PARTE I/II
Carlos Eduardo Orduz
A continuación una muestra representativa de la corrupción que ha campeado en el valle de Cúcuta, y la impunidad con que han sido cubiertos los autores.
Para describir los diversos personajes que han intervenido con su audacia, picardía y vagabundería en las diversas andanzas de corrupción, ha creado un personaje fabuloso que los representa a todos y que denomino Próspero Buenaño, este personaje imaginario no está rodeado de fantasías sino que sus andanzas son reales y muchos de nosotros las hemos conocido a través de la prensa y la radio.
REGALO NAVIDEÑO
En la apacible ciudad de grandes y variados títulos: Cúcuta la ciudad de los almendros, muy noble, leal y valerosa Villa, según cédula real. La ciudad de las calles amplias como el corazón de su gente, la perla del Norte, el primer puerto terrestre del país, ahora con dolor y amargura, ciudad donde usted puede hacer lo que le dé la gana; existía el matrimonio feliz de don Próspero Buenaño y doña Felicidad Rico.
En su cotidianidad Próspero ejercía funciones de todero, es decir, se le medía a cualquier actividad que le rindiera frutos económicos, por lo cual conocía a la mitad de la población con pelos y señales, era una gracia oírle los chismes y cuentos que a diario relataba en el sitio predilecto llamado La Oficina, situada en pleno parque Santander, sus acompañantes eran los comunicativos y lengüilargos que ayudaban a la tertulia, pero sin sostenerle a nadie sus conceptos.
Como la vida da muchas vueltas, el amigo Buenaño le pica el gusanillo de la infidelidad, inicia un romance con Manuelita Rada, hermosa mujer que a su paso hacía que los hombres la admirasen y comentasen acerca de su gracia, donaire y belleza sin par.
Para evitar que el triángulo amoroso fuese descubierto convinieron la apasionada Rada y el galán Buenaño, que ella se radicaría en Bogotá y él a menudo la visitaría. Todo iba normal hasta que un mes de diciembre, ella consideró que llevaba mucho tiempo fuera de Cúcuta y decidió venirse a pasar la Navidad con su familia y su amante, al cual le avisó para que la esperara en el aeropuerto. Próspero feliz y contento se trasladó al aeródromo para recibirla, cuando revisaba la pantalla de los horarios de llegada y de salida, fue saludado efusivamente por su amigo de aventuras juveniles Aquiles Presto Plata que lo invitó a su oficina de gerente administrativo del terminal aéreo, allí compartieron hasta el momento de la llegada del avión de la capital. Ambos salieron directamente a la escotilla del aparato y con Manuelita en la mitad de los dos regresaron a la oficina evitando la cola de salida y la requisa respectiva.
A próspero le causó sorpresa que en la mano derecha, su otra media naranja reluciera un paquete muy bien arreglado, pensó que le traía un regalo de Navidad, pero no comentó nada al respecto. Su amigo, el administrador, hizo que le trajera la maleta un empleado para salir de allí directamente al parqueadero.
Durante el regreso Próspero seguía intrigado por el paquete que traía su amada, solamente, una vez instalados en su apartamento de soltero que él tenía, fue al grano y le dijo, gracias por tenerme en cuenta con éste obsequio, vamos a abrirlo, pero ella toda azorada le manifestó que no era para él, que un señor muy bien vestido le había llamado, por su nombre y apellido en El Dorado (aeropuerto de Bogotá), que le había pedido el favor de traerlo y que él llamaría por teléfono dando la descripción de su traje para que lo recibieran una vez llegara al maletero del aeropuerto cucuteño.
Próspero con su malicia de hombre corrido y general de mil batallas presintió que a su amante la habían utilizado para el transporte de algo ilegal, como en efecto fue. Posiblemente la salvó el hecho que la acción del administrador le evitara la requisa y quien la esperaba para recibir la encomienda al ver que ella era escoltada desde la escalera del avión hasta las oficinas de la edificación, pensó que habían fallado en el intento de utilizar a Manuelita.
Al abrir el regalo y percatarse de su contenido, Próspero, Manuelita y un grupo de amigos se dieron un buen banquete nasal y el resto les produjo una buena cantidad de dinero para las fiestas de Navidad y año nuevo. Nadie sabe para quién trabaja.
LAS COSECHAS
Próspero Buenaño logró a través de sus amistades que había hecho cuando cursaba el bachillerato, ingresar al círculo de las altas esferas, financieras, económicas, sociales y políticas de la ciudad, acudiendo a cocteles y reuniones donde se enteraba de lo concerniente a los negocios bursátiles.
Pensó que lo mejor para lograr su independencia era montar una casa comercial para captar dinero y hacerle la competencia a los bancos y corporaciones que funcionaban en la ciudad de Cúcuta. Alquiló un local en céntrico edificio de la avenida 5ª, contaba con alfombras, aire acondicionado y en las paredes, réplicas de cuadros de famosos pintores para darle caché y altura a su negocio.
