Patrocinio Ararat Díaz
INTROITO
Me había prometido no volver a escribir sobre el desarrollo de nuestra
Alma Mater. Bastante lo hice en los primeros años de este siglo. En cambio, observé
con preocupación que muy pocas personas escribieran al respecto, como si no
fuera un tema verdaderamente importante para la región.
Como recientemente circuló una publicación en las redes sociales, un
amigo, me retó en privado a que escribiera otra vez, acepté y acá estoy
nuevamente.
Con el mejor ánimo de acertar, de ser objetivo y asertivo, esto es, respetando las ideas de los demás, voy a
realizar un breve análisis de los 54 años de la UFPS, repartidos en dos siglos,
haciendo referencia a su vida institucional en el siglo XX y en lo que va corrido
del XXI.
ANTECEDENTES
Para cubrir el espacio de los antecedentes de la UFPS, voy a tomar
prestados los siguientes apuntes que pertenecen al texto de la historia de
nuestra querida institución.
“Los espacios y salones de una vieja casona ubicada en el centro de la
ciudad (Avenida 4 entre calles 13 y 14, antigua sede del Club Colsag) sirvieron
de sede inicial al sueño de consolidar en Cúcuta una universidad.
Así, bajo el techo de este inmueble de arquitectura de comienzos de
siglo 20, la institución que hoy nos enaltece y cuyo nacimiento celebramos
comenzó el 5 de julio de 1962 su carrera educativa como fundación de derecho
privado con lecciones de economía.
Posteriormente la academia universitaria fue trasladada a un inmueble
localizado en la calle 7 con avenida 7, y años después a la calle 13 entre
avenidas 5 y 6, al local que ocupa hoy el Colegio Departamental Femenino de
Bachillerato.
A principios de 1970 se adquirió parte de los terrenos de la finca El
Piñal, localizada en el barrio Colsag y se dio inicio a las labores de
construcción del actual campus universitario del Alma Mater.
De esta forma, la fecha del 5 de Julio de 1962 se toma como punto de
origen de la Universidad Francisco de Paula Santander, reconocida más tarde por
Ordenanza número 37 de 1964 y oficializada como ente de educación superior del
orden departamental por medio del decreto 323 del 13 de mayo de 1970 expedido
por la gobernación del Departamento de Norte de Santander.
La Universidad Francisco de Paula Santander, es un ente universitario
autónomo, con personería jurídica, patrimonio independiente, autonomía
académica, administrativa y financiera y régimen especial, vinculado al
Ministerio de Educación Nacional y organizado como establecimiento público de
carácter académico del orden departamental.
Tiene domicilio en la ciudad de Cúcuta, cuenta con una Seccional en la
ciudad de Ocaña y con centros regionales de Educación Abierta y a Distancia en
algunos municipios de varios departamentos de Colombia, pudiendo ampliar su
radio de acción según lo establece el Estatuto General de la Institución.
Pero la historia de una institución nunca es un suceso lineal; tiene
nudos, algunas veces poco definidos, otras bien marcados, que van configurando
etapas en donde un suceso, una política, un objetivo articulan sus acciones”.
Al respecto, podría agregar dos cosas:
1. Que importante y
premonitorio resulta para la historia de la UFPS, el último párrafo. Invito a
leerlo y releerlo despacio, pues hay mucha profundidad y certeza.
2. A la fecha (Agosto de 2016)
ya la UFPS recién cumplió 54 años. Pocos o muchos, cada quien lo puede definir
y sustentar. Versus la existencia de más de diez siglos de las universidades
más antiguas del mundo (Bologna, Salamanca y Oxford), resultan pocos.
3. Si lo miramos como una
institución de más de medio siglo, 54 años, resultan suficientes como para
tener un futuro institucional definido en el mediano y largo plazos.
LOS RECTORES
En los primeros años de la
década de los sesenta del siglo XX, se presentaron fugaces administraciones
rectorales de los doctores Rafael Espinosa Rodríguez, Miguel Durán Durán,
Guillermo Eliseo Suárez Peñaranda y León Colmenares Baptista.
Después vino el ejercicio
rectoral de José Luis Acero Jordán que tuvo una permanencia y trascendencia que
duró diez años a partir de 1962. Él fue el verdadero artífice de la creación de
nuestra Alma Máter.
