La Opinión
Cuando me
encontraba como la mayoría de colombianos, viendo el partido de fútbol de la
selección, tuve oportunidad en casa de unos amigos de coincidir con una de las
glorias de este deporte: Rolando Serrano.
El tiempo que dura el encuentro, es la oportunidad de escuchar de viva voz, lo que ha sido gran parte de la historia del fútbol colombiano, contada por uno de sus protagonistas, de quien podría decirse que, entre las muchas anécdotas con las que deleita una reunión, probablemente una de las que mejor dicen lo que fue Rolando como jugador, fue una, entiendo que a mediados de los años 60, cuando el jugador oriundo de Pamplona, jugaba para el club capitalino de los Millonarios y vino con un equipo de fútbol el rey Pelé. Al final del encuentro, los comentaristas deportivos, coincidieron en el comentario final de lo que fue el encuentro deportivo, “Vinimos a ver a Pelé y terminamos viendo a Rolando Serrano”.
Esa es apenas
una anécdota de las tantas que viven nuestros jugadores de fútbol, que hoy en
día se recrean en la serie de televisión que Caracol emite sobre la selección.
La historia de nuestros jugadores en esos años, los 50, 60 y muy entrados los 70, es la historia de quienes disfrutaban de la fama de ser conocidos por su actividad, pero también es la historia de lo que en ocasiones tenía que hacer el jugador de fútbol, para realizar actividades que nada tenían que ver con ese deporte, y que le permitieren ganar algún dinero de más, para el sustento de sus familias.
Claro, en la época de Rolando no se firmaban los millonarios contratos que hoy en día hacen Falcao y James.
Hay anécdotas, como la de algún jugador del Cúcuta en esa época, que llevaba unas botellas para Bogotá, y cuando llegó al aeropuerto le preguntaron por su contenido: “Es agua bendita agente, nos ayuda a ganar el partido”, le responde el jugador. ¡Pero si tienen es whisky! -ante la evidencia, le responde el agente-. Ante lo cual el jugador con una salida muy nuestra, responde a grito entero: “Se hizo el milagro, se hizo el milagro”.
Rolando Serrano hizo parte de la selección Colombia en el mundial del 62’ en Chile, equipo que pasó a la historia, cuando después de ir perdiendo 4 a 1, con uno de los mejores equipos del mundo en ese entonces, Rusia, y además contaba con el considerado también mejor arquero del mundo, Yashin, nuestro equipo reacciona y logra el histórico 4-4, con un gol olímpico de Marcos Coll, constituyéndose ésta en una de nuestras mejores páginas en la historia deportiva.
Es propio del ser humano con frecuencia incurrir en actitudes de insolidaridad y olvido, y aún más, con quienes, en otros años, nos han dado satisfacciones y glorias en su momento.
Rolando es un hombre que afortunadamente en su vida ha logrado un nivel que, le permite deleitarse con sus anécdotas y recuerdos que son muchos, y también porque de manera afortunada, la vida le ha dado la oportunidad de encontrar un amigo, un cucuteño abierto y solidario, que con su amistad, día a día le hace un reconocimiento a lo que fue su gloria, y quien silenciosamente se ha convertido en un mecenas, de algunos jugadores del Cúcuta deportivo, muchos de ellos ya olvidados, y ese amigo de Rolando, es la voz de apoyo de aquellos que hace algunos años fueron figuras, pero que con el paso de los años no encontraron una buena posibilidad de vida.
Si hay alguien que los tienen totalmente olvidados, a figuras como Rolando, es la clase política, que nunca han pensado en su bienestar, que han celebrado sus goles y triunfos, pero después, cuando más lo necesitan, se olvidan.
Por ahora, muy grato encontrar a una de las glorias del fútbol y que siga ganando Colombia.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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