José
Pablo Tarazona Montañez
Al iniciar el siglo XX, la región del Norte
del Gran Santander, se debate en la incertidumbre, sobre si continuar anexa o
separarse de lo que para ellos constituía la dependencia asfixiante de la
capital Bucaramanga, en tanto que la economía estaba moribunda a causa de la
guerra fratricida de los mil días, para la metrópoli regional eran importantes
los impuestos que por el comercio recibía de la ciudad fronteriza, con una
economía netamente comercial, pero vivaz por cuanto era la ruta directa al mar
Caribe, y por tanto a los productos manufacturados que venían de la metrópolis
industriales, tanto de Europa, como de Norteamérica.
Y precisamente cuando se sienten vientos de
separación regional, nace en Cúcuta, el 16 de septiembre de 1906 en el hogar
formado por don Ángel María Corzo Sánchez y doña Josefa Yáñez, el hijo único
que alegra la soledad de la pareja, que toma de cada uno lo mejor de sus genes,
de su padre heredó la vena artística y de su madre la simpatía y don de gentes
que siempre lo caracterizó, y que constituyó su mejor carta de presentación.
Con sus padres
Se recuperó la partida de bautismo del
maestro, del acto realizado en la parroquia San José de Cúcuta (Catedral), la
cual reza: “Libro 27, Folio 358, Marginal
21. Angel María Corzo Yáñez. En la Santa Iglesia Parroquial de San José de
Cúcuta, el quince de Noviembre de mil novecientos seis, el Coadjutor Juan
Nepomuceno Duque, por delegación mía, bautizó solemnemente a un niño nacido en
esta Parroquia el dieciseis de septiembre del corriente año, a quien llamó Ángel
María, hijo legítimo de Ángel María Corzo y Josefa Yáñez. Abuelos Paternos: Fernando
Corzo y Ramona Sánchez. Maternos: Francisca Yáñez, y fueron padrinos: Andrés B.
Fernández y Victoria Corzo, a quienes advirtió lo necesario. Doy fe, Demetrio
Mendoza, Pbro. Contrajo matrimonio en esta parroquia con Concepción Capacho
(sic) el 15 de Enero de 1943. Daniel Jordán” (el apellido de doña Conchita,
era Labrador)
La Primera Comunión por ahí 1913 o 1914
Musicalmente fue un niño genio, a los diez
años ya tocaba el violín en compañía de su señor padre, uno de los antiguos
músicos comarcanos, y a quien se nombra como uno de los cucuteños que retorna vivo
de la campaña del Atlántico, como parte de la fratricida guerra de los mil
días, el 18 de Febrero de 1903, el cual había sido fundador de la añeja Banda del Tiradores y de la Municipal de
Cúcuta, bajo la batuta del maestro Elías M. Soto, y quien le dio las primeras
lecciones del arte de la divina Euterpe, abriendo los ojos y el oído del
infante, maravillados ante la magia de los sonidos y las notas musicales, y es
así como en la segunda década del pasado siglo aparece integrando con Anselmo
Alvarado y Víctor Ramírez, la banda infantil que dirigía el profesor León
García Herreros; como anécdota, la familia Ruán, muy allegada a su familia
paterna, le ofreció una beca para estudiar en Europa, pero no lo hizo, pues su
madre no lo dejó viajar , pues el maestro era único hijo.
Estudió en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús, de allí
nació su gran estimación hacia la comunidad de los hermanos cristianos, donde
educó a todos sus hijos. Adelantó estudios musicales con los maestros Fausto
Pérez y Víctor Manuel Guerrero; en Bogotá realizó estudios musicales con el
maestro Frank Preuss (Alemán) y con el maestro Luis Viabba, directores de la orquesta
Sinfónica de Colombia y donde tuvo la oportunidad de intercambiar conocimientos
musicales del violín.
Nos preguntamos, en este punto, en qué sitio de la ciudad
vivió sus primeros años, y los cronistas dan por sentado que el tradicional
barrio El Llano, lo acunó en su infancia y adolescencia, y al examinar su
Libreta Militar, encontramos que fue en la Avenida 10ª entre calles 9 y 10,
donde habitaba para el año de 1934, y como hijo único, y para esa época con su
señora madre, y posiblemente, desde esta casa vio partir a su padre en el mes
de Julio de 1927, enfermo y cansado, quien entrega su alma al creador en
Contratación (Santander) a finales de ese año.
