Silvano
Pabón Villamizar
Fue el puente de San Rafael sobre el río Pamplonita, en
la salida Sur de la plaza de San José de Cúcuta, camino de Pamplona, el punto
de referencia que pulsó la denominación y consecuente consagración de este
nuevo curato urbano, erigido en 1951 bajo la advocación de San Rafael Arcángel.
Hasta 1940 el puente de San Rafael era aún de tablas
sobre una estructura colgante, era de una sola vía y los usuarios debían pagar
un pontazgo o peaje para cruzarlo. Este puente había sido destruido por la
demoledora avalancha del río Pamplonita del 24 de octubre de 1886 y fue
reconstruido en 1888, año en que se le cambió el nombre de “Puente Cúcuta” por
el de “Puente San Rafael”.
A mediados del siglo XX el barrio San Rafael contaba
con una sola vía principal, la Avenida Primera, que en aquel tiempo era
empedrada y se le llamaba avenida Olaya Herrera.
En la parte norte del barrio, frente al Templo
Parroquial, se encuentra el parque José Eusebio Caro, mejor conocido como
parque San Rafael.
En el Barrio San Rafael se localizaba una de las
principales estaciones del ferrocarril, la denominada Estación Sur, cuyo
edificio aún se conserva. De esta estación salía la Línea Sur del Ferrocarril
de Cúcuta con dirección a la ciudad de Pamplona, llegando hasta la estación de
El Diamante.
Este vecindario de San Rafael se había hecho muy
próspero, rodeado de otros barrios y con un amplio territorio rural,
propusieron a su prelado los erigiera en parroquia formal, solicitud atendida
por Monseñor Rafael Afanador y Cadena, Obispo de Nueva Pamplona, quien expidió
su título de erección parroquial, mediante el Decreto Episcopal 361 del 6 de
enero de 1951, segregando su feligresado de la parroquia de San José, e instituyendo
así el nuevo curato.
Se daba institucionalidad religiosa a un amplio
vecindario, asentado a la luz del puente de su mismo nombre.
Decreto
de Erección de la Parroquia de San Rafael, María Santísima del Rosario de
Fátima
Nos, Rafael
Afanador y Cadena, por la Gracia de Dios y de la Santa Sede, Obispo de Nueva
Pamplona,
CONSIDERANDO:
1º. Que el deber
nuestro según los cánones 1427 y 1428 proveer a la conveniente administración
de las parroquias de la Diócesis;
2º. Que debido a la
densidad de la población de la parroquia de San José de Cúcuta el Venerable
cura de San José de Cúcuta nos ha pedido su decisión (sic) para que se erija
otra parroquia.
3º. Que a los
vecinos de la parroquia del Rosario que moran en las fracciones del Pinar del
Río, Los Patios, Pisarreal, Pozoclaro, Los Vados, La Garita, Hobos y Colchones
se les facilita más ir a Cúcuta que al Rosario.
4º. Que tanto estos
vecinos como los de los barrios de Puente Barco, La Cabrera, Cuberos Niño,
Santo Domingo, Avenida Olaya y San Rafael, y las fracciones de El Pórtico, San
Pedro y Aguasucia, pertenecientes a la parroquia de San José, nos han pedido la
creación de una nueva parroquia y se han comprometido a contribuir
generosamente al culto divino y a la congrua sustentación del párroco, oídos
los párrocos interesados y a nuestro Venerable Capítulo Catedral, DECRETAMOS:
Artículo 1º.
Sepárese de las parroquias de San José de Cúcuta y El Rosario un territorio
alinderado así:
Por el Norte con la
parroquia de San José por el medio de la Calle 18 hasta el cruce de la Avenida
9ª, y con la parroquia del Perpetuo Socorro, desde ese punto a la piedra de “El
Galembo”, y de ahí, línea recta hasta la línea divisoria de los barrios Alfonso
López y Cuberos Niño;
Por el Occidente
con la parroquia del Perpetuo Socorro, por los actuales límites de los barrios
López y Cuberos Niño, línea recta al sur hasta dar con los límites de la
parroquia de Durania por la cordillera;
Por el Sur, desde
ese punto volviendo al Oriente por todo el límite de las parroquias de Durania
y La Donjuana y por la quebrada “Tecarena” hasta encontrar la cuchilla de
Palogordo; por el Oriente con las parroquias de El Rosario y San Luis, por toda
la cuchilla que limita con Palogordo, y;
Por el Oriente,
territorio que comprende las veredas de La Garita, Hobos y Colchones,
Pozoclaro, Vados, Pisarreal, Los Patios, Pinar del Río a dar con el alto del
Cují y de allí al Puente de San Rafael sobre el río Pamplonita, y éste abajo
hasta el punto de intersección con la Calle 18, punto de partida.
