Julio García Herreros/Gustavo Gómez Ardila
Hijo de Julio García Herreros y María Unda; hermano de Carmen, Rafael, Matilde, Miguel, Julio y Ana Elvira.
Un acertado columnista escribió de Antonio, en los días posteriores a su partida que era “El señor que más sabía del paisaje” y otro muy admirado, lo llamó “El cronista de la Villa”, Pero en realidad nos seguimos preguntando ¿Quién fue Antonio?
La realidad es que como todas las personas era un universo, lleno de múltiples facetas. Las conocidas por la comunidad, son las que hoy nos inspiran nostalgia.
Investigador de su historia y humorista sin par en nuestra región. Además funcionario público probo, por cerca de 20 años como secretario general de más de treinta alcaldes en el municipio.
Con certeza se podría decir que fue un ser triste, que comprendía la debilidad humana y se burlaba de ella. Perfeccionista, cumplidor de su deber, pero melancólico perenne. Solo mitigaba su nostalgia y tristeza burlándose de sí mismo y de los demás, en un mundo que no alcanzaba a comprender.
Para entenderlo un poco más debemos recordar que es de la generación que vio nacer el siglo, como quiera que viniera al mundo once años después, cuando Cúcuta contaba con 20.264 almas. Era para la época una ciudad con ferrocarril, empresa de teléfonos, telégrafo, alumbrado público y un trazado urbano ortogonal que facilitaba e intercomunicaba la región, con una fluidez propicia para el comercio.
También era Cúcuta como lo sigue siendo ahora puerto de entrada y salida de mercancías al exterior, por la vía del ferrocarril hacia Puerto Villamizar antiguo San Buenaventura, era el inicio de un viaje que dependía del nivel de las aguas. Tomaba entre 24 horas y cuatro días llegar finalmente a Encontrados, sitio de encuentro del Catatumbo y del Zulia. Allí después de abrirse el rio, se entraba a Lago de Maracaibo en la que se descargaba el café y se embarcaba mercancía europea y americana para emprender el viaje de regreso.
A través de sabatinas conocimos de Biófilo Panclasta, ese loco y desbordado chitarero que trasegó por el mundo entre la fantasía y el heroísmo.
Oímos hablar a través de Miguel Méndez, del genio rabioso de Mojica, el tendero de la calle once, que saludaba con un regaño a sus clientes.
Conocimos de Piringo el salteador que ocurrido el terremoto fue fusilado por el saqueo que realizaba.
Rescató para la memoria al Siete Machos “Jacinto Hernández Contreras” plañidor profesional en los novenarios quien actuando con estola asistía compungido ejerciendo su profesión de abogado en derecho mortuorio y justicia social.
Supimos de Roquito Peñaranda el hijo del millonario de la época, convertido en tigre del rebaño de su padre.
Promovió la república independiente del Zulia, ese sueño binacional de los departamentos de la Guajira, Cesar, Norte de Santander, Arauca, y los estados Mérida, Táchira y Zulia venezolanos.
Alumno de León García Herreros el recordado docente quien le infundió el amor por nuestra lengua materna, cuando el maestro recitándola de memoria cualquier capítulo del Quijote.
Pionero de la fotografía, vestía a sus personajes de época, cuando no existía el photoshop. Recopiló cerca de 5000 fotografías que hoy forman parte de la colección del archivo fotográfico de la Ciudad de Cúcuta.
Todo su trabajo literario se inició en el Seminario Menor de Pamplona, el padre Prefecto nombraba todas las semanas un seminarista para que escribiera en latín un ejercicio literario, que debía leerlo todos los sábados en el ateneo. Esta composición literaria, generalmente comenzaba así: “hodie in Sabatina celebramus...”
Desde entonces y hasta su muerte Antonio convirtió su ingenio en un oficio que le daba licencia para tomarle el pelo a todos los cucuteños y superar así su dificultad real de poderse comunicar con las personas, porque padecía la enfermedad de muchos de mis parientes la cual también padezco que siempre tenemos cara de bravos a pesar de que estemos contentos.
El mismo lo escribió en su propia y personal sabatina, “los García Herreros vivimos muy ufanos con nuestro apellido. Y vaya que tenemos razón si nuestra familia es de ejecutorias de una antigüedad incalculable. El primer García Herreros que vino a América, se llamaba también Antonio y era un hombre intrépido, de un genio condenado y de muy precaria cultura, viajó precipitadamente desde España en forma asaz sospechosa. Yo no pude averiguar que sugestivo misterio rodeaba a este mi ilustre antepasado, pero es lo cierto que en mi casa, cuando era yo niño y preguntaba por don Antonio, carraspeaban y cambiaban la conversación”.
