El año del título estuvo signado por una gran actividad social y política en la ciudad y el país, pues fue un año electoral de muchas expectativas, particularmente para los partidos tradicionales que buscaban consolidar su predominio político. Recordemos que la hegemonía conservadora había sido reemplazada por la ‘república liberal’ en 1930 cuando asumió la primera magistratura el presidente Olaya Herrera y luego de su cuatrienio le siguió en la presidencia el doctor Alfonso López Pumarejo, quien durante su primer periodo lanzó su famoso plan que se llamó la ‘Revolución en Marcha’ caracterizado por la expedición y aplicación de un variado paquete de reformas con las que modernizó las estructuras sociales y económicas del país.
1. En Cúcuta, la agitación política siempre ha sido una actividad practicada con entusiasmo y no era para menos en este año en el que su esperaba cambiar los tradicionales líderes y buscar una renovación que permitiera un cambio de paradigmas o al menos una transformación en el manejo de la cosa pública local.
Las elecciones en mención eran las locales, para elegir los llamados Consejeros Municipales, elecciones que estaban programadas para el primer domingo de octubre. En aquella época se inscribían y se votaba por planchas, las que debían ser inscritas en la respectiva alcaldía de cada municipio.
Las fricciones y disputas por ocupar sus lugares en las listas eran cuestiones frecuentes y los partidos podían inscribir más de una lista o plancha cuando no se presentaban acuerdo entre sus partidarios, como fue el caso del partido liberal en la ciudad, razón por la cual, se decidió inscribir, inicialmente, tres listas de candidatos a la espera de poder resolver prontamente el impasse.
Fue así como se inscribieron planchas por el Comité Liberal, otra por el Comité Pro-Cúcuta y una última llamada Plancha liberal.
Lo curioso, por lo menos a la luz de la actual normativa, es que algunos nombres figuraban en las tres planchas, algunas como principales u otras como suplentes. Sin embargo, justo antes del vencimiento del plazo, el partido liberal llegó a un acuerdo, que fue comunicado, tanto a la ciudadanía como a las autoridades electorales, por el presidente del Comité Municipal Liberal, en el cual se presentaba una única plancha definitiva de aspirantes al Concejo Municipal.
La lista estaba integrada por once principales con sus respectivos suplentes y la encabezaba el doctor Alberto Camilo Suárez, con la suplencia de Manuel Villa Valero. No hubo ninguna sorpresa en la asignación de los nombres, pues todos eran personajes ilustres de la política o el comercio, actividades que se complementaban.
Sólo como información adicional, entre los principales se vieron los nombres de Agustín Guarín, Enrique Arámbula Durán, Andrés Augusto Fernández y Nicolás Colmenares entre otros y en los suplentes se incluyeron nombres como los de Manuel A. Romero, Joaquín Bermúdez y Alberto Villamizar.
2. Antes de la consolidación de las Juntas de Acción Comunal que fueron creadas para que los habitantes de los sectores urbanos y rurales de los municipios pudieran participar de las decisiones relativas a sus zonas, los vecinos debían agruparse o asociarse para que las demandas de sus necesidades fueran atendidas y en este sentido, durante este año los tradicionales barrios de la ciudad hicieron manifiesta su intención de constituirse en grupos de presión que les permitiera obtener la solución a sus apremiantes exigencias. Vamos a comentar tres de los grupos de ciudadanos que se mancomunaron con miras a lograr sus objetivos.
El primero de ellos se materializó en el barrio El Contento donde se consolidó la ‘Sociedad Protectora del barrio El Contento’. El señor Elías Silva Navarro, nombrado presidente del grupo expidió un comunicado informando a la ciudadanía que “… en el presente mes de agosto, los vecinos del barrio El Contento, animados por todo aquello que tienda a la caridad, progreso moral, material y urbanización de nuestro barrio, fundó una sociedad compuesta de ambos sexos, denominada Sociedad Protectora del Contento, cuyo lema es trabajar por la caridad, progreso moral y urbanización del barrio, quedando constituida la mesa directiva así; presidente, el suscrito; vicepresidenta, Constanza de Sarmiento y vicepresidente, Luis J. Robles; vocales Marco A. Bohórquez, Emilio Berti y Pedro Arciniegas y señoritas Isabel Cuberos, Josefa Arciniegas y Mercedes Yáñez”.
El presente comunicado fue remitido al director del diario Comentarios con una nota en la que lo reconocía como uno de los elementos más dinámicos y entusiastas por el progreso moral y material de la ciudad y agregaba, “…en honor a la verdad, que esta ‘Sociedad’ no es presidida por ningún alto empleado municipal y que su salón de sesiones es en la calle 13 No. 279, entre carreras 12 y 13, hogar de una honorable familia y que la Sociedad Protectora del Contento registraría con orgullo verse honrada con su presencia”.
