Desde el expresidente Álvaro Uribe Vélez, pasando por el director de la Policía, general Óscar Naranjo, hasta el mandatario Juan Manuel Santos cuando era ministro de Defensa, lo sindicaron de ser una persona ligada al mundo criminal, especialmente al narcotráfico y el lavado de activos. Sin embargo, ninguna de las acusaciones que se hicieron sobre él pudieron ser comprobadas por las autoridades.
Asesinado el martes 26 de marzo de 2012 a las 8 de la noche, mientras cenaba en el restaurante Spezia, ubicado en la calle 21 número 0E-45 del barrio Blanco, Luis Enrique Pérez Mogollón, una de sus hijas junto con su esposo y un escolta llegaron pasadas las 7:00 de la noche, al restaurante Spezia, en la calle 21 entre avenidas 1E y Los Libertadores.
Luego de bajarse de los dos vehículos en los que se movilizaban, el controvertido empresario le ordenó a su escolta que fuera a hacerle una diligencia, mientras él comía con sus familiares.
Después de 45 minutos, un hombre de contextura gruesa, piel trigueña y cabello castaño, quien vestía bluyín, camiseta y zapatos deportivos blancos, entró a ese restaurante y habló con uno de los meseros, indicándole que necesitaba una mesa para tres personas.
El empleado le habría señalado una mesa que estaba retirada de El Pulpo, pero este le indicó que no, recalcándole que quería una justo al lado de Luis Enrique Pérez.
Según testigos, el hombre caminó hasta allí, se sentó y se puso a mirar la carta, indicándole al mesero que el pedido completo lo haría cuando las dos personas que esperaba, llegaran al sitio. Lo extraño fue que el supuesto cliente, llevaba una bolsa de papel, la que nunca soltó para nada.
Cinco minutos más tarde, otro hombre de contextura delgada que vestía bluyín, camiseta, chaleco de moto y zapatos deportivos, también entró, miró para lado y lado y al ubicar a Luis Pérez, caminó hacia él, mientras que el otro sujeto que también estaba adentro, se levantó y también caminó hacia donde el empresario.
Cuando los dos estuvieron cerca a El Pulpo, desenfundaron sus armas y le dispararon en repetidas oportunidades. Luego de propinarle cinco disparos en la cara y dos más en el cuerpo, los sicarios salieron tranquilamente del lugar y huyeron.
Pérez dejó tras de sí un historial de próspero empresario que, en los últimos años adquirió trascendencia nacional por ser el organizador de los tsunamis vallenatos.
Además, Pérez logró traer a la ciudad al famoso salsero puertorriqueño Marc Anthony, el reguetonero Don Omar y el más grande exponente de la música ranchera, Vicente Fernández.
Sin embargo, antes de ser el promotor de eventos musicales más reconocido en Cúcuta, Pérez era recordado por sus negocios Lubricantes Castrol (del cual era el distribuidor autorizado para la zona de frontera) y el lavadero de carros Globocar.
También se sabía que tenía negocios de finca raíz, hotelería, transporte y venta de ropa.
A Luis Enrique Pérez Mogollón lo anima el retorno a las aulas. Como en la juventud se dedicó a camellar no le quedó tiempo para los cuadernos, libros ni lápices. Estando en el quinto piso de la existencia se trazó la meta de validar el bachillerato. Los estudios de primaria los cursó en la escuela Club de Leones del tradicional barrio San Luis del Oriente de la ciudad.
El núcleo familiar lo conforman 28 hermanos. Ana Mogollón, la mamá, murió en 1998 y Juan Isidro Pérez, el papá, falleció en 2007. La versión de barriada lo muestra en una niñez de pobreza, jugando canicas en la calle y saltando las cercas para agarrar frutas en los solares vecinos.
Al principio, Luis Enrique Pérez Mogollón arrancó con el negocio de los carros, trayéndolos desde Venezuela para venderlos en territorio colombiano. El célebre ‘Zorro’ Juan es referenciado como su primer jefe.
