PORTAL CRONICAS DE CUCUTA: Estandarte cultural de historias, recuerdos y añoranzas cucuteñas…

PORTAL CRONICAS DE CUCUTA: Estandarte cultural de historias, recuerdos y añoranzas cucuteñas…

TERREMOTERO -Reconocimiento, enero 2018-

Apasionantes laberintos con inspiraciones intentan hallar rutas y permiten ubicarnos en medio de inagotables cascadas, son fuentes formadas por sudores de ancestros. Seguimos las huellas, buscamos encontrar cimientos para enarbolar desprevenidos reconocimientos en los tiempos. Siempre el ayer aparece incrustado en profundos sentimientos.

Corría finales del año 2008, Gastón Bermúdez sin advertir y sin proponerlo, inicia por designios del destino la creación del portal CRONICAS DE CUCUTA. Parecen haberse alineado inspiraciones surgidas por nostalgias. Gran cúmulo de vivencias, anécdotas, costumbres y añoranzas, fueron plasmadas en lecturas distintas.

Ya jubilado de la industria petrolera venezolana, recibió mensaje que expresaba una reunión de amigos en Cúcuta. Tenía más de cuatro décadas ya establecido de forma permanente, primero en la ciudad del puente sobre el Lago y después en la cuna del Libertador. Viajó ilusionado, acudió puntual a la cita desde Caracas. Encontró un grupo contemporáneo, conformado por amigos ex-jugadores de baloncesto y ex-alumnos del Colegio Sagrado Corazón de Jesús.

La tierra cucuteña levantada desde primeras raíces plantadas, siempre acompañó todos los hijos ausentes. Cuando encontramos distantes los afectos, creemos separarnos de recuerdos. Nos llevamos al hombro baúles de abuelos, cargamos con amigos del ayer, empacamos en maleta la infancia y juventud. Muchas veces una fotografía antigua, atrapa y confirma que nunca pudimos alzar vuelo.

Entonces por aquellos días apareció publicado ´La ciudad de antaño´, parido desde generosa pluma con sentido de identidad comprometida, fue el mártir periodista Eustorgio Colmenares Baptista dejando plasmados recuerdos de finales de los 50 y años 60. Sin querer, esas letras fueron presentación inaugural de CRONICAS DE CUCUTA. Los Inolvidables sentires viajaron al modesto grupo de amigos y abrieron compuertas para afianzar arraigos de infancia. Don Eustorgio culmina la crónica con frases retumbando las memorias: “Había muchos menos avances tecnológicos a disposición de la comunidad, pero vivíamos como si nada nos faltara. Nos bastaba con vivir en Cúcuta”.

Sentires intactos, ahora plasman recuerdos en calles transitadas por niños que fuimos. Nuevamente los arraigos hacen despejar las avenidas a los rieles del antiguo ferrocarril. Nos bastaba con vivir en Cúcuta. Asoman madrugadas entre indetenibles remembranzas y añoranzas.

Sin planificar nada, Gastón compartía vía internet las crónicas del Diario La Opinión aparecidas cada ocho días en lecturas dominicales. Sin saber, creció el portal CRONICAS DE CUCUTA. Cada acontecimiento recopilado se convertía en homenaje In Memoriam para hombres y mujeres que dejaron muy alto el Valle de Guasimales. Igualmente, exalta la dignidad con reconocimiento a grandes glorias del ámbito artístico, cívico, periodístico, religioso, deportivo, cultural, social y político.

Oficialmente se convierte en PORTAL WEB el 7 de octubre 2010. En forma admirable acumula ya 1.329 recopilaciones tipo crónicas, casi todas extractadas de periódicos y publicaciones locales, libros populares, escritos nacidos de historiadores, periodistas, inéditos autores y muchos escritores del Norte de Santander. El portal permite hallar el original ADN ancestral y ubica el sentido innato de pertenencia cucuteña. Llegó un día a la vida de todos los internautas, igual como aparecen las buenas nuevas, sin avisar, sigilosamente introduciéndose en las cortezas que somos y las venas que siempre fuimos. Su creador, nunca imaginó un buscador que tocara el alma y menos tallar imborrables despertares en ávidos ojos de lectura.

Aparece ahora como paso determinante para navegar en referencias de Cúcuta. Asegura a nuevas generaciones herramientas para afianzar valores jamás perdidos. La perspectiva futura para ámbitos históricos, culturales, sociales y deportivos, harán necesario considerar el Portal como insigne buscador de consulta e informativo. Importante archivo tecnológico para infantes en colegios y escuelas. Podrá acceder directamente cualquiera a profundos arraigos allí recopilados. Casi imperativo considerarlo como salvaguarda del sentido de identidad y pertenencia.

CRONICAS DE CUCUTA se convirtió en sugestivo repaso de acontecer histórico, recopilado en 19 capítulos o clasificaciones. Portal libre, siempre abierto a todo aquel deseoso por descubrir datos históricos, biografías, nombres de grandes personajes, fechas emblemáticas, sucesos de vida social, cultural, deportiva, religiosa, artística y política. Formidable vía adentrándose en acontecimientos del siglo XVIII hasta nuestros días. Todo expedicionario oriundo se encontrará representado en cada letra, apellido, dato, foto y fecha. Todos volverán a observar las luces de la gran ciudad en medio de rutas por hallar orígenes.

CRONICAS DE CUCUTA no debe tener como destino el olvido, deberá asegurar a nietos de nuestros nietos, inquebrantables lazos surgidos de nostalgias, recuerdos y añoranzas. CRONICAS DE CUCUTA es herramienta tecnológica para demarcar el hilo conductor entre hoy y ayer. Parece luz encontrada en días oscuros, nos abre el entendimiento. Pulsar la tecla nos lleva a destinos con encuentros pasados. Valiosa información contenida en páginas adornadas con sentimientos profundos.

CRONICAS DE CUCUTA garantiza el resurgir de valores originarios que parecían adormecidos por culpa del avasallante mundo moderno. CRONICAS DE CUCUTA llegó para quedarse, igual que mares inundados por recuerdos. CRONICAS DE CUCUTA confirmó la premisa donde las nostalgias se convierten en vehículos para transportar la historia. Una enciclopedia virtual presentada por nuestras gentes con sencillo lenguaje.

