Silvano Pabón Villamizar
La presencia activa y exitosa de comerciantes y
empresarios extranjeros en San José de Cúcuta, desde mediados del Siglo XIX,
jugó un papel determinante en el desarrollo de la economía y la sociedad en
esta parte del país. Sus aportes fueron notables en materia de comercio
internacional, posicionando el café en los mercados de Inglaterra, Europa y los
Estados Unidos; así como en la importación de nuevas tecnologías y bienes de consumo.
Desde los primeros tiempos de existencia moderna, en el sistema colonial
español, los valles de Cúcuta sirvieron de frontera o término jurisdiccional
entre las ciudades de Pamplona de Indias y la Villa de San Cristóbal y
occidente de la Gobernación de Venezuela, así como de paso intermedio u
obligado para tomar la ruta del río Zulia hacia Maracaibo.
Luego, a partir de la implementación del sistema republicano, el modelo
liberal pulsó una apertura comercial de alcance internacional que San José de
Cúcuta supo capitalizar muy bien, configurando un ambiente y escenario de
privilegio para el asentamiento y florecimiento de una élite empresarial muy
boyante, en la cual hicieron presencia agentes comerciales y empresarios de
diversas nacionalidades que conectaron esta joven nación al mercado mundial e
hicieron que fuera reconocida finalmente como país independiente en el
concierto de las naciones modernas del mundo después de su ruptura con España.
La Americana, importadora
especializada en artículos para hombre. Punto de referencia en sus mejores años
de vida comercial y empresarial en la ciudad
Surgen entonces preguntas como ¿Cuál fue el aporte de la empresa extranjera
en el desarrollo de la economía del Valle de Cúcuta en el siglo XIX?, ¿Quiénes fueron
los empresarios extranjeros que instalaron sus negocios en esta ciudad?,
¿Cuáles fueron sus objetos sociales?, ¿Qué modalidad de negocios tenían y cómo
se estructuraban sus empresas?, ¿Cómo se relacionaron con los empresarios
locales y con el Estado colombiano? y ¿Cuál fue el impacto económico, social y
cultural que produjeron en la región?
La economía de esta ciudad de frontera no siempre ha girado en torno al
contrabando, al comercio informal, a la circulación perversa de bienes de un
país al otro, gasolina y combustibles de contrabando, entre otras actividades
de intercambio ilícitas e informales; sino que, por el contrario hubo tiempos
de gran solvencia comercial legal y formal, tanto nacional como internacional,
con el debido protagonismo local, que muestran una historia ciertamente
distinta a como hoy suele pensarse la ciudad de Cúcuta y su ámbito fronterizo.
La villa de San José de Cúcuta llegó al Siglo XIX como una población más o
menos autónoma, pues se había originado en una parroquia erigida en 1734, pero
que en virtud de su crecimiento poblacional y el éxito económico logrado a la
luz del beneficio y comercialización del cacao a lo largo del Siglo XVIII,
logró segregarse de su matriz ancestral, la ciudad de Pamplona, para terminar
el periodo colonial español reconocida como “valerosa, noble y muy leal villa”;
para pasar al sistema republicano decimonónico como cabecera de cantón, capital
de provincia y finalmente capital de departamento.
Lo anterior, logrado en gran medida por la consolidación de una élite
económica y política local, basada en su estratégica posición geográfica, ideal
para el comercio de larga distancia; primero con el cacao y luego con el café,
convirtiéndose en núcleo o centro de acopio del grano, tanto el producido en los
valles fértiles de las cuencas de los río Zulia y Pamplonita, como del propio
valle del Táchira venezolano.
Botica Alemana, antes
del Terremoto de Cúcuta, posiblemente tomada en 1874
Los empresarios que se asentaron en el Valle de Cúcuta en el Siglo XIX
fueron principalmente venezolanos, alemanes, italianos, ingleses, franceses y
daneses, entre otros, atraídos por el auge del café.
Del mismo modo, se vincularon numerosos comerciantes y empresarios
venezolanos, quienes trajeron sus capitales, establecieron sociedades e
invirtieron en infraestructura.
La percepción que se tenía de los extranjeros en San José, sus diferencias
como su talante eran muy sugestivos:
“Muchos de los capitalistas o inversores provenían de Venezuela, hacían
alianzas con súbditos europeos con reconocidas ventajas.
