Celmira Figueroa (La Opinión)
Cúcuta, enclavada en la cordillera oriental, es considerada la frontera más viva de Latinoamérica y es muy apetecida por su ubicación estratégica.
Articula su comunicación terrestre con Venezuela por tres puentes que se extienden como brazos: el ‘Francisco de Paula Santander’, el ‘Simón Bolívar’ y ‘Tienditas’.
En otrora atrajo a muchas personas de otras regiones del país que querían usarla como paso para cruzar al petrolero país vecino en busca de oportunidades o como refugio ante amenazas o persecuciones. Muchos conquistaron sus objetivos y echaron raíces convirtiéndose en colombo-venezolanos. Otros retornaron décadas después decepcionados ante la devaluación del bolívar.
Carente de industrias, pero motivada por un comercio avivado por los venezolanos, Cúcuta se olvidó de crear empresas y vivió hasta hace unos siete años metida en esa ‘burbuja’ de cristal. Los que invirtieron ‘al otro lado’ se fueron a pique y con las manos vacías han arañado día a día, en esta franja fronteriza, para conseguir el pan diario.
Sin embargo, por su calidad de la arcilla se abrieron fábricas exportadoras y las decenas de minas de carbón alivian un poco la carga laboral.
La ciudad por estar asentada en un valle se torna cálida la mayoría del tiempo, pero sus habitantes pueden, en 45 minutos, gozar de un mejor clima en otros municipios.
Por sus calles y el área metropolitana, antes rodaban solo carros con placas venezolanas y se ‘alimentaban’ de gasolina en las bombas fronterizas ubicadas en Ureña y San Antonio del Táchira. Las concesionarias pusieron sus ojos en esta capital llenando ese vacío y ‘ruedan’, ahora sí, placas colombianas.
Es considerada ‘Ciudad Verde’, porque en cada metro de distancia hay plantado un árbol de diversas especies, y se puede constatar desde lo alto, cuando se está a punto de aterrizar en el Camilo Daza.
Cúcuta se levantó, también como el Ave Fénix de entre las cenizas que dejó el devastador terremoto de 1875. Y se sigue sacudiendo de todas las ‘plagas’ que han tratado de borrarla del mapa como la disputa permanente de territorio protagonizada por grupos ilegales.
A pesar de que su río no es abundante como el Magdalena tiene un malecón de unos dos kilómetros que ha servido de atractivo. Allí se concentran, por las noches, los jóvenes que dan rienda suelta a la diversión o simplemente se dan cita en los numerosos restaurantes que abren sus puertas con variedad de comidas.
También es aprovechado para las caminatas por los senderos ecológicos, o para montar bicicletas por las demarcadas ciclovías, o patinar o simplemente trotar o caminar bordeando el Pamplonita, acompañado de familiares y las inseparables mascotas.
Cúcuta, capital de Norte de Santander, es la única ciudad fundada por una mujer: Juana Rangel de Cuéllar, quien desde su casa en El Carmen de Tonchalá firmó las escrituras para dar vida a este Portón de la Frontera, que inspiró a Jorge Villamil.
Y los domingos (antes de la declaratoria de pandemia) volvieron a tener sentido para los hinchas de su equipo rojinegro que regresaron al estadio General Santander a llenar las gradas como en las épocas gloriosas. A concentrar la mirada en esa cancha por donde pasaron, entre otros, jugadores como Hugo Horacio Lóndero, ‘Burrito’ González, Faustino ‘Tino’ Asprilla, Macnelly Torres, Ricardo Viera, Rolando Serrano, Gilberto ‘El Palomo’ Ramírez, Arnoldo ‘El Guajiro’ Iguarán, Sergio Santín, Miguel Ángel Pupo, Blas Pérez y ‘El Palomo’ Usuariaga.
La Perla del Norte ha visto nacer a grandes atletas como las tenistas Fabiola Zuluaga y María Camila Osorio, al máximo goleador de la Copa Mundo 2014 y actual jugador del Real Madrid, James Rodríguez, a los gimnastas Alexander Rangel Pineda, Jesús Romero y Jossimar Calvo, el colombiano más laureado en los Juegos Panamericanos.
También vio nacer a uno de los considerados mejores presidentes de Colombia: Virgilio Barco Vargas, quien gobernó durante el cuatrenio 1986-1990.
Y al padre Rafael García Herreros, quien fundó el programa televisivo Minuto de Dios, obra que se extendió a la fundación de barrios y colegios.
Cúcuta fue la primera ciudad del país en contar con un ferrocarril a finales del siglo XIX.
Y por su ubicación geográfica ha servido para la organización de dos conciertos internacionales. La primera edición se hizo el 16 de marzo de 2008 en el puente Simón Bolívar. El objetivo: reafirmar el mensaje de que los colombianos, venezolanos y ecuatorianos son hermanos sudamericanos, independientemente de la relación que exista entre la orientación política de los gobiernos de turno. Fue organizado por Juanes y participaron Alejandro Sanz, Juan Fernando Velasco, Carlos Vives, Juan Luis Guerra, Miguel Bosé y Ricardo Montaner.
El segundo, ‘Venezuela Aid Live’, organizado por Richard Branson y celebrado el 22 de febrero de 2019 en el puente Tienditas. Cantaron Reymar Perdomo, Miguel Bosé, Ricardo Montaner, José Luis Rodríguez “El Puma”, Reinaldo Armas, Santiago Cruz, Cusy, Cholo Valderrama, Jorge Glem, Reik, Chino, Lele Pons y Paulina Rubio, entre otros.
A pesar del cierre fronterizo, este Portón, considerado el más vivo de América Latina, se abrirá con la esperanza de que todo vuelva a ser como antes.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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