A Miguel Ángel Flórez Rivera, quien se declara su gran amigo, le preguntamos si era cierto ese vínculo entre Pérez y su padrastro. -No, esa misma pregunta me la hicieron en la revista Semana. El que no haya sido contrabandista en esta tierra, pues, que tire la primera piedra. Pretender decir que porque alguien no tuvo formación académica no tenga el derecho de hacer una fortuna (no me parece). Muchos no tienen formación y han logrado fortunas bonitas, increíbles, cuantiosas y a uno le agrada que al cucuteño le vaya bien. Si hubiere sido mal hecha la fortuna usted que cree que la Fiscalía en lugar de precluirle no lo habría castigado por ello.
Sin embargo, en la otra orilla salió a flote el libro “Parapolítica la ruta de la expansión paramilitar y los acuerdos políticos”, de la Corporación Nuevo Arco Iris. En la página 413 hace mención de “(...) Luis Pérez, El Pulpo, quien estuvo relacionado, según las informaciones conocidas, con el robo de carros hasta mediados de los noventa”.
Las que podrían denominarse ‘joyas de la corona’ del emporio levantado por Pérez Mogollón son dos empresas situadas en el barrio Niza, sobre la avenida Los Libertadores. Cuando se mientan los nombres de Globocar y Lubricantes Pérez Mogollón, de inmediato se relacionan con él.
Comercio al por mayor de lubricantes, aceites y grasas para vehículos automotores, venta de filtros para aceite, gasolina y aire, es la actividad económica de Lubricantes Pérez Mogollón. El certificado de matrícula mercantil presenta a Luis Pérez como el propietario de dicho negocio registrado en la Cámara de Comercio desde el 22 de febrero de 1996. Desde esta firma maneja la representación de Lubricantes Castrol en la capital nortesantandereana. “Las multinacionales esculcan la hoja de vida de una persona para darle la representación”, recordó a manera de defensa de su pana, Flórez Rivera, actual presidente de Apertura Liberal.
En mayo de 2006 salió a la luz el estudio ‘El narcotráfico en las relaciones fronterizas de Colombia’, elaborado por el Centro de Estudios y Observatorio de Drogas y Delito Universidad del Rosario. Enumeró a ‘Los Pepes’, ‘Los Pulpos’, ‘Los Boyacos’ y ‘Los Paísas’ como grupos narcotraficantes con centro de operaciones en Norte de Santander. Advirtió que tienen estructuras encubiertas de mando y delegación de funciones a empleados y testaferros, y sus operaciones están diseñadas para ocultar evidencias y pruebas.
Sin duda, la mención más dura sobre los presuntos vínculos con el tráfico de marihuana y cocaína la trae el libro que sobre la parapolítica preparó la Corporación Nuevo Arco Iris.
“Desde el año 2000 se viene gestando en Cúcuta una alianza tenebrosa que ha afectado la vida social, política, económica y cultural de la ciudad y que corresponde a la llegada de los paramilitares, quienes en un corto periodo cooptaron a los ya aliados grupos de políticos tradicionales y a grupos organizados delincuenciales –especialmente narcotraficantes, lavadores de activos y jaladores de carros– (...) entre los delincuentes a los reconocidos narcotraficantes de la región y a personajes como Luis Pérez ‘El Pulpo’ y ‘Zurca’”.
Villarraga Sarmiento recalcó la vigencia de lo plasmado en el análisis y autorizó tomar los datos que se requieran. El también politólogo de la Universidad del Valle escribió que ‘El Pulpo’ se hizo fuerte en el narcotráfico y sacó cocaína con las Auc, teniendo como epicentro a la frontera.
“Al salir de la cárcel Zurca y verse desplazado del mercado, habría confrontado entre 2001 y 2002 a los paramilitares y sus aliados, de manera que se produjo una especie de guerra urbana oculta que duró año y medio; sin embargo, posteriormente las fuentes señalan que llegaron a entendimiento y entraron a compartir negocios, precisamente en el contexto de la concentración y desarme del Bloque Catatumbo, por lo que mantuvieron el control de los negocios ilegales”.