Artículo 2º. Eríjase
una nueva parroquia en el mencionado territorio con el título de San Rafael
Arcángel y bajo el patrocinio de la Santísima Virgen del Rosario de Fátima, la
cual estará completamente separada y tendrá todos los derechos, preeminencias y
privilegios que por derecho común y usos legítimos compete a nuestras
parroquias.
Artículo 3º.
Inscríbase este decreto en el Libro de Actas de la nueva parroquia y publíquese
en las iglesias parroquiales de San José y El Rosario en dos días festivos, a
la hora de la Misa Parroquial.
Dado en Pamplona,
en la fiesta de la Epifanía del Señor, 6 de enero de 1951. (L.S.) +
Rafael, Obispo. Manuel Sorzano, Canónico Secretario.
La parroquia de San Rafael tiene como advocación
religiosa al Arcángel San Rafael, como recuerdo de la destrucción del puente
ocasionada por la violenta inundación del Río Pamplonita del 24 de Octubre de
1886, fecha en la cual, según el calendario eclesiástico tradicional, se
celebraba aquel día la fiesta de San Rafael Arcángel.
Actualmente, en el nuevo Santoral Católico, el día de
San Rafael Arcángel es celebrado el 29 de Septiembre; es decir, es el día y
fiesta patronal del barrio y su parroquia.
Además de la advocación de San Rafael Arcángel, esta
parroquia está bajo el patronato de la Santísima Virgen del Rosario de Fátima.
El culto, fiesta y veneración a esta advocación mariana se realiza por
separado.
El párroco fundador de la Parroquia de San Rafael fue
el presbítero doctor Eduardo Trujillo Gutiérrez, emérito intelectual e historiador,
quien trabajó arduamente para lograr la erección parroquial de la comunidad de
San Rafael, la adjudicación de los terrenos necesarios para la construcción del
Templo Parroquial; acciones y luchas por las que hoy aún se le recuerda con
gran afecto, tanto por los habitantes del barrio San Rafael como por sus
vecinos de los barrios de Santo Domingo y Cuberos Niño, entre otros.
La
Fabricación del Templo Parroquial de San Rafael
Fue una obra que inició con grandes dificultades,
empezando por la consecución de los terrenos como por los recursos para
construir.
Los primeros oficios litúrgicos y administración de
sacramentos se dieron en un aula de la Escuela San Rafael, la cual aún estaba
en construcción.
El párroco vivía como cualquier hijo de vecino en una
casa ubicada en la “Vuelta del Molino” frente a la Bomba Texaco.
Para la construcción del templo se eligió un lote
ubicado al norte de la quinta de Don Manuel Villa Valero. Era un terreno firme
a una distancia de 250 metros del río, equidistante entre el puente San Rafael
y la Calle 18, límite de la parroquia, frente a los barrios obreros de El
Arenal, Puente Barco, Cabrera, Cuberos Niño y Santo Domingo. Era el sitio
ideal.
El alcalde de Cúcuta decretó la expropiación de
aquellos terrenos, declarándose la propiedad de utilidad pública, no sin antes
darle la suma de $15.000,00 a su dueño original.
Luego, en junio 1º de 1951 se firmó un contrato con el
Ingeniero Noriega por $12.000,00 pesos para la construcción de la primera
capilla, la cual sirvió para la administración de sacramentos y oficios
religiosos durante ocho años.
Se localizaba en el mismo sitio donde hoy se halla el
actual templo. La construcción de esta capilla duró seis semanas y el 16 de
Julio del mismo año se estrenó con la bendición y el traslado del Santísimo de
la escuela al nuevo templo.
Esto alegró enormemente a los vecinos de la parroquia,
porque por fin veían realizado el proyecto de tener su iglesia, al tiempo que
recordaban las palabras del padre Guillermo Blanco, quien alguna vez en cierta
procesión les dijera que “esta parroquia se funda en medio de los mayores
sacrificios, por eso Dios la bendecirá visiblemente”. Con la inauguración de la
capilla los feligreses veían cumplidas dichas palabras.
