Hugo
Espinosa Dávila
¿Y cómo localizo a ese ingeniero Julián Caicedo? le
inquirí al Presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas de entonces (1972),
Don Numa P. Guerrero, quien como Asesor Técnico de esa Entidad, Rectora del
Ornato en Cúcuta, me había ordenado ponerme a su disposición para coordinar,
sugerir y suministrar el distinto material vegetal para las instalaciones
(próximo a inaugurar), del C.C. Bolívar y en especial, el Almacén Ley.
“Quien esté vestido de pantalón y camisa caqui”. . .
“Ah, y vaya detrás de él hablándole, pues no se queda quieto ni un momento”.
Ese fue el “santo y seña” del exalcalde Numa P. Guerrero.
“Yo lo conozco” - me dijo Luis, el conductor de la
camioneta de la SMP - y “parece un militar dando órdenes, muy estricto y
exigente” – acotó. Recordé, con ese talante, a algunos de mis profesores,
manizalitas, de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Caldas, en la
cual había cursado estudios entre el 67 y el 71.
Terminada esa “misión”, el mismo directivo de la SMP
fue el mensajero de los agradecimientos, con el recado simultáneo de extenderme
la invitación del querer seguir prestándole mis servicios como Asistente
Técnico de sus cultivos hortícolas en su parcela de recreo en Chinácota. Y su
recomendación final fue: “Fórmese como persona y profesional a su abrigo, ahora
que eres un recién egresado”, me profetizó.
Valoré las palabras de don Numa y ausculté, entre
diversos círculos citadinos, las calidades y cualidades personales y
profesionales del ingeniero Caicedo Arboleda y todas sus facetas apuntaban a la
calificación de “prohombre”, es decir, hombre que gozaba de la consideración,
el aprecio y alta estima de su sociedad. Acepté su gentil invitación, sin considerarla
nunca oportunidad para obtener un estipendio por tales servicios, pues, sólo me
bastaba el favor de su amistad, oír sus consejos y orientaciones.
El Dr. Lucio Julián Caicedo Arboleda, respetó siempre
mis creencias filosóficas y ayudó
a granjearme el
aprecio de su
familia; con el transcurrir de los días, de los años,
también me abrogué el mote de “Jefe Pluma Blanca”, como cariñosamente, a
instancias no cercanas de él, lo referían su señora esposa e hijos.
Además de ser un carismático y por antonomasia blasón
del profesional-empresario, diligente, activo, exigente, honesto como el que
más, de buenas costumbres, fue un esposo, padre y abuelo ejemplar, en quien las
enseñanzas del Maestro Jesús las asimiló como una “Urbanidad de Carreño, Religiosa”,
iniciando su higiene espiritual con la misa diaria a las 7 a.m., en la Iglesia
de Los Carmelitas (Av. 0-Calle 17).
En su hogar, en el recinto-estudio, en unas de las
paredes y adosado a un tablero-corcho, había un mapa unidimensional de la Tierra,
“pinchado” con un sin número de coloridos alfileres sobre aquellos países y
ciudades, los cuales, en su merecidas vacaciones, había visitado. Y me refería:
“Dios me dé vida y licencia para conocer a Australia, las islas de Nueva
Guinea, Nueva Zelandia, etc.”, pues, a la vista de quienes teníamos el
privilegio de ser invitados a su hogar, ese continente no estaba “pinchado”
(digo, con alfileres).
Y es la razón del título de este acápite, pues fue su
constante preocupación, al recorrer esas coordenadas geográficas, no sólo enriquecer
su acervo sociocultural, sino indagar, entre las
diversas observancias, las que pudiesen ser prospectivamente relevantes (entre
otros tópicos las agroecológicas), para adaptarlas, replicarlas o ampliar su
conocimiento en nuestro ecosistema, para el mejoramiento de nuestra calidad de
vida.
