Desde el año anterior había incursionado en una nueva línea de productos, las denominadas lociones finas y allí estaban exhibidas y a disposición de los clientes; se trataba de las colonias Agua de Alhucema y Bay-Rum y las lociones Lavander´s King para caballeros y para las damas estaban el Embrujo Tropical y Tentación, las que se disputaban la preferencia del bello sexo, con las más renombradas fragancias importadas de Europa y que se conseguían donde Tito Abbo, almacén que mencionaremos más adelante.
La prensa local es exhibida en un gancho, un ejemplar de la fecha del Diario de la Frontera muestra las noticias del día; nos llama la atención una que dice que a partir de enero, el cálculo del costo de vida o inflación, el que ahora llamamos IPC, le fue encomendado a la Contraloría General de la República y que será calculado en todos los departamentos del país.
Aquí también es necesario hacer unas precisiones, puesto que en ese año la división política del país incluía Intendencias y Comisarías, las cuales no serán sujeto del cálculo en mención.
Algunos avisos publicitarios, en primera página, de la Embotelladora Kist decía que sus productos, manzana y naranja, se venderían a $0.15. En páginas interiores, el almacén de don Tito Abbo, avisaba a sus clientes que había recibido tinta Parker negra a la módica suma de $0.90 el frasco y que la última variedad de sombreros Stetson acababa de llegar.
Se anunciaba la “Medicina Milagrosa” Capitana Salas Nieto, de venta “en todas partes” decía el aviso. Carlos Luis Peralta, entonces presidente de la Junta Directiva de Fenalco ofrecía en sus amplias instalaciones de la avenida sexta entre calles doce y trece, el más extenso surtido de bombillos, alambre y accesorios eléctricos, rollos fotográficos y las afamadas bicicletas Raleigh, inglesas, además de llantas y repuestos para las mismas. Por igual, vendía teteros Evenflo, Alka Seltzer y papelería en general, mejor dicho, de todo como cualquier almacén tipo supermercado de hoy.
Llamaban la atención ciertos avisos que hoy han perdido vigencia, por ejemplo, Eustorgio Perozo publicó el siguiente: “Burro perdido en el barrio Carora, marcado en la nuca y el cuadril izquierdo con el número 5”. O este otro de Gabriel Moreno Vega, en primera página: ”Toda clase de negocios lícitos” para ello se debía llamar al teléfono 34-79 o dirigirse a su oficina de la avenida 5 No. 13-03.
La actividad bursátil no se quedaba atrás. León Colmenares y Enrique Lara Hernández lideraban esa actividad del mercado de valores. El primero había conseguido la representación de la agencia comisionista de la Bolsa de Bogotá Mangner y Villar y ofrecía realizar todas las operaciones de la Bolsa de la capital.
Por su lado, Enrique Lara representaba la firma Títulos Fiduciarios S.A. en su almacén de la avenida 6 No.9-40, donde se proponía la venta de acciones a crédito, operación que hoy no se hace. Se ofrecían paquetes de acciones de $1.000 con el pago de una cuota inicial de $25 y cómodas cuotas periódicas a definir con el cliente. Muchas de esas transacciones fueron consultadas telefónicamente en el 2711 y concretadas posteriormente, mediante la firma de los documentos pertinentes.
Eugenio Sandoval Ferrero anunciaba sus servicios de asesoría en la presentación de las declaraciones de renta dada su experiencia en el ramo, adquirida como Auditor que había sido de la Administración de Impuestos Nacionales y como ex funcionario del Banco Central Hipotecario. Había que llamarlo al teléfono 42-08 o concertar una cita en su oficina de la avenida 0B No.20-52.
Las principales agencias de viaje en asocio con Avianca comenzaban a ofrecer las excursiones a San Andrés, que aún no era Puerto Libre. Todo el programa costaba $700 y el cupo era limitado a 25 personas pues el viaje se hacía en los novedosos DC3. La duración de la excursión era de 11 días con escala en Cartagena donde se visitaban los sitios turísticos de la ciudad como el Cerro de la Popa, el Castillo de San Felipe, la ciudad amurallada y otros lugares de interés.
En un rápido repaso de las noticias políticas locales se leía que había sido nombrado el ingeniero Cayetano Morelli Lázaro, Jefe de la Oficina del Plan Regulador. Revisando nuestra bitácora, supimos que estuvo en el cargo durante dos años. A Eligio Álvarez Niño lo nombraron Secretario de Gobierno Departamental, mientras que Léntulo Ruiz, nombrado Contralor Municipal, corría ya el mes de abril.
En ese mismo mes, Isidoro Duplat fungía como Alcalde de la ciudad y por esas mismas calendas renunciaba al cargo de Personero municipal don Guillermo Eslava, quien había sido nombrado quince días antes.
Argumentaba problemas personales, razón por la cual, le fue aceptada sin mayores objeciones. En su reemplazo se nombró al recién graduado abogado Alberto Luna Pérez, con quien años más tarde tuve el honor de establecer una relación de compadrazgo.
La Lotería de Cúcuta anunciaba que sus sorteos se seguirían realizando en la glorieta del Parque Santander los días martes y que el premio mayor para ese año sería de $40.000.
En las páginas sociales leíamos que se había graduado de arquitecto, en la Universidad Nacional de Medellín el joven Luis Enrique Cuadros y que la delegación cucuteña de Fenalco había logrado obtener la sede del XIII congreso nacional de comerciantes para el año siguiente y que aspiraban realizarlo entre el 4 y el 9 de mayo. Los acontecimientos ocurridos por esa fecha y de todos conocidos, hicieron que dicho congreso se aplazara, como efectivamente sucedió, para el día 30 del mes de mayo de 1957.
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