El aborigen, hoy vive en la civilización en medio de carreteras, carros, motos y edificaciones de todos los tamaños, lejos del ambiente natural por el que luchó con tanta fuerza.
Como si trazara una línea imaginaria con su arco entre Cúcuta y Tibú, el indio refuerza los lazos que tuvieron los dos municipios en 1945, cuando Tibú era corregimiento de la capital de Norte de Santander, y posteriormente se independizó mediante la Ordenanza N°3 de noviembre de en 1977.
Por esta razón la valentía que caracterizó a la raza motilona se ve reflejada en la estatua que ha estado expuesta a las inclemencias del clima cucuteño durante casi medio siglo.
El levantamiento de la figura se ordenó por el Decreto 06 de junio de 1965 se fijara realizar la obra con el fin de exaltar el aborigen de Norte de Santander.
Esta labor fue designada al artista antioqueño Hugo Martínez, considerado el primer escultor geométrico abstracto de Colombia y uno de los impulsores del abstraccionismo.
Tres años después un indio de tez blanca, con taparrabo, cuerpo descubierto y más de cuatro metros de altura posaba entre la intersección de la vía hacia la ciudadela de Juan Atalaya, la Central de Transportes y El Salado, que es precisamente hacia donde el indio apunta con su arco.
La intención de la flecha del aborigen, fue durante varios años motivo de bromas y chistes para los cucuteños, quienes decían que el indio apuntaba hacia donde estaban las ‘chicas’ de la ciudad, pues en esa dirección quedaba el recordado y desaparecido “barrio de tolerancia” La Ínsula.
“Jocosamente entre amigos acostumbrábamos a decir que íbamos hacia donde apuntaba el indio, para referirnos a La Ínsula”, recordó en medio de risas Miguel Hernández, residente de Atalaya.
Ni los chistes, ni los rayos del sol ni la inclemente lluvia hicieron tantos estragos en el monumento como los provocados por la mano del hombre.
Durante algunos años, la base que mantenía al indio fue objeto ataque de los vándalos. Decenas de grafitis, letreros y mensajes se encargaron de opacar la intención de la obra.
El indio se bronceó
Mientras que el mundo recuerda el cambio de color de piel del fallecido cantante norteamericano Michaell Jackson, quien decidió aclarar el tono de su tez; los cucuteños presenciaron hace un año un cambio similar en el monumento al indio motilón.
“Por estar expuesto al sol durante tantos años el indio se bronceó”, señaló jocosamente Gloria Martínez, residente de Pueblo Nuevo.
Al efectuarse la celebración de los 50 años de fundación de la Central de Transportes de Cúcuta, la secretaría de Cultura Municipal con el aval de la exalcaldesa María Eugenia Riascos decidieron oscurecerle la piel al indio, con el fin de hacer más fiel su parecido con esta raza.
Aunque al principio este cambio produjo múltiples reacciones entre la comunidad, hoy día blanco o moreno, el indio motilón sigue teniendo el mismo valor para los cucuteños: representar la tenacidad de la raza que habitó el territorio Nortesantandereano antes de la conquista española.
¿Quiénes son los Motilón-Barí?
Cuando los conquistadores españoles llegaron al territorio nortesantandereano, encontraron a diferentes grupos indígenas: Chitareros, Hacaritamas, Motilón-Barí y los U’wa. Aunque todos fueron finalmente dominadas por los europeos, los Motilón-Barí, fueron los que pusieron mayor resistencia.
Indígenas Bari o los indios Motilones del Catatumbo, son uno de los pocos pueblos indígenas de Colombia que sobrevive sin la intromisión del hombre blanco. Actualmente, se encuentran ubicados desde la Sierra del Perijá hasta el Catatumbo.
gracias... buscaba algo que me conectara con mi ciudad, que me recordara la valentía y resistencia de nuestra raza...a pesar de nuestra actual situación somos guerreros por naturaleza.
ResponderEliminarSeñorita Yenifer, Por casuañidad uando hizo su investigacion tomo nota de lo que estaba escrito wn la placa del monumento?
ResponderEliminarGracias. De niño me parecía de 10 metros!
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