó la ley que llamemos de los
“departamenticos” y se abrió la puerta de discutir un nuevo ordenamiento
territorial. Circunstancia que fue rápidamente aprovechada por los líderes
cívicos y comerciales de Cúcuta para proponer la división del recién resucitado
departamento de Santander y crear el Norte de Santander de hoy.
Igualmente
es de anotar que en ese momento el presidente de Colombia era el general Ramón
González Valencia, nacido en Chitagá y con su familia establecida en Chinácota
y Pamplona. Es importante anotar que los del norte nunca quisieron abandonar su
carácter de santandereanos ni optar por otro nombre como si lo hicieron otros
departamentos que al segregarse optaron por
nombres diferentes: Tolima y
Huila. Caldas, Risaralda y Quindío, Magdalena y el Cesar, entre otros.
El
25 de mayo de 1910 el general Benjamín Herrera y el doctor Emilio Ferrero
presentaran un nuevo proyecto de ley de un solo artículo sobre la creación del
departamento Norte de Santander, formado por las provincias de Cúcuta, Pamplona
y Ocaña, después se creó la provincia de Ricaurte capital Chinácota.
La
premura en aprovechar el momento llevó a quienes lideraron la iniciativa a
incurrir en el error de denominación del departamento que se proponía
crear que se ha debido llamar Santander
del Norte.
La
Constitución de 1886 establecía los requisitos para crear nuevos departamentos segregados de otro u
otros departamentos, requisitos que para el año 1910 seguían vigentes: un
número de concejos municipales que aprobaran la iniciativa, un presupuesto de
rentas suficiente, un número de habitantes, etc. Además que el departamento del
cual se segregaba continuara cumpliendo las mismas condiciones.
El
proyectado Santander del Norte las cumplía todas. Pero…, Pamplona y su provincias
solo aprobaban bajo la condición de ser Pamplona la capital. Sin Pamplona no se
reunía el número de habitantes y de municipios exigidos por la Constitución.
Las
crónicas de la época narran las gestiones que apresuradamente se realizaron a
lo largo y ancho del futuro departamento para recaudar aprobación de los
concejos municipales y las gestiones ante la sociedad pamplonesa.
Los
gestores del proyecto de ley general Benjamín Herrera y el doctor Emilio
Ferrero intervinieron decididamente ante el
notablato pamplonés y llegaron a un acuerdo:
Pamplona
apoyaba la creación del Departamento, Cúcuta sería la capital y sede de la
Asamblea Departamental. Pamplona sería sede del Tribunal Superior de Justicia
que debería crearse para el nuevo
departamento y mantendría la sede episcopal. Por ello durante décadas Cúcuta no
tuvo ni Tribunal ni Obispo. Cumplidos los requisitos constitucionales el
congreso de Colombia aprobó la creación del Departamento que ha debido llamarse
Santander del Norte.
Los
efectos de la separación
Santiago
Gómez Mejía, remata el trabajo con un importante capítulo que mantengo por ser
la conclusión de este estudio: Los efectos de la separación de Norte y sur de Santander.
Dice
Gómez Mejía: “Tras haber examinado las diversas razones que explican la
separación del Gran Santander, resulta pertinente arrojar una mirada sobre las
consecuencias que este hecho tuvo sobre la región y el país. …/…”
Las
conclusiones a que llegó Gómez Mejía invitan a los santandereanos del norte a
reflexionar sobre nuestro pasado, el triste presente y el futuro que nos
espera.
El
primer reto que superó el nuevo departamento fue el de soportar la nueva carga
administrativa que se generaba. El siguiente problema era el pago proporcional
de la deuda pública del antiguo Gran Santander. El Norte se hizo cargo de pagar
la deuda pública de $21.957,75 y lo pudo hacer sin dificultades. Podía hacerlo
pues según los datos aportados por Gómez Mejía el presupuesto de rentas de
Cúcuta era muy superior al de Bucaramanga: “También se desprende del análisis
de los presupuestos nortesantandereanos que desde 1910 a 1930, …/…, que Cúcuta
tuvo, durante la mayor parte del período, unas rentas mayores a las de la
capital del sur.