Anclados quedarán por siempre nuestros sentires, intactos los arraigos, despiertas las añoranzas y vivas las costumbres intactas. Ahora aseguramos el reguardo de raíces que retoñan desde cenizas del ayer. Dios jamás declaró desértico el Valle Arcilloso, siempre fue bendecido, tampoco declarado deshabitado para la vida del hombre.

Fueron creciendo raíces en medio de cenizas y milagrosamente reverdecieron los gigantescos árboles frondosos. CRONICAS DE CUCUTA reafirma lo que somos. Seguiremos siendo aquello que siempre fuimos, nada cambió, solo algunos pañetes y varios techos distintos.

Todo estará por volver, todo por crecer y todo por llegar. Nunca estaremos solos. Cada generación hará brotar nostalgias por siempre convertidas en historias llenas de arraigos.

Nos bastaba con vivir en Cúcuta…

domingo, 30 de mayo de 2021

1886.- EL PERIODISTA GUSTAVO SALAZAR

Pedro Jáuregui Avila (La Opinión)

Gustavo Salazar.

 

Gustavo Salazar Carrascal nació el 21 de junio de 1946, en Convención (Norte de Santander) en el hogar formado por Campo Elías Salazar e Ilse Carrascal.

Le sobreviven sus hermanos Aura Eva, Irene, Henry y Libardo.

Con su esposa Ana Canónigo tuvo tres hijos Rocío, Marisol y Gustavo Adolfo. De una segunda relación con Bertha Montes, Karen Liliana y Katherine.

Durante 25 años trabajó para el periódico La Opinión donde alternó, en primera instancia, el manejo de las páginas Deportiva y Judicial, y tiempo después se desempeñó como redactor judicial.

Había laborado inicialmente en Barranquilla de donde lo trajo el director fundador de La Opinión Eustorgio Colmenares Baptista (q.e.p.d.).

Gustavo Salazar, estando en La Opinión, trabajó paralelamente en Radio Tasajero de Todelar y tras pensionarse, organizó en La Cariñosa de RCN el informativo de las Noticias Populares en compañía de Luis Castañeda Pérez.

El 1 de abril del presente año las Noticias Populares cambiaron de dial y se trasladaron a la Voz del Norte, en compañía de Alonso Pacheco, quien era su lector de noticias.

Salazar Carrascal también trabajó en el informativo de Hinchas y Deportes que se transmitió regularmente en la Voz del Norte a comienzos de la década de los 80, con la dirección de José de Jesús Infante Carrillo, quien le apadrinó la conformación de un grupo vallenato.

Salazar era amante de la buena vida, estuvo vinculado a varios equipos de bolas criollas en la ciudad y no escatimaba esfuerzo para compartir su alegría con los amigos.

El periodista Gustavo Salazar Carrascal falleció el 13 de septiembre de 2020, sobre las 3:50 de la tarde, en la UCI de la Clínica San José, víctima de la COVID-19. El informador había ingresado al centro hospitalario el 29 de agosto, a las 11:36 minutos de la mañana, y por la gravedad de su estado fue intubado de inmediato.

Al conocer el fatídico desenlace, quienes trabajaron con él en La Opinión, y colegas de otros medios de información, expresaron sus condolencias y afectos a los familiares de Gustavo Salazar.

La Gobernación de Norte de Santander se unió al pesar causado por la muerte Salazar. “Con profunda tristeza recibimos la noticia del fallecimiento del periodista Gustavo Salazar, quien se destacó por su profesionalismo en la región”, resaltó.

VIVIO DE MANERA INTENSA Celmira Figueroa (La Opinión)

 

En la entrada de La Opinión, Gustavo Salazar en compañía de trabajadores del periódico,

de Cicerón Flórez y de su fundador Eustorgio Colmenares Baptista.

 

Gustavo Salazar Carrascal fue el primer reportero que tuvo La Opinión.  Escribía en la máquina Remington, en cuartillas de papel y le alcanzaba el día para producir tres páginas: dos de deportes y la judicial.

A comienzo de los años 60 no existía internet y sus únicos recursos eran la radio y las buenas ‘fuentes’. No tenía horario ni calendario para ir a cubrir un suceso. Siempre estaba dispuesto, salía a trabajar sin arrugar la cara, más bien se deleitaba cubriendo un incendio a altas horas de la noche, o yendo al estadio a ver jugar al Cúcuta Deportivo.

También era un gran contertulio, amigable, alegre, parrandero en el buen sentido de la palabra, sin perder nunca el control. 

Fue testigo de la transformación de la Quinta Yesmín y de la modernización de los talleres donde se imprimía el periódico. Gozó de la tecnología que llegó cuando estaba a punto de pensionarse. Es decir, pasó de la máquina de escribir a la computadora y del teléfono fijo al sistema móvil.

A su paso por la redacción de La Opinión dejó muchas huellas. Al igual que por las emisoras donde laboró en los últimos años.

Excompañeros evocaron pasajes de ese ‘cargaladrillo’ consagrado y que lo caracterizaba ese guiño en sus grandes ojos verdes, inundados de picardía.

Cicerón Flórez Moya, quien hace 60 años era el jefe de redacción de La Opinión lo recuerda como un periodista con sensibilidad por su oficio. “Lo asumió con pasión e idoneidad. Era puntual en el cubrimiento de los hechos y no reparaba en el tiempo que necesitaba para conseguir la noticia”.

Llegó a La Opinión en los años 60 cuando el periódico había pasado de semanario a diario. “La redacción casi que apenas éramos él y yo. Le correspondió entonces cubrir deportes y la llamada crónica roja. Lo hizo con dedicación, con buen ánimo, escudriñando los hechos con rigor y la prevención de no tragar entero, ni dejarse embaucar por fuentes sesgadas.

 

 

Durante cuatro décadas estuvo Gustavo Salazar vinculado a La Opinión. Asistió al crecimiento y los cambios del periódico. Vio llegar a los redactores que fortalecieron el recaudo informativo de cada día. Tomó parte en las tertulias que se hacían en las pausas del trabajo habitual.

También fue protagonista de la bohemia recurrente y de los descansos con recreación. No les ponía distancia a sus compañeros y tenía un trato amistoso con todos.

Por el tiempo que estuvo vinculado y por el trabajo que le correspondió, Gustavo Salazar Carrascal está entre los actores que han hecho posible la circulación de La Opinión durante sus 60 años ya cumplidos”.