No tenemos información que nos permita saber si se cumplieron los deseos de don Elías Silva, pero conociendo la personalidad de don José Manuel Villalobos, director en ese entonces además de diputado a la Asamblea del Departamento, creemos muy posible que haya aceptado la invitación a pesar de no haberse incluido la fecha del evento en la nota.
3. Mientras tanto, en el barrio Sevilla, la Junta de Aguas y Ornato venía trabajando, desde hacía unos años, en actividades que la habían permitido la construcción de la Escuela, así como el ensanche de las redes del acueducto.
Estas obras, según lo informaba su presidente el señor Daniel Ortiz G. se habían logrado gracias a la estrecha colaboración del diputado José Manuel Villalobos, quien presentó e impulsó los proyectos de mejoramiento del barrio.
En agradecimiento la Junta presentó una proposición que fue aprobada por unanimidad, en la que se nombra asesor de esa Junta al doctor Villalobos y lo designa como su representante para las gestiones que sean precisas hacer ante los poderes públicos a favor del progreso y del embellecimiento del barrio. Una copia de la proposición fue entregada y ‘puesta en sus manos’, por una comisión de tres miembros enviados por esa corporación.
Igual que en el caso anterior, asumimos que la participación de don José Manuel, fue más política que diplomática, con la cual mantenía satisfecho a su electorado.
4. Proyecto de restablecimiento del tranvía al puente San Rafael.
De un tiempo atrás se había interrumpido el servicio de tranvía que se prestaba entre las Estación Cúcuta, donde hoy está ubicado el Terminal de trasportes, y el puente San Rafael, más exactamente hasta la Estación Sur cuya edificación aún hoy subsiste a pesar de los embates constructores de las administraciones municipales.
Las continuas inundaciones que se presentaban en este sector hacían imposible que el tranvía y la línea Sur del ferrocarril prestaran su servicio con normalidad, por esta razón, un grupo de ciudadanos encabezados por el señor Manuel Villa Valero acogió una iniciativa propuesta por el diario ‘Comentarios’ para que se restableciera este tan necesario servicio. Para esos momentos, el desarrollo urbanístico de la ciudad estaba dirigiéndose en esa dirección y con mayor razón era necesario que los ciudadanos tuvieran una posibilidad de movilidad práctica y económica para trasladarse, y para la ciudad, un motivo más de progreso toda vez que esa era la ruta hacia el interior del país.
Don Manuel Villa Valero, era un entusiasta líder político y social que dedicaba parte de su tiempo a presentar propuestas de mejoramiento para la sociedad.
En este caso particular, el señor Villa Valero viajó a la ciudad de Caracas para conocer de cerca el funcionamiento del tranvía que había implementado el Ferrocarril de Caracas en su ruta de esa ciudad a Los Teques, población cercana a la capital venezolana y que para el efecto cumplía las funciones de tranvía, entendiéndose como tal, el itinerario que el equipo ferroviario presta dentro de las áreas urbanas de las ciudades.
El proyecto remitido al Concejo municipal decía textualmente: “… la empresa del ferrocarril de Caracas a Valencia, en vista de la intensa competencia que venía sosteniendo con el servicio de autobuses entre esas dos ciudades, estudió cuidadosamente este problema y adoptó el sistema de tranvías movidos por petróleo crudo, aprovechando la misma línea antigua del ferrocarril de vapor que empleaba como combustible el carbón mineral.
La magnífica presentación de estos tranvías, la gran comodidad para el público y el precio de los pasajes han hecho que el público, en una gran mayoría, los prefiera a los autobuses.
En mi deseo de contribuir al adelanto de nuestra ciudad, estoy adjuntando algunos datos, catálogos y fotografías de estos tranvías al honorable Concejo”.
Sin embargo, pasado algún tiempo, al no recibir respuesta alguna, decidió insistir y en una nueva misiva les escribió: “…la idea lanzada por ‘Comentarios’ respecto del restablecimiento del tranvía utilizando los antiguos carros con sólo adaptarles un motor, me parece admirable por la forma económica como puede llevarse a cabo, pero dadas las dificultades técnicas para su construcción en forma durable, sería mucho más práctico comprar dos carros especiales movidos por petróleo crudo, que vendrían adaptaos a la medida de la carrilera que en nuestras calles posee el municipio, y que dicho sea de paso, ha costado tanto dinero y está en el más lamentable estado de abandono.
Creo que con muy pocas modificaciones en la línea de tranvía del municipio podría establecerse un magnífico servicio que le resulta productivo por ser movido con combustible barato y al mismo tiempo de una gran ventaja para el público que carece en absoluto del más elemental servicio urbano de trasportes.
