La
Opinión-Cúcuta/El Universal-Cartagena/Revista Semana
El proceso a la beatificación y posteriormente la
canonización del padre García-Herreros, es una gran noticia para Cúcuta, y se
convierte en motivo de orgullo pues 86 de los 90 obispos del país votaron a su
favor para que iniciase el camino de la santificación.
"Fue un hombre extraordinario que dedicó su vida
a servir a los más necesitados", así lo aseguró el cardenal Rubén Salazar.
El sacerdote cucuteño se convierte entonces en el
tercer colombiano en iniciar el camino para ostentar bien el título de santo o
de beato, categorías que la Iglesia reconoce a quienes han seguido no solo el
ejemplo de Cristo sino que se hacen partícipes de algunos de sus dones.
Por ahora la iglesia seguirá haciendo un riguroso
examen a su vida, su reputación, sus escritos, sus virtudes y posteriormente
verificará sus milagros.
El padre Rafael García Herreros nació en Cúcuta el 9
de enero de 1909. Sus padres fueron el general Julio César García Herreros
Orbegozo y María Unda Pérez.
Hizo sus primeros estudios en el colegio de las
Hermanas de la Presentación, de donde pasó al colegio Provincial. Así
transcurrieron los primeros 14 años de su vida en Cúcuta.
El 3 de febrero de 1923 fue presentado por su padre en
el Seminario Conciliar de Pamplona. En noviembre de 1927 terminó sus estudios
en el Seminario Menor.
El 25 de enero de 1928 recibió una carta del eudista
Luis Pérez Hernández, invitándolo a que ingresara a la comunidad. Desde esa
época inició estudios en filosofía, latín, griego, inglés, ciencias, historia,
eclesiástica y exégesis de la Biblia. Desde febrero de 1931 hasta 1943 adelantó
estudios de teología, dogma, moral, hermenéutica, derecho canónico, hebreo,
arte, liturgia, ascética y pedagogía.
Se incorporó a la comunidad Eudista el 7 de febrero de
1932. Recibió las dos últimas órdenes menores el 23 de septiembre de 1933. En
noviembre del mismo año se le concedió el subdiaconado, y en marzo de 1934 la
ordenación diaconal. El 19 de agosto de 1934, en la iglesia de Nuestra Señora
de las Angustias, en Bogotá, recibió la ordenación sacerdotal de manos del
entonces Nuncio Apostólico, monseñor Paolo Giobbe.
Los primeros diez años de sacerdocio los dedicó a la
formación de sacerdotes, en los seminarios de Santa Rosa y Jericó (Antioquia),
Mérida (Venezuela), Cartagena, Pamplona (Norte de Santander), San José de
Miranda (Santander) y Cali, en las cátedras de filosofía, latín y griego.
El 10 de octubre de 1950 se trasladó a la casa general
de los Eudistas en Roma, al ser admitido como estudiante de filosofía en la
Universidad Gregoriana.
El padre Rafael García Herreros fue un sacerdote
eudista movido por el amor a Dios y a los hombres. Se comprometió en su anhelo
por lograr la promoción integral de los menos favorecidos.
Esta fotografía corresponde a la
reunión social organizada para celebrar las Bodas de Oro del matrimonio García
Herreros- Unda el 14 de octubre de 1955. En ella recordamos de izquierda a
derecha a: Luis Unda Ferrero, el padre Rafael García Herreros, Beatriz Cabrera,
Miguel García Herreros Unda, Ana Elvira García Herreros Unda, Luis Felipe
Ramón, Julio García Herreros Orbegozo, Julio García Herreros Unda, María Unda
Pérez, Gisela Ramírez Lares, Antonio García Herreros Unda, y Matilde Garcia
Herreros de Perez.
En noviembre de 1961 organizó el Banquete del Millón
en donde comprometió a gobernantes, reinas de belleza, políticos,
personalidades nacionales. A este evento, asistieron la mayoría de los
presidentes de la República, desde Alberto Lleras Camargo hasta Belisario
Betancur.
Además de los barrios El Minuto de Dios extendió sus
acciones al Instituto de Desarrollo de las Comunicaciones (Indec), a la
Corporación Minuto de Dios, la programadora de televisión Lumen 2000, la
editorial, el centro carismático Minuto de Dios, la Corporación Universitaria
Minuto de Dios, la Corporación Ejecutiva Minuto de Dios, emisoras Minuto de
Dios, la Fundación de Asesoría Rurales, la Corporación Industrial Confecciones
Minuto de Dios.
Vivió un corto tiempo con los indios motilones del
Catatumbo en Caño Brandy, a quienes evangelizó y enseñó mejores formas de vida.
Falleció el 24 de noviembre de 1992, mientras se
celebraba el Banquete del Millón en el Salón Rojo del Hotel Tequendama. El
‘Tele’ Padre, como se le conocía, frecuentaba a Cúcuta, y en su tierra natal
también dejó huellas con sus programas.