Y, por ello, luego de retornar a su querencia, de su
propio y exclusivo peculio, propició (y le acolité, técnicamente), entre 1975 y
1987, los siguientes estudios, de observación y adaptabilidad de campo, en las
zonas circunvecinas a Cúcuta, referidos a los siguientes temas:
·
Oití, planta ornamental y de sombrío. Estudio que se
divulgó profusamente en varias ciudades colombianas donde se adaptó este árbol
para arborizar avenidas. Año 1975
·
Parcelas de mostrativas de adaptabilidad y selección
de mejor semilla de la Higuerilla, con propósitos agroindustriales. Año 1980
·
Cultivo semicomercial del Matarratón, como alimento
forrajero. Año 1982
·
Parcelas de mostrativas de adaptabilidad y selección
de mejor semilla del Orégano, para explotación agroindustrial. Año 1984
·
Pruebas locales de campo de la Sábila en zonas áridas
y semiáridas de Cúcuta, para la adaptabilidad, propagación y producción. Año
1986
·
Pruebas locales de campo de la Jojoba por ser una
especie forestal foránea a nuestro medio ecológico. Años 1984 a 1987
De las conclusiones de este último experimento de
observación y adaptabilidad de la Jojoba en Cúcuta (con proyección a
ecosistemas similares en otras latitudes), dado el interés mundial y
presentación de la ponencia de nuestros resultados en un Congreso Internacional
en los EE. UU (Tucson, Arizona), visitó a Cúcuta el profesor de la Universidad
de Ben-Gurión (Israel), científico Asher Staller; y en su segunda oportunidad,
constatando que los gobiernos de turno y sus entidades oficiales no prestaban
apoyo económico e institucional, entonces, en nombre de la esa Universidad y en
particular del Instituto “Jacob
Blaustein” (para la investigación del desarrollo del Desierto de Negev-Israel),
propuso al Dr. Caicedo le vendiera esos derechos de investigación, a lo cual
contestó: “Si se considera que la humanidad en otras latitudes va a
beneficiarse con estas nuestras experiencias, con la anuencia de Hugo, le
cederemos todas nuestras experiencia de campo de cuatro (4) años”. Al cabo de
un tiempo, me comentó acerca de la nota oficial de agradecimiento remitida
desde Israel.
Por último, el Dr. Julián fue la persona quien
introdujo, entre otras, las siguientes especies vegetales ornamentales y de
sombrío que aún embellecen nuestra ciudad: del Tolima, el árbol “Lluvia de Oro”
y del Ecuador, el Nim o Neem. Y, el promotor regional del cultivo de la
Pitahaya, en su granja de Chinácota, confines comerciales y de exportación.
Aunque en esta última experiencia no lo pude acompañar.
Actividades ésas realizadas por este visionario
prohombre sin pretender ningún reconocimiento y/o aplausos, pues aunque
sobradamente merecidas, sé que era alérgico a ello. Más bien, su santa vanidad
la ostentaba para evidenciar los bellos postulados de nuestro Himno Rotario;
todo lo anterior, como legado y para orgullo de sus hijos y demás familiares,
dejando con su partida al Oriente Eterno, para sus amigos y la ciudad que lo
acogió como su hijo ilustre, una estela de ejemplos, sonrisas y corazones
comprimidos.
SU LEGADO
Transcripciones de las apreciaciones relevantes de
algunos de sus seres queridos:
“Inquieto, vivaz, de palabra fácil y elocuente”.
“En sus recorridos dejó sembradíos de luces de
esperanza”
“En casi medio Cúcuta, donde plasmó su obra, ya como
constructor, ya como promotor empresarial, se siente su presencia de hombre
recto, trabajador hasta el cansancio y, sobre todo, visionario”
“Viajar, conocer otras latitudes, era su sueño
permanente, sólo porque creía que fuera de las fronteras, iba a encontrar
situaciones aplicables a la región: Una semilla nueva de planta o de un
proyecto”
SANDRA CAICEDO GUTIERREZ
“Nunca le gustaban las tareas sencillas o rutinarias,
ni se impuso jamás metas fáciles ni de corto plazo.”
LUIS ALEJANDRO BUSTOS
“Fue el padre ejemplar”.
“La rectitud, honestidad y el diálogo fueron siempre
su bandera.”