De él ha escrito Gustavo Gómez Ardila:
¨Alguna tarde me lo topé en el parque Santander de Cúcuta. Él llevaba alguna de sus últimas Sabatinas y yo alguna de mis primeras columnas. Descansamos del calor junto a la fuente triste y seca de la mitad del parque, de pie, porque en la última remodelación de entonces no le habían hecho bancas. Cada alcalde manda en su cuarto de hora, decían cuando eso.
Una de las cosas que le pregunté fue cómo se escribía su apellido.
-Como usted quiera –me contestó-. Unido, separado, con rayita, como sea.
Y, bajando la voz, como en una confesión, me dijo algo que después lo leí en una de sus viejas revistas: “Los García Herreros vivimos muy ufanos con nuestro apellido. Y vaya que tenemos razón, si nuestra familia es de ejecutorias de una antigüedad incalculable”. Yo no sé si lo dijo en serio o mamando gallo, pero aún hoy no he podido entender lo que quiso decir con eso de ejecutorias de antigüedad incalculable. Pero creo que tuvo razón cuando pienso en el gobernador García Herreros, en el director de la Biblioteca, García Herreros, en el padre García Herreros y en muchos otros y otras García Herreros que conozco.
Hablamos aquella tarde de lo difícil que es escribir humor (no hacer chistes, que es otra cosa), pero de lo rico que se siente al ver que uno contribuye a poner un toque de alegría en medio de tantas penurias y tristezas.
Me confesó que se había ganado algunas enemistades a causa de los comentarios que hacía en Sabatina, pero que no los hacía de mala fe sino en busca de conseguir sonrisas. Después de algún tiempo, algunos de quienes se habían sentido ofendidos volvía a ser sus amigos y, casi siempre, mejor que antes.
Me aconsejó algo, que todos los escritores humoristas aconsejan: Aprender a reírse de uno mismo, antes que de los demás. Ser sencillos. Quitarse la solemnidad que muchos llevan como la piel, pegada a su cuerpo. Y contar en los escritos lo que muchos no cuentan ni a sus mejores amigos. Así, francote, con seriedad de buen humorista, me dijo varias cosas:
-Me tocó cargar toda la vida con un nombre de toldero: Todos los tolderos (vendedores en toldos) se llaman Antonios.
-Tengo la cabeza larga porque me dejaron mucho tiempo, en la cuna, de un solo lado.
-Una vez, por teléfono, desafié a pelear a un tipo que me insultó. Le puse una cita en una cancha, para darnos golpes. No sé si cumplió la cita.
Antonio García Herreros fue un gran humorista. El más grande humorista de Norte de Santander. Se burlaba de él mismo, de su familia, de sus amigos, de todo el mundo. Pero no ofendía. Hablaba de política, de religión, de cosas triviales y cosas importantes. Le buscaba la comba al palo para que los lectores disfrutaran con sus escritos.
Nació un día de mucho sol y mucho viento, un día de agosto de 1911.
Autores
Algunos de los autores que escribían la revista Sabatina:
David Bonells, Bettina, César Darío Gómez, Orlando Arenas, Rafael Galvis Manosalva, Luis Miguel Marciales, Luis Raúl Rodríguez Lamus, Sixto Jaramillo, Ramón Pérez Hernández, Julián Caicedo Arboleda, Laura Cuberos de Ochoa, Rafael García Herreros, María Cristina de Peñaranda, Orlando Arenas Alarcón, Nohema Pinedo de Lamus, Luis del Valle, H. Adriana Álvarez, Miguel Méndez Camacho, José Atuesta (Fotógrafo), José Algarra (fotomecánico), Alvaro Villamizar Suarez, Lucio Pabón Núñez, Germán Arciniegas, Emilio Osorio Quintero, Laura Villalobos de Álvarez, Eduardo González, Garefe, Juan Parra, Julián Martínez
Su repertorio
• Cúcuta actualidad y perspectiva Archivo Municipal, imprenta municipal 1964
• Limites del Municipio de Cúcuta - Villa del Rosario Archivo municipal Cúcuta agosto 1965
• Limites del municipio de Cúcuta, Cúcuta - Sardinata Archivo municipal, Cúcuta noviembre 1965
• Ejidos municipales Publicaciones oficiales 1968
Inventario de los bienes inmueble del municipio. Publicación oficial 1968
• Pasado y presente
Canal Ramírez Antares. Bogotá julio 5 de 1970
• Libro del club del comercio
Talleres gráficos. Imprenta Bogotá 1980 Colombia
•Cúcuta 250 años Intergráficas ltda. 1983
•Libro de sabatina segunda edición aumentada y corregida. Imprenta departamental, Cúcuta 1985
•40 números de revista sabatina desde 1975 cuando lo jubilaron del municipio hasta antes de fallecer
en 1987.
Recopilado por : Gastón Bermúdez V.
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