Hugo Espinosa Dávila (Imágenes)
“El hombre es libre de hacer de su vida un ruido estridente o una bella sinfonía” - Mario Mejía Díaz
Fue mi maestro y casi siempre me hablaba parafraseando, a manera de parábolas. Adoptado, reconocido y significativo chitarero pues, aunque nació en Bucaramanga (marzo de 1919) cuando su padre, Manuel Vicente Mejía ejercía allí como odontólogo, terminó viviendo en Chinácota con su familia luego del traslado del consultorio dental a esta localidad.
Allí inició sus primeras letras, completando su primaria en la Escuela Pública Municipal y, parte de la secundaria, en el Colegio San Luis Gonzaga de esa localidad para proseguir sus estudios bajo la formación de los Hermanos Cristianos en Pamplona y concluir el bachillerato en el Colegio San José de Cúcuta (1938).
En el año 1945, terminó Medicina en la Universidad Nacional de Bogotá y posteriormente se graduó de médico Especialista en Cirugía (1965). Durante esos lapsos profesionales en Cúcuta, ocupó los siguientes cargos: Médico Cirujano y Jefe Servicio de Cirugía Hospital “San Juan de Dios” Cúcuta; Secretario de Salud de N. de S., Médico de la Caja de Previsión Departamental y, Jefe del Servicio de Cirugía de la Colombiam Petroleum Co., Distrito Tibú.
Residenciado en Tibú (por 8 años), y por necesidades del servicio cívico-humanitario, se vinculó a la Cadena Mundial de Radioaficionados con Licencia y Matrícula HK 2AFY. En esa actividad radiofónica fue dinámico copartícipe y facilitador-coordinador, al encadenar en diversas oportunidades, llamados en pos de ayuda humanitaria y de auxilios en significativos eventos durante los cuales los colombianos estuvimos atentos de esos acontecimientos:
UNO: Cuando el ganador del famoso Programa “Veinte mil pesos por sus respuestas” (Finales 60´s), fue mordido por una serpiente venenosa.
DOS: (31 oct.1982) El caso del niño Nicolasito quien había caído a un pozo profundo y,
TRES: La tragedia
de Armero (13 nov.1985). En aquella fatídica madrugada, su equipo
trasmisor-receptor captó el llamado “CQ.CQ.CQ: llamando !” y su colega de
radio, desde la misma avioneta que piloteaba, le narraba la dantesca situación
dejada tras la erupción, la noche anterior, del volcán El Ruiz.; narración que,
simultáneamente la hizo del conocimiento de su amigo Carlos Pérez Ángel (para
la época Gerente de CARACOL-Cúcuta), quien de inmediato se la comunicó al
periodista Yamid Amat (CARACOL-Bogotá), y así se comenzó “el puente” noticioso
a nivel nacional e internacional.
Por estas y otras acciones emprendidas, recibió: de Caracol Radio, en nota de estilo, un mensaje de agradecimiento; y, de la Cadena HK Radioaficionados, una condecoración.
Se destacan también en su excelente Hoja de Servicios, los siguientes cargos y/o distinciones honoríficas:
Rector del Colegio Gremios Unidos; Miembro Distinguido de la Cruz Roja Colombiana y su Director-Cúcuta; Miembro Fundador de la Sociedad de Cirugía -N. de S. y del Servicio de Transfusiones de Sangre; Miembro Honorario del: Colegio Médico-N. de S., de la Asociación Venezolana de Medicina Legal y Distinguido de la Federación Médica Colombiana.
Además, fue Miembro de la Junta Directiva y Director(e) del Hospital “San Juan de Dios”-Cúcuta; de la Junta Directiva del HUEM-Cúcuta y Médico Honorario del mismo Hospital Universitario; Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Medicina.
En el año 1959, propició la iniciativa de conformar la primera Clínica (Clínica Santa Ana), visión que fue acogida por los colegas Alirio Sánchez M. y Jorge E. Pérez.
Por su acción y acervo cívico-cultural fue designado Miembro de Número de la Sociedad Bolivariana; condecorado por la Corporación Educativa del Oriente con su Escudo de Oro “Estrella del Oriente”; del Club Rotario, como “Profesional del Año” y, Miembro Honorario del Colegio de Periodistas del N. de S.
Por su singular vocación e ideario para la formación de la juventud a través de la docencia, fue instructor y profesor de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional y de la Javeriana (Bogotá); Profesor del Colegio Salesiano-Cúcuta; Profesor de la Facultad de Enfermería de la UFPS y de la Escuela Oficial Auxiliares de Enfermería Cúcuta; Catedrático del Curso de Bioética (5º año) de Medicina de la Universidad de El Bosque (Bogotá) y de la Universidad de Bruselas (Bélgica). Y, por 12 años, Profesor de Medicina Legal y Psiquiatría Forense de la Facultad de Derecho de la UniLibre-Cúcuta.
Sus querencias: A mediados de los 70`s, me dice Mario: “Te invito a ver un terreno que voy a comprar en Chinácota para que cultivemos”. En un lote de una hectárea, pedregoso, por cierto, a porra y cincel, se comenzó a adecuar el terreno para edificar allí su “templo" al culto de la amistad y la cultura. Redondo pues, decía, “la amistad no debía tener aristas”; sostenido, por una sola columna central, simbolizando el acervo cultural, el respeto, la tolerancia y las buenas costumbres.
Las tertulias culturales que los viernes en la noche, en su apartamento-consultorio, también a mediados de los 70`s, se iniciaron con algunos amigos, más el invitado ponente del tema, luego se trasladaron a su Casa Redonda que, en copiosas concurrencias, acudíamos hasta Chinácota (distante 50 minutos de Cúcuta), para asistir cada mes y oír la disertación del invitado especial. Entre muchos otros, por ejemplo: el Gral.(r) Valencia Tovar; Pepón el renombrado caricaturista de un periódico nacional; el precandidato a la presidencia Dr. Luis Carlos Galán y, otros tantos más que engalanaban la amistad del Dr. Mario, y para cuyos eventos, motu proprio, los gastos generales los proporcionaba sin miramientos.
En su desempeño como miembro de la Masonería Cucuteña, el Venerable Maestro Mario Mejía Díaz, fue importante columna de la hermandad y difusor ejemplarizante de la ética, la moral y las buenas costumbres, dejando su legado con la fundación de las Respetables Logias “Obreros del Silencio” (abril,1958) y “Caballeros del Templo” (julio,1969).
También dejó
huellas humanitarias de su comportamiento fraternal, pues por requerimiento de
doña Celina de Fórmica (quien era practicante del judaísmo), fue médico
asistente en las postrimerías del ilustre sacerdote Daniel Jordán quien había
sido acogido en el apartamento del Triángulo Rojo.
Otra alusión: Previa autorización del padre Miguel Mueller, la Cruz iluminada que se erige en la Torre Campanario del Templo de María Auxiliadora del Barrio Popular, fue por óvalos colectados con sus correspondientes hermanos masones.
A pesar de sus loables virtudes, como impronta
de su caballerosidad: exquisita conversación, cultura general, de apreciadas
cualidades personales y calidades profesionales, que lo distinguieron en la
sociedad cucuteña, fue esquivo a los halagos y a otras vanidades. Así, dejó en
su partida al Oriente Eterno, una estela de rosas, de sonrisas y de corazones
comprimidos.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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