Posteriormente, vinieron
rectorías de Senén Botello Rangel, Adolfo Morales Villamizar, Luis Felipe Zanna
Contreras, Finlandia Méndez Contreras, Luis Eduardo Lobo Carvajalino, Alfredo
Carrasco Villamizar, César Darío Gómez Contreras, Andrés Entrena Parra, Pedro
Avilio Ontiveros Gil, Saúl Ojeda Gómez, Carlos Iván Paéz Blanco, Patrocinio
Ararat Díaz y Álvaro Pedroza Rojas.
Se debe anotar que con
Ararat se iniciaron los procesos electorales en la UFPS y que él tuvo dos
períodos rectorales de tres años cada uno. También es preciso aclarar que los
doctores Páez y Pedroza estuvieron en la rectoría, en calidad de titulares, por
períodos de tiempo equivalentes a la definición de procesos electorales
contemplados en los Estatutos.
En los 16 años del siglo
XXI, han ejercido rectoría de la UFPS: Carlos Iván Páez Blanco, Héctor Miguel
Parra López, Jorge Eduardo Granados Granados, Luis Eduardo Lobo Carvajalino y
Claudia Elizabeth Toloza Martínez.
Se debe aclarar que los
doctores Páez, Lobo y Granados ocuparon la rectoría con calidad de titulares, en
espacios de tiempo equivalentes a la definición de los procesos electorales de
períodos de tiempo de tres años de acuerdo con los Estatutos de la universidad.
Igualmente se debe precisar
que el doctor Parra tuvo cinco períodos consecutivos de tres años y que la
actual rectora, cumplió el primer año de
su ejercicio.
Sin contar los rectores de
inter períodos o de breves ejercicios, en 38 años del Siglo XX, hubo 12
rectores, de los cuales han fallecido 5. En 16 años del Siglo XXI, van solo 2.
LA PLANTA FISICA
Como se mencionó atrás, en
1970 se dio inicio a la construcción de la planta física en terrenos de la
finca El Piñal, localizada en el barrio Colsag.
En 1976, se adquirió en
comodato un lote de terreno de unas 13 hectáreas con unas bonitas mejoras en el
Bosque Popular; allí funcionaban áreas académicas, administrativas y
deportivas.
También se recibió en
comodato, un lote de cinco hectáreas en Campos Elíseos del Municipio de Los
Patios y otro de unas tres hectáreas cerca de la Y por la vía a Tibú, para
desarrollar los laboratorios de las carreras “verdes” de la Universidad.
En el año 1998 se compró
una casona en Chinácota para que funcionara la sede de la UFPS con carreras
presenciales. Igualmente, en comodato, se recibió de la Alcaldía de Tibú, una excelente
sede para desarrollar allí programas académicos de ingeniería.
A manera de inventario,
además de lo que existía en Campos Elíseos, en la Y, en Chinácota y en Tibú, al
finalizar el siglo XX, se tenía en la sede del Colsag, y en el Bosque Popular, unas
instalaciones bien planeadas y construidas con buenos edificios como la Torre
Administrativa, la Biblioteca Jorge Gaitán Durán, la Cafetería El Abanico, los
Edificios de Fundadores, Aulas Sur, Semipesados, Enfermerías (fases 1 y 2) y
otros provistos con áreas administrativas y salones de clase. Además,
suficientes zonas deportivas que incluían las del Coliseo del Bosque Popular.
Al cambiar el siglo,
ocurrieron unos abruptos cambios que desmejoraron la planta física de la UFPS.
Se vendieron las mejoras del Bosque Popular y se construyeron con poco orden en
la Sede del Colsag una serie de edificios.
En esas construcciones,
hubo mucho “apeñuscamiento” e improvisación y se desconocieron normas
nacionales para las universidades que determinan espacios de reserva para
bienestar universitario. En cambio, se “invirtió” mucho dinero y espacio en zonas
de parqueaderos de motos.
En síntesis, con todos los
nuevos edificios de la UFPS en el Colsag, con la venta de las mejoras del
Bosque Popular, con la entrega de la finca Trascañas en la Y y la sede de Tibú,
con la conversión de la sede de Chinácota en un CREAD y con la compra de la
finca agropecuaria en El Diamante (NS), la UFPS tiene más área construida pero menos
planta física en el siglo XXI.
LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA
-El Estamento Docente
Los primeros profesores de
planta contratados por la universidad se remontan a la segunda parte de la
década de los 60´s. De ahí en adelante,
poco a poco y en la medida de las condiciones económicas, se fueron vinculando
docentes de tiempo completo y medio tiempo.
