Sembrados los árboles y desalojados los mercaderes, en la madrugada del 2 de diciembre de 1886, ocho meses después de adquirido el terreno, los mercaderes resolvieron arrancar los árboles recientemente sembrados, con el ánimo de volver a instalarse allí con sus mercados públicos.
Ante tales hechos, hubo la protesta del Alcalde y del Concejo que veían así a perder el principio de autoridad. De inmediato se reunió el Concejo y autorizó al señor Alcalde y a un Juez para abrir la investigación y dar con los responsables de haber arrancado los árboles para castigarlos conforme al Artículo 5 del Capítulo 3o. del Reglamento de Policía que regía para ese entonces.
La investigación dio con los autores y responsables que habían arrancado los árboles, y todos ellos fueron a dar a la cárcel y fueron sancionados a reponer los daños ocasionados, es decir a sembrar nuevamente los árboles y puestos en libertad bajo multa de cinco pesos cada uno.
Empero, el Concejo y autoridades habían prospectado y proyectado la construcción de un mercado amplio para alojar a los mercaderes. Con base en el proyecto de 24 años del año 1872, en que el Dr. Foción Soto, había constituido para ese fin una Sociedad de Accionistas con un capital de $50.000 oro, mediante 2.500 en acciones de a $20.oo cada una. Para el mes de noviembre de ese mismo año de 1872, según informe del Dr. Foción Soto, sólo faltaban por venderse 600 acciones, es decir, los cucuteños habían comprado 1.900 acciones. Lo que permite valorar el espíritu de asociación que existía en esa época para formar y crear empresas.
Es de notar, que el Parque Santander, ha sido duramente castigado pudiéramos decir, en su estructura de belleza, y donde no se ha sabido valorar su contenido histórico.
¿Quién no recuerda la bellísima verja también importada de Alemania con sus bellos faroles, con sus ocho puertas, que hacían armonía con la verja para cerrarlo todas las noches a las 10 pm.
La “genialidad”, lo absurdo, la tozudez y el anti sentido de lo bello y de lo histórico para valorarlo y apreciarlo, en una dizque remodelación en la Administración Municipal de quien desempeñaba la Alcaldía en el año 1932 a 1933, mandó a derribar la verja. Parte de ella, fue a parar allá en el Reformatorio de Menores y más tarde vendida como chatarra y hierro inservible. Ese ha sido uno de los desafueros cometidos contra Cúcuta, contra su belleza, contra su estructura ornamental, contra su estructura histórica, solo falta que la estatua del General Santander, la vendan como chatarra.
“En el mes de septiembre de 1954, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cúcuta, dio a conocer el proyecto que tenía de reducir o disminuir las dimensiones del Parque Santander, con el fin de proporcionar más espacio para el estacionamiento de automóviles y mejorar el tráfico tanto de vehículos como peatones”.
“El autor de este proyecto de reducir tanto el largo como el ancho del Parque Santander, fue el ingeniero de la Sociedad Rafael Jaramillo Cabrales, diciendo que no solamente era para proporcionar mayor espacio al estacionamiento, sino porque se veía como una plaza de pueblo debido a sus largas dimensiones”.
Tanto la ciudadanía como la prensa, protestaron por este intento, y el doctor Luis Ernesto Durán Torres con fecha 24 de septiembre calificó dicho proyecto de absurdo, siendo así como no se llevó a cabo dicho proyecto.
Esta obra de arte, fruto del civismo estructurado de los cucuteños y donde el maestro Rozo Contreras vio plasmado con creces su inquietud y amor al arte, fue estrenada el día 8 de octubre de 1933. Como homenaje a Cúcuta presentó un extraordinario concierto con el mismo personal que lo había acompañado en el primer concierto. Inició el concierto con el estreno de su transcripción para Banda, del Himno Nacional y el Himno de Norte de Santander.
Y, quién lo creyera? Esa bella glorieta, fue destruida por un cucuteño, de esos llamados de “tuerca y tornillo”, un hijo del pueblo llevado a esa posición por recomendación expresa del Dr. Manuel José Vargas, como empleado que fue de su oficina judicial, y quien había llegado a la ciudad con el currículum de archivador de las Naciones Unidas.
No nos explicamos qué motivos, qué razones poderosas o qué conspiración hubo contra el ornato y embellecimiento del Parque Santander, de esa bella “Glorieta”, símbolo pudiéramos decir, del pentagrama musical, y símbolo también del civismo estructurado de los cucuteños. Parece más bien, un sarcasmo, una ironía, una conspiración, o una alergia a esas cosas del arte y del civismo de los cucuteños y de los deportistas que contribuyeron a su construcción.
Fue en aquella administración del año 1964, de un Alcalde a quien llamaron “El Alcalde de las mesas redondas”, señor Carlos Guillén, otros le decían “cara pálida”.
LAS GLORIETAS CUCUTEÑAS
Una de las características principales de la ciudad, de las familias de Cúcuta desde tiempos remotos, ha sido la existencia de las glorietas en el frente de las residencias, adonde por las tardes, de las 5 p.m. en adelante, salía la familia a recibir el fresco de la tarde cuando el sol empezaba a esconderse en el poniente o al declinar en la tarde en el ocaso.
Las señoras y las chicas extendían sus frescas cabelleras al salir del baño sobre los espaldares de las sillas y mecedoras, erguidas y ataviadas con vestidos de céfiro blanco o de olanes en colores, con muselinas y percales importados.
Eso ha sido lo más típico, lo más propio, lo más bello que ha podido tener Cúcuta; las glorietas en los frentes de sus casas.
Como consecuencia de las glorietas, estaban las sillas y mecedoras “de Viena”. Porque era inconcebible una cosa sin la otra. Los almacenes como Cristo Vélez y Cía., Luxemburgo de Cayetano Hernández, José Agustín Berti y otros tantos, eran importadores de estos muebles que han pasado a la historia, para ser remplazados por butacas y poltronas dizque estilos modernos, y así darles el adiós a las bellas sillas y mecedoras “de Viena” tejidas con mimbre americano, finísimo, de fabricación sólida y frescas como no ha habido otras. Sólo como reliquias aún se conservan estas sillas y mecedoras en algunas residencias familiares.
OTRA REMODELACION
En la administración Departamental de María Carmenza Arenas Abello, junio 1975 a julio 1976, habiendo nombrado alcalde de la ciudad al Dr. Sami Sus, el Parque Santander sufrió remodelación con pago por el sistema de “valorización”.
En dicha remodelación (más bien destrucción), se pretendió derribar muchos árboles, y el ladrillo de mosaico finísimo que aún se conservaba, fue levantado para colocar ladrillo de tableta hueco de barro común y corriente, con el concepto de que resultaba más típico.
Se vio hasta la posibilidad de cambiarle la posición de la estatua del General Santander, dizque mirando hacia la Iglesia Catedral de San José. Antes el parque tenía prados, jardines cuidados con esmero, todo eso desapareció para convertirlo en zona dura. Los escaños que conservaba, fruto del civismo y colaboración de las gentes y del comercio, también desaparecieron del parque primero y principal de Cúcuta.
Muy bonito el resumen pero al hablar con odio algunos de los cambios que hubo en el parque pues no me pareció agradable, igual le quite todos esos comentarios negativos para mi informe y de igual manera me ayudo, gracias
ResponderEliminar