En cuanto a los europeos, se decía que los italianos tenían fama de buenos
negociantes, hábiles y muy diligentes, así como astutos y aventureros, se
insertaban con suma facilidad en las sociedades locales. Los alemanes solían
ser vistos como muy organizados, psicorígidos, meticulosos, estrictos y
emprendedores, al tiempo que modernos y muy ilustrados; aunque con bajo nivel
de adaptabilidad. A los franceses se les reconocía como muy laboriosos, y
además de empeñarse en el comercio y los negocios, venían ingeniosos civiles e
industriales dirigidos a la producción de bienes y servicios como la generación
de energía eléctrica como los Duplat, llegados a finales del Siglo XIX”.
La constitución de compañías mercantiles y productivas fue el común
denominador en la dinámica empresarial de los extranjeros en Cúcuta.
Para la década de 1840 a 1949 la presencia de compañías y sociedades
productivas ya se hizo notar, unas ocho compañías, entre las que se destacaban
la del Señor Teodoro Schon en 1840, bajo el título de “Schon Willink y Cía.,
dedicada al importe y distribución de mercancías. En 1842 “Gruner y Cía.”,
regentada por Hernan Wilhem Precht, realizaba importantes negocios en Curazao y
Puerto Rico.
Magnífica edificación construida por
Werner Steinvorth, súbdito alemán, quien se asentó en esta ciudad en 1887 como
agente de la Sociedad Comercial Andressen Möller y Compañía, al tiempo que
atendía los negocios de otras compañías y casas de comercio extranjeras en
Cúcuta. Construyó esta mansión donde se instaló Steinvorth y Cía a partir de
1901, sede desde la cual se realizaron importantes transacciones con la
Compañía del Ferrocarril de Cúcuta y sus pares europeas dedicadas al comercio
exterior por la ruta Cúcuta-Maracaibo. Su objeto de trabajo fue principalmente
el comercio de café, mercancías importadas y el crédito hipotecario. Está
situada sobre la Calle 11 con Avenida 2ª esquina. San José de Cúcuta, agosto de
2007.
Entre 1850 y 1859 “Pacheco Fortoul y Cía.”, gerenciada por Abdón Gutiérrez
realizaba jugosos negocios con Don José Olivieri, súbdito italiano. “Rafael
Parra y Cía.” comerciaba con los italianos Giovannetti y Miguel Agustini.
En la modalidad de representaciones o factorías se destacan en ésta década
el Agente de “Saint Thomas”, John Marcial, y los representantes de “Bayer
Ramírez”, quienes negociaban con el interior del país, especialmente con las
ciudades de Bucaramanga, El Socorro y San Gil.
Compañías de La Guaira, Venezuela, negociaban en Cúcuta con “Foster y
Manson”, “Deleitar Mancrea Pearce y Cía.”, y “Hermanos Blohn y Cía.”, quienes
enviaban mercancías a “Ramírez Niño y Cía.”, del comercio de esta Villa.
La Casa de Comercio “Fossi Berti y Cía.” realizaba negocios con Don José
María Antomarchi, “Niño y Hernández y Cía.”, fundada por Guillermo Niño y
Anacleto Hernández. “Spannocchia Ferrero y Cía.” de Don Juan Antonio
Spannocchia y Don Aurelio Ferrero. “Antonio Muñoz Pérez y Cía.” de Antonio
Muñoz y Domingo Pérez. Los hermanos Aranguren, Manuel, Antonio y Juan
negociando con casas neoyorquinas como “Blohm Mecklemburg”, con quien transaban
sumas cercanas a los cien mil pesos.
En Cúcuta se constituyeron como “Aranguren García y Blohm Mecklemburg” en
1859. La “Compañía Reyes Niño” fue reconocida como exitosa exportadora de café
y otros productos, con negocios por sumas superiores a los US3.538 dólares.
Fuente: Archivo Histórico Notarial
de Cúcuta (AHNC-NS).
Uno de los personajes más reconocidos en esta Plaza fue Don Andrés Berti
Tancredi, gerente o director de “Berti Hermanos”. Había llegado a San José
alrededor de 1840 proveniente de San Cristóbal, y el 1842 negociaba diversas
mercancías con muy buen desempeño.
El 12 de septiembre de aquel año, recibió de Don Manuel Mutis Amaya un
embarque de 1.450 sombreros finos de alta calidad fabricados en Girón, a razón
de dos pesos unidad, comprados por adelantado con un embarque de mercancías
europeas enviadas desde San José de Cúcuta hacia Bucaramanga por el camino de
Pamplona.