Teniendo en cuenta el
cumplimiento de las condiciones expresadas en un acuerdo interno, al finalizar
la década de los 80´s, se empezaron a jubilar los primeros profesores. Estas
circunstancias determinaron que por esa fecha se llegara al tope máximo de la
población docente, el cual tan solo fue de 210 profesores.
Después de esa fecha, muy
pocos docentes fueron contratados por lo que la población docente empezó a
disminuir progresivamente. Sin embargo, entre 1995 y 2000, se inició un proceso
de enganche de profesores por concurso y fueron contratados 42, terminando el
siglo con un número de 202 docentes.
En los albores del siglo
XXI, tras la jubilación, se presentó un gran éxodo de docentes de TC (Tiempo
Completo) y MT (Medio Tiempo) y la población bajó en el año 2010 a solo 100
profesores.
En los últimos años, se
inició un nuevo proceso de enganche y contratación lo que ha hecho que el
número de docentes haya crecido a aproximadamente 150. El déficit de docentes
de planta, fue suplido con profesores de cátedra, en una medida que llevó a
desmejorar las condiciones de atención interna y en investigación y extensión.
En cuanto a organización de
los docentes, en el siglo pasado existía una Asociación de Profesores
equilibrada, que realizaba con buena frecuencia interesantes asambleas y
reuniones en el cuarto piso del Edificio Fundadores. El número de asistentes a
las reuniones, oscilaba alrededor de 60. Había mucho trabajo de comisiones
sobre normatividades de la universidad en las que participaban los docentes.
En el siglo XXI,
desafortunadamente, se perdió la ruta del estamento profesoral. Las reuniones
de docentes y el número de asistentes a ellas han sido muy escasos. Los
representantes de los docentes a los cuerpos colegiados han tenido intereses comprometidos con la administración.
-El Estamento Administrativo
Los funcionarios
administrativos empezaron a contratarse con el nacimiento de la universidad.
Llegaron a ser un estamento fuerte y su población alcanzo a marcar los 200
empleados distribuidos entre personal profesional de oficina, secretarias y
funcionarios de servicios generales.
Una gran población
correspondió a empleados públicos. En menor cantidad, estaba un grupo de trabajadores
oficiales. Todos tuvieron oportunidad de estar en carrera administrativa y de participar
en comicios electorales.
Esto último significó que muchos
de ellos se burocratizaran pues comprendieron que “tenían” peso específico para
elegir al rector.
En el siglo XXI, el
personal administrativo de planta fue envejeciendo y algunos se jubilaron,
otros se pensionaron y otros continúan ahí. Pero, no se han abierto concursos públicos
para reemplazar las plazas vacantes y se han reemplazado con gente contratada
por “ordenes de servicio” conformando una evidente nómina paralela.
-El Estamento Estudiantil
Desafortunadamente nunca ha
existido un estamento estudiante consciente del desarrollo de la universidad,
de la región o del país. Solo han existido grupos que representan un pequeño
porcentaje del total de discentes.
En el siglo pasado se veían
algunos líderes que propugnaban por el interés académico. También hay que decir
que en algunos tiempos, los estudiantes
contaron con muy buenos representantes en los consejos académicos y superiores.
Se terminó el siglo con cerca de 10000 estudiantes, lo cual daba una relación
profesor/estudiante de 1 a 50.
Ya en el siglo XXI, el
estamento estudiantil se politizó y sus líderes empezaron a trabajar más por sus propios intereses. La universidad
creció sin planeación y llegó a doblar su población estudiantil con la mitad del número de docentes, por lo
que la relación profeso/estudiante creció a cerca de 1 a 200, bastante lejos de
lo que recomienda el MEN de 1 a 30.
LAS NORMATIVIDADES
En el siglo XX, se mantuvo
una buena dinámica y tanto el Estatuto General como la Estructura Orgánica,
estuvieron al orden del día.
Con la Constitución
Política de 1991 y con la Ley 30 de 1992, nació un nuevo Estatuto General en
1993, el cual para su estudio preliminar contó con la participación de los
estamentos de la universidad.
También nació en esa fecha
una nueva Estructura Orgánica, la cual a pesar de que cuenta con muchos
detractores, aún está vigente. Por ese tiempo también, se actualizaron los
Estatutos Docente, Administrativo y Estudiantil.