Rafael Pabón, quien también fue su jefe de redacción, recuerda que lo conoció en agosto de 1985 cuando ingresó al periódico.

“Era un hombre que se abría a la amistad, pero también era enigmático, tenía muchos secretos que no compartía. En judicial muchas anécdotas que contaba con gracia. Nunca lo vi molesto. Jamás lo vi protestar o mentar un madrazo porque se le corrigiera algo. Lo tomaba con calma, lo asimilaba. Por él empecé a jugar bolas criollas, juego que veía afeminado. En un campeonato interno me dijo que iba a ser el campeón de arrimes y qué tal ese orgullo que me llevo.

Compartimos muchos momentos en la caseta y en otros lugares. Le encantaba el aguardientico y por ese lado congeniamos. Se sentaba a narrar historias. Algunas creíbles, otras en exceso, pero eran sus historias. Fue alegre y director de un conjunto vallenato. Cuando vivía en Los Patios, me ofrecía el transporte a Montebello porque él se quedaba en el camino.

Nunca supe, pero intuía por qué se quedaba en el camino. Pasaron los años y se fue haciendo más veterano en la parte periodística. Luego se pensionó. Nos encontrábamos en la calle y nos saludábamos con alegría y respeto.

Cuando estaba en la radio tenía más afán, iba a prisa por la edición del mediodía. Creo que disfrutó la vida. Creo que no le quedó faltando nada en esta vida. Lamento que se haya ido”.

La periodista Patricia Giraldo le decía ‘Taviño’ y considera que era el periodista más sereno, “jamás lo vi salirse de casillas, o de alterarse, era su sello personal. Era muy respetuoso, enamorado de su trabajo, encontró en el periodismo su arma, su razón de ser, y lo abrazó de manera intensa. La reportería la trabajó con las uñas. Hacía deportes y judicial sin quejarse. Tampoco lo recuerdo enfermo. Vivía para el periodismo y para su familia. A pesar de haber lidiado una de las áreas más difíciles del periodismo como es la muerte, Gustavo era pacifista”.

Mary Stapper dice que hablar de Gustavo, es evocar al amigo, al colega y hasta el confidente “porque fue él quien me presentó, en Popayán, en un congreso del Colegio Nacional de Periodistas, a Carlos Negrinis, quien se convertiría más tarde en mi esposo, en el padre de mis dos hijos.

Gustavo era alegre, dicharachero. Nunca lo oí de mal talante. Aunque escribía para la muerte, porque era el encargado de la página roja de La Opinión, era el alma de la fiesta porque le encantaba el vallenato y el deporte”.

Luis Castañeda Pérez recuerda que siendo gerente del Grupo Radial Grancolombiano, “tuve contacto con Salazar como colega. Pasado el tiempo me ofrecen en RCN la posibilidad de ser el director y presentador de las noticias populares de La Cariñosa. Teniendo ese compromiso me puse a pensar quién podría ser el periodista que reuniera las condiciones y recordé que Gustavo había trabajado en La Opinión en judicial. Lo contacté y lo integré a mi equipo con un absoluto éxito. Era excelente trabajador. Adaptó su escritura a las circunstancias y llevó al primer lugar el noticiero”.

Carlos Humberto Ortega tuvo siempre contacto con Gustavo Salazar porque, primero, fue integrante de Cicrodeportes Norte de Santander, que era la antigua agremiación de periodistas deportivos. Después en La Cariñosa de RCN.

“Él salía a las 12:30 y nosotros entrábamos a ‘Los dueños del balón’. Yo lo molestaba por una camisa de cuadros que se ponía los viernes y le decía que era la de parrandear. Nos queda el mejor recuerdo de este periodista que fue muy querido en nuestra región”.

Alfonso Pacheco Bayona se remontó a la época que Gustavo pasó en Barranquilla y dijo que “las prácticas del periodismo las hizo en Radio Riomar”. También fue docente en el colegio José Eusebio Caro de Ocaña.

“Le gustaba el vallenato, la ranchera y música papayera. Tocaba la caja, el platillo, el bombo, el redoblante. Era generoso, callado, tranquilo frente a las adversidades. Lo conocí en el 2010, cuando me invitó a ser parte del equipo de La Cariñosa. Estuvimos hasta marzo. Pasamos a La Voz del Norte. Era un enamorado de los micrófonos.  Yo le dije: Gustavo estás con tos, disfónico, qué te está pasando. Y él me respondió: es una gripita, me resfrié, me cayó agüita, pero estoy bien.

Finalizando el noticiero le dije que se fuera para donde el médico. Pero no hizo caso. Al día siguiente, jueves 27 de agosto de 2020, sus familiares lo ingresaron a la clínica descompensado, ahogándose. Y a la emisora nunca más regresó”.

El exfutbolista Germán ‘El Burrito’ González recuerda las tertulias que armaba con Amilkar Lemus, Eduardo Jaimes, Edgar Pantaleón, en una fuente de soda de la calle 12 con avenida Quinta. “Hablaba de deportes porque esa era su otra pasión. Los diciembres nos invitaba el rector del Colegio Eduardo Cote Lamus, Daniel Rodríguez para que hiciéramos entregar de diplomas a los alumnos y nos quedábamos en la cena o brindis, en tertulia. Gustavo fue un periodista serio, digno”.

La enfermera Irene Salazar Carrascal, su hermana menor, dijo que fueron muy unidos. En Convención, donde nació, estudió en la Escuela Normal de Varones y fue profesor del colegio José Eusebio Caro en Ocaña. Después se metió al periodismo. “Fue mi amigo y yo su confidente”.

Y el último día que fue al noticiero lo llamó para hacerle unas nebulizaciones porque se sentía ahogado. Pero él se negó y se quedó esperándolo. 

 

 

Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

viernes, 28 de mayo de 2021

1885.- SOBRE EL CONGRESO CONSTITUYENTE DE 1821

Armando Martínez Garnica (contraluzcucuta.co)


El Congreso Constituyente de 1821 se reunió en la sacristía de la iglesia parroquial de la Villa del Rosario de Cúcuta, hoy ruinas del templo histórico de la villa antigua o Parque Grancolombiano.

1.- Villa del Rosario es una localidad y unidad territorial distinta de San José de Cúcuta. Esta es la ciudad capital de Norte de Santander, mientras que Villa del Rosario es el municipio nortesantandereano situado junto a la frontera con la República Bolivariana de Venezuela, cuya línea limítrofe es el río Táchira, sobre el cual está tendido el puente internacional ‘Simón Bolívar’.