En 1846, aún reconocido como comerciante de la Plaza de San Cristóbal, se
comprometió a entregar en San José a Don Antonio Blasini, súbdito italiano, 200
cargas de café proveniente del Táchira valorada en $2.244 pesos fuertes; café
que de inmediato se despachaba por el Camino de San Buenaventura a Maracaibo
(AHNC-NS, Caja 015. Tomo 029. ff 287r-288v).
Recorrido histórico de Don Andrés
Berti Tancredi, 1840-1875. “Berti Hermanos”. Fuente: Elaboración a partir del
Archivo Histórico de Cúcuta, Protocolo Notarial.
En Cúcuta en 1863 presentaba una población de 8.000 personas: 18 tiendas de
miscelánea, 23 tiendas de ropa, 24 depósitos, 70 tiendas de comestibles, 2
droguerías, 4 almacenes de sombreros, 5 sastrerías, 7 zapaterías, 12
panaderías, 4 platerías, 3 joyerías, 5 carpinterías, 2 herrerías, 1 armería, 6
trabajadores del cobre, un fabricante de estanterías, 3 fabricantes de sillas
de montar, 2 tiendas de cerámicas, 7 ladrilleras, 2 curtiembres, una
destiladora de vinagre, y un empastador de libros.
El total incluyendo otros establecimientos no especificados, era de 137
casas comerciales y 72 empresas industriales. Cuando la competencia creció
demasiado, muchos tenderos cucuteños sencillamente se dedicaron a la venta de
bienes importados. (Johnson, 1984, p. 157)
En 1878, aún con la ciudad en ruinas después del Terremoto de 1875, el
Señor Thies, de Van Disel & Thies, quien había quedado con esta tragedia
casi al borde de la ruina, estableció negocios con la Casa G. Amsinck & Co
de New York, cuya asociación superó los 40 años y alcanzó grandes beneficios.
Las dos compañías se dedicaban al ramo farmacéutico y ambas fueron muy
exitosas, tanto en las recetas como en la comercialización de medicamentos
(Rode, 1993).
Van Dissel & Thies quedó al borde de la ruina con el Terremoto de
Cúcuta (Mayo 18 de 1875), pero uno de sus socios, el Señor August Lincke,
reaccionó con energía y solicitó nuevamente todas las mercancías que había
perdido, surtiendo de drogas, medicamentos, herramientas, ferretería, entre
otros; de los cuales había gran demanda, vendiendo a buenos precios, con lo
cual logró recuperar la empresa con gran éxito.
El desarrollo empresarial de San José de Cúcuta en el Siglo XIX descansaba
sobre empresas como la Compañía Regular Colectiva de Comercio “Van Dissel Thies
y Compañía”, constituida con un capital de $224.000 pesos por Rodolf Alwin
Riedel, Enrique Thies, Ernesto Hanckel, Emilio Georg Meletta y Gilberto Van
Dissel, todos súbditos alemanes; o la Sociedad Mercantil Colectiva “Andressen
Moller y Compañía”, fundada por los señores Crhistian Andressen Moller y Werner
Steinvorth con un capital de $80.000 pesos; o la Sociedad Regular Colectiva y
de Comercio “García-Herreros Maldonado y Compañía”, constituida en 1894 por Don
Julio García-Herreros y Benigno Maldonado con un capital de $70.000 pesos,
destinada a la importación y exportación de mercancías desde esta Plaza.
Templo Parroquial de San Luis
Gonzaga, asiento del antiguo pueblo de indios de Cúcuta. Población beneficiada
y reivindicada con la prosperidad de la Plaza de San José.
El juego de capitales extranjeros y locales, los negocios y objetos de
trabajo, las distintas redes mercantiles que se establecían, las relaciones con
el Estado, las relaciones entre empresas, sus operaciones crediticias y de
giros, amén de sus estructuras administrativas eran el común denominador en la
economía regional.
Muestra de este extraordinario discurrir y consumo de mercancías y
productos de innovación europea en San José se registra con mucho detalle en
los surtidos de la Botica Alemana, importados por la Casa Van Dissel &
This, en cuyos inventarios aparecían básicamente los siguientes:
Máquinas de coser, máquinas de talabartería, máquinas para moler maíz,
maquinaria para beneficiar el café – zarazas, lino, muselinas, sombreros de
fieltro, sombreros terminados para damas, cintas de colores, cintas de seda,
casimires, leontinas de lujo, relojes, jarros imperiales de cristal, vajillas
de lujo, vajillas corrientes, lámparas de cristal para las salas, lámparas de
pie, relojes-lámparas, jaulas para pájaros, juegos de dominó y de
lotería, tintas, papelería, jabonería de lujo, cubiertería, vinos alemanes y
franceses – ginebra holandesa, cognac francés, cervezas alemanas, brandy,
jamones, salchichones, tocino ahumado, aceite legítimo de oliva, y toda clase
de especias – muebles de lujo, muebles corrientes – cuellos y puños de
celuloide – cremas para la mujer – papel de tapizar – pesas y medidas –
kerosene – y también un extenso surtido de libros. (Rode, 1993, p. 25-26)
Calle céntrica de Cúcuta antes del
Terremoto de 1875, conocida como Calle de la Cárcel.