En
1917, por ejemplo, el presupuesto de Bogotá era de $407.226, el de Cúcuta de
$87.766 (séptima ciudad del país) y el de Bucaramanga $36.673 (octava ciudad
del país). Para este año, el presupuesto de Bucaramanga, con una población
cercana a la de Cúcuta, representaba tan sólo el 42% del de la capital nortesantandereana.”
Vale
la pena preguntar ¿cómo estanos hoy comparativamente con las rentas de Bucaramanga? Y con la inversión en obras
públicas?
El
estudió de los historiadores bumangueses analiza las consecuencias y efectos inmediatos de la separación sobre la
infraestructura.
Concluye
que por diversos factores de cultura comercial, vías de salida al mar por
Venezuela, y diversificación de productos de exportación el
Norte se desarrolló más aceleradamente que el Sur.
“En
Norte de Santander, por ejemplo, entre 1910 y 1929, el número de escuelas
primaria se multiplicó en 2,82%; y en 1938, la red eléctrica del departamento
tenía una cobertura del 20 por ciento en el departamento y del 54 por ciento en
la capital. Igualmente, entre 1912 y 1918, el número de periódicos en el
departamento aumentó en un 28 por ciento.”
En
infraestructura: en las primeas décadas del siglo XX el Norte aventajó al Sur:
“En
Santander, durante los años posteriores a 1910, la obra de infraestructura que
acaparó la atención ciudadana y los esfuerzos públicos fue la apertura de la
línea de ferrocarril entre el Soto y el Magdalena. …/…. Sólo hasta 1920 se
inauguró el kilómetro 23 y cuatro años después se reactivó la construcción del
tramo restante, gracias a una asignación presupuestal de 5.813.329 de dólares
por parte del gobierno nacional.”
Entre
tanto el Norte ya tenía en funcionamiento de años atrás el Ferrocarril de
Cúcuta con las líneas al puerto, a la frontera, y el ambicioso proyecto de
seguir rumbo a Bogotá, alcanzando a llegar
al Diamante-Bochalema.
Al
finalizar el siglo XIX Cúcuta contaba con energía eléctrica suministrada por
dos empresas de capital privado, teatros, telefonía. Y en la segunda década del
siglo XX el aeropuerto de Los Patios ofrecía vuelos diarios en los famosos
Junkers a Bucaramanga y Barranquilla.
Otros
datos estadísticos traídos por el estudio en relación con el comportamiento
demográfico en los territorios del nororiente indican que “…/…Sin embargo, es
de destacar que en 1896, catorce años antes de la separación, la población de
Cúcuta era igual al 75 por ciento de la población bumanguesa, y que en 1912, la
población de la capital del Norte superaba en un 7,5 por ciento la de sus
homólogos del sur. Entre 1851 y 1912 la población del norte aumentó en un 26 %
por ciento y la del sur descendió en un 3% por ciento a causa de los bajos
salarios y de la decadencia en los mercados de bienes exportables.
Adicionalmente,
la separación del departamento de Santander pudo generar efectos sobre el
proceso de conformación nacional de la Colombia del siglo XX, y sobre la
consolidación de un verdadero sentimiento identitario que aglutinara a todos
los habitantes del país en torno a ideales comunes.
Podemos
concluir que si bien la separación era inevitable, e inicialmente trajo
beneficios a las gentes del norte, la región gransantandereana perdió peso
ante la nación, y nos faltó a todos, los del norte y los del sur
mantenernos unidos como región que debe tener un destino común, y que debemos
consolidar lazos que permitan mantener el sentido histórico y cultural de la
santandereanidad que nos identificó durante siglos.