2.- El gentilicio de los ciudadanos nacidos en Villa del Rosario es rosariense. En consecuencia, Francisco de Paula Santander no fue un ilustre cucuteño sino un ilustre rosariense. Las confusiones se originaron a partir de la primacía del topónimo Cúcuta, dado que tanto San José de Cúcuta como la Villa del Rosario de Cúcuta se asentaron e instituyeron en los valles de Cúcuta, al igual que el pueblo de indios de Cúcuta, congregado y poblado en 1641.

3.- El Congreso Constituyente de 1821 se reunió en la sacristía de la iglesia parroquial de la Villa del Rosario de Cúcuta, hoy ruinas del templo histórico de la villa antigua o Parque Grancolombiano. En consecuencia, la expresión “Constitución de Cúcuta” no es correcta, y hay que decir “Constitución de la Villa del Rosario de Cúcuta”. Como la sede del Congreso Constituyente en 1821 fue la Villa del Rosario de Cúcuta, no puede decirse “Congreso de Cúcuta” a secas, pues ignora el lugar donde realmente se llevó a cabo ese evento histórico.

4.- El Estado nacional creado por los constituyentes en el Congreso de la Villa del Rosario de Cúcuta se llamó República de Colombia. En consecuencia, allí no fue creada ninguna Gran Colombia, una expresión inventada por publicistas decimonónicos y afianzada por algunos historiadores del siglo XX. Así que lo que conmemoramos en el 2021 es la creación de un nuevo Estado nacional, denominado República de Colombia, por un congreso constituyente.

5.- El Estado nacional colombiano fue formulado en la Ley Fundamental dada en Angostura el 17 de diciembre de 1819, pero su existencia constitucional fue obra de los diputados de las provincias que se reunieron en la Villa del Rosario de Cúcuta durante 1821.

Este Estado reclamó para sí las antiguas provincias del Virreinato de Santafé y de la Capitanía general de Venezuela. El Congreso de la Villa del Rosario de Cúcuta determinó la división del territorio nacional en grandes departamentos mandados por intendentes.

6.- El Congreso constituyente de la República de Colombia fue instalado en la iglesia parroquial de la Villa del Rosario por el vicepresidente interino de Colombia, general de división Antonio Nariño, el 6 de mayo de 1821, con 57 diputados de 19 provincias.

Como se efectuaron 201 sesiones plenarias hasta el 14 de octubre siguiente, el Congreso Constituyente estuvo abierto en la Villa del Rosario de Cúcuta 162 días.

En consecuencia, el objeto de la conmemoración bicentenaria en el 2021 es este Congreso Constituyente, y no la carta constitucional en sí, aprobada el 30 de agosto de 1821, pues esta es solo una de las producciones legales de los constituyentes.

7.- Además de la primera constitución de la República de Colombia, el Congreso constituyente de la Villa del Rosario de Cúcuta se comportó como un congreso de tipo constitucional, pues más allá de la aprobación de la carta constitucional debatió y aprobó leyes importantes para la vida ciudadana, entre ellas la de libertad de partos, manumisión y abolición del tráfico de esclavos; la libertad de imprenta, la contribución fiscal directa y la extinción del tributo de los indígenas, entre otras leyes del ordenamiento jurídico nacional.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

miércoles, 26 de mayo de 2021

1884.- PERIODISTA DEPORTIVO EDUARDO JAIMES MANTILLA

 Pedro L. Jáuregui Ávila  (La Opinión)

 

Eduardo Jaimes Mantilla

 

Jaimes Mantilla, nació el 25 de abril de 1946, en Salazar de las Palmas, en el hogar formado por Jesús Jaimes, fundador de Asinort, y Zoraida Mantilla. Fue el tercero de siete hermanos: Leonel, Orlando, Josué, Omar (q.e.p.d), Cecilia y Yancy.

Se casó con Magali Alvarado, con quien tuvo dos hijas Ericka Alexandra y Joyce María, quién heredó la vena periodística de su padre.

Eduardo Jaimes, conocido como ´Monseñor’, por su facilidad para poner apodos, ejerció el periodismo durante más de 45 años, siendo mentor Carlos Ramírez París, el popular ‘Trompoloco’.

Desde muy temprana edad sus padres se trasladaron a Durania, que lo adoptó como uno de sus hijos donde fundó con otros jóvenes de la época el Real Madrid, una de las escuadras más representativas del departamento y con el paso de los años abrió tolda aparte y le vio vida al Atlético Córdoba.

Luchó toda su vida por el bienestar del deporte aficionado, especialmente del fútbol y de la actividad del músculo del municipio de Los Patios, donde se distinguió por su liderazgo.

Todos los fines de año homenajeaba a través de su informativo Atlas Deportivo, que fundó con el desaparecido Jaime Contreras Valero, a los mejores deportistas, dirigentes, entrenadores y colegas del ayer y de la actualidad.

El año de su partida, preparaba la celebración presencial o virtual, de acuerdo a las circunstancias, el 46 aniversario.

A su lado crecieron la mayoría de los periodistas deportivos de la región.

Con el apoyo de sus amigos, los periodistas, Pedro Jáuregui y Carlos Boada, originaba diariamente Atlas Deportivo a las 11:00 de la mañana, por radio Lemas de Colombia. Jáuregui y Boada, una vez culminaban su labor en Deporte Total, que se transmite de 10:30 a 11:00 de la mañana en Lemas de Colombia, se volvían a sentar frente al micrófono para originar al lado de Eduardo Jaimes, el tradicional informativo.

Los profesionales del micrófono anunciaron que, estarán en el aire en los dos informativos, en homenaje a su amigo.

Su columna Atlas Deportivo, se publicó durante más de 35 años en el periódico La Opinión.

El profesor y periodista deportivo Jesús Eduardo Jaimes Mantilla falleció el 9 de septiembre de 2020, en la Clínica de Unipamplona, antes del ISS en la ciudad de Cúcuta. Sus honras fúnebres se efectuaron, en la iglesia del Espíritu Santo, sus restos velados en la Casa de Funerales Los Olivos y su cuerpo sepultado en los Olivos de Jardines de San José.