Su obra
A su trabajo de predicación a través de los medios de
comunicación se sumó su constante esfuerzo por recoger fondos para dar casa a
los más necesitados, institucionalizando para ello el Banquete del Millón, una
idea con verdadero sentido social con la cual logró regalar un techo a miles de
familias colombianas sin recursos. En Cúcuta y en Bogotá fundó las ciudadelas
El Minuto de Dios, además de la corporación que lleva el mismo nombre y cuyo
faro de guía sigue siendo la doctrina que predicó hasta el fin de sus días, en
1992, el padre García Herreros.
En Cúcuta, sagradamente se realizaba, a réplica del
original, el Banquete del Millón, además de mantener en el departamento
programas de asistencia social dirigidas a comunidades marginadas del
Catatumbo.
Sus posiciones despertaron también una que otra
polémica: en 1955, cuando se mostró a favor de la pena de muerte; en 1968,
cuando invitó a la actriz francesa y símbolo sexual Briggitte Bardot a hacer el
‘escándalo del bien’ en el Banquete del Millón; o a principios de los años
noventa, con su intervención mediadora con el narcotráfico, cuando sostuvo
conversaciones con Pablo Escobar.
Desde ya, todos hacemos votos para que este cucuteño
logre la santidad, pues como bien lo describió su biógrafo, el padre Diego Jaramillo: “Quizá ningún otro
colombiano de la generación actual pueda mostrar tantas realizaciones concretas
de lo que un día se tildó de utópico. Parece que sus obras hubieran sido regalo
de Dios para confundir los prudentes cálculos de los hombres”.
Molestia de la Conferencia Episcopal en algún momento
“Una cosa es hacer un llamado a la conversión y al
arrepentimiento, invocando la misericordia de Dios, y otra muy distinta es
presentar a un delincuente responsable de muchos crímenes y del gravísimo daño
hecho al país, como si fuera ejemplo del hombre bueno”.
La frase es de Monseñor Pedro Rubiano Sáenz, entonces
presidente de la Conferencia Episcopal, quien de manera pública dejo constancia
de su profunda molestia por las actuaciones del sacerdote eudista Rafael García
Herreros en relación con Pablo Emilio Escobar Gaviria.
El jefe del cartel de Medellín recién se había fugado
de La Catedral, cuando el Gobierno decidió trasladarlo de sitio de reclusión al
constatar que allí seguía cometiendo crímenes. El sacerdote utilizó su programa
para decir que era un “hombre bueno”.
Monseñor Rubiano dijo en la misiva que García Herreros
estaba “desorientando a la opinión” y “sembrando dudas sobre lo que debe ser el
ideal de comportamiento de la vida en comunidad”. “Es lamentable que usted, que
ha sido admirado por su severidad y claridad de pensamiento, esté al final de
una vida meritoria sembrando desorientación y esparciendo dudas sobre lo que
debe ser el ideal del comportamiento y de la responsabilidad en relación con la
vida en la comunidad, con el país y con la humanidad”, añadió.
Esta carta es una de las piezas que han recobrado
quienes se muestran sorprendidos por la decisión de la Iglesia Católica de
buscar su canonización. Aunque alaban las obras del sacerdote -recordado por su
obra y, especialmente, por su espacio de tres minutos diarios en el ‘Minuto de
Dios’ en horario triple A- se preguntan si será factible que el Vaticano lo
eleve a la categoría de Santo.
Previo a este hecho, el sacerdote apareció varias
veces en televisión con la sorpresiva sentencia de que “don Pablo era un hombre
bueno”. Esto ocurría en momentos en que el país vivía una de las etapas más
dolorosas de su historia por cuenta de los atentados con carro bombas, puestos
especialmente en los lugares más concurridos.
Ya durante la estadía del capo en la cárcel La
Catedral en Envigado (Antioquia), García-Herreros lo confesaba y oraba con él.
Cuando Escobar escapó de la cárcel el 21 de julio de 1992, el padre García le
pidió por los medios de comunicación que se entregara de nuevo y le ofreció al
gobierno servir otra vez como mediador.
Algunos analistas lo defienden porque consideran que
sin su mediación hubiera sido imposible alcanzar hechos positivos. Se recuerda,
por ejemplo, que fue pieza fundamental en la liberación del entonces periodista
de El Tiempo, Francisco Santos, y de Maruja Pachón (hermana de Gloria Pachón,
viuda de Luis Carlos Galán) en 1991 por los consejos que le dio al jefe del
Cartel de Medellín.
Sobre estos hechos, el cardenal Rubén Salazar,
presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana, aseguró en el anuncio de la
canonización que la supuesta amistad entre García–Herrero y Pablo Escobar tenía
como único propósito frenar la ola de sangre que agobiaba al país en esos
momentos (pero
la posición de la Conferencia Episcopal fue muy diferente en 1992). De todas
formas opina que en la Conferencia Episcopal aprobaron unánimemente que se
iniciara el proceso porque pensaron que, indudablemente, el padre
García-Herreros fue un colombiano extraordinario. Él exaltó, por ejemplo, su
pobreza. Manejó millones de pesos y sin embargo murió en la absoluta pobreza.