A
partir de la década de los años cuarenta, la pujanza de Cúcuta empezó a decaer.
Las cifras estadísticas de desarrollo eran muy favorables para Cúcuta y su
departamento más o menos hasta la década de los cuarenta.
A
partir de esa fecha las cosas fueron cambiando. La clase dirigente fue siendo
remplazada por una nueva clase que solo se empeñaba en abrir o en tolerar y
estimular la apertura de más y más negocios; los comerciantes de categoría que
dominaban la plaza fueron poco a poco arrollados por improvisados mal llamados
comerciantes que mal instalaron tenderetes, para atender a la enorme demanda de
visitantes venezolanos que todo lo encontraban barato. La juventud solo se
preocupaba por conseguir puesto en la petrolera, o en pasar contrabando de café
por Ragonvalia.
Entre
tanto Bucaramanga creó universidad muchos años antes que Cúcuta. La
despreocupación de la dirigencia local en el ramo de la educación, -décadas de
los cuarenta y cincuenta- marcó una diferencia significativa en el retroceso
económico y cultural que ya era evidente se iniciaba.
Cúcuta
que fue pionera en abrir caminos y tender ríeles, hoy sigue precariamente
integrada con el resto de Colombia por carreteras que muy poco han cambiado, y
seguimos recibiendo etéreas promesas de construcción de vías 4G de las que ya
gozan regiones más afortunadas, en donde la clase dirigente tiene peso, tiene
propósitos y tiene constancia en sus reclamos.
Podemos
continuar con las comparaciones, que marcan el declive y la ausencia de
planificación y de propósitos que si se tenían a inicios del siglo XX. Veamos
algunos ejemplos:
La
construcción de Casas de Mercado nos da un indicativo de la pujanza de las
ciudades: La Casa de Mercado Cubierto de Cúcuta se construyó por iniciativa del
Prefecto de San José de Cúcuta, don Aníbal García Herreros y el apoyo del
Concejo Municipal, en el año 1894. Fue al decir del narrador cucuteño Luis
Medina “la más bella que ha existido y por qué no decir en Colombia, si en
realidad de verdad fue bella entre las bellas.” La inversión del municipio y la
sana administración le retribuyó a la ciudad un muy importante sitio de
mercadeo y buenas al tesoro municipal.
Esta
magnífica Casa de Mercado, fue destruida por el incendio del 21 de Mayo de
1949. Es diciente el hecho de que luego del incendio de 1949, la ciudad
evidenció la decadencia y falta de iniciativa del sector dirigente y del sector
gubernamental pues durante décadas se careció de sitio adecuado y decente de
mercado, constituyéndose la famosa “sexta” como un maloliente y peligroso sitio o sitios de
mercado que invadió calles y avenidas del sector. Pasaron décadas hasta que se
proyectó y mas años hasta que se construyó la Central de Abastos de Cúcuta. Ese
año 1948 es demostrativo de que la ciudad ya estaba perdiendo rumbo y que su
clase dirigente fue inferior a su destino.
Un
paréntesis necesario: Pamplona no se quedó atrás y por iniciativa privada la
sociedad Casa de Mercado de Pamplona
S.A. construyó esa casa de mercado que es patrimonio arquitectónico
nacional, a Dios gracias no destruido por el ánimo de “modernización” que llevó
a la destrucción de bellas construcciones coloniales de esa ciudad.
Volvamos
a la decadencia de Cúcuta a partir de las décadas de los cuarenta y cincuenta:
Se cerró el Ferrocarril. Se terminó la exportación de café. Antes ya se había
cerrado la textilera de don Pedro Felipe Lara, lo mismo que otras pequeñas
industrias manufactureras. Poco después se vendieron la telefónica, la
licorera, el Hotel Tonchalá, las acciones del municipio y del departamento en
Centrales Eléctricas, se subastó el servicio de agua, aseo urbano, iluminación,
y digo que a Dios gracias sucedió todo eso, pues si la dirigencia municipal
hubiera seguido manejando esos servicios no tendríamos ni agua, ni energía, ni
teléfonos, ni mercado.