A Manera de Conclusiones
Entre los aportes de la empresa y agentes extranjeros al desarrollo
económico y sociocultural de la ciudad de San José de Cúcuta, desde el Siglo
XIX hasta bien entrado el Siglo XX, están los siguientes:
·
Consolidación de la economía cafetera en la plaza y región de San José, al
convertirla en un mercado y centro de acopio para el producto, al tiempo que
merced al alto volumen de exportaciones del grano, se provocó la importación de
bienes de consumo modernos y suntuarios traídos desde Europa y los Estados
Unidos, dado que el destino del café eran justamente las ciudades de Londres y
Liverpool en Inglaterra, New York en EE.UU, Bremen y Berlín en Alemania, además
de diversos destinos en Países Bajos, Dinamarca, Francia e Italia.
Puede decirse que gracias al café y la intervención de empresarios y casas
de comercio extranjeros durante el Siglo XIX es que Colombia se incorpora al
mercado mundial y es reconocida en el concierto de las naciones.
·
Los empresarios, compañías, sociedades y comerciantes extranjeros fueron
altamente determinantes en el desarrollo de la ciudad de San José de Cúcuta en
muchos aspectos como la universalización de la economía, la organización,
tecnificación y optimización de las prácticas comerciales, la potenciación del
crédito y las finanzas, la revolución empresarial e inversionista en el campo
para el mejoramiento de la producción, en el desarrollo vial y de
infraestructura de comunicaciones; así como en la modernización de la misma
vida cotidiana con le inclusión de nuevos medicamentos, prácticas médicas y de
salubridad, consumo de bienes suntuarios que mejoraron la calidad de vida de
las élites locales y de la misma población con la introducción de vajillas,
relojes, instrumentos musicales y todo género de textiles y mercaderías
modernizantes.
Tranvía y mulas por las calles
de Cúcuta a la luz del desarrollo comercial de principios de Siglo XX.
Muestra inequívoca de desarrollo económico.
·
Fueron los extranjeros fundamentales en la construcción de vías, puentes,
puertos fluviales, bodegas, caminos de herradura, caminos carreteros y el
mismísimo Ferrocarril de Cúcuta. Los empresarios extranjeros fueron
determinantes en la Compañía del Camino de San Buenaventura como de la Compañía
del Ferrocarril de Cúcuta.
·
También fueron cruciales los comerciantes y empresarios extranjeros en la
reconstrucción de la ciudad de San José de Cúcuta una vez se produce la
tragedia del Terremoto de Cúcuta de 1875.
Invirtieron grandes sumas, confirieron créditos, perdieron dineros como
todos, compartieron calamidades, y disfrutaron del éxito con el advenimiento de
la recuperación económica y comercial alcanzada.
·
Trajeron nuevos alimentos, licores, prácticas culinarias, herramientas,
tecnologías, música, libros, cerveza, ropa, joyas, lencería y cacharrería; amén
de muchos otros elementos de consumo doméstico e industrial como la luz
eléctrica a finales del siglo XIX.
Enseñaron con el ejemplo, pues eran personas muy laboriosas, responsables y
emprendedoras. Enseñaron orden y seriedad en los negocios, procesos contables,
finanzas, mercadeo e impulsaron el consumo de bienes y servicios.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
Una mas de las excelentes crónicas de Gastón.Definitivamente,recordar es vivir.
ResponderEliminarFanny, tienes razón de Eduardo Rívoli como gran comerciente extranjero en Cúcuta, pero el llegó después de la Guerra de los Mil Días, o sea en el siglo XX. Te invito a leer la Crónica Nº 461 de este blog sobre esa esquina comercial que tú mencionas.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBuenos días, estoy haciendo un trabajo de investigación y este y otros documentos publicados en esta misma pagina son importantes para la misma agradecería si me deja fuentes de información para que me acepten esta información en las referencias del proyecto, gracias y quedo atenta a su respuesta.
ResponderEliminar