Fue una época donde se evidenció el radicalismo político, la lucha de los liberales y conservadores.
A los liberales los llamaban masones, tildándolos de gente de mala índole, partidarios de ahorcar a los curas e implantar el matrimonio civil y el divorcio.
Los conservadores que decían tener el poder directamente de Dios, se basaron en la estabilidad del orden público y la moral familiar, defendiendo la fe de Cristo.
Durante esa lucha, nacieron periódicos que al cabo de dos o tres años dejaban de existir. Era la forma que utilizaban liberales y conservadores para difundir su pensamiento.
Cada ejemplar de El Paladín era del tamaño de un dieciseisavo (1/16). Dentro de la información que entregaba, se hacía énfasis en temas como el tranvía y la política en la ciudad. No existe un dato exacto de cuántas personas conformaban el grupo de redacción.
Circuló durante 6 años, todos los días, a excepción de los feriados. Una suscripción para adquirir 12 números valía 60 centavos y cada ejemplar tenía un costo de medio real (5 centavos).
‘En la arena’, se tituló el primer editorial donde el director Sixto Epiménides Sarmiento celebró la fundación de este periódico y dio a conocer a los lectores la tendencia liberal por la cual se iba a encaminar.
“Nunca hemos dudado de que la fundación de un periódico es un paso en el camino del verdadero progreso, siempre que ostente como paladín de combate la más estricta cultura y se haga vocero de la justicia, atacando el mal en donde quiera que se fomente y alentando toda tendencia bien inspirada.
“De aquí en adelante, aún cuando dudamos del alcance de nuestras fuerzas para salir avantes en tan peligrosa empresa, damos a la luz pública EL PALADIN, con el solo móvil de ejercitar nuestras pobres facultades en el apostolado de la prensa, aplaudiendo todo cuanto haya que aplaudir, sin que seamos cultivadores de rosas en los jardines de la linsoja, y censurando sin caer en los fangales del insulto y la diatriba, todo lo que de alguna manera dañe el organismo social.
“Minúsculos, pero fervorosos sectarios de la doctrina liberal, trabajaremos sin prevenciones ni rencillas por su mayor brillo dentro del radio de legalidad en los serenos campos del civismo.
“Pondremos en especial empeño en laborar por el engrandecimiento moral y material de este pedazo de tierra, tan hermosa como sufrida, predicando el trabajo, exaltando la virtud é indicando según nuestro entender, las mejoras que puedan introducirse en los diferentes ramos.
“Declaradas nuestras tendencias, nos descubrimos ante los poderes públicos y enviamos nuestro saludo de compañerismo a la prensa nacional, local y extranjera”.
Causa curiosidad lo extensos que podían ser los diferentes anuncios publicitarios que se encontraban en las 4 páginas que conformaban cada periódico. Sastrerías, productos medicinales, almacenes, entre otros hacen parte de los singulares avisos que se redactaban. A continuación alhunos ejemplos.
SASTRERÍA LA ITALIANA. No hay duda que es esta la mejor sastrería que se encuentra en la ciudad. Cuenta con numerosa clientela debido a la escrupulosidad en el corte y al constante y renovado surtido de casimires. Dirección: Calle de Nariño media cuadra al Occidente del Parque Santander.
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HAY ESPERANZA. Un cuerpo esbelto, apuesto y elegante se consigue comprando un corset de último estilo; en “El Globo” los hay para niñas, Señoritas y Sras.
GUERRA al paludismo por las píldoras Tónicas Eebrífigas del Dr. Villa Mora, el remedio mas popular hoy: cura el paludismo, la anemia, la clorosis, corrige los desarreglos del hígado, hace funcionar todo el sistema, se vende en la BOTICA NUEVA.
ALERTA. Tiene Ud. Cuentas pendientes con “La Tachirence”? pues cúbralas pronto, porque de lo contrario pasaremos por la pena de pasarle la cuenta y entonces no tendrá derecho a molestarse.
La característica principal de El Paladín, es el estilo de redacción utilizado en ese momento. Daba la impresión que cada noticia se manejaba a manera de consejos o recomendaciones tanto para ciudadanos como para los mismos mandatarios.
“Es bueno que sepan los conductores del tranvía que los pasajeros pueden y tienen derecho a
hacer parar donde lo tengan por conveniente, tocando la campana, y no que estén obligados a desmontar donde al conductor se le antoje. Decimos esto porque hemos observado muchas veces que no atienden a las campanadas y obligan al pasajero a desmontar donde les parece bien”.
En marzo de 1918, Epiménides Sarmiento dio fin a este periódico para fundar el diario La Mañana, cuya característica era mayor tamaño en su formato respecto a El Paladín.
A las manos de Juan Carlos Zambrano llegó la colección de los 24 ejemplares que publicó el periódico en marzo de 1912.
Este bacteriólogo hace parte de la cuarta generación de la familia de Sixto Epiménides Sarmiento quien fue hermano de su abuela Silvia Sarmiento.
Desde hace año y medio se encarga del cuidado especial de este libro para evitar que sus hojas se deterioren. Él, aplica sus conocimientos de bacteriología para evitar que los hongos acaben con este valioso archivo.
“Lo quiero compartir porque ese era el ideal de mi padre, él quería que el libro se donara o que lo cuidáramos, siempre y cuando lo diéramos a conocer a la ciudad como un registro histórico” comentó Zambrano a La Opinión.
A Juan Carlos le apasiona hablar de historia, se reúne con algunos amigos para compartir el conocimiento que cada uno tiene de la cultura cucuteña.
“Yo lo muestro porque soy cucuteño y quiero que la gente sepa cómo era Cúcuta hace 100 años. La familia Sarmiento, de la cual yo provengo, quiere compartir esto con la ciudad”, indicó.
Con esto, quiere rendir un homenaje a los periodistas nortesantandereanos, que en la época lucharon por informarle a la ciudad sobre cada acontecimiento.
Zambrano tiene claro que no existe cifra económica que lo seduzca para vender este archivo, sólo piensa en seguir conservándolo y darle una posible reestructuración.
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