Alfredo Yáñez Carvajal (La Opinión 60 Años)
El café fue uno de los principales
dinamizadores de la economía regional.
Amables lectores: Norte de Santander era un departamento cuya economía giraba alrededor del campo. No olvidemos la historia sobre el inicio del café en Colombia y del cura de Salazar de las Palmas que colocaba como penitencia sembrar cierto número de plantas de cafeto proporcional a la gravedad de los pecados del feligrés.
Las familias raizales vivían en municipios como Durania, Arboledas, Sardinata, Gramalote, Convención y otros. Su actividad primaria eran la agricultura y la ganadería.
La juventud presionó a los abuelos y se inició el desplazamiento a las ciudades capitales de las provincias de Pamplona, Ocaña y Cúcuta, buscando mejorar su panorama futuro y ser diferentes a sus antepasados. La vocación agrícola se sustituyó por la actividad comercial, más rentable que el agro, y que, por supuesto, se favoreció enormemente gracias a la frontera con Venezuela que nos dio el Todopoderoso.
Pese a que Venezuela ha tenido volatilidades económicas muy fuertes, siempre ha sido un excelente comprador de productos ofrecidos en estas ciudades de frontera, principalmente Cúcuta.
La vitrina de Cúcuta, sin temor a equivocarme, era de las más lujosas del país donde se ofrecían múltiples productos nacionales e importados. Pero como todo tiene sus ventajas y desventajas nos convertimos en un vulgar mostrador y caja registradora, para vender producto fabricados en el interior del país, olvidándonos de ser productores.
El crear fábricas nos hubiese garantizado empleos más estables y no sometidos al vaivén político y económico de nuestro país vecino. Simultáneamente olvidamos al comprador raizal y solo importaba el precio diario del bolívar. Se atendía con gentileza al comprador extranjero y se menospreciaba al comprador residente.
La industria hotelera mantuvo unos índices de ocupación del 80% y las sucursales de los bancos nacionales y almacenadoras ubicadas en la ciudad, ocuparon hace 30 años los primeros lugares en el conjunto de sucursales en el país por sus utilidades, generadas principalmente en negocios de comercio exterior, importaciones y exportaciones. Era una clientela con un excelente comportamiento crediticio.
No existía en el país entidad bancaria nacional que no quisiera tener sucursales en Cúcuta, Ocaña y Pamplona. Las antiguas entidades de ahorro y vivienda, hoy bancos, desembolsaron volúmenes importantes de créditos siendo este un factor determinante del desarrollo de la industria de la construcción en los últimos 35 años.
Hoy, ante la crisis que vive el comprador venezolano por falta de liquidez, se ha pensado en el consumidor local. Infortunadamente se ha pretendido mantener los mismos márgenes de utilidad de la época dorada de Venezuela y la alta cotización del bolívar.
Además, tristemente pese a la grave crisis que se vive, nos damos el lujo de ser una de las ciudades más costosas y con mayor inflación del país. El verbo favorecer al consumidor no se conjuga, con algunas excepciones, en nuestro comercio.
En otras palabras, la historia de Cúcuta y, en general, de Norte de Santander ha estado marcada por picos de gran esplendor económico y otros momentos difíciles de grandes crisis.
Ahora bien, la crisis trae consigo consecuencias positivas. Ha favorecido el afán de prepararse que vive la juventud nortesantandereana y vemos diversas universidades formando profesionales en las diferentes áreas del saber, que su aporte con seguridad nos llevará a tener un futuro económico más prometedor y competitivo con otros departamentos. Para lograrlo, necesitamos mejorar la conectividad con los centros de consumo.
Nuestro desarrollo sufrió estancamiento durante un largo periodo en los últimos 42 años porque Norte de Santander se volvió dependiente de la maldición de los recursos naturales y, en particular, del petróleo. Es cierto que urbanísticamente la ciudad tuvo desarrollos importantes como el barrio Colsag y el barrio Colpet.
Infortunadamente, no es menos cierto que descuidamos otras fuentes importantes que generaran desarrollo y lo más importante que la economía del departamento no dependiera de los vaivenes de precio y volumen de un recurso no renovable sujeto a sufrir agotamiento en cualquier momento como en definitiva sucedió.
Empresa nortesantandereana que no tuviera nexos con la Colombian Petroleum Company estaba llamada al fracaso y por esta gran dependencia se demoró la apertura de industrias no dependientes del oro negro.
En minería, después de la desaparición de la industria petrolera -que también hay que decirlo permitió el desarrollo del hoy llamado Catatumbo- se inició con temor un lento desarrollo de la explotación carbonífera. El carbón de Norte de Santander presenta características muy importantes como su dureza que permite el transporte sin pulverizarse, pero lo más importante es ser coquizable en un 100%. El coque -producto de la coquización- es una fuente de energía calórica muy demandada por los hornos de fundición por su alto contenido energético que favorece la fundición.
Norte de Santander supera a carbones de otras regiones de Colombia que deben mezclarse con otros para lograr coquizarse. Por consiguiente, es un carbón cuyo precio es mucho más competitivo. Hoy tenemos una industria carbonífera desarrollada en los últimos 40 años que genera importantes recursos para el departamento y la nación. Además, tiene un óptimo manejo geológico para evitar pérdidas de vetas como sucedió al inicio de la industria.
El llamado distrito de riego del Río Zulia, ha permitido en los últimos 60 años el desarrollo industrial de la agricultura con el cultivo del arroz. Paralelamente ha generado una mecanización muy útil para el agro y un gran desarrollo de la industria de los molinos de arroz, creadores de un volumen importante de empleos en planta y colateralmente un apoyo a la industria del transporte.
Asimismo, otro de los cultivos a destacar es el de la cebolla ocañera que ha encontrado un medio de desarrollo óptimo en las tierras de Abrego y otros sitios de la provincia de Ocaña. Esta cebolla hace más de 30 años domina el mercado en presentaciones en conserva y se puede conseguir en los almacenes de cadena a lo largo del territorio nacional.
La
Federación de Cafeteros en los últimos 50 años impulsó en forma muy notable el
cultivo del café y de otros productos agrícolas. Además, llevó energía
eléctrica a todos los municipios cafeteros del Departamento y permitió con este
progreso que el joven campesino cafetero tenga un mayor bienestar en el agro.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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