Llegado el caso de ponerse en práctica esta idea, me permito modificarla, en el sentido de que se haga un ensayo adoptando un motor de petróleo marca Diesel, cuyo combustible es mucho más barato que la gasolina.
De esta forma podríamos ver de nuevo en nuestras calles el antiguo tranvía que tanto conocimos los cucuteños y de los cuales tantas impresiones guardamos desde nuestra infancia”.
Al parecer ni el proyecto ni la idea tuvo el recibo esperado entre los políticos de la época. La propuesta que acabamos de leer fue entregada en la secretaría del Concejo a finales del año 35 sin que se le considerara, aunque fuera una respuesta protocolaria.
A comienzos del año siguiente, sólo algunas semanas después, se protocolizó la suspensión de los servicios ferroviarios de la línea Sur incluyendo los del tranvía, este sí en toda la ciudad.
Dos años antes habían sido suspendidos los servicios que prestaba la línea a la frontera y para finalizar este cuento, a comienzos de los años cuarenta, el Concejo de Cúcuta autorizó en levantamiento de los rieles que se habían instalado en las calles de la ciudad, simplemente porque estorbaban las obras de pavimentación.
5. Incidente en el Cementerio por desacato a la autoridad civil.
Con la llegada al poder del Partido Liberal, las diferencias entre la Iglesia Católica y el Estado se acentuaron y a medida que avanzaban los gobiernos liberales, la Iglesia fue perdiendo su influencia, tanto sobre la población como sobre sus gobernantes, pues era de todos bien sabido que ellos constituían ‘el poder tras el trono’.
Ejemplos de ello hay muchos, aún trascurrido el tiempo, pues difícil les era sustraerse a tal poder, pero la anécdota que paso a contarles sucedió en esta ciudad a finales del año 35 del siglo pasado.
Dicen las crónicas que “…ha sido motivo de múltiples comentarios y aún de citación especial ante el Concejo, un incidente ocurrido en el Cementerio, en momentos en que iba a ser sepultado el presbítero Luis Antonio Vera.
Como era de costumbre y exigencia, el sepulturero solicitó a quienes procedían al oficio, le entregaran previamente la orden que expedía la alcaldía para estos casos, así como el correspondiente registro de defunción, documentos que ninguno de los asistentes o particulares, en su mayoría sacerdotes, presentó al funcionario del camposanto.
En tal virtud, el sepulturero se comunicó con el alcalde informándole la situación y éste le respondió que era indispensable la presentación de esos documentos para llenar el requisito y proceder a la inhumación.
Ante esta realidad, el sepulturero se opuso a autorizar el entierro, motivo para que los participantes a la ceremonia fúnebre se indignaran e hicieran caso omiso a la autoridad civil y haciendo a un lado al funcionario, ordenaron introducir el cadáver en la bóveda y sellarla.
Debido a este incidente, el Cabildo de Cúcuta elevará una queja al Ministerio de Gobierno, a fin de que se reclame ante las altas dignidades de la Iglesia más respeto para los fueros del poder civil”.
Cabe anotar que al Concejo no fue citado ningún miembro de la curia y que la queja fue otro de los tantos ‘saludos a la bandera’ que se presentaban cuando ocurrían casos como el narrado.
5. Una de las noticias más importantes conocida en el último trimestre del año fue la relativa a la actividad política resultado de las elecciones locales al Concejo de la ciudad.
Con anterioridad a ellas había sido nombrado nuevo gobernador, nombramiento que había recaído en la persona del doctor Manuel José Vargas, de quien hablaremos en una próxima crónica, y como era costumbre por esos años, el gobernador nombraba su equipo de alcaldes en los municipios de su jurisdicción.
En el caso de Cúcuta, el entrante gobernador había aceptado la renuncia de don Manuel Ignacio Marciales y designado para reemplazarlo al señor José María Rodríguez, un muy diligente y apreciado caballero de quien decían se había desempeñado en diversos puestos como un correcto, inteligente y activo funcionario.
Con este nombramiento, el propósito del gobierno era dar reorganización completa a la Alcaldía, la Permanencia y la policía municipal a fin que la autoridad cumpla cada día más eficazmente con sus deberes, corrigiendo las costumbres, extirpando vicios y aplicando la ley sin contemplaciones. Para ello se proponía militarizar el cuerpo de policía municipal mediante la instrucción de una hora diaria que será impartida por oficiales del Ejército Nacional y el servicio de vigilancia en la ciudad se distribuirá mediante un plan debidamente estudiado y programado.
A raíz de esta reestructuración, la policía inició una intensa campaña para ‘limpiar’ la ciudad de maleantes que han llegado de otros lugares y quienes desde ya están en trance de ser enviados a las colonias penales una vez se resuelva su situación jurídica.