Cuando se intenta reconstruir la historia de un personaje
local, se corre el riesgo de convertir el relato en algo parroquial, y es
cuando debe echarse mano a los recursos que la imaginería popular ha conservado
a través del tiempo, y que pueden hacer valedera la estructura vital del
personaje, y como decimos más adelante nuestro maestro era aficionado al fútbol
y durante la segunda década del siglo pasado, concretamente en el año de 1915,
se organizaron en Cúcuta diferentes asociaciones de futbolistas aficionados,
iniciando el 3 de Junio del mencionado año cuando aparece el Córdova Sport
Club, presidido por Don Pedro María Fuentes, hombre sabio y patriarca de una
familia de cucuteños ilustres, llamado “el cronista de la ciudad” y de recia estirpe
masona; continuando el 14 de Agosto con el Santander Fútbol Club, dirigido por
Don Luis Alberto Ramírez Pico y finalmente el 12 de Septiembre nace el Colombia
Sport Club, bajo la orientación de don Jesús Folíaco M., también miembro de la
sociedad de artesanos y compañero de logia de don Pedro María, y quien
introdujo algo novedoso en lo social, pues aparte del deporte, desarrolló una
interesante labor cultural, y es así como cuenta la historia que de su seno
surgieron músicos como los violinistas Angel María Corzo y Víctor Silvestre Ramírez,
de quienes hablamos al referirnos a la orquesta infantil del profesor García
Herreros, y quienes aparecen en fotos de la época; también se dieron a conocer
los compositores José María Rivera y Francisco Marciales, y otro que también
buscó su sitial, fue el maestro Fausto Pérez Mogollón, posiblemente antes de
partir a Bogotá a estudiar en el Conservatorio Nacional.
El cronista don Pedro María Fuentes, relata la
conmemoración del primer lustro del último club de los anteriormente nombrados,
para lo cual, “…. abrió un concurso musical para discernir tres premios a las
mejores composiciones que se presentaran. Los premios fueron adjudicados a los
señores José María Rivera, autor del intermezzo “Bone Spe”, que fue ejecutado
por la pianista señorita Josefina Rosales y los niños Angel María Corzo Yáñez y
Víctor Silvestre Ramírez; a Rivera se le adjudicó el primero de los premios,
una Lira de Oro; el segundo premio, un Pentagrama de Plata, lo obtuvo el señor
Fausto Pérez, autor de la danza “Soledad”, y el tercer premio, una Bandera de
Oro, lo ganó Don J. Francisco Marciales, autor de la danza “Como las Ondas”.
En la Escuela
de música con los maestros Fausto Pérez, Benjamín Herrera, Eusebio Velasco y
José Gregorio Acevedo
El acto se realizó en el teatro Guzmán Berti la noche del
23 de septiembre de 1920, y fue dedicado por el Club Colombia a los dos grandes
artistas colombianos Adolfo León Gómez y Luis A. Calvo, hermanos en dolencias
físicas, el primero, literato, periodista y poeta; el segundo, compositor
inimitable.” (Al final de este documento se anexa la continuación de la nota
del cronista Don Pedro María Fuentes, acerca de las palabras de don Luis Febres
Cordero, y la didáctica alocución bien llamada La Falange de la Lira).
Pero retomemos nuestro personaje y lo encontramos en la
época del cine mudo, la orquesta que integraba con el maestro Fausto Pérez, en
la cual tenían sitial preferente las cuerdas de Corcito y Víctor Ramírez, los
amigos inseparables de toda la vida, la flauta de Eusebio Velasco y el tiple de
‘Rafuchas’ (Rafael Martínez), era la encargada de amenizar las veladas del séptimo
arte, con la música que debía acompañar las proyecciones, ya fuera en el Teatro
Guzmán Berti o el Santander, pero con la llegada del cine parlante, el conjunto
musical pasó al olvido, lo mismo que pasó con los teatros, ambos injustamente
desaparecidos.
Simultáneamente compartía su actividad musical con la
comercial y entre sus muchas actividades, en los años 20 trabajó en Maracaibo,
en una cervecería, donde como apunte curioso cabe anotar que su habilidad como
mecanógrafo le valió ser nombrado para desempeñar este cargo de manejar las
teclas en las máquinas de escribir recién llegadas a Suramérica la América del
Sur, se desempeñó como tesorero del ferrocarril de Cúcuta y propietario de la
estación de servicio “Mis Amigos” y del Café del Comercio (avenida 5ª con calle
11), también lo encontramos fungiendo de promotor de la urbanización del
naciente barrio de La Merced, en los años cincuenta, entre otros oficios, y
también fue vendedor de lotes en el Barrio Guaymaral con su socio Humberto
Castro Ordóñez, lo mismo que de las bicicletas Monark, de lo cual dan fe los
vecinos del Popular como testigos de los Corzo Labrador en velocípedo, por allá
en los primeros años de la segunda mitad del pasado siglo.