Es
un hecho que la ciudad ha venido soportando cada vez más administraciones
desviadas del objetivo del servicio a la comunidad, la planificación y el
progreso. Pareciera que el interés de los administradores es el de suscribir
contratos, más que el ver realizadas las obras.
La
Ley de Ordenamiento Territorial. Las Regiones Territoriales de Planificación.
Otras
regiones de Colombia han sido conscientes de que estamos ante un país de
regiones, o de pequeños países, claramente definidos.
Una
región claramente identificable es la que a nivel nacional llaman: Los dos
Santanderes o el Gran Santander.
La
constitución nacional en su artículo 306 ordena se dicte la Ley Orgánica de
Ordenamiento Territorial que debe dar lugar a la creación de las Regiones
Territoriales de Planificación. “Artículo 306.- Dos o más departamentos podrán
constituirse en regiones administrativas y de planificación, con personería
jurídica, autonomía y patrimonio propio. Su objeto principal será el desarrollo
económico y social del respectivo territorio.
Artículo 307.- La respectiva ley orgánica, previo concepto de la
Comisión de Ordenamiento Territorial, establecerá las condiciones para
solicitar la conversión de la Región en entidad territorial. La decisión tomada
por el Congreso se someterá en cada caso a referendo de los ciudadanos de los
departamentos interesados. La misma ley establecerá las atribuciones, los
órganos de administración, y los recursos de las regiones y su participación en
el manejo de los ingresos provenientes del Fondo Nacional de Regalías.
Igualmente definirá los principios para la adopción del estatuto especial de
cada región.”
Hace
unos años, algunos “genios” de planeación nacional, ante la falta de iniciativa
de nuestra parte, para proponer la creación de nuestra Región de Planificación,
propusieron que nuestra zona fuera integrada por Tolima, Huila, Boyacá y los
dos Santanderes ¡!
Seguimos
igual pues nuestros políticos, gobernadores, parlamentarios y dirigentes
cívicos, nada han adelantado con la dirigencia bumanguesa para proponer la
creación de esa zona.
Las
circunstancias de caminos divergentes que existían entre Bucaramanga mirando al
Río Magdalena y Cúcuta mirando al mar por Maracaibo han cambiado drásticamente.
Mientras dure la dictadura de la llamada “Revolución bolivariana” no podremos
contar con libre tránsito ni comercio con Venezuela, y esto puede tener plazo
indefinido y más aún agravarse con las amenazas y armamentismo del presidente
Maduro. Ya es sabido que las dictaduras se perpetúan. Este cierre de la
frontera afecta igualmente las economías de Cúcuta y Bucaramanga.
En
este momento los dos Santanderes deben tener los mismos objetivos y propósitos:
mirar hacia el poder central en Bogotá, y salir al mundo por las vías
nacionales: carreteras competitivas, la Central del Norte, Cúcuta- Bucaramanga
(¿de nuevo el Alto del Escorial?) Cúcuta-Ocaña con seguridad, salida al río
Magdalena.
Solución
como gran región a problemas comunes con
las zonas abandonadas por el estado en los dos departamentos y en donde
florece la guerrilla, los narco cultivos, el narco tráfico, etc.
Son
muchos los objetivos comunes que debemos desarrollar, en lo académico y
cultural, en lo tecnológico, en el medio ambiente (paramos comunes), en lo
empresarial, en la unidad de criterios para el reclamo ante los poderes
centrales.
Es
oportuno invitar al sector académico, universidades, Academias de Historia de
los dos departamentos, Gobernadores, parlamentarios, Asambleas, a propiciar el
estudio que redacte el proyecto de ley que cree nuestra Región Administrativa y
de Planificación.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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