Otro hecho de trascendencia política luego de las elecciones municipales fue la posesión de los recién elegidos concejales, quienes procedieron a nombrar en su Junta Directiva para el periodo 1935-1936, como presidente a don Agustín Guarín, vicepresidente, Horacio Hernández Lascano y secretario, Campo Elías Romero.
6. Durante la época de esta crónica, quienes se aventuraban a viajar por vía aérea a la ciudad, debían utilizar los servicios que prestaba el aeródromo de Los Patios. Desde el inicio de la aviación comercial, este campo de aviación había servido a la ciudad, pero varios inconvenientes, en el aspecto técnico, presentaba para la realización de las operaciones aéreas, situación que preocupaba a las autoridades, razón por la cual, una comisión del Ministerio de Guerra fue enviada para realizar los estudios correspondientes en busca de soluciones.
La comisión estuvo integrada por el mayor Camilo Daza y el ingeniero Leopoldo Monroy y su objetivo principal era determinar las obras que debían emprenderse para adecuar la pista para el aterrizaje de máquinas pesadas, toda vez que el gobierno nacional está estudiando la posibilidad de establecer allí una base militar aérea.
El mayor Camilo Daza, comentó en una rueda de prensa, que había detectado las anomalías que presentaba el aeropuerto, en su última visita, cuando al mando de una trimotor, en el que viajaba con el Ministro de Guerra, doctor Aulí, tuvo dificultades a la llegada.
7. En el campo de las noticias deportivas, el Cúcuta Deportivo ya comenzaba a destacarse en el ámbito futbolero del país, cuando aún no habían empezado los campeonatos que hoy conocemos, pero no precisamente por sus triunfos sino por las derrotas que sufrieron en la gira que emprendió por la capital de la república.
Cito textualmente al comentarista más respetado de la época, Luis Uribe Acevedo, quien firmaba con el pseudónimo de LUCEVEO: “… están de regreso los muchachos del Cúcuta Deportivo de regreso a su tierra después de las muendas que les proporcionaron los equipos de La Salle y Unión de Bogotá. No era necesario ser profeta para asegurar, como lo aseguramos de antemano desde las columnas de Comentarios, que la derrota del ‘Cúcuta’ sería irremisible. Ellos iban sin personal capacitado y sin entrenamiento alguno. La víspera del último encuentro dijo un periódico de Bogotá: ’si el Cúcuta pierde, es muy difícil que el público acceda nuevamente a darle un chance de rehabilitación.
Mañana tienen la última oportunidad los cucuteños para demostrarnos que sí saben jugar al futbol’. Y el resultado de tres tantos a uno señalado por el marcador, demostró a los bogotanos que los cucuteños no hacen peso en la cancha. Apenas roncan, como roncó Pacho Neira en la carta dirigida a El Tiempo, y hacer uso de un nombre que en otro tiempo fue famoso, pero que hoy es apenas un cuero de tigre.
El domingo pasado a la misma hora en que el Cúcuta recibía en Bogotá, la última paletada de tierra, luchaban aquí el FENS (el equipo de la Federación de Empleados del Norte de Santander) y el Latino. Estos dos oncenos lujosamente equipados, presentaron una lucha casi igual con un ligero margen de acometividad favorable a los Latinos, que lucían los colores rojo y azul. Uno a uno fue el resultado del encuentro, que nos entusiasmó no tanto por la técnica o la pericia que no se les puede exigir, sino por el fervor que pusieron en la contienda y por lo que significa para la afición adormecida el hecho de que mientras los veteranos entierran su prestigio y empañan el nombre nortesantandereano, las nuevas unidades luchan en Cúcuta por despertar el espíritu deportivo ajeno a lucros y a componendas.
Los equipos FENS, Latino, Napoleón y Provincial, son hoy por hoy los encargados de reivindicar para el departamento el buen nombre del deporte favorito”.
8. la emisora insignia de la ciudad, La Voz de Cúcuta, cumplía dos años al aire. Se identificaba como la HJ2ABC y sus propietarios y fundadores, los hermanos Pompilio y Alejandro Sánchez habían realizado un esfuerzo meritorio y muy plausible a favor de la propaganda cultural y artística de la ciudad al vincular a sus actividades a los conjuntos musicales que dirige el maestro Benjamín Herrera y el Quinteto Royal, así como otros artistas de la región. Recibieron felicitaciones nutridas de sus oyentes y anunciantes, con los mejores deseos por su prosperidad y larga vida.
9. Un anuncio del Catastro Municipal avisaba a los propietarios de ‘fincas raíces’, tanto urbanas como rurales, que según lo dispuesto en la Ordenanza 27 del año en curso, estaban en la obligación de relacionarlas ante la Junta Municipal de Catastro del municipio en que estén ubicadas, antes del 31 de diciembre, de incumplir esta norma, los gastos ocasionados para allegar dicha información serán de cargo del propietario.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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