Era un hombre que sabía que el dinero era para servir a los demás y no para
apropiárselo. Considera que el padre García-Herreros es un ser humano
fascinante, pero también están conscientes de que hay cosas un poquito oscuras,
o no tan claras, como su famosa relación con Pablo Escobar. ¿Qué significó
verdaderamente esa relación? ¿En qué sentido el padre logró una amistad, entre
comillas, con Escobar? Piensa que el mismo proceso que se ha iniciado servirá
para aclarar esos puntos oscuros y para ver cómo, incluso en esos episodios, él
actuó movido por el amor de Cristo, arriesgando tal vez muchas cosas, pero
movido siempre por la búsqueda del bien común.
En otros sectores de la iglesia católica se afirma que
el sacerdote también es recordado por otras obras que realizó y que son las
razones para el inicio de su beatificación.
En 1947, construyó un barrio para los pobres en Cali
con el aporte de 100.000 familias adineradas y con la venta de algunos de sus
escritos. Años después creó el barrio El Minuto de Dios en Bogotá, después de
que le donaran esos terrenos.
Estas diferentes facetas de García–Herreros podrían
hacerlo santo. Pero, para ello la Sede Apostólica debe constatar los milagros
del padre que se relacionó con Pablo Escobar.
Una Huella Santa
Cuenta Juan Pabón Hernández: ¨Cuando Miguel García Herreros
Unda, José Antonio Rubio, Leonardo Molina Lemus y yo íbamos en mi Renault 4 a
la Academia de Historia, en juiciosa constancia, animados por una interesante
mística intelectual, conversábamos de todo un poco, cada uno desde su estilo:
el que menos hablaba era yo, por supuesto, porque tenía mucho que aprender de
ellos.
El recuerdo viene al caso por la magnífica propuesta
de la conferencia episcopal, de desarrollar el proceso de santidad del Padre
Rafael García-Herreros Unda. En diversas ocasiones, el Dr. Miguel, con su voz
ahuecada y ronca se refirió a él como un santo en potencia, contando cosas y
detalles de tantos de esos que lo hicieron patrimonio humanístico de la región
primero y, luego, de la nación.
Quizá todo el mundo los sabía, porque la actitud
generosa y dedicada del padre Rafael a la caridad cristiana, ora en actos de
misericordia hacia los pobres, ora en defensa de la etnia motilona, en fin,
siempre dispuesto a darse completamente al servicio a los demás, esa actitud,
se había convertido ya en un eco nacional como el mayor ejemplo de la
solidaridad. Pero en la voz del Dr. Miguel
se escuchaban mejor.
Y yo asocio esa propuesta episcopal con la simpleza de
santidad que anunció San Josemaría Escrivá de Balaguer: cada uno de nosotros,
desde su espacio, desde su trabajo y desde su relación con los demás, puede
serlo; claro que el padre se pasó, y corresponde a niveles más meritorios que
los que cualquiera de los mortales, tan frágiles a lo mundano, podemos alcanzar.
El Minuto de Dios es una huella majestuosa en la
historia de la caridad, con todas las proyecciones que generó, la universidad y
las instituciones; se sembró en el alma de los colombianos, tan profundamente,
que el eco de la voz de su fundador, tan ahuecada y ronca como la de su hermano
Miguel, aún se escucha por los rincones de la patria y se cobija en cada una de
las casas de los pobres de Colombia: esa es la esencia de su santidad¨.
Avanza proceso de beatificación
La Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano aceptó a Silvia Correale como postuladora de la beatificación del padre Rafael García Herreros, fundador de “El Minuto de Dios”.
Así lo dio a conocer el Provincial de los Eudistas del Minuto de Dios, que informaron que la aceptación de Correale como postuladora se da a un día del natalicio del padre García Herreros, que es el domingo 17 de enero de 2021, cuando cumplió 112 años de su nacimiento.
La solicitud de su beatificación comenzó en Colombia en el 2013, proceso que ha contado con el apoyo del embajador de Colombia ante la Santa Sede, Jorge Mario Eastman.
La obra emblemática del sacerdote fue la fundación de “El Minuto de Dios” y sus mensajes y enseñanzas recopilados en 33 volúmenes y en el Museo Rafael García Herreros, que lo llevarían a ser considerado por la Iglesia Católica como un ejemplo para los colombianos y los cristianos.
Dentro de los años 2014 a 2018, el Tribunal de la Causa recibió y estudió los documentos y testimonios sobre la vida, obra y virtudes del padre García Herreros, documentos que ya los tiene Roma.
La fase romana de beatificación del sacerdote la impulsa Correale, abogada argentina y doctora en derecho canónico, que también fue la postuladora para la canonización de la primera santa colombiana, la madre Laura Montoya.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
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