“Señorita , busté que es tan léida
hágame una carta
que paresca que es echa de éllos
y creiga la vieja que ésos se la mandan.
Yo solo, me aguanto,
pero es que la pobre ya desta no pasa,
y yo quiero llevarle consuelo
mas que sea engañándola.
Ya otras veces he echo lo mesmo
para que el abandono no me la matara,
pero ora se muere y ésta ya es la última…
ya naide la puede sacar de la cama.
Que le diga qellos tan muy ocupaos
y que los perdone por tanta tardanza;
que ya pronto vienen,
que se ponga buena pa éllos llevarla;
y endespués….”
En océanos de llanto
los ojos naufragan,
y es estrecha la cárcel del pecho
para éso que salta,
que se anuda al cuello
y que nadie sabe si es músculo o alma.
Escrito por: OFELIA VILLAMIZAR BUITRAGO (Villa Sucre, Arboledas, N. de S.)
En estos días llego a mi buzón, un correo electrónico, no e-mail, de mi primo Jairo, en el que me adjuntaba un archivo de voz, con un mensaje que decía:” Deseo compartir con todos Ustedes esta hermosa poesía HAGAME UNA CARTA, de la poetisa OFELIA VILLAMIZAR BUITRAGO, quien la compuso en el año 1954, cuando se desempeñaba en la administración del ESTANCO (venta de licores) del Municipio de Durania, su hermana Silenia era la encargada de la oficina del correo Nacional, todos los domingos que era el día en que los campesinos bajaban al pueblo hacer mercado, llegaba uno de ellos al correo, preguntando por una carta, ese detalle le sirvió a la poetisa para inspirarse y hacer tan bella poesía. La declamación es del Indio Rómulo.”
Oyendo al Indio Rómulo, el texto que trascribo al inicio, vinieron a mi mente, años de colegio, los que hace muy poco había rememorado con CAUDEX VITELIO, ( sí, así se llama, este competente y culto ingeniero de CORPONOR) en tertulia vía chat, en la cual hablando de lo divino y humano, habíamos llegado a los CENTROS LITERARIOS, jornadas que en la clase de español, estaban dispuesta por pensum para rendir culto a nuestra lengua y sus diversos géneros literarios, pero que nosotros, convertíamos en recocha viva, disfrazada de prosa y poesía, honor y mérito, a David Becerra….”Chispas”… nuestro profesor de español en el Corsaje, y que con paciencia infinita, trató durante años , que estas jornadas, cumplieran su loable objetivo, y que aún, están en nuestra mente, y que evocamos con nostalgia, a la vez que recordamos con cariño a ciertos compañeros que por sus dotes descollaban en estos segmentos de cultura.
En el CENTRO LITERARIO, que se desarrollaba cada ocho o quince días, y que eran conducidas por una mesa directiva, tenían casi siempre el mismo orden del día…Himnos Nacional, Del Norte, lectura del acta anterior, Lectura de un pasaje del Quijote o cualquier otra obra, Biografía de un autor castellano, Sección de Humor, que eran los clásicos cuentachistes, y de cuando en vez… una parodia de un radioperiódico…con noticias del colegio y salón , pero en forma burlona…en fin ,eran muchos los recursos para llenar los cuarenta y cinco minutos de clase en una jornada artística y cultural.
Lo que nunca podía faltar en el CENTRO LITERARIO, eran las poesías populares, declamadas por uno o dos compañeros que desde primero, se ganaron ese puesto en el salón, y que durante toda nuestra vida escolar, nos acostumbramos a oír, y a no creer en sus lágrimas, que eran más copiosas en los actos solemnes de la última semana de mayo, con los cuales, celebrábamos el día de la madre y el Mes de La Virgen.
Decía el Secretario del CENTRO LITERARIO….quinto…poesía….y caminando muy serio, y cabizbajo y solemne, salía al frente del salón, el hoy candidato a DOCTOR, y muy destacado ingeniero y eximio profesor de la UFPS, ALVARO ORLANDO PEDROZA ROJAS, entonces un frágil muchacho, imbuido en el papel de narrador…..y muy serio y circunspecto empezaba:
Qué cómo fue señora….?
Como son las cosas cuando son del alma.