“(...) los grupos armados al margen de la ley han secuestrado e incluso dado muerte a uno de los míos”, le contó al presidente Álvaro Uribe en una carta.
En una ocasión el Ejército Popular de Liberación (Epl) plagió a la hija de Pérez Mogollón en un barrio de la ciudadela Juan Atalaya, la cual alcanzó a ser rescatada. Ella está hoy residenciada en otro país. Además, es la propietaria de un céntrico hotel en la capital de Norte de Santander.
A su padre Juan Isidro y a un hermano los secuestradores se los llevaron en dos oportunidades. Bernardo, otro hermano de Luis Enrique, fue asesinado por un grupo paramilitar.
“No es generador de violencia. Es víctima de la violencia”, es la conclusión de Flórez Rivera.
En todo negocio que se metía le iba bien. Años atrás tuvo la discoteca Flamingo que marcó época en la ciudad. También fue dueño de la discoteca Olimpus por intermedio del Grupo Flamingo, del cual es su gerente. Situado en el Centro Comercial Bolívar, dicho establecimiento nocturno se lo tiene arrendado a Diomar García, quien aprovechó para precisar que Tiendas D&G son suyas desde hace 20 años.
Al escudriñar en el mundo empresarial, Luis Pérez Mogollón es socio de Agropecuarias Leo. A su haber cuenta con una flotilla de taxis y busetas afiliados a empresas de trasporte público en la capital nortesantandereana, inversiones en finca raíz y carros de línea que cubren rutas interfronterizas. Dentro de la leyenda urbana en que se convirtió su vida, lo hacen poseedor de una clínica de cirugía estética en Bogotá.
Parecido a ‘Pedro El Escamoso’ se lo encontraron algunos en unas fiestas de Ocaña, antes de salir de un exclusivo hotel de la ciudad hacia el ‘rumbódromo’. Lo compararon con el referido personaje de la telenovela, porque tenía el cabello crecido más o menos a la altura de los hombros. Otros creyeron que era algún cantante o integrante de los conjuntos que actuaron, porque vestía camisa negra de satín, pantalones oscuros y botas texanas en cuero de culebra.
Los artistas presentes en el carnaval lo avivaron. “No le veo nada de malo pedirles que lo saluden”, dijo Diomar García.
Tanto en el Club Cazadores, la discoteca Olympus y la Plaza de Banderas de Cúcuta, como en territorio ocañero y otros sitios de la provincia nortesantandereana, la música suena por los conciertos que monta.
Pérez Mogollón, que en el barrio San Luis era considerado una especia de Papá Noel, siempre estuvo en la mira de las autoridades.
Uno de los primeros señalamientos públicos sobre las supuestas relaciones de Pérez con el narcotráfico, fue por parte del actual alcalde de Bogotá, Gustavo Petro. En 2004, en la Cámara de Representantes, Petro sostuvo que en Cúcuta “los paramilitares actúan de la mano del narcotraficante conocido como El Pulpo”.
LA CAIDA DE SU IMPERIO ECONOMICO
Pero para el 3 de abril de 2018, después de seis años y cinco días de su asesinato, la Dirección de Investigación Criminal e Interpol de la Policía Nacional (Dijín) confirma que Pérez Mogollón, más conocido como El Pulpo, sí fue un narcotraficante de mucho poder en Cúcuta y la frontera colombo-venezolana, que logró construir un imperio económico, no solo en Norte de Santander sino en otras ciudades de Colombia.
Un alto mando de la Dijín le explicó a La Opinión que antes de su muerte fue muy difícil comprobarle algo, porque sus tentáculos llegaban a todos los estamentos y cada vez que le abrían algún proceso o le seguían la pista, era informado y rápidamente se frustraba cualquier acción en su contra.
“En vida, este sujeto tuvo seis investigaciones en la Fiscalía, pero extrañamente todas precluyeron. Era muy difícil adelantar alguna acción contra este señor, así se hiciera desde Bogotá. De verdad que lo mantenían muy bien informado y, además, sus movimientos eran muy bien dirigidos para frenar cualquier proceso”, sostuvo la fuente judicial que hoy tiene en la mira ese imperio económico que montó El Pulpo.