Intervino en actividades
políticas y actuó como concejal de Cúcuta; siguiendo las directrices del doctor
Lucio Pabón Núñez y desde allí
gestionó los terrenos para la construcción del Conservatorio de Música y de los
elegantes uniformes de esmoquin para los integrantes de la Orquesta Sinfónica del
departamento Norte de Santander.
Es importante hacer notar aquí,
cómo el derroche de simpatía del maestro Corcito, le deparó el reconocimiento y
admiración de propios y extraños, y por eso en el álbum del recuerdo familiar campean
fotografías en compañía de gobernadores como Gonzalo Rivera Laguado quien le
condecoró en los años 50, y Carlos Pérez Escalante, junto a presidentes como
Carlos Lleras Restrepo y Misael Pastrana Borrero, para entonces ministro de
Gobierno del anterior, y claro también de los dirigentes regionales como Lucio
Pabón Núñez, Nicolás Colmenares (a quien siempre se refería en su discurso de
la amistad), León Colmenares, Juan B. Fernández, quien aparece en los aspectos
fundacionales de la Escuela de Música de Cúcuta.
Podemos decir sin temor a
equivocarnos que siempre el divino arte ha ido de la mano de los que toman las
decisiones en las altas esferas, lo cual no ha permitido que estos tengan la
generosidad y la magnanimidad de los artistas, quienes en estas lides los
sobrepasan ampliamente. El padre Rafael García Herreros evocó en una
oportunidad la figura del artista cuando dijo “Oí tocar muchas veces al
violinista de mi tierra, Ángel María Corzo.”, esto inmerso en sus recuerdos de
la ciudad cuando ésta cumplió 250 años.
De la primera unión con Doña Lina
Mantilla fue progenitor de Sergio, Ángel Edecio, José María, Manuel Alberto, y
Ramoncita Corzo Mantilla, de las nupcias con Doña Conchita Labrador, fue el
padre de Ángel María, Josefita, Luis Enrique, Jaime Alfonso y César Jesús,
todos profesionales, a los cuales educó con música y simpatía.
Acá es necesario describir como el
nacimiento del barrio Popular en la ciudad, tuvo como protagonista al maestro,
y es así como a mediados del siglo pasado llega con su segunda familia a
compartir con quienes tuvimos el placer de vivir nuestros sueños de la primera edad,
junto a los Corzo Labrador, y “…. mencionar este barrio es evocar olores,
sabores, primeros amores, amigos y vecinos del alma perdurables, felicidad,
juegos de infancia y muchas mariposas en el estómago cuando de recordar
primeros amores de juventud se trata.”, como lo recuerda una de mis amigas y
del cual haremos un mosaico en otra oportunidad. Esto lo sabemos quienes
tuvimos la fortuna de disfrutar del nuevo barrio construido junto al barrio
Colsag, en torno a la cinta asfáltica que llegaba a la frontera, por donde pasó
el tren hasta pocos años antes, en tierras de expansión urbana ubicadas al este
de la ciudad, disputándole al río Pamplonita su preeminencia, terrenos que la
familia Copello Faccini urbanizó y generosamente apropiaron extensos terrenos
al Colegio Salesiano y a la Escuela de Niñas (hoy Colegio Mercedes Abrego) y en
donde tiene cabida en su lindero Occidental el Colegio La Salle, y en el cual
los hijos del maestro Corcito formaron parte del paisaje humano, junto a la
juventud antes nombrada, en las dos primeras décadas de la segunda mitad del
siglo XX, época que me precio de haber compartido y en donde las tardes eran gratas
de estudio, acompañados del violín de Corcito, quien religiosamente ensayaba en
la hora vespertina. No obstante su carácter de músico vernáculo, de su mano y
con Jaime Alfonso su hijo y mi compañero de crianza, tuvimos el glorioso placer
de disfrutar de la música de Los Beatles, por allá en el 64.
Con
su compañero y amigo Víctor Ramírez
Otro detalle digno de ser contado
del vecindario, es que a la casa de los Colmenares Porras, llegaba a escampar
los rigores de la política venezolana el novel político Carlos Andrés Pérez,
pariente político de Pablo, y a quien una noche de espantos y ladrones, en los
matorrales que circundaban las manzanas, allende la hoy Avenida 6E, tuvo que
soportar la andanada de perdigones que el odontólogo Eloy Mora soltó para
espantar los visitantes indeseables, afortunadamente para la democracia venezolana,
sin resultados desapacibles.