Ella era muy linda y él era muy hombre,
y yo la quería y ella me adoraba.
¡Pero él!, hecho sombras se interponía
y todas las noches junto a su ventana,
fragantes manojas de rosas había
y rojos claveles y dalias de nácar…
El salón en silencio sepulcral y respetuoso, la primera vez, que en primero de bachillerato, y así a lo largo de seis años, la escuchaba , se conmovía con esa noticia judicial -crónica roja en verso- digna de El Bogotano de hace unos años, pero convertida en pieza literaria, por obra y gracia, de los directivos del CENTRO LITERARIO, con la complacencia de los profesores de turno, que no consideraba dignos de escuchar a Benedetti o Neruda, por aburridos o a León De Greiif, por inentendible, y que preferían estas páginas judiciales, como más aptas para un público juvenil, ansioso de acción.
En Sexto bachillerato, nos sabíamos ya de memoria todas las interpretaciones de Alvarito Pedroza, que por cierto, eran cada vez mejores, y que hoy aún rememoramos con respeto y cariño…porque …hay ¡ …que pantalones ¡ , que personalidad ¡ y que coraje ¡ hay que tener, para pararse ante un auditorio de 32 mamadores de gallo, callarlos con un carraspeo y Hmmmmm, y hacerlos oír en silencio y respeto , la confesión de un aleve asesinato, elevado a poesía
Y tuve celos de aquel que moría
y aún muriendo la amaba.
La sangre cegó mis pupilas
y el machete en la mano
temblome con rabia.
Lo hundí en su pecho,
con odio y con furia.
Rasgué su carne buscándole el alma…
porque en el alma se llevaba mi hembra,
y yo no quería que se me la llevara
Crimen este, que era premiado con sonoro aplauso, y un bravoooooo. El Mono Jojoy era un boy-scout al lado de este tipo.
Antes no fuimos peores. Si en nuestra etapa de formación humana, el vil asesinato era poesía y los cachos eximentes del dolo homicida. Y que tal la justificación del alcoholismo infantil…. cuando oíamos más de una vez, al Dr. Pedroza, muy serio recitar:
Un día frente a mi rancho me apeo,
de adentro me llegó un ruidaje como de risas, llanto, pataleo,
Algo más negro qu’el ojo ‘e mi caballo cruzó por mi cabeza,
y de una patada eche abajo la puerta ‘el rancho,
y en el suelo, revolcandose en convulsiones,
y con la boca llena ‘e baba como pica’o por una víbora,
estaba m’hijo, m’hijo estaba el suelo,
asusta’o miré pa’ tuitos la’os y sobre la mesa,
estaba el frasco ‘e guaro completamente vacío,
lo alce, levantando la mano pa’ castigarlo,
le dije ¿Por qué has toma’o?¿Por qué has toma’o hijo de una gran?
¿Por qué has toma’o?,
y mi pobre hijo dando los ojos vuelta por el espanto me dijo
-No me pegue, no me pegue papasito, no me peque,
yo he toma’o, yo he toma’o, yo voy a seguir tomando,
yo voy a seguir tomando porque quiero verla,
quiero verla a mi madre como uste’ la ve.
-Comprenden ¿POR QUÉ NO TOMO MÁS?!!!
Los CENTROS LITERARIOS, eran eximentes de asesinatos por celos pasionales, de alcoholismo infantil y hasta de diván siquiátrico servían, o si no que opinan de esta receta que le da un médico a su deprimido paciente:
Toma hoy por receta este consejo que viendo a Garrid podéis curar
A Garrid ? A Garrid ?
Si! Qué os asombra tanto? Si la más remisa y austera sociedad lo busca ansioso. Tiene una gracia típica asombrosa y todo aquel que lo ve, muere de risa.
A mi me hará reír? A mi me hará reír?
Si, yo le juro.
Si es así – dice el enfermo – no me curo. Yo soy Garrid. Cambiadme la receta.
