Pero la crónica de hoy nos ocupa de lo que sucedía en la época anterior a la constitución del equipo y de cómo se desempeñaba el deporte de la número cinco durante la primera mitad del siglo veinte, en la ciudad de Cúcuta. Pues bien, antes de que se decidiera la construcción de un escenario para la práctica de los deportes, éstos que eran mas bien pocos, entre ellos el atletismo cuyo desarrollo fue incipiente, pues solamente se realizaban algunas competencias de fondo por las empedradas calles; el basquetbol que se practicaba en algunos colegios, especialmente en el Sagrado Corazón y el fútbol cuyo principal escenario era la Plazuela del Libertador, ubicada en el lugar donde hoy se levanta el Palacio Nacional, lugar en donde se colocaban las porterías cuando se programaba un partido, pero que también se escenificaban allí actos oficiales, militares y cívicos, además de desfiles, corridas de toros y cuantas actividades que congregara las multitudes del momento.
El primer impulso que se propició para el desarrollo del fútbol lo constituyó la creación de la Junta de Fomento del Deporte, entidad que fue creada por el Concejo Municipal en 1942 y que estuvo integrada por las personalidades más relevantes de esos días, entre quienes se contaba a José Manuel Villalobos, director y propietario del periódico ‘Comentarios’ como presidente, Alejandro Gutiérrez Calderón como vicepresidente y los señores Carlos Ramírez París, a quien todavía no apodaban ‘Trompoloco’, Rafael Moreno, el farmaceuta de la calle doce, Eugenio Sandoval Ferrero y como secretario Rafael Cárdenas.
La primera labor que realizó con éxito esta Junta fue iniciar en firme la construcción de un estadio, al que posteriormente se conoció con el nombre de General Santander y cuya contratación, construcción y diseños fueron obra de los afamados ingenieros del momento Víctor Pérez Peñaranda y José Faccini Andrade. El contrato inicial incluía, edificar el frontis, la parte de las tribunas, especialmente las de sol y las cubiertas de sombra, la cancha de futbol, es decir, la gramilla y la pista atlética.
En lo deportivo, la Junta tuvo el indiscutible acierto de contratar los servicios del mejor entrenador de futbol del momento, quien había llegado a la ciudad unos dos años antes, contratado para adiestrar y orientar los equipos que competían en los torneos locales, que las ligas programaban, tanto a nivel nacional como departamental. El profesor Eloy Ronquillo había logrado obtener brillantes victorias con los conjuntos de la región y había conseguido posicionar algunos jugadores locales a nivel internacional, claro, en los seleccionados nacionales que competían en torneos del exterior como ‘Gallito Contreras’ y Pedro ‘Cajurra’ Díaz.
Fue, precisamente, por los resultados obtenidos en las ‘olimpiadas’ realizadas en Bucaramanga, durante el Campeonato Nacional de Futbol, en los primeros años de la década de los cuarenta, donde el equipo nortesantandereano ocupó la tercera posición por encima de los oncenos de mayor jerarquía, como eran los de Cali, Bogotá y Bucaramanga, además de otros cinco de menor importancia. Fue superado por el equipo de Santa Marta que resultó campeón y de Barranquilla que ocupó el segundo lugar.
La dedicación del profesor Ronquillo en los equipos de ese tiempo, Unión Petrolera, Guasimales, Alfa e Incognito, entre otros, era extraordinaria y el reconocimiento que le hacían los dirigentes y demás miembros de las ligas era innegable, por esa razón, cuando el Concejo Municipal, quiso en 1945, cancelarle en contrato, con el argumento de la falta de presupuesto, se armó un movimiento de grandes proporciones que buscaba la revocatoria de la decisión, que finalmente se dio y el profesor Ronquillo pudo continuar con su trabajo en favor del futbol de la ciudad.
Fue para reforzar la continuidad del entrenador que se programó para los primeros días del año 45, un partido con el equipo Santafé de la ciudad de Bogotá que era el subcampeón cundinamarqués. El día de año nuevo se enfrentó con el Guasimales, en un partido que generó toda clase de emociones, pues fue intenso desde el primer momento y al final resultó ganador el local por 3 goles a 2. Este partido constituyó el ‘abrebocas’ del torneo interdepartamental que se había programado en la temporada de ese año, pues el primer partido debía jugarse contra el Unión Petrolea que también gano el cotejo. Estos partidos se jugaron como parte de los preliminares del Campeonato Nacional que se realizaría en la capital de la república a mediados del año.
En esos días, las estrellas del balompié o ‘cracs’ como los llamaba la prensa, eran Hernando Lara Hernández, declarado el ‘señor centro delantero del año’, ‘el gran guardameta’ Lucio Andrade, Manuel F. Dávila ‘el zaguero de todos los tiempos’, Guillermo Avendaño ‘el mas juvenil de los cracs’ y los populares Carlos Luis González del Unión Petrolea, Hugo Uribe defensa del Guasimales, Anselmo Contreras, ‘Palito’ Medina y el ‘Chato’ Hernández.
Los dirigentes, Alfonso Briceño y León Llach Castro de Unión Petrolea, Hernando Lara, que además de jugador era el presidente del club Guasimales mejor dicho, el dueño del balón; Mario Canal dirigía el Alfa F.B.C. y finalmente Jorge Escobar ¿Manino? y Alfonso Cárdenas eran los mandamases del Club Incógnito.
En 1949 cuando se conformó la primera plantilla del club profesional Cúcuta Deportivo, el profesor Eloy Ronquillo fue vinculado al cuerpo técnico que dirigía Miguel Olivera y desde ese instante comienza la historia del futbol profesional en la Perla del Norte.
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