Los intereses que allí ofrecían eran muy llamativos y superaban a los autorizados por las autoridades bancarias, por lo cual pronto su cartera se elevó considerablemente, su fama trascendió y cada día aumentaba los clientes. Los intereses eran pagados cumplidamente y a satisfacción plena de los aportantes, quienes se encargaban de hacerle propaganda al negocio Las Cosechas.
Pero como la dicha no dura mucho, empezaron los tropiezos para los ahorradores que vieron como se les demoraba de 3 a 5 días el cumplimiento de las obligaciones. Esto sucedió durante 5 meses, pero la presencia de Próspero Buenaño al frente de la institución, no hacía presentir nada anormal. Pero lamentablemente sucedió lo previsible en estos casos y precisamente un día viernes, en el último vuelo que salía de la ciudad hacia Bogotá con conexión para Miami viajaba Próspero Buenaño, esta noticia corrió como pólvora y los clientes madrugaron el lunes a reclamar su dinero, pero ahí fue Troya, la cola daba la vuelta a la esquina, allí vimos curas, monjas, banqueros, políticas, comerciantes, maestros, taxistas y lo peor, jubilados, que habían querido ganar unos pesos más para su lánguida subsistencia, pero como dicen en Cúcuta les quemaron el queso que en plata blanca significa, los robaron.
La radio y la prensa, tanto local como nacional dieron cuenta del suceso acaecido en nuestra ciudad y sus habitantes sacaron como moraleja ¨La avaricia rompe el saco¨. La única perjudicada fue Felicidad Rico de Buenaño, quien fue apresada y llevada a la cárcel del Buen Pastor, donde se encuentra recluida pagando la acción delictiva de su marido.
Los habitantes de la urbe manifestaron que ante la inseguridad con el dinero se tenía que volver al Colchón Bank.
MARCAS Y PATENTES
Cúcuta fue bautizada como ¨la vitrina mas vendedora de América¨ en ella se conseguía la mercancía elegante, duradera y fina que se producía en nuestro país y el exterior; debido al auge en el precio de la unidad monetaria de Venezuela que llegó a cotizarse a $17,00 por unidad del bolívar, todas las casonas del centro de Cúcuta fueron remodeladas para colocar los exhibidores de camisas, pantalones, zapatos, vestidos, medias, ropa interior de las mejores marcas internacionales, de la perfumería, joyas y medicinas, así como consultas médicas y operacionales les salía súper económico.
La capacidad hotelera no alcanzaba para copar el pedido de los turistas compradores de la Arabia Saudita Suramericana (Venezuela), por lo cual era necesario alojar a gran cantidad de ellos en casa de familia que lograban así ingresos adicionales.
Próspero pensó que le había llegado la oportunidad de su vida, compró una moderna máquina de tipografía, unos troqueles, operadora industrial Phaff importada de Alemania y un local del barrio Atalaya que arrendó, se dedicó a la producción de marquillas en cantidades ilimitadas de zapatos Cuatro Coronas, Reebok, Nike, Adidas, pañuelos Pirámides, su original era muy apreciado por los ingleses que lo consideraban como su insignia en los mercados internacionales.
Los blue jeans: Guess, Levis, Wrangler, Saloom, Benetton.
Los perfumes: Carolina Herrera, Salvador Dalí, Versage, Lavanda inglesa, Calvin Klein, Chanel Nº 5, Cacharel.
Al hacer entrega a los confeccionistas y distribuidores de las marquillas falsificadas y elaboradas en su taller atalayino quedaban admirados de la perfección de ellas y fácilmente pasarían como auténticas al colocarlas en las prendas que se fabricaban en los barrios Buenos Aires, Callejón, en el mismo Atalaya, Belén, San Luis, El Contento.
Fue tan grande y bien desarrollado el negocio que de Estados Unidos llegaron las quejas al gobierno colombiano alegando y cobrando regalías por el uso de los logotipos sin el permiso legal para esta acción.
Los mamadores de gallo que en Cúcuta son muchos cuando veían a alguien estrenando su pinta de Semana Santa, Navidad o de cumpleaños lo felicitaban con la sentencia Made in Atalaya. Con la caída del valor del bolívar, ya no fue bueno para Próspero el negocio de falsificar marquillas, logotipos, por lo cual decidió cerrar su clandestino comercio, buscando nuevos horizontes.
QUIEBRA DE LA LICORERA
De las pocas empresas representativas del Norte de Santander a nivel nacional e internacional era la Industria Licorera, que con la calidad de sus productos elaborados, llenaba las expectativas de los paladares etílicos, con la Piña Colada, ron Cúcuta, el insuperable aguardiente Extra y el Vodka.