 

 

 

Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

lunes, 24 de mayo de 2021

1883.- LOS BELICOSOS MOTILONES

Gerardo Raynaud  (La Opinión)

 

Bruce Olson y los motilones

Antes de la arremetida de la modernidad en nuestro territorio, vivían apaciblemente en las selvas del Catatumbo, una de las tribus indígenas más inaccesibles para el hombre ‘blanco’: los Motilones. Se recuerda que los primeros exploradores que penetraron esa selva, en busca del inapreciable “oro negro”, a comienzos del siglo XX, se tropezaron con la enconada rivalidad de esta tribu.

Las crónicas de la época decían que “de la población indígena de Colombia, son tal vez, los Motilones los menos conocidos y los que menos se acercan a nosotros”. Para entonces era poco lo que se sabía de ellos y se desconocía completamente cuáles eran las formas de su gobierno, de su organización familiar y de su religión.

Aquellos que en los primeros años del siglo pasado habían explorado las selvas del Catatumbo hasta la serranía de Perijá, sólo habían logrado verlos a la distancia, pudiéndolos fotografiar junto a sus enormes casas, donde vivían en asentamientos colectivos, pero jamás lograron la menor comunicación.

Quien más los conocía, era el geólogo del Departamento de Petróleos del Ministerio de Industrias, Julio de Mier, experimentado conocedor de aquella región, toda vez que durante cuatro años trabajó con la Colombian Petroleum Company explorando la selva y detectando los puntos clave para iniciar las perforaciones en búsqueda del preciado elemento.

En sus explicaciones sobre esta tribu, refiere el doctor de Mier, que habitaban vastas extensiones en todo el flanco oriental de la sierra de Perijá. Sus núcleos de población se extendían hacia el norte, cerca de la región de Machiques en Venezuela, donde existían otros indígenas, completamente salvajes también y que eran conocidos como “Macoas” y hacia el sur, a unos cincuenta kilómetros de la población de Las Mercedes, en Norte de Santander.

No se sabía exactamente cuánta era la población indígena de las selvas del Catatumbo, pero se calculaba que fueran un poco más de diez mil, que, sin embargo, para algunos consideraban un número bastante crecido. Su vida y costumbres eran desconocidas, porque no se sabía de persona alguna que haya podido penetrar hasta sus viviendas, toda vez que se trata de un pueblo absolutamente salvaje, que no tienen el menor respeto por la vida y que guardaban un odio terrible por los ‘blancos’.

Quienes estuvieron internados en esa selva desarrollando actividades de exploración para las compañías petroleras y que tuvieron la oportunidad de verlos, siempre desde lejos, nunca pudieron aproximarse a ellos, ya que su sola presencia les infundía miedo.

Según cuentan, eran hombres corpulentos, de una raza fuerte, que caminaban semidesnudos y que merodeaban entre la espesura de la selva, sin salir al campo raso.

Quienes iniciaron los trabajos de exploración petrolera, siempre tuvieron como consigna invariable no presentar jamás combate, a pesar de andar armados y listos a defenderse. Preferían huir antes de emplear las armas en contra. Tal vez intuían que las retaliaciones serían peores.

Era muy poco lo que se sabía de ellos, salvo que sus principales actividades eran la cacería y la agricultura, que utilizaban para su propio consumo. También se estableció que permanecían bastante aislados del mundo exterior pues estaba claro que no mantenían relaciones de ninguna clase con otros núcleos humanos.

Para los ‘blancos’, los Motilones no poseían espíritu de sociabilidad y a juzgar por las huellas que se habían encontrado al recorrer las extensas regiones de la selva de Catatumbo, se determinó que solían atacarse ferozmente entre sí, posiblemente para defender sus intereses económicos.

Socialmente, los Motilones no se dividían en tribus, sino en familias o clanes. Habitaban rústicas casas comunales, con la característica que cuando se sentían amenazados no se resguardaban en ellas, sino que preferían huir y contraatacar cuando estuvieran preparados.

Su odio visceral contra los ‘blancos’ se manifestaba con frecuencia, a partir del momento en que instalaban sus campamentos invadiendo su territorio, cuando atacaban con sus flechas de macana, previamente elaboradas en asedios que a veces duraban varias horas.

Ante las arremetidas motilonas, los obreros y el personal de las petroleras se refugiaban en los albergues de los campamentos, que por fortuna habían sido construidos con materiales resistentes a esos ataques, con la peculiaridad que los indígenas no arrasaban con ellos de forma bárbara como sucedía con indígenas de otras latitudes.

No se les conocía religión ni forma de gobierno, lo que había impedido que pudiera establecerse algún tipo de relación con ellos. De acuerdo los estudiosos de la época, los Motilones eran los únicos indígenas que no habían podido ser investigados.

De muchas formas se trató de atraerlos y nunca se ordenó disparar contra ellos durante los ataques, tratando de crear un ambiente de confianza que les hiciera entender que el hombre ‘blanco’ no era su enemigo, táctica que no les produjo ningún resultado, pues se empeñaban continuamente en obstaculizar las labores de los obreros de las petroleras.

Lo que más llamaba la atención de los funcionarios de las compañías que allí laboraban no eran los asaltos, que al fin y al cabo realizaban para defender su territorio, sino las cosas que se llevaban luego de la huida de los trabajadores: las herramientas.

Tuvieron que pasar varios años para que sucediera el milagro del acercamiento con esa belicosa tribu, correspondiéndole el honor al misionero gringo Bruce Olson, de quien conocemos las peripecias que tuvo que sufrir para coronar con éxito su aproximación con la tribu más salvaje del hemisferio.

Comenzó por acercarse a un grupo de indios en la zona de Machiques creyendo que eran Motilones, pero resultaron ser ‘Yukos’, vecinos que los conocían como el ‘pueblo del petróleo’.

En un recorrido acompañando a los ‘Yukos’ fueron atacados por los Motilones y Olson resultó asaetado en una pierna y capturado. Obligado a caminar hasta su aldea, luego de tres horas llegaron hasta una inmensa choza de unos 15 metros, donde fue abandonado. No lo dejaron morir. Un joven motilón lo protegió durante días hasta que, en un descuido, una noche logró huir.

Por fortuna se encontró con un grupo de soldados que lo rescataron. Aliviado de sus dolencias, retornó a la selva, esta vez instalándose cerca de un río por donde transitaban los ‘Motilones’. Se protegía de los elementos con una lona plástica y dejaba “regalos” para que cuando pasaran los tomaran.