El mismo Ingeniero Noriega fue el encargado de
construir la Casa Cural, la cual se estrenó el 13 de mayo de 1952. Su
construcción fue posible gracias a un crédito otorgado por el Instituto de
Crédito Territorial, el cual se amortizaba con cuotas de $132,00 pesos
mensuales.
La edificación del templo motivó a los residentes de
barrio San Rafael, a todos sus vecinos, para aunar esfuerzos en la consecución
de los recursos necesarios para la finalización de esa obra, tan importante
para toda la comunidad.
El Padre Eduardo Trujillo escribió el libro de actas y
hechos de la parroquia, donde se registró el movimiento de sus rentas y los
dineros invertidos. En el año de 1960, relataba la situación financiera en
estas palabras:
“las rentas las constituyen la oblación y las limosnas.
La oblación dio la suma total de $4.022,00 pesos; los domingos las limosnas
oscilan entre $70,00 y $90,00 pesos, de ahí se saca para mil hojas del domingo,
y el pago de empleados así: cuatro acólitos $5,00 pesos cada uno, y sacristán
$60,00 pesos, un corista $100,00 y para la oblata como es el vino, cera y
hostias al mes por un valor de $80,00 pesos”.
Entre las obras de relevancia que se ejecutaron se
halla el bautisterio, ubicado bajo una de las torres del templo. Se adecuó y
dotó de todos los elementos y decoro para oficiar allí el “Sagrado Sacramento
del Bautismo”.
Se ha llevado celoso recuerdo y significación por la
historia de la pila bautismal, la cual se dice fue traída del Exterior por el
Padre Demetrio Mendoza para el templo de San José, y, por alguna razón se donó
y traslado a esta nueva iglesia parroquial. Es una pieza de arte sacramental
muy estimada por los cucuteños.
El Maestro Mariño la restauró y reacondicionó para la
instalación en su nuevo sitial de servicio sacramental y litúrgico.
El Padre Guillermo Blanco organizaba bazares, con cuyo
producido se compró una máquina para proyectar cine. Las funciones
cinematográficas se daban de ordinario los domingos, y sus utilidades o recaudo
estaban destinados a la fábrica del templo parroquial.
Estos bazares eran muy concurridos y se realizaban en
el parque José Eusebio Caro, conocido en esa época como “Plaza Caro”.
Aquel párroco realizó muchas labores sociales, entre
ellas el “Aguinaldo del Niño Pobre”, mejoró los servicios de “Cáritas”.
Estableció consulta médica barata, donde se entregaban los medicamentos por
medio de las Hermanas Juanistas.
En el plano puramente litúrgico y pastoral, trajo el
Padre Guillermo Blanco en la Semana Santa de 1962 unos misioneros o
predicadores de la congregación de los “Pasionistas”, quienes impulsaron los
niveles de reflexión y fervor cristiano entre los feligreses.
La obra o fábrica del templo parroquial de San Rafael,
como toda iglesia que pretendió monumentalidad, decencia y grandeza
arquitectónica, demandó de ingentes esfuerzos en su construcción.
Numerosas vicisitudes tuvieron que ser superadas, tanto
por los feligreses como por sus párrocos, hasta tener hoy terminado el recinto
sagrado que en una mezcla de estilos mosárabes y cristianos modernos, engalanan
la arquitectura religiosa de la también moderna ciudad de Cúcuta.
Así pues, sus vitrales fueron hechos en Medellín con un
costo de $571.450,00 (20 unidades), traídos por el Señor Oscar Pérez. Los pisos
se hicieron de mármol y granito fueron costeados con un auxilio de Adveniat de
la República Federal de Alemania. Las pinturas en graniplast fueron aportadas
por don Gustavo Pérez, propietario de CORPLAST. El granito y la obra de mármol
fueron realizados por el señor Fabio Arboledas con un costo de $1.760.000,00
pesos. El altar, el ambón y el altar del Santísimo fueron traídos de
Bucaramanga.
Y, finalmente el templo parroquial de San Rafael
Arcángel fue consagrado por Monseñor Alberto Giraldo Jaramillo, Obispo de la
Diócesis de Cúcuta, el 27 de Septiembre de 1987.
Hechos
Notables en la Parroquia y la Construcción del Templo
El proyecto inicial era la construcción de una
basílica, lo cual fue abandonado por los altos costos que acarreaba. Sin
embargo, para el decoro y solvencia de la obra del templo se trajo de Bogotá al
arquitecto, Doctor Jesús A. Molina, especializado en construcción de templos y
arquitectura religiosa.