De los regalos mas apetecidos por los nativos de nuestra tierra que se encontraban, por motivos de estudios, negocios o familiares establecidos en distintas ciudades del país, era un maletín de cartón que vendían con las botellas de los licores antes mencionados y que salían muy económicos en el In Bond del aeropuerto Camilo Daza.
No podía Próspero Buenaño dejar de pertenecer a la nómina de la burocracia en la Licorera Departamental como jefe de producción y, manteniendo su línea de conducta malévola, empezó a fraguar un método práctico y efectivo para defraudar los intereses del departamento.
En las instalaciones existían unas grandes bodegas donde se almacenaban la producción de sus licores y el alcohol que se vendía a los laboratorios farmacéuticos y la industria.
Alquiló una casa adjunta a la fábrica, simulaba que trabajaba horas extras, las cuales cobraba y cayendo la noche conectaba el aguardienducto y el alcoholducto que iba de la bodega hasta la residencia que había alquilado para llenar las canecas que luego eran llevadas a la venta ilegal en bodegas y licorerías, otras, distribuidas a distintas partes de la nación (éste modus operandi se adelantó varios años a quienes hoy operan el llamado Cartel de la Gasolina).
Poco a poco, la próspera y rentable Licorera Departamental empezó a decaer, sus activos a disminuir por la carga laboral. Fueron inútiles los esfuerzos por salvarla, pero la quiebra llevó a que la factoría cerrara su producción y por ende, toda actividad clausurada.
Lástima grande que por el fraude de Próspero Buenaño y quienes desde dentro de la empresa ayudaron a consumar el ilícito, se haya quebrado la pujante y próspera empresa Licorera del Norte de Santander.
AUTOSECUESTRO
Los libros de Agata Christie vertidos al español, así como las películas de suspenso de Alfred Hitchcock eran los pasatiempos favoritos de Próspero Buenaño en los ratos de ocio que eran muchos debido a la alta tasa de desempleo que en el país había llegado a límites insospechados, esta inercia lo tenía preocupado.
Con los ahorros de sus múltiples triquiñuelas decide que puede comprar un almacén de juguetería en San Antonio del Táchira, emprende su nueva etapa como comerciante binacional y las ventas son buenas, del interior del país vienen compradores que se surten en el ¨emporio de novedades¨ como denomina a su negocio.
Trata con gran cantidad de colegas, especialmente japoneses, chinos muy expertos en estos menesteres, departe además con portugueses, italianos, españoles que tienen muy buena acogida en Venezuela.
Por época de carnaval y con unos tragos encima es invitado por Yosite Kojo al Club Táchira para departir y disfrutar ya que los almacenes deben cerrar obligatoriamente lunes y martes. Allí con mucho misterio lo convencen que actúe como colaborador en un plan y por el cual recibirá una buena tajada económica.
Debe alquilar una casa en el barrio El Llano de Cúcuta, dotarla con nevera, cocina, televisor, camas confortables, radio receptor y suficientes víveres para subsistir durante un buen tiempo sin sobresalto, debe hacerlo con el mayor sigilo y tratando de no despertar sospecha alguna.
Próspero cumple todas las instrucciones al pie de la letra y entrega las llaves de la casa dotada a su socio chino. Cuando la normalidad comercial y financiera vuelve, los periódicos a grandes columnas titulan ¨Secuestrado Comerciante de San Antonio del Táchira¨, Próspero analiza la situación, queda absorto al ver la foto de Yosite Kojo en el periódico, se pone nervioso ya que se anuncia que el DAS-F2 en coordinación con la PTJ de Venezuela serán las encargadas de la averiguación e investigación para encontrar a los culpables y llevarlos tras las rejas.
Decide visitar a los familiares de su amigo Yosite para enterarse del insuceso, en plena conversación suena el teléfono, son los plagiarios que piden 10 millones de bolívares por devolver sano y salvo al secuestrado, manifestando que en caso contrario no responden por su vida (el papá les dijo les doy el doble y quédense con él o desaparézcanlo para siempre).
Próspero una vez se despidió de la familia Kojo, se en ruta hacia Cúcuta para llegar a El Llano sin notar que es seguido por las autoridades investigativas, al llegar a la casa por él alquilada, encuentra como todo un pachá a Yosite rodeado de 3 bellas mujeres con las cuales disfruta del momento. Comprendió que era un auto secuestro que había planeado su compinche para robar a su padre y apostar en el casino, ya que era un empedernido jugador que todas las noches derrochaba dinero en póker, veintiuna, ruleta, black-jack.
Los detectives entraron por sorpresa y detuvieron a Yosite Kojo, las mujeres y a Próspero, que nunca creyó que lo cogerían infraganti, fue puesto a buen recaudo en la cárcel modelo, condenado a 20 años de presidio por secuestro, asociación para delinquir.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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