Pasaron semanas antes que se decidieran a tomarlos, hasta que un día le dejaron unas flechas como intercambio y a partir de entonces, en compañía de su antiguo protector, quien lo reconoció, logró el tan ansiado contacto iniciándose una nueva etapa en las relaciones con los belicosos ‘Motilones’.

 

 

Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

sábado, 22 de mayo de 2021

1882.- SAN SIMON ENTREGO ADMINISTRACION DE VIAS

 Orlando Carvajal (La Opinión)

 

La concesionaria San Simón tuvo la administración de 17 tramos viales

en el área metropolitana hasta el pasado 2 de septiembre de 2020.

 

El 3 de julio de 2007 CONCESIONARIA SAN SIMÓN S.A., fue constituida para el proyecto de concesión vial “ÁREA METROPOLITANA DE CÚCUTA Y NORTE DE SANTANDER”, según contrato No 006 de 2007 suscrito con el INSTITUTO NACIONAL DE CONCESIONES INCO, que tiene por objeto realizar los estudios y diseños definitivos, gestión predial, gestión social, gestión ambiental, financiación, construcción, rehabilitación, mejoramiento, operación y mantenimiento del proyecto.

Los 17 tramos viales que durante 13 años estuvieron bajo la administración de la compañía San Simón, en municipios como Cúcuta, San Cayetano, Puerto Santander, Villa del Rosario y Los Patios, pasaron desde la semana que terminó a manos del Invías y del Área Metropolitana.

Lo anterior, como consecuencia de un litigio que se extendió por espacio de tres años en el que la concesionaria le solicitó a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) la terminación anticipada del contrato de operación que, a la fecha, costó más de 316.000 millones de pesos.

La decisión, que acaba de concretarse con el traspaso del manejo de los tramos viales a las dos entidades antes mencionadas, tuvo su origen ante la negativa del Gobierno Nacional de incrementar la tarifa de los peajes de El Escobal, Los Acacios y La Parada. 

“El 16 de julio de 2019 se suscribió el acuerdo, que recibió concepto positivo por parte de la Procuraduría y fue ratificado por el Tribunal de Arbitramento, quien dio su aprobación el 30 de agosto, estableciendo algunas obligaciones y compromisos”, indicó esta entidad adscrita al Ministerio de Transporte.

Así las cosas, desde 2 de septiembre, San Simón ya no tiene ningún tramo a su cargo, dijo el coordinador de la compañía en Cúcuta, Carlos Villamizar. Añadió que algunos tramos junto con el peaje de la autopista Internacional fueron entregados al Instituto Nacional de Vía, Invías, y otros, con el peaje de El Escobal, los recibió el Área Metropolitana de Cúcuta.

Lo anterior puso de inmediato en el radar de las autoridades de Cúcuta y el departamento la necesidad de emprender una nueva concesión vial, que integre un paquete de megaobras que se requieren con carácter de urgencia en el área metropolitana.

El director del Área Metropolitana, Miguel Peñaranda, reveló a La Opinión que, si bien San Simón ya no cuenta con la administración de ningún tramo vial, aún le quedan dos proyectos por cumplir que son la intersección del anillo vial-El Zulia y el intercambiador de la entrada a Puerto Santander.

En cuanto al tema de los peajes, Peñaranda dijo que elevó una solicitud al Invías en la que le pide que entregue el peaje de La Parada al Área Metropolitana, debido a que el peaje de El Escobal no puede funcionar solo porque está amarrado administrativamente y tecnológicamente al peaje de la autopista Internacional, además de esto, el recaudo que tiene al mes no da ni siquiera para sostenerse.

Se busca que los dos peajes, el de La Parada y El Escobal, queden bajo el manejo del Área Metropolitana.

 

Dijo que hasta tanto no se conozca una respuesta del Invías no se procederá a abrir el peaje. “De ser positiva la respuesta tenemos la aprobación de la junta directiva de abrir un proceso con el Ministerio de Transporte para proceder con la constitución de una nueva concesión en e l territorio.

Aclaró que no sería una concesión fronteriza, sino metropolitana. “El Área Metropolitana, los alcaldes del área y el gobernador, Silvano Serrano, entendemos que la figura de la concesión es fundamental para la región. Una cosa era Cúcuta antes de San Simón y otra cosa después de esta compañía”, dijo Peñaranda.

Al ser indagado de los nuevos tramos viales que se integrarían a esta nueva concesión, el funcionario enumeró la doble calzada del anillo vial occidental, la doble calzada Cúcuta-El Zulia,  doble calzada El Zulia-Ye Astilleros, el anillo vial en El Zulia, el intercambiador vial en Pinar del Río, una serie de obras viales en El Resumen, intercambiador de El Pórtico (anillo vial), mantenimiento de la vía principal de Los Patios, así como la variante de Santa Rosa de Lima y una serie de proyectos que  requiere la región en los próximos 20 años.

La idea –aclaró Peñaranda, es estructurar una concesión en la que el concesionario plantee después de una estructuración económica y financiera un modelo y unas acciones. Hasta ahora estamos iniciando el proceso con el Ministerio de Transporte, dijo.

Las megaobras de infraestructura de las que habla Peñaranda no tendrían capacidad económica de acometerlas los municipios, por lo que se da la necesidad de buscar un inversionista nuevo no solo que se encargue de desarrollar los nuevos proyectos, sino de mantener impecable, como hasta ahora ha sido por parte de San Simón, las vías.

“Nosotros no queremos perder esa figura, por eso se quiere que a la región llegue un concesionario con músculo y capacidad financiera y que le permita empezar obras antes de empezar a cobrar peaje”, puntualizó Peñaranda.

Las vías que suelta San Simón:

Al Invías pasaron: El tramo Zulia-Cúcuta, Anillo Vial Occidental, tres kilómetros de la vía Cúcuta-Puerto Santander, la Autopista Internacional y la avenida 10 de Los Patios. También el peaje de La Parada (Autopista Internacional). El Invías se encargará del mantenimiento rutinario y de la administración vial.

El Área Metropolitana recibió el peaje de El Escobal, la avenida Los Libertadores, Diagonal Santander, Prolongación de la Avenida Cero, nueva calzada puente Benito Hernández, Avenida Demetrio Mendoza, Construcción de la intersección a desnivel Rumichaca (las conectantes), calle 7 de Villa del Rosario, Calle 4 de Villa del Rosario, Acceso a San Cayetano-vía Alto del Escorial y la avenida Camilo Daza.