Dicho doctor realizó unos planos donde reduce
ostensiblemente el proyecto inicial. El diseño elaborado y presentado en una
nueva maqueta gustó a los vecinos del sector. Los costos de estos planos fueron
sufragados por el doctor Senén Botello, haciéndose acreedor de la eterna
gratitud de la parroquia.
El padre Guillermo Blanco hizo un contrato con el
maestro Pablo E. Rey Ortiz para la construcción de un arco y 324 m2 de bóveda,
por $28.860,00 pesos. Aparte se pagó la construcción de los andamios en
ladrillo por $4.000,00 pesos. Estos gastos se cubrieron con la venta de un lote
en $10.000,00 pesos, un auxilio del municipio de $10.000,00 pesos, y con el
dinero de otras donaciones de las cuales hay constancia.
Ante los problemas económicos presentados para
continuar las obras del templo, el Obispo de Cúcuta, Monseñor Pablo Correa León
y el presbítero Guillermo Blanco, motivados por la visita a Cúcuta de la
milagrosa imagen de Nuestra Señora de Torcoroma de Ocaña, propusieron a la
colonia ocañera, el proyecto de terminar el templo de San Rafael para dedicarlo
a advocación de su pueblo, la cual sería ampliamente venerada en esta
parroquia.
El proyecto fue aceptado y se constituyó una Junta de
la colonia Ocañera, presidida por don Manuel Jaramillo Cabrales. Se presentaron
nuevos planos elaborados por el doctor Francisco Sayago. A finales de 1965 se
terminó la primera parte del proyecto. Los gastos de la obra fueron cancelados
por los ocañeros y por auxilios departamentales.
El nuevo templo, según aprobación llegada de Roma, se
llamaría “Parroquia de San Rafael de Torcoroma”, tendría como titular a Nuestra
Señora de las Gracias de Torcoroma.
El cuadro de la Virgen de Nuestra Señora de Torcoroma,
el que fuera venerado en un comienzo en el templo de San Rafael, fue cedido por
la Iglesia de San Antonio, a petición de la colonia ocañera.
Luego, el 26 de Febrero de 1966 el Obispo de Cúcuta,
Monseñor Pablo Correa León, dio posesión de la Parroquia a los religiosos de la
Compañía de María, llamados Padres Montfortianos. Y, el 3 de Diciembre de 1967
fue traída la imagen auténtica de la Santísima Virgen de Torcoroma desde Ocaña,
acompañada de un gran número de fieles y con la presencia del Obispo de la
Diócesis de Ocaña, Monseñor Rafael Sarmiento Peralta.
Así, la Virgen de Torcoroma de Ocaña quedó como patrona
del Templo y el Arcángel San Rafael como titular advocación de la Parroquia.
En visita pastoral realizada por Monseñor Pablo Correa
León, entre Julio 17 y Agosto13 de 1968, a la parroquia de San Rafael, el
Prelado manifiesta su satisfacción por los adelantos logrados en la
construcción del templo, por la colaboración de la colonia Ocañera de la ciudad
y de los vecinos de la Parroquia.
Señalaba que aún le faltaban elementos en la dotación
parroquial, como lo eran: bancas, el Viacrucis, la terminación del Altar Mayor,
algunas instalaciones eléctricas, las imágenes de la Virgen de Torcoroma y de San
Rafael Arcángel, y la conclusión del bautisterio, además de necesitar mayor
seguridad.
En aquella misma ocasión, el obispo rehabilitaba las
capillas filiales o auxiliares construidas en barrios y veredas, donde los
vecinos de los lugares más lejanos podían tener acceso inmediato a los
servicios religiosos.
Estas capillas eran: La capilla de La Garita, la de San
Pedro, la de El Pórtico, la de Canoitas y la de Pisarreal.
Aclara que los salones utilizados como capilla, pueden
ser utilizados para prestar servicios sociales como de salud o para
capacitación.
Finalmente es de notar que de la antigua parroquia de
San Rafael se han segregado otras parroquias, como la de San Juan María
Vianney, integrada por la población de todo el barrio Cuberos Niño y la mitad
de Santo Domingo y La Cabrera; la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, a la
cual se dio más de la mitad del Barrio Blanco. Estas segregaciones comenzaron a
darse por el año de 1960.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
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