La silletería que albergó a los espectadores de Atalaya, durante las proyecciones de películas de ‘Cantinflas’, las más recordadas por los vecinos, hoy solo está en el recuerdo de los más veteranos.
Con pintura taparon los garabatos de aerosol que afeaban la estructura y las propagandas políticas que cubrían los muros.
Luego, sin importar el inclemente sol, protegiéndose con gorras y pañoletas empezaron su labor artística. Veintidós grafitis fueron pintados durante la exhaustiva jornada.
La colorida actividad fue aplaudida por los vecinos del teatro, que manifestaron estar satisfechos con la muestra artística.
El telón que cayó definitivamente hace varios años, no puede albergar a los cinco colegios de la ciudadela, participantes en Festivales Intercolegiado de Teatro de Cúcuta.
Los estudiantes de los colegios: Integrado Juan Atalaya, Camilo Daza, Juan Pablo I, Buenos Aires, Minuto de Dios Policarpa Salavarrieta, y el instituto Técnico Carlos Ramírez París, exponen sus obras en el Teatro Municipal junto a las demás instituciones participantes cuando es requerido.
Pese a que la abandonada estructura se construyó alrededor de 1980, con el fin de crear un espacio cultural y recreativo para los habitantes de las comunas 7 y 8, hoy el panorama es distinto.
Los jóvenes y niños que son cultores del teatro, la danza, o cualquier otra expresión artística, no cuentan con un lugar para ensayar.
A través del tiempo el teatro ha tenido diferentes administradores:
1983 Junta Departamental de Beneficencia del Norte de Santander
- 1988 Lotería de Cúcuta
- 1993 Gobernación de Norte de Santander
- 1999 Alcaldía de Cúcuta
- 2009 Colectivos Sophía Gallardo y Semillas de Pandora
- 2012Alcaldía de Cúcuta
Desde 2009 hasta 2011, la corporación Sophía Gallardo trató de rescatar la estructura localizada en el barrio Cúcuta 75, pero no pudo llevar a feliz término el plan con el gobierno municipal.
La última traba que le pusieron a esta corporación fue que el escenario iba a ser utilizado de centro de prensa para los Juegos Nacionales que se realizaron.
La recuperación se ha Tratado
En febrero de 2012, los comunales le pusieron el ojo a este proyecto y gestionaron un acuerdo de comodato con el alcalde Donamaris Ramírez para darle brillo de nuevo al teatro.
Según Walter Cardona, presidente de Asojuntas, el documento de manejo que reposa en el despacho del gobernante local para la revisión y aprobación, es producto de una iniciativa mancomunada entre los presidentes de la ciudadela.
Varias jornadas de limpieza fueron necesarias para eliminar la basura del lugar. El padre Esteban Osorio, párroco de la iglesia San Pio X, contigua al teatro, ha trabajado en conjunto con los comunales para su recuperación.
Colillas de cigarrillos, entre otros residuos, eran fiel muestra de los esporádicos visitantes que entran a ‘funciones privadas’ sin ningún permiso.
Por esta razón, y con el fin de espantar a los vándalos de la construcción, los comunales y el sacerdote decidieron cederle un espacio a una madre de familia para que instalara provisionalmente su floristería con el compromiso de cuidar y asear la edificación.
En busca de escenarios
Mientras que los estudiantes deben utilizar la biblioteca, la sala de audiovisuales o el patio de las instituciones educativas para poder ensayar los montajes, el Teatro de Atalaya sigue a la espera de ser intervenido.
Los espacios para estas expresiones artísticas son muy escasos en la ciudadela, por lo que los jóvenes deben buscar otros lugares para poder desarrollar sus talentos.
“Se trataría de la recuperación de un gran escenario para esta clase de labores artísticas con mayor continuidad”, señaló uno de los jóvenes actores que por primera vez se presentará en un teatro.
Los profesores encargados de dirigir a los muchachos en estos procesos culturales, destacaron que el talento teatral abunda en Atalaya, pues los jóvenes ven en el arte la mejor forma de canalizar sus problemas y mostrar que tienen mucho por dar.
Meses después de la remodelación y luego de que retiraran la vigilancia de la estructura los vándalos terminaron llevándose desde la silletería hasta el cielo raso y las conexiones eléctricas. El desvalijado y olvidado teatro pasó a convertirse en guarida de ladrones.
Los policías que guardaban la puerta principal del Teatro Atalaya y los carteles donde la comunidad pedía la presencia del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) en el sitio desaparecieron.
Con el fin de la remodelación del escenario, que incluía resane de muros, pintura en fachada, nivelación de pisos, y otros detalles, por 80 millones de pesos, queda pendiente la entrega oficial.
María Eugenia Navarro, Secretaria de Cultura Municipal, dijo que esta semana se firmará el decreto que le entrega a esta dependencia el Teatro de Atalaya.
Luego de la entrega, la Secretaría inspeccionará el espacio para identificar cómo dividirá los salones del teatro y cuál será su función. También se analizará la dotación que necesita.
La secretaria pretende que este escenario abra su puertas en los próximos meses, descartando la posibilidad de que la inversión haya sido en vano, como ocurrió en 2003, cuando se invirtieron cerca de 250 millones, y nunca funcionó.
“La secretaría trabaja en un cronograma que permitirá al teatro diferentes actividades artísticas permanentes”, explicó. “No estará solo”.
Respecto a la preocupación que tenía la comunidad sobre quienes tendrían la posesión del escenario, Navarro aseguró que la Secretaría lo tendrá y facilitará espacios concertados a los grupos y colectivos artísticos de la zona.
Las escuelas de formación artística que se realizan en el municipio podrán tener un espacio en el teatro.
Navarro reiteró que los arreglos del espacio cultural, construido hace 32 años, fueron hechos con recursos propios.
“El alcalde decidió invertir en la cultura, pese a que la comunidad pedía la presencia del Esmad”, dijo. “Tras consultar con los jurídicos de la Alcaldía, se determinó que esta estructura no podía ser entregada a la Policía”, finalizó.
Sin embargo, hay algunos vecinos que siguen apoyando la presencia policial en la zona, pese a que el alcalde les explicó que no era viable esta opción.
Y al final se perdieron los 80 millones invertidos, el teatro sigue abandonado
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