Con el paso del tiempo, en estos
16 años del siglo XXI, se han presentado pequeñas reformas que han logrado
conformar “una colcha de retazos”, algunos de los cuales, han malogrado
diversos conceptos institucionales.
EL DESARROLLO ACADÉMICO
El siglo pasado se mantuvo
un criterio muy serio sobre el desarrollo académico y la aplicación del
reglamento. El ingreso de los estudiantes al Alma Máter estaba normado y su
administración correspondía al Comité de Admisiones, el cual marcaba una raya y
definía los grupos de 45 estudiantes que entraban a la universidad.
Existía una oferta
académica de 14 programas de pregrado y 7 de posgrado. Se tenían pocos
investigadores.
En el siglo XXI, se crearon
7 nuevas carreras de pregrado y 10 de posgrado. Mejoraron los indicadores de
investigación pero no han crecido los de publicaciones. Pero, académicamente, todo
cambió y se malinterpretó lo definido por el Gobierno de Álvaro Uribe, pues con
el prurito de aumentar la cobertura, se abrieron la compuertas, se politizó el
ingreso de los estudiantes y empezaron maniobras non sanctas para el manejo de
la entrada de los alumnos.
Se llegaron a tener hasta nueve
grupos de 45 estudiantes para Administración de Empresas, 7 para Ingeniería
Civil, 8 para Contaduría etc. con lo cual inevitablemente se llenó la planta
física y se jugó con el nivel académico.
LA ACREDITACION
El proceso de acreditación
de la universidad empezó en el año 1996. Definido “el banderazo” por el Consejo
Superior, de acuerdo con las normas nacionales, se recibió a los pares académicos
que vinieron a “revisar” las condiciones institucionales.
La visita no nos dejó
buenos resultados, pero “este campanazo” fue adoptado como un reto por la
administración de la universidad, por lo que se empezó a trabajar duro para
alcanzar las recomendaciones dejadas por los pares.
Felizmente, se cumplieron
los objetivos, se mejoraron las condiciones y el nivel académico. Al finalizar
el siglo, la UFPS estaba lista para la visita de los pares. Si bien no existían
rankings, la Universidad “honrosamente” formaba parte del grupo ASUMED,
Asociación de Universidades de Mediano
Desarrollo con las Universidades del Atlántico, Cartagena, UPTC de Tunja,
Distrital, Pedagógica, Caldas, Pereira, Cauca y Nariño.
Desafortunadamente al
iniciar este siglo, hubo cambio de directivos en la universidad y los
resultados de la visita fueron negativos. En el año 2002, hubo visitas a granel
en las universidades del país y prácticamente, le entregaron a todos los
programas académicos el correspondiente registro académico por siete años y las
recomendaciones correspondientes que se debía cumplir para la ratificación del
registro en el 2009.
La UFPS no hizo caso a
estas advertencias y varios programas penosamente perdieron sus registros y
algunos de ellos se lograron “salvar” en un proceso de habilitación. Estas
circunstancias dolorosas se reflejaron en una desmejora de la imagen
institucional y lo que es peor, en ir perdiendo distancia en el ranking de
universidades, al punto de situarse en el puesto 111 en el país.
Aún así, no pueden
desconocerse los esfuerzos que se realizan en varios programas académicos para
tratar de acreditarse, pero subsisten factores estructurales delicados en la
universidad que deben ser atendidos con mucha urgencia.
COLOFON
En los momentos difíciles
que vive el país, que serán muy importantes para la historia, la región
requiere para su desarrollo y despegue definitivos, de la participación de un
excelente sistema educativo en todos los niveles y especialmente en el
superior.
Se hace necesario trabajar
para lograr la acreditación de las universidades públicas y mejorar el nivel
académico de las instituciones privadas. Se hace imperioso romper la tendencia
del deterioro institucional de la UFPS y
es una obligación de todos, colaborar con su recuperación. La UFPS es de los nortesantandereanos.
Urgentemente hay que
recuperar el liderazgo universitario de otros tiempos, mejorar la pertinencia
de sus programas académicos, trabajar mucho en la inserción en el desarrollo de
las regiones y subregiones del departamento, fortalecer cuantitativa y
cualitativamente al estamento docente y seguir progresando en sus proyectos de
investigación y extensión.
Recopilación: Gastón Bermúdez V.
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