Orador, como gran virtud de su existencia
y ese don de gentes, carisma y simpatía que en las reuniones se caracterizaba por
ser el “alma de la fiesta”. Paladín de nobles ideas, inseparable amigo y de temperamento
alegre, optimista, veía el lado positivo de la vida, afable, buen compañero y
siempre incondicional, por lo cual sus allegados le retribuyeron su amistad y
afecto, y que le hizo disfrutar la existencia con plenitud, con equilibrio, por
lo que él mismo decía: “Uno tiene que disfrutar la vida y los buenos ratos,
porque uno dura mucho tiempo enterrado.” Se incluye en este trabajo el apunte bien logrado
por el maestro Antonio García Herreros, en sus Sabatinas, al final de estos
datos históricos.
Hay un recuerdo de finales de los
70, cuando estuvo en la ciudad el maestro Jorge Villamil Cordovez, quien para
esos días de su visita compuso Portón de la Frontera en honor a esta ciudad, que quiso como la suya, por su similitud de clima
y trato humano con su natal Neiva, y el maestro Corzo le invitó a su hogar para
celebrar el bautizo de su nieto Alex, y en el momento de interpretar los aires
nuestros,
el maestro Villamil tenía que
esperar a que el maestro Corzo le soplara los tonos, pues como instrumentista
no era muy ducho, pero estas cosas eran motivo de alegría y orgullo para
nuestro violinista, a quien su modestia no le impedía, darle la mano al insigne
compositor.
El maestro Corzo, “Corcito”, siempre
quiso ser millonario y al final de la última década de su vida lo logró, pues denominó
su orquesta “Los Millonarios”, músicos dilectos que combinaban un gran acervo
profesional de virtuosismo musical y humano, que formaron una agrupación con
muchos millones de horas deleitando a sus múltiples auditorios, en público, conservatorios
y serenatas privadas, en clubes sociales, en recintos oficiales, en ceremonias
religiosas y oficiales.
Marco Tulio López Chacón hace el siguiente
comentario sobre esta agrupación: “Corría el año de 1973, cuando el equipo de
fútbol Millonarios, de Bogotá, fue el de los aplausos como indiscutible campeón
nacional. ‘Corcito’ era muy aficionado al deporte de la número cinco. Según
algunos, a su Orquesta, que sigue muy campante, por esa dedicación suya al balón,
sin dejar de ser hincha del Cúcuta Deportivo, le puso ese nombre deportivo de
Los Millonarios. Otras versiones afirman que tal ocurrencia bautismal se originó
en una charla de amigos, cuando se discutía el tema etimológico del vocablo, tal
vez con los “humus” del etílico noruego. Dizque Corcito decía: “Uno tiene que ser
millonario en todo: en amistades, en voluntad, en humanidades y por último .…
en dinero.”
También precisa el cronista sus integrantes
a saber: Director, Ángel María Corzo, quien a su muerte, fue dignamente reemplazado
por el gran violinista cucuteño Danilo Velasco, y los maestros, compañeros: Manuel
Gómez, actúa al piano y el acordeón de teclas, Víctor Manuel Suárez, director
con su sonora trompeta, Gilberto Cristancho, saxofón alto, Miguel Antonio Cristancho,
con su saxofón tenor; Ignacio Jaimes, el contrabajo.
Como anécdota preciosa y un grande
y emocionado recuerdo del maestro Víctor Manuel Suárez, y demás integrantes de
la orquesta, ellos contaban que después de haber fallecido el maestro Corzo,
cuando interpretaban las diversas piezas musicales en los conciertos, escuchaban
el violín sonoro del maestro Corcito acompañándolos.
Ángel María Corzo Yáñez, se durmió
para siempre en la madrugada del día 8 de septiembre del año 1977 en su propio
lecho, su hamaca quedó como testigo mudo de su postrer suspiro; el mismo día
del nacimiento de la virgen María Auxiliadora, de quien siempre fue un verdadero
devoto. Se quedó dormido, dulcemente en su melodioso hogar, su generoso corazón
se aquietó en medio del sueño, y su entierro constituyó un acontecimiento de
tumultuosa presencia de familiares, amigos y admiradores del cordial amigo
Corcito. El cronista describió con lujo de detalles, los rumores musicales que
acompañaron al artista a su última morada, rodeado del cariño filial y
agradecido de quienes le conocimos.
