Luis Carlos Clavijo, ‘Chuin’, se siente emocionado. Pasó otra versión del festival internacional de mimo, circo teatral y gestual. Grupos especializados se pasearon por cinco municipios de Norte de Santander. Artistas nacionales e internacionales enamoraron a los cucuteños y a visitantes de la frontera con lo mejor de la mímica, el arte circense y la gestualidad.
El festival ‘Mimar la frontera’ cumplió el objetivo de la mano de este artista cucuteño formado en Europa. Mantiene la sonrisa intacta, la mirada vibrante y la actitud de quien no tiene afán, aunque lo tiene. Los días son ocupados y el tiempo es limitado. “En eso soy muy europeo”. Tal vez con esto quiere decir que esta actitud la tomó de los años que vivió en el viejo continente, pues a decir verdad la puntualidad no es algo que caracterice a los colombianos.
‘Chuin’ Clavijo es expresivo, cuando se pinta la cara se convierte en un ser creativo, para el que no existen la vergüenza, ni la censura. Estudió hasta los 16 en el colegio Calasanz. Se despidió de Cúcuta con el anhelo de encontrar el verdadero yo.
Luego se fue para Bogotá a estudiar cine. Las artes escénicas las aprendió del maestro Marcel Marceau, en París, del cual fue su discípulo, y uno de los mayores mimos en la historia de la pantomima.
Es de signo géminis, a lo que atribuye su doble personalidad. En su caso aparte de ser artista es también terapeuta. Se ha preparado en la somaterapia o psicología moderna. “Soy ascendente y astrólogo. Soy artista y terapeuta. Me retiré un tiempo de todo lo que era artístico y me fui a estudiar durante cinco años como sicosomoterapeuta. Cuando terminé esa carrera, me fui a estudiar cinco años medicina china”.
Ahora, lo que hace es una combinación de terapia con el arte y adelanta talleres que les permiten a los participantes encontrarse a sí mismos y manejar el estrés.
Cuando se le pregunta por cómo se definiría, se enseña magistralmente como una persona que sincroniza la mente y el cuerpo, y se conecta con un público al que siempre le da posibilidad de sonreír. La pasión por su trabajo se refleja cada vez que habla.
Tiene 53 años (2015), la mitad vividos en Estados Unidos, Singapur, Indonesia, Balí y Francia. Muy contrario a lo que cualquiera pensaría por la carrera que escogió, no llegó a ella por circunstancias personales, tampoco lo hizo de manera empírica; o porque hubiera crecido entre limitaciones económicas.
Su talento es innato, es algo que lleva dentro, que le permite desarrollar la capacidad de bromear, de actuar, de imitar y de reírse de sí mismo. Las tres cualidades con las que hoy se gana la vida.
Perdió la cuenta del número de horas que ha estado en escena, de la cantidad de presentaciones, de los personajes interpretados, de los kilómetros recorridos. Sabe que ha sido actor, pero fundamentalmente ha sido mimo, el oficio que emprendió y que se convirtió en la búsqueda personal que alimenta todos los días.
Luis Clavijo podría permanecer en un escenario por varias horas. Cada uno de sus actos forma parte indisoluble de su ser y emerge de manera espontánea.
Hasta hace poco dirigió el café teatro La Playa, una escuela en la que era el maestro y el faro de un grupo de jóvenes que le apuestan la vida al arte, funcionaba como Corporación para la Cultura de la que era representante legal, y en la que se formaban artistas y actores; se enseñaba teatro gestual y hip hop.
Lastimosamente, por falta de recursos, tuvo que cerrar las puertas pues las organizaciones gubernamentales no le apuestan a la cultura.
Es sincero, sin tapujos y con desparpajo cuenta que le gusta más actuar que enseñar, aunque ha educado a muchos jóvenes en la ciudad para que más allá de la burla generen sonrisas y remuevan los corazones de los que tienen la posibilidad de verlos.
A ‘Chuin’ Clavijo le duelen la ciudad, la falta de cultura, la falta de recursos. Se nota en sus palabras. “En Cúcuta no hay política, no hay cultura, a los políticos no les interesa la cultura pues la cultura no da votos”.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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