“Luego de ofrecernos los pro o los contra de nuestros
problemas e inquietudes, dejaba las decisiones a nuestro libre albedrío; pero
aún así tomáramos la dirección equivocada, siempre estaba allí para guiarnos
nuevamente por el camino correcto.”
ELIANA CAICEDO GUTIERREZ
“Mi padre, al igual que mi madre, se sentían cucuteños
por adopción y amaron tanto a Cúcuta que nunca pensaron regresar a sus ciudades
de origen”.
“Como ingeniero, tuvo bajo su responsabilidad la
construcción de algo más de 55 importantes obras en Cúcuta y su Área
Metropolitana, como son: La Universidad Libre de Cúcuta, Centro Comercial
Bolívar, Telecom de la Av. Cero, Edificio Colegio Médico, reconstrucción del
Palacio de la Gobernación del Dpto. y de la Alcaldía de Cúcuta, reconstrucción
de los Almacenes Ley del Centro (dos oportunidades), el Centro Comercial Oití,
la Urbanización EL Cují, entre otras.”
“Fue una persona estimada y apreciada en la ciudad a
tal punto de ser el Candidato a la Alcaldía de Cúcuta en consenso de diversas
vertientes de partidos políticos.”
JORGE JULIAN CAICEDO GUTIERREZ
“Mi suegro, para mí y sus nietos Santiago y Manuel,
fue un líder, del cual sólo podemos expresar una profunda admiración, que sin
duda alguna, lo recordaremos por siempre por el gran legado que nos dejó.”
MARIA DEL MAR SUSO
“De regreso de los EE.UU. a Ecuador, nos anunciaron la
enfermedad de mi padre; paramos en Cúcuta para saludarlo. Sinceramente fue muy
duro ver esa fortaleza de hombre en su agonía, pero sin embargo aún mantenía su
sentido de humor. Nunca nos mostró una tristeza mayor en su rostro, pues lo que
se veía en él era una visión de MISIÓN CUMPLIDA: Sus hijos ya casados, casi el
mundo entero conocido y muchos libros leídos y con su Skal Club y su Club
Rotario.”
MAURICIO CAICEDO GUTIERREZ
“Julián, más que un maravilloso suegro. . . fue y será
siempre un ejemplo invaluable para mi familia. . . un padre digno de imitar que
dejó una huella en sus hijos.” Parodiando a Goldoni, “El que deja una imagen
suya en sus hijos, sólo muere a medias.”
LUZ AMPARO DE LOS RIOS
“El hombre no sólo es grande por lo que hace, sino por
lo que entrega y hace por los demás.”
MARIA ISABEL JARAMILLO - MAISA
“Las reuniones rotarias, durante más de 44 años, le
permitieron compartir con su grupo de amigos, trabajar en pro de los más
necesitados, crear empresas y multiplicar en la ciudad el legado de Paul
Harris. Un legado que al interior de su familia también lo vivimos y lo
sentimos, tanto que por épocas todos sus hijos y yernos hemos sido y somos
rotarios. Compartimos la filosofía rotaria en reuniones, obras y momentos
especiales como aquel 23 de febrero de 1996, tuve el honor de recibir de sus
manos mi primer Paul Harris.”
XIMENA CAICEDO GUTIERREZ
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
Conocí personalmente a Don Julián y D. Nelly Caicedo en 1966 en Puerto Rico, yo tendría 11 años entonces. D. Julián formaba parte del equipo de Tiro de Colombia en los Juegos Centroamericanos y del Caribe que se celebraron en PR. Estuvieron de visita en casa ya que les unía una amistad con mi papá, Ing. Jorge E. Goyco desde los años 40 cuando Papi trabajó con él en Cúcuta. Recuerdo una anécdota, Julián había ganado una medalla en los juegos y me la mostró, yo quedé fascinada con ella y él muy cariñoso me la regaló. Mi papá no lo permitió bajo protesta de D Julían, pero prevaleció Papi. Igual jamás olvidé su gesto como tampoco el cariño de Nelly, los recuerdo a ambos con afecto.
ResponderEliminarLamento el fallecimiento de ambos, mis padres también fallecieron.
Un abrazo a todos sus familiares.
Saludos afectuosos
Mercedes Goyco Carmoega