Mario
Villamizar Suárez
Simón Bolívar
La Campaña Admirable del Libertador Simón
Bolívar, consta de dos etapas, la colombiana (neogranadina) y la venezolana, y
en el centro Cúcuta, con su Batalla, del 28 de febrero de 1813.
Nos concentraremos en un personaje cucuteño
que apoyó las tropas patriotas: Eugenio Sosa.
Bolívar llega al territorio del actual Norte
de Santander desde Cartagena, río arriba por el Magdalena: Mompox, Tenerife,
Puerto Real (Gamarra); entra triunfal a Ocaña, conoce a las Ibáñez y ciudad y
damas que quedan grabados en su corazón.
Organiza el “Batallón Libres de Ocaña” y continúa
hacia Venezuela, el 22 de febrero de 1813; en el “Alto de la Aguada” cerca de
Salazar (Gramalote), tuvo el encuentro con los realistas comandados por
Capdevila y Delgado, que huyen derrotados hacia San Cayetano; Bolívar recibe
información de los “escuchas” de Mercedes Abrego y fuerzas enviadas de Pamplona
por Doña Águeda Gallardo de Villamizar y el Coronel Manuel Castillo.
En San Cayetano el 25 de febrero, le cierran
el paso los realistas agrupados a órdenes de Ramón Correa, quien se repliega en
Cúcuta.
En la zona occidental, donde se atrincheró
Correa, se entra en combate ese caluroso día del 28 de febrero de 1813. Se
luchó con furor, logrando el Libertador la victoria tras una furiosa y
desesperada carga con bayoneta ante la escasez de munición, ante lo cual
abandonó la plaza para iniciar la campaña admirable.
Aquí sobresale Eugenio Sosa. Es un jovencito
residente en Cúcuta; en medio del combate, pasa la línea realista para ponerse
a órdenes de Bolívar y con una burrita transporta, en tinajas, agua para los
patriotas.
¿QUIEN FUE EL VOLUNTARIO EUGENIO SOSA?
Era un joven despierto y ágil; había adelantado
estudios primarios, no era un vulgar desorientado, sino un inquieto, culto,
emprendedor y trabajador patriota.
Negociaba en ganado, que sacrificaba y vendía
despresado.
Tenía fama de valiente y era muy respetado ya
que no aceptaba ofensas, se decía que sus problemas los resolvía en primera
instancia hablando, decía que “por las buenas” y si no se podía los dirimía con
duelos a puños o a cuchillo.
El que hubiera expuesto su vida llevando agua
en una burra en pleno combate a la tropa patriota, no quiere significar que
fuera una persona dedicada a transportar agua en la población o “aguador” de
profesión.
Fue una demostración de querer servir a la causa;
estaba en territorio realista, solo (la población civil escondida, por
seguridad), sin armas; al analizar la situación, el clima ardiente, la fatiga
de la tropa, consideró que era la mejor forma de contribuir, de apoyarla, de
dejar su negocio de sacrificio de ganado, recibir el exhaustivo entrenamiento
durante dos meses en Cúcuta, superando las pruebas de los novatos reclutas y su
marcha a la liberación de Venezuela.
Nadie lo obligó, para Sosa fue un privilegio
servir a la patria.
Después de su heroísmo colabora con Bolívar
en alojamiento y abastecimiento, se instala el campamento en la plazuela de El
Cují.
A las seis de la tarde se aparece en el campamento con seis reses, el
Libertador le pregunta:
¿Sosa de dónde sacó ese ganado?
Contesta:
Mi comandante después le explico, por ahora
vamos a preparar tres.
Estos son sacrificados y asados en seis
hogueras al estilo “casanareño” y devorados por la tropa, que se agolpó alrededor del fuego, extendiendo
lanzas con sus raciones de carne en la punta para asarlas en las hogueras.
Durante la permanencia del ejército en los valles del
Táchira y Pamplonita, no faltó la carne ni bebidas como la “agua de panela” y
el cacao.
Bolívar le comentó a Rivas, “con el recursivo Sosa no se
aguanta hambre”.