Con la Orquesta Sinfónica de Norte de Santander
CARGOS DESEMPEÑADOS
Profesor de música en varios
establecimientos educativos. Representante de Sayco (Sociedad de autores y
compositores de Colombia). Realizó en varias oportunidades el directorio
telefónico de Cúcuta. Fundador junto a Fausto Pérez, Benjamín Herrera, Eusebio
Velasco, Flor Moreno, Carmen Soto de Ramírez y tantos otros que se nos escapan,
de la Escuela de Música de Cúcuta situada en la Calle 8ª entre Avenidas 6ª y
7ª. Fue director del Conservatorio de Música y primer violín de la orquesta sinfónica,
bajo la dirección de su gran amigo, el maestro Pablo Tarazona Prada.
CONDECORACIONES
En 1954 por el gobierno
departamental, siendo entonces gobernador del departamento, el doctor Gonzalo
Rivera Laguado. En 1972, la promoción de bachilleres del colegio Gremios Unidos
lleva su nombre promoción Ángel María Corzo Yánez. En 1976 fue condecorado por
Sayco con la orden “Ramón Ropain” junto al
maestro Lucho Bermúdez, en honor a su obra musical. En ese año de 1976, también
recibió la condecoración “Alberto Castilla” del conservatorio de Ibagué; la más
alta condecoración de esa institución. En dicho acto, recibió este galardón de
manos de la señora Amina Melendro de Pulecio. En este evento se estrenó el
vals: “Mis Secretos” conjuntamente con la “suite” “Sueño Motilón” en homenaje a
la obra de su gran amigo de infancia el padre Rafael García Herreros (en la
región del Catatumbo). Se hizo entrega al maestro de placa recordatoria con la
siguiente inscripción: EL CONSERVATORIO DE MÚSICA DEL TOLIMA AL COMPOSITOR ANGEL
MARÍA CORZO EN RECUERDO DE SU PARTICIPACIÓN CON LA OBRA “MIS SECRETOS” EN EL
DÍA DE COLOMBIA MUSICAL AL MAESTRO CASTILLA FUNDADOR DEL PLANTEL. IBAGUÉ 1906 –
1976. El 15 de septiembre de 1992, el sindicato de empleados del Norte de Santander,
la orquesta Los Millonarios y Víctor M. Suárez, con la colaboración de la
alcaldía de Cúcuta y la Sociedad de Mejoras Públicas, le rindieron un homenaje,
develando un medallón de bronce en el parque Los Murales del barrio la Ceiba.
OBRAS MUSICALES
Durante toda su vida fue
admirador de Paganini y de Yehudi Menuhim y con base a estos intérpretes
incursionó en la música clásica. Fue autor de una cantidad ingente de obras
musicales, entre las que se destacan Josefita (pasillo), y el cual tiene un anécdota, en cuanto a la
dama que lo inspiró, pues siempre se ha dicho que la musa que alentó su estro
fue su progenitora, o su hija, pero el profesor Rafael Ramírez Merchán,
pamplonés para más señas, médico y profesor emérito de la U.N., aseguraba
tajantemente: “… en Pamplona había dos hechos importantes que no podían
soslayarse: las piernas de Josefita Ramírez (esposa del maestro Oriol Rangel), y
el violín de Corcito”. Pastorcito (pasillo), en honor al menor hijo de su amigo
Pastor Ontiveros, Mis secretos (vals), con el cual se destacó en el
reconocimiento que le hizo el Conservatorio del Tolima, poco antes de su
desaparición, Conchita (pasillo), Sueño Motilón (pequeña suite), Que Viva Rubén
(contradanza), compuesta a su ahijado del mismo nombre, hijo de su gran amigo Rafuchas
(Rafael Martínez, excelente tiplista sinfónico), Gente Menuda, un bello
pasodoble; Irma (pasillo) a su hermana así nombrada; Lina (pasillo) a una
querida y encantadora amiga de sus sueños.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
Excelente y muy minuciosa historia de mi abuelo paterno. Ángel Maria Corzo, Músico, político, comerciante y Deportista.
ResponderEliminarQue bonita historia del Abuelo
ResponderEliminarSí que bonita historia de mi abuelo tengo muy buenos recuerdos cuando de niña iba a Cúcuta y me buscaba para pasear y comer dulces . Rocio Corzo Ortega
ResponderEliminarSoy familiar de JOse gregorio acevedo, que bonito homenaje
ResponderEliminarDonde puedo escuchar sus melodias
ResponderEliminar