Muchas fueron, las jornadas judiciales-literarias-siquiátricas que presenciamos en los CENTROS LITERARIOS, y hoy día, las rememoramos con nostalgia, ya que en ellos , algo se aprendía, pues al lado de estas crónicas rojas que le daban al toque de acción a los CENTROS LITERARIOS, en ellos , al menos oímos hablar de Miguel Cervantes, Azorin, Rafael Pombo, Tomas Carrasquilla, supimos de las Odas, las epopeyas, las novelas, los sonetos, las rimas, las fabulas y demás temas afines, que al menos nos impedían hacer el oso , que hizo un bachiller 2010, cuando le preguntaron si sabía quién era Mario Vargas Llosa y muy serio respondió : “…reconocido futbolista uruguayo…”, no acertó ni la nacionalidad el pobre…
Y qué tal si terminamos con esta, que en voz de Álvaro Orlando Pedroza Rojas era CARTAS DE MUCHOS, pero, que hoy podríamos ser el clamor de un sufrido usuario del régimen de salud y su: CANTO A LAS EPS’s
Hermanito de mi vida perdóname esta aflojada
Mi saludo es un pañuelo
Voy a decirte adiós en mi carta
Yo no sé que me ocurre…, ni se que me pasa
Me tiro del catre al suelo me hecho en el catre de espadas
Quiero llora’ y no puedo,
Quiero respirar
Y me ahogan estos nudos misteriosos que las amarguras atan
Estoy solito en mi rancho
Me he queda’o solo en las casa
Ladran los perros afuera
Como si i’bieran fantasmas
Y alumbran mis pensamientos
Candiles de luces malas.
Te acordas?
Te acordas? De mi Justino,
el pobre hijito de mi alma
Ocho años, mi nombre tenía
Y despertó una mañana
Con los ojos escondidos
Y el cuerpecito echando llamas.
¡Me muero tata¡- me dijo
¡me muero mama¡- gritaba
tengo una sed de martirio,
siento un fuego que me abrasa.
Léame las cartas tita
agua!, agua!, agua! mama
agua!, agua!, agua! tata
volé en mi caballo al pueblo,
Siete leguas de distancia,
Siete puñales de punta,
metidos en la garganta
Y el grito de m’hijo adentro:
De ¡agua mama¡ ¡agua tata¡
Le explique al doctor el caso,
Se sentó en la retranca,
Que el camino era muy fiero
Que se iba a quedar en llantas
La ciencia no es del pueblo
La ciencia no es de los pobres
La ciencia no anda a caballo
Y por esos mesmos caminos
‘onde los médicos no andan
cruza al galope la muerte
va y viene la desgracia
Me hizo dar en la botica,
Un frasco de limonada
Y que trujese al enfermo
Cuando la fiebre pasara.
Volví!
como vuelve un pobre en iguales circunstancias
El corazón en la boca
Y la tristeza en el alma.
El médico no venía
No por que fuese tan mala senda
que va a mi rancho
sino porque me faltaba!
me faltaba! Con que pagarle!
Con que pagarle a la ciencia
7 leguas de distancia.
La fiebre duró poquito
Se le acabó una mañana,
Entre un cantar de sorsales
Y el suave clarear del alba,
La madre abrazada a su hijo
Mi hijo la frente helada…
Y yo sin voz ni presencia,
parado al pie de la cama
Poco después de enterrarlo,
comenzó a turbar Juana
Se lo pasaba Llorando,
Se lo pasaba callada
Se lo pasaba riendo
Con los ojos en el aire
Con los brazos avanzados
Lo mesmo que se acunara contra su pecho
una criatura dormida
ansí se me fue!
ansí se me fue! la pobre
ansí la tierra la guarda
con los brazos sobre el seno acunando
mis desgracia
Estoy solito, estoy solito en mi rancho,
Me he quedao’ solo en las casas,
Ladran los perros afuera
Como si i’bieran fantasmas
Y alumbran mis pensamientos
Candiles de luces malas.
Hermano, hermano,
Habla por mi, habla por mi si mañana
dicen que soy un bandido,
un mal hombre, sin entrañas…
j’ui cordero y me hacen puma,
j’ui buey y me puesto garras.
Haaaaaaaaaaaaaaa!,
Que pronto que viene el día!,
Si es cierto que hay un dios
Que corte el alba, que corte el alba y ese grito,
ese grito, de agua
¡agua mama! agua!, agua!, agua tata!
Recopilado por : Gastón Bermúdez V.
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