¿Qué hacía la concesión?

La concesión San Simón es una sociedad de inversionistas privados, que ha estado dedicada a la financiación, construcción, rehabilitación, mejoramiento, operación y mantenimiento del proyecto.

La firma también era la administradora de los peajes del área metropolitana de Cúcuta, cuyos recursos eran invertidos en el mantenimiento de las calzadas a su cuidado.

 

 

Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

jueves, 20 de mayo de 2021

1881.- PALACIO MUNICIPAL, DE LA VENTA DEL TRANVIA

La Opinión

 

Ferrocarril de Cúcuta.

 

El año 38 del siglo XX fue un año particularmente movido en temas de política de todo orden, municipal, departamental y nacional.

Fueron presentados, debatidos y en algunos casos aprobados, proyectos de Acuerdos, de Ordenanzas y de Ley en sus respectivos organismos locales, regionales y nacionales, todos en búsqueda de solucionar algunos de los más apremiantes problemas que por aquellos tiempos agobiaban a la ciudad y al departamento.

En el año en mención, la mayor preocupación de los funcionarios del municipio era la construcción del Palacio Municipal, pues habían decidido que el viejo local que ocupaba en una de las esquinas del centro de la ciudad no era el más apropiado, razón por la que decidieron que lo más práctico era levantarlo frente al parque principal y tal como lo mandaban las Leyes de Indias, sólo que hasta ahora decidían aplicarlo, algo así, como cuatrocientos años después, pues según las “Ordenanzas Filipinas de Poblaciones de 1573, cuando se erigía una población, debía ubicarse, la Plaza Mayor en el centro y que a su alrededor se debían construir los edificios que simbolizaban el poder, el cabildo, la casa de gobierno, el palacio de justicia y la iglesia, de acuerdo con la “categoría” del poblado”.

En esta ocasión y por iniciativa del ejecutivo municipal con su Alcalde a la cabeza, el periodista Montegranario Sánchez y el Inspector Fiscal de Rentas, Julio César Pernía, decidieron presentar a consideración del Honorable Concejo de Cúcuta el proyecto de Acuerdo por el cual se rescindía el contrato de arrendamiento del tranvía, se ordenaba su venta y se destinaba el producido de su venta a la construcción del Palacio Municipal.

El proyecto de Acuerdo, presentado en la primera sesión de ese año, establecía según lo consignado en sus cinco artículos, lo siguiente: “Artículo 1°. Autorízase al Personero para rescindir el contrato con la compañía del Ferrocarril de Cúcuta, sobre el arrendamiento del Tranvía Municipal.

Artículo 2°. Una vez rescindido el contrato de arrendamiento con la Compañía del Ferrocarril de Cúcuta, procédase a la venta del Tranvía Municipal y sus anexidades, de acuerdo con los artículos 200 de la Ley 4 de 1913 y 12 de la Ley 71 de 1916.

Artículo 3°. El Tranvía Municipal podrá venderse por partes si no hubiere comprador por el todo.

Artículo 4°. El producido de la venta del Tranvía Municipal será destinado exclusivamente a la construcción del Palacio Municipal.

Artículo 5°. Este Acuerdo regirá desde su sanción”. 

Como en todo proyecto que se presenta ante las instancias legislativas, éstos deben acompañarse de su respectiva exposición de motivos, a continuación, se anexa la proclama mediante la cual, Alcalde y su Inspector Fiscal de Rentas, facilitaban los argumentos necesarios que convenciera a los “padres del municipio” para que le dieran su aprobación a tan necesario –en este momento- proyecto:

[…] “Honorables Concejales, a vuestra consideración sometemos el Proyecto de Acuerdo que ordena la venta del Tranvía y destina su producido a la construcción del Palacio Municipal. No se recata a vuestra inteligencia la importancia que tiene la construcción del Palacio Municipal, ni el orgullo y la prez de que podríais hacer gala dejando esta obra concluida durante vuestro periodo legal.

De manera informal ha calculado el doctor Maldonado Lázaro, contratista de los planos, en $200.000, el valor total de la construcción del edificio; y nosotros contaríamos con fondos propios insuficientes para llevar la obra a un estado de aliento y entusiasmo sin recurrir al compromiso.

Tampoco es un secreto para nadie que el Tranvía Municipal es un detalle en la ciudad que causa la peor impresión en el ánimo de turistas, de viajeros y de visitantes.

Nosotros hemos visitado los distintos ramales del tranvía, constatado el número de rieles y calculado la cantidad de polines, y según nuestro criterio podrían aprovecharse 250 toneladas de rieles y 3.500 polines con un producido por su venta de $40.000, con mercado fácil, ya que respecto a rieles estarían interesados, el gobierno nacional, el Gran Ferrocarril del Táchira y posiblemente la Colombian Petroleum Company.

De acuerdo con la Ordenanza 3 de 1937, el Municipio recibirá del Departamento como contribución para la obra, la suma de $40.000 y si tenemos en cuenta la actividad que estamos desplegando respecto a impuestos y la reorganización que le estamos dando a los sistemas rentísticos y no fallan nuestras esperanzas en relación con el interés y el dinamismo del señor Tesorero Municipal y su obligación de hacer uso de la jurisdicción coactiva para el rápido recaudo, no es aventurado creer que en el presupuesto de la próxima vigencia podríamos apropiar una partida de $40.000 para la construcción del Palacio Municipal.

Para entonces tendríamos los siguientes rubros: Producido de rieles y polines: $40.000. Contribución del Departamento: $40.000. Suma apropiada en la vigencia de 1939: $40.000; suman $120.000.

Nos quedarían para incluir el edificio. El valor de la venta del material rodante del tranvía. El aumento del auxilio departamental, que hasta hoy es irrisorio para tan magna obra, los arrendamientos de locales a particulares y la economía en arrendamientos de las oficinas públicas, pues para esa época y con estos fondos tendríamos el edificio en estado de producción.

Hemos hecho hasta alarde y ostentación de nuestro esfuerzo nada más. No hemos tenido en cuenta el interés de nuestros congresistas al respecto y como resultado de ese interés, el auxilio nacional para obra de tanta importancia y de tan vasta trascendencia.