Queda avasallado por el carácter y liderazgo de Bolívar,
se alista, se entrena y en el mes de mayo, con entusiasmo y espíritu soñador de
gloria, marcha con el ejército en la aventura de liberar a Venezuela; queda en
principio en la división de Urdaneta, que al ser derrotado por los lados de
Mérida, regresa a Cúcuta y pelea en Chitagá, Sosa retorna a Venezuela y combate
fieramente hasta Caracas, en la costa y en el llano y persevera en la lucha,
unas veces escondiéndose y otras uniéndose a ejércitos republicanos en
enfrentamientos contra los realistas, hasta la victoria final.
Sosa fue un leal héroe anónimo en la “Campaña Admirable”,
que tuvo la virtud de ser el primer hombre cucuteño, que el mismo 28 de febrero
de 1813, desempeñó una valiente labor de logística, acción peligrosa que
contribuyó a reconfortarla y refrescarla para la carga del triunfo.
Sus nietas Victoriana y Evarista Sosa, a finales del
siglo XIX contaban en Chinácota (En casa de Doña Victoriana Sosa de Sandoval,
se firmó el “Tratado de paz” de la Guerra de Los Mil Días”, Chinácota, 22 de
noviembre de 1902), sobre sus aventuras en Venezuela, participando en la lucha
emancipadora, logrando supervivir en la guerra de la independencia.
Regresó a Cúcuta en 1822, después de Carabobo; decían que
ostentaba el grado de sargento mayor (Mayor); muchos otros como Girardot
(Bárbula), Plaza (Carabobo) y Ricaurte (“en San Mateo, en átomos volando, deber
antes que vida con llamas escribió”) nunca regresaron. Ofrecieron sus vidas por
la libertad de los hermanos venezolanos.
Don Julio Pérez Ferrero, entrevistó a Sosa en su
ancianidad. El historiador relata que Sosa le comentó que después de traspasar
la línea de Correa y ponerse a órdenes de Bolívar:
“El Libertador me ordenó
llevar agua a la tropa, y hallando al acaso una burra pude aperarla y llevar
agua de la toma de Pescadero, para calmar la sed de aquellos soldados enardecidos
con el fragor de la batalla y fervorosos defensores de la libertad. Quedé
formando parte de las fuerzas sin saber propiamente cómo, y con ellas pasé a
Venezuela”.
El líder comunal del Barrio “Loma de Bolívar”, Rafael
Ibarra se refiere a Sosa, así:
“Un hermoso ejemplo de amor a la causa de la libertad protagonizó
el 28 de febrero de 1813, Eugenio Sosa.”
Así Sosa quedó envuelto en el huracán, en el tornado con
epicentro en Bolívar y después de escuchar sus arengas y políticas
republicanas, es subyugado, deja todo en Cúcuta y junto con varios paisanos
marcha en mayo para sacar el oprobioso gobierno realista de Venezuela.
Como un buen combatiente al lado de Bolívar en Carabobo,
se le tuvo gran “respeto en su condición de soldado de la independencia”, pero
no aprovechó en beneficio propio su posición de combatiente de la libertad.
Bolívar, recibió una bella casaca tejida por Mercedes
Ábrego de Reyes, (que llevaba en su baúl dejado en 1815 en Ocaña) hecho que
posteriormente contribuyó, junto con su invisible labor de informadora y sus
ideales independentista, para ser ejecutada a cuchillo en octubre de 1813,
junto con prisioneros de la Batalla de Carrillo, por el temible Bartolomé
Lizón.
El Libertador, en estos valles fronterizos, pasó a San
Antonio del Táchira, y proclamó a sus habitantes:
“En este día ha resucitado la República de Venezuela,
tomando el primer aliento en la patriótica y valerosa villa de San Antonio, primera
en respirar la libertad”. . .“Vosotros tenéis la dicha de ser los primeros...”
Así termino en la Nueva Granada e inició en Venezuela su Campaña
Admirable.
Muchos (“eugeniososa”) marcharon con Bolívar y ofrecieron
sus vidas por la libertad de los hermanos venezolanos.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.