Una de esas investigaciones por enriquecimiento ilícito la tuvo la Fiscalía algunos años antes de que Pérez Mogollón muriera, pero extrañamente la archivó. En 2006, la revista Semana aseguró que este hombre fue retenido a finales de 2005 en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá, por lo que tuvo que rendir indagatoria y luego quedó libre.
Fue solo hasta 2016, cuatro años después de la muerte de Pérez Mogollón, que la Dijín logró que algunas personas entregaran detalles de los movimiento turbios del enigmático empresario cucuteño, donde lo relacionaban con redes del narcotráfico tanto local como internacional y relataban la forma en que adquirió propiedades, hizo sociedades, abrió establecimientos comerciales y otros cuantos negocios, que a la luz del público parecían legales, pero que en verdad fueron logrados con el dinero de la droga.
A Luis Pérez se le relaciona con el manejo de unas ‘ollas’ en Cúcuta, nos dicen que eran alrededor de 32 plazas. Ante todo esto, los investigadores de la Dijín han logrado establecer que el imperio económico que dejó El Pulpo quedó en cabeza de muchos familiares. Para los investigadores es claro que los ‘narcos’ jamás van a poner sus bienes a nombre propio, sino que todo está distribuido en testaferros o en la familia.
Y es que los primeros resultados de esa investigación que se inició hace dos años se dieron entre el 5 y 15 de febrero de 2018, cuando varios hombres del grupo de lavados de activos de la Dijín se desplegaron por Bogotá, Yopal, Bucaramanga y Cúcuta para hacer cumplir las órdenes judiciales que le avaló un juez a la Fiscalía 39 de la Dirección Especializada de Extinción del Derecho de Dominio, para ocupar los bienes que pertenecerían al Pulpo, pero que estaban a nombre de algunos testaferros.
El informe policial señaló que los bienes ocupados y que quedaron con medidas cautelares de embargo, secuestro y suspensión del poder dispositivo son: dos apartamentos, una bodega, dos casas lujosas, cinco locales, 14 vehículos y tres sociedades y establecimientos, todo avaluado en $15.000 millones. “Todo esto fue adquirido desde 1994 por la organización delincuencial organizada, dedicada al narcotráfico”.
El oficial de la Policía que tuvo bajo su mando esta operación, manifestó que cuando iniciaron las acciones quedó preocupado, “pues cuando entramos a un apartamento en Bogotá estaban las maletas empacadas, lo que nos indicó que la información sobre el procedimiento para ocupar los bienes fue filtrada, por eso cuando llegamos no encontramos a nadie. Ninguno de ellos nos dio cara”.
Y agregó: “esto nos deja ver que estamos teniendo unas fallas y eso que lo estamos manejando desde Bogotá. ¿Cómo es posible que tan pronto decidimos proceder contra esos bienes, los alertaron?. Por eso nos tocó agilizar todo”.
Cuando los investigadores ocuparon algunos bienes en Cúcuta quedaron sorprendidos, pues jamás pensaron encontrarse con una vivienda y una oficina tan lujosas. “Cuando llegamos a un condominio, donde también vive el gobernador (de Norte de Santander), nos encontramos con que la casa era la más grande y llena de lujos, pero lastimosamente al entrar la caja fuerte estaba abierta, los aires acondicionados le fueron arrancados, se llevaron todo, pero la sorpresa más grande fue cuando entré a una oficina que está en el segundo piso del restaurante Tizón del Gordo y encontramos un jacuzzi, un baño turco, un sauna y una cama doble”, contó la fuente judicial.
Una vez esta operación de extinción de dominio terminó, varios abogados se pusieron al frente y “es con ellos que estamos hablando, porque ninguno de los titulares de esos bienes ha querido enfrentar las cosas, para que nos expliquen cómo los adquirieron y por qué se evadieron cuando se hizo la operación”.
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