Si algo se lograse, podría aplicarse el ensanche con otro piso, para lo cual están concluidas las bases en los planos del doctor Maldonado Lázaro o para la construcción del teatro municipal, adyacente al edificio y que contempla también el ingeniero constructor en sus planos”.

El proyecto de Acuerdo fue finalmente aprobado, y los recursos, aunque tardaron más de cuenta en conseguirse, lograron su propósito original, pues no sólo se construyó el Palacio –con sus locales comerciales-, sino que alcanzaron los recursos para el teatro municipal, aunque buena falta haría hoy un sistema de transporte masivo como el tranvía, uno de los primeros del país.



Nota.- Palacio Municipal: Diseño del Arq. Herbert Rauprich Jung (alemán). Lo construyeron las siguientes firmas: 1.- Ing. José Faccini Andrade + ing. Víctor Pérez Peñaranda + Arq. Herbert Rauprich Jung. 2.- ing Rafael Jaramillo Cabrales + ing. Emilio Gaitán Martín. Inaugurado año 1948.

Recopilado por: Gastón Bermúdez V. 

martes, 18 de mayo de 2021

1880.- ODA AL CERRO TASAJERO

 Alvaro Orlando Pedroza Rojas

Profesor Titular UFPS - Miembro de la Academia de Historia del Norte de Santander


 

Al Portón de la Frontera, al trote, arriba la cordillera andina,

cabalga desde el Sur y se empecina en seguir más hacia el Norte.

En Cúcuta, su rama oriental con fino porte se bifurca; 

al Este, conquista a Venezuela y al Norte, la Serranía del Perijá se queda…

En la ciudad del duende, las montañas amainan su bravura…

extenuadas de marchar, luce su altura y escurridizo, el río por su mitad se cuela.

En la cálida ciudad de la frontera, el sol calcina y el aire corre presto;

huyendo con afán marchan los vientos.

Un cerro (el Tasajero) se ha quedado viendo seguir la cordillera

como un ave en pleno vuelo, ave viajera…

Al norte, estacionado, algo le ocurre al cerro muy adentro,

viendo el río caminar hacia su encuentro,

como un enamorado espera el paso del fluido caminante por su lado;

los besos de agua fresca harán enternecer su baricentro.

Su núcleo del cretáceo habla de haber estado bajo el mar sumergido,

guarda vestigios de criaturas que se han ido…

en el ayer lejano, seres vivos, hoy fosilizados….

En su piel se revela la historia, su pasado cuando el carbón de hoy

era la flora florecida y, los materiales más duros, la infancia de la arcilla;

ese barro alfarero que moldeado se convierte en hogar, templo sagrado,

bajo el cual se guarecen las familias.

El Tasajero es símbolo y es escudo, es punto cardinal y referencia,

es mirador, es historia, es la herencia que tomamos en préstamo al futuro.

Deidad de los ancestros, amantes de amor puro con la Pachamama,

su fuente de recursos…

El Tasajero era razón de la existencia y curso del espíritu,

morada de los sueños, parte del cosmos del motilón cucuteño,

lugar para sanar todo lo impuro.

Llueve, sobre la cima, sin querer trastumbo un guijarro, rueda hacia el río

que avanza en su danzar callado…

Desde lo alto diviso colinas, lomas, valles y los cielos nubados un poco más allá, 

girando a la visual su rumbo, absorto quedo mirando el imponente faro que iza el Catatumbo.

Y, bajo la lluvia observo el milagro del agua, movediza e inquieta...

que ingresa y cura la áspera piel de greda, con sus heridas abiertas,

como recibiendo un beso cicatriza … enseguida, sana la herida.

Escalar el Tasajero, coronar su cima mil metros más arriba de la orilla del mar, 

es ver en su esplendor a las montañas todas en sus coronas: 

como excavan el cielo y abren sus brazos gritando libertad

El Tasajero: una geoforma en triángulo isósceles parece mirado desde el sur, 

y, un plegado normal se nos revela…

Ni es isósceles, ni es normal el pliegue que éste nos ofrece.

Asimétrico con cabeceo al norte, el cerro se devela…

Su origen, historia, misterios y secretos son complejos:

nueve fallas y siete anticlinales dan forma al Tasajero…

En este Sagrado Cerro, el indígena descubre su sustento

y, el minero tizna su alma con su corazón negro…

y, nos cuenta aventuras vividas, perpetradas hazañas,

en las entrañas del cerro, donde festejó su cuerpo cuando la pica golpeó la roca

que otrora tuvo vida y salió orando por resultar ileso.

A pesar del suéter de bosque tropical que le protege,

el Tasajero, con su piel tostada de respirar veranos…

en sus entrañas guarda el mineral sagrado, 

que teje de esperanzas al minero, por el esfuerzo de sus manos.

Sus rocas, tomaron de la noche su color y los sueños, 

tiznaron el rostro y endurecieron las manos del obrero…

rocas que dan lumbre y llevan la energía muy dentro,

 sueños y silencios de quien, en el socavón asume riesgos.

Tasajero llaman a quien prepara o vende sus tasajos: 

trozos de carnes secas y saladas, en los dos Santanderes, 

acaso ¿la vianda de ayer?

Los ancestrales indígenas, así bautizaron al cerro  

que quizá les brindó suculentos placeres.

El vocablo aborigen: Tasajero, prevalece en el tiempo;

a diferencia, en otros cerros de esta ciudad amada, 

se adoptaron los nombres de los barrios erigidos…

y se olvidaron aquellos de cerros, que les dieron posada.

El cerro Tasajero está herido por dentro… 

y, aun así regala a quien le inmola su carbón y su arcilla, 

como si supiera que al darse le está dando al obrero: 

color a su esperanza y el pan a su familia.

No da señales de dolor, solo nos enseña su sonrisa…

En las tardes encara al viento, lo convierte en brisa, amaina su carrera…

el viejo cerro, abiertas sus heridas, estoico mantiene su hidalguía 

y, trueca el dolor por la sonrisa del minero que sale de sus entrañas cantándole a la vida.

Lo ve alejarse, sabe que al siguiente día volverá  con intención voraz de hollar sus rocas.

¡Humildad y silencio del gigante!, quizá melancolía… 

saber que al entrar el minero en sus heridas, cave sin querer. su propia fosa.

 

 

 

Recopilado por: Gastón Bermúdez V.