Nació en tierras pamplonesas el 5 de marzo 1935. Cargaba en la billetera la Tarjeta de Periodista No. 029, expedida por el Ministerio de Educación Nacional.
-El 7 de junio de 1956, cuatro jóvenes ilusos, pero orgullosos de vestir la camiseta roja y negra, los colores de Norte de Santander, se alinearon en el Parque San Francisco de Bucaramanga, para emprender la odisea de enfrentar la orografía, las planicies y los terrenos quebrados de la geografía colombiana (…), reseñó el 13 de agosto de 2006 en el artículo ‘Pedalazos de 50 años’.
Douglas Superlano, de Cúcuta; Guillermo Rivera, de Bochalema; Gustavo Rojas Pérez, de Pamplona, y Hernando ‘Tribilín’ Barbosa, de Ocaña, se aventuraron en la Vuelta a Colombia. Rojas volvió en otras tres oportunidades.
Al devolver el tiempo para referenciar su recorrido como comunicador, salta a la vista que inició muy joven en oficios relacionados. En los periódicos ‘Sagitario’ y ‘Hoy’ laboró como ayudante de linotipista.
Ligia Echeverría, antigua propietaria del desaparecido Diario La Frontera recordó la vinculación del muchacho pamplonés, de 12 años, quien aprendió a levantar textos en tipo suelto.
“Parra tomó a Gustavo como un hijo. Lo empezó a formar. Le pagó el estudio porque vio que era inteligente y vivo”, dijo ayer la señora Echeverría desde el lecho de enferma.
Entristecida por el súbito fallecimiento de quien ‘consideró su mano derecha’ en el periódico conservador, relató el proceso de aprendizaje que le permitió a Rojas Pérez dar el salto a la redacción.
“Parra vio la aptitud de Gustavo quien tenía el deseo de aprender periodismo. Entonces, lo primero que hizo fue enseñarle a escribir en máquina”.
Luego, según los detalles que se le vinieron a la cabeza, el entonces director lo instruyó en lo relacionado con la redacción de noticias, la ética y la orientación de las informaciones. También aprendió lo relacionado con la fotografía.
“Yo le decía todero”, destacó Ligia Echeverría sobre las capacidades de Gustavo Rojas, quien fuera redactor, jefe de redacción y director encargado del diario que funcionó en la calle 14 entre avenidas tercera y cuarta, de Cúcuta.
El trajinar por los caminos de la comunicación social lo llevaron a desempeñarse como corresponsal de El Espectador, en Norte de Santander.
En la radio, manejó en la Voz de La Gran Colombia, en el noticiero ‘El Tribunal del Pueblo’.
Estuvo al frente de la Secretaría de Prensa de la Alcaldía de Cúcuta durante la administración de José Gélvez Albarracín.
En el campo gremial, se afilió al Colegio Nacional de Periodistas, seccional Norte de Santander, del cual fue presidente, y estuvo vinculado al antiguo Cicrodeportes, reveló Eduardo Jaimes, quien hoy emitirá una reciente entrevista.
El 24 de abril del 2000, Gustavo Rojas Pérez entró a hacer parte de la planta de periodistas de La Opinión.
Cubrió hechos relacionados con las áreas judicial, económica y política, al igual que noticias referentes a Cúcuta y Norte de Santander.
El sábado 27 de noviembre 2010 quedó marcado como el último día de brega periodística de Rojas Pérez, quien el domingo 28 de noviembre en la mañana, a los 75 años, dejó de existir.
En la página segunda consignó las noticias locales tituladas: “Faltan 242 artículos para aprobar”, “Viceministro viene a Cúcuta” y “Presentaron programa Policía Cívica Juvenil en el AMC de Cúcuta”.
Intempestivamente, Rojas Pérez se enfermó en la madrugada del domingo. Recibió atención en la clínica Santa Ana. Como al regresar a la casa, su estado empeoró, los familiares lo volvieron a llevar al médico, pero no pudieron salvarlo.
Le sobreviven su esposa Marta Cecilia Garavito y sus hijos Gustavo, Jhon, Ivonne y Marta a quien inculcó el amor por la reportería gráfica.
Los compañeros del periódico quedaron compungidos con la desaparición del veterano periodista. “Estaba donde el matasanos”, les dijo jocosamente el 27 de noviembre, mostrándoles la bolsa de medicamentos. Esa noche se le vio salir sonriente y hasta ayudó a desconectar las luces del pesebre de la sala de redacción.
En vida se le hizo reconocimiento a su buen desempeño cotidiano en el manejo de la información.
Gustavo Rojas fue un periodista de tiempo completo. Estuvo en todas las áreas de su oficio, sin caer en posturas de envanecimiento, sin incurrir en actos reprochables y sin hacerle concesión a las presiones de quienes les interesa más la distorsión o la tergiversación que la verdad.
La carrera periodística de Gustavo Rojas dejó huellas en Diario de l,a Frontera, la que fuera su casa paterna del oficio. Allí se formó y allí refrendó su vocación y su idoneidad día tras día. Lo hizo también en el radioperiódico El Tribunal del Pueblo, en la Voz de la Gran Colombia bajo la batuta de José Neira Rey, en El Espectador, diario del cual fue su corresponsal en Cúcuta. Finalmente se vinculó a La Opinión con el mismo talante que aplicó a la búsqueda de la clave de los hechos que eran noticia y tras los cuales se movía con la dedicación de un apasionado lúcido.
En Gustavo Rojas habrá que apreciar su fidelidad a la sencillez y a la autenticidad, la trasparencia en su relación con las fuentes, su disciplina en el cumplimiento de los compromisos y su acatamiento a los principios esenciales del periodismo.
Y hay que destacar también en Gustavo Rojas su sensibilidad por lo regional. Tenía conocimiento de los asuntos esenciales de Norte de Santander. Le dolían sus desgreños y sus frustraciones.
Es cierto que “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar que es es el morir”, pero duele la partida de las personas que debieran seguir trazando rumbos.
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