Juan Diego
Gómez
En medio de la crisis fronteriza que afronta el
departamento, un artista bogotano decidió crear en el corregimiento La Parada,
en Villa del Rosario, una obra de arte que uniera a Colombia y Venezuela para
dejar de lado las diferencias sociales y políticas.
Entonces construyó el primer Cristo de Corcovado en
Norte de Santander.
Mientras residía en Chinácota, Héctor Gómez observaba
las imágenes de miles de deportados que cruzaban el río, algunos eran niños con
sus triciclos y mujeres de la tercera edad que cargaban animales domésticos.
Más adelante las noticias mostraron las penurias de
cientos de personas hacinadas en coliseos: se avecinaba una de las peores
crisis humanitarias en la historia de Cúcuta.
El muralista y escultor recordó sus reconocidas obras
que se exhiben en los edificios de la ONU en Bogotá y otras en Medellín. No
serviría de nada seguir observando la televisión, por eso empacó maletas y
emprendió el viaje a Cúcuta.
En la capital nortesantandereana conoció a unos
empresarios interesados en crear una obra única en la frontera, pero que
uniera a ambas naciones.
“Queremos crear un terreno de paz y felicidad y recibir
a los venezolanos con los brazos abiertos”,
explica el artista.
Tras decidir un presupuesto con los empresarios de
entre 5 y 6 millones, Héctor, junto a Gilberto, especialista en metalurgia,
iniciaron los cimientos de la escultura inspirada en el Cristo Redentor o de
Corcovado, en Río de Janeiro, Brasil.
“Escogimos el Cristo de Corcovado porque representa la
redención, la felicidad del hombre después de haber sido perdonado por Dios”.
Bajo un sol picante que generó deshidratación y
pústulas en sus cuerpos, Gilberto y Héctor cimentaron la estructura de hierro.
A medida que trabajaban al aire libre, decenas de
turistas y curiosos se acercaron a tomarse fotos y elogiar la obra. “Venían de Venezuela, de Estados
Unidos y Europa”, asegura el escultor.
Finalmente, culminaron tres meses de trabajo y se
levantó el coloso de rostro pálido e indiferente del Cristo Redentor.
Tras retoques de último minuto y refinamiento de capas
externas para, como asegura su creador, generar un “estilo clásico” en aquella
silueta humana, se resalta desde la distancia sobre el desolado paisaje
polvoriento y abandonado aquella imagen de salvación.
Solo falta poner dos banderitas de Colombia y Venezuela
en cada mano de la figura humana y un parque a su alrededor.
La obra del Corcovado ha sido replicada en diferentes
países. Existen cerca de 32 figuras similares basadas a la de Río de Janeiro,
la principal. En Colombia, con esta que acaba de ser terminada, hay 8.
Ahora, Héctor quiere seguir creando en la frontera.
Piensa establecer una fundación cultural que permita que los jóvenes de La
Parada inviertan su tiempo en aprender arte.
“Nuestros jóvenes se van a billar, a tomar cerveza y
contrabandear, queremos que de alguna manera el arte se integre a ellos y se
dicten talleres”, explica, invitando
a la comunidad y a los organismos privados para que le ayuden a financiar su
proyecto.
La historia del Cristo de Corcovado
Es una estatua de 38 metros de alto con la imagen de
Jesús de Nazaret que abre los brazos sobre el cerro Corcovado en la ciudad de
Río de Janeiro.
La idea de crear esta imagen gigantesca data de finales
de siglo XIX. La sugerencia fue llevada por la princesa Isabel de Brasil, quien
dio el visto bueno para desarrollar la obra que permitiría crear un punto de
reunión en peregrinaciones y festejos religiosos.
Finalmente, la obra comenzó a construirse en 1921 con
motivo de la celebración del centenario de la independencia.
El Cristo invade espacio público
Es una orden: el
Cristo Rey de La Parada debe retirarse. El anuncio de Nelson
Barbosa, secretario de Gobierno de Villa del Rosario, se dio pocos días antes
de la supuesta inauguración sobre la autopista Simón Bolívar.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
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