Sostuvo este periódico que la determinación tomada por el pueblo católico obedeció a que en el curso del día se dijo que al día siguiente, la prensa liberal redoblaría sus ataques al padre Mendoza. El día 26 de marzo en el senado de los congresistas Sicard y De Greiff, presentaron una proposición citando al señor Ministro de Gobierno, para que informara sobre los sucesos del 23 de marzo en Cúcuta, pero, como el Senador Peñuela quisiera agregar a la proposición anterior, que debía dar cuenta de las medidas tomadas sobre este atentado criminal, ambas proposiciones fueron negadas.
El grupo que había realizado el ataque a “LA MAÑANA” una vez consumado éste, se dirigió a hacer otro tanto a la imprenta de “COMENTARIOS”, pero nada hizo, porque allí estaba la señora de don José Manuel Villalobos, el director del periódico, y no quisieron faltarle al respeto a una dama.
La concurrencia a la manifestación constaba de unas 300 personas, entre las cuales había mujeres y niños. Se dirigieron a la imprenta dicha, situada en la calle 10 entre avenidas 6a. y 7a., contigua a la Zapatería “La Bota Negra” de Ramón Pelayo. Forzaron las puertas, las derribaron al suelo, rompieron máquinas y tiraron chivaletes a la calle.
De parte de las autoridades se hicieron presentes en el lugar de los hechos, el alcalde Jesús Omaña G. y el jefe de la Guardia Civil, Carlos J. Luna con 4 agentes, los que fueron insuficientes para oponerse a los asaltantes. A la hora de consumados los hechos, se hizo presente el ejército, pues aún cuando el señor Alcalde Omaña, pidió su ayuda oportunamente, se le contestó que solamente por orden del Gobernador podrían intervenir.
Cuando los pelotones del Ejército se presentaron en el parque Santander, los liberales se habían reunido en un costado y los conservadores en otro. Entonces el señor Gobernador que acababa de llegar, al ver los dos grupos, se dirigió por la mitad del parque al establecimiento La Siberia, situado en el costado norte, y allí alcanzó a divisar al Dr. Luis Buenahora, que era el corresponsal de “El Espectador” y le dijo: “Contribuya usted, a salvar esta situación”. Luego se dirigió al general Emilio López que acompañaba a Buenahora, y le dijo que era necesario evitar a todo trance un conflicto y dispersar a la multitud. Contestó el general López que estaban defendiendo los derechos ultrajados y resueltos a ir a los mayores extremos en guarda del honor liberal.
Poco después dijo el general López al general Valencia: “Usted sabe general que la vida me importa un níquel y que defiendo solamente los fueros liberales, y estamos resueltos a no tolerar la más pequeña ofensa, pues ya está rebozada la copa”. Al oír estas respuestas con el tono airado de López, los conservadores se acercaron y le pidieron que respetara al Señor Gobernador. También se acercaron los liberales pidiendo respeto para el general López. Pidió entonces el general Valencia a don Emilio que hiciera retirar a las masas liberales, a lo que contestó que primero hiciera retirar la política.
Ante esto resolvieron entrar a un reservado del establecimiento tanto el Gobernador como sus secretarios y el general López y los suyos, donde después de conversaciones, acordaron que al día siguiente se reunirían en el despacho de la Gobernación, tanto los representantes liberales como una comisión de la Curia, a fin de tratar sobre las medidas conducentes que debieran tomarse. Después de esto, tanto el Gobernador como el general López hicieron dispersar por igual toda la gente.
Al día siguiente de los hechos, o sea el 24 de marzo, los diputados Serrano y Molina presentaron la Proposición siguiente:
“La Asamblea del Norte de Santander, en guarda de las garantías constitucionales, y muy especialmente de las concedidas a la prensa del país, consigna una enérgica protesta contra el total destrozo de la imprenta de “LA MAÑANA” y deja constancia de su patriótica censura contra estos actos incalificables, que desdicen de la cultura cívica del pueblo nortesantandereano, y los reprueba, sea cual fuere su origen”. La proposición fue sustentada por el diputado Jorge Lamus Girón e impugnada por el diputado Luís Eduardo Romero. Se aprobó por todos los votos menos dos.
Al día siguiente 25 de marzo, “EL POPULAR” arremetió contra los diputados conservadores que firmaron la proposición anterior, y que fueron José Rafael Unda, José de Jesús Serrano, Molina, Nicodemus Rangel Acevedo y Arturo Bueno.
Alfredo Lara rindió una declaración sobre los responsables de los destrozos al periódico “LA MAÑANA”. Dijo que al oír gritos en la esquina del Granito de Arena, se había acercado y enterado de los insultos que en aquellos momentos el Padre Mendoza dirigía contra la prensa y los liberales de Cúcuta, lo mismo que de la incitación hacia los católicos para que defendieran a los Ministros de Dios, advirtiéndoles que debían proceder como hombres si no querían mañana llorar como mujeres lo que no habían defendido como machos.
Aseguró con juramento que a continuación los manifestantes, se habían dirigido a la imprenta de “LA MAÑANA”, encabezados por Luís Felipe Figueredo, Juan Crisóstomo Figueredo, Alfonso Ramírez, Abigail Ramírez, Carlos Pérez y Antonio Avendaño, siendo éste último el primero en forzar y derribar una de las puertas de la calle en la casa de la imprenta. Estos señores señalados como responsables por Alfredo Lara fueron reducidos a prisión el 27 de marzo, pero poco rato después, fueron puestos en libertad, según las afirmaciones del corresponsal Buenahora, porque fueron fiados por otros de los atacantes de la imprenta.
Al cumplirse un año de los anteriores sucesos, “LA MAÑANA” lanzó una edición especial para conmemorar el primer aniversario de la destrucción de sus talleres, reproduciendo la mordaz caricatura del Padre Mendoza, con la leyenda inferior que decía: “EL AMO DE LA PARROQUIA”. También publicó fotos de la nueva imprenta y de sus colaboradores.
Con motivo de este aniversario se suscitó en la Asamblea una discusión violenta entre los diputados liberales Guillermo Peñaranda Arenas y Bayona, y el diputado conservador Luís Eduardo Romero, quien pidió respeto para el meritísimo vicario, a quien tantos beneficios de orden religioso, moral y material debía la ciudad.
La destrucción de la imprenta de “LA MAÑANA” trajo muy malas consecuencias para el Pbro. Dr. Demetrio Mendoza, pudiendo decirse que fue el 3 de abril siguiente a estos sucesos, el padre Mendoza había hecho convocar una convención conservadora disidente, sostenida por el periódico de la parroquia de San José llamado “EL POPULAR”, en apoyo del Gobernador Valencia y del ex-ministro Manuel María Valdivieso. El periódico “EL TRABAJO”, que era directorista, era opuesto a esta convención disidente y atacaba al general Valdivieso echándole en cara, que había sido el patrocinador de la separación de la Provincia de Pamplona en años anteriores.
Con el fin de obtener esta convención conservadora disidente, el ministro de Gobierno Dr. Miguel Abadía Méndez, se dirigió al Arzobispo Primado para hacerle ver la tendencia política de que aquella convención fuese aplazada. El Sr. Arzobispo se dirigió al Sr. Obispo de Pamplona, y éste dispuso la suspensión del periódico “EL POPULAR”, cuyo último número salió el 11 de junio del año 1925, lo mismo que el cambio de párroco en Cúcuta, Pbro. Dr. Demetrio Mendoza, que fue remplazado por el Pbro. Dr. José Santos Valderrama, cuyo nombramiento se produjo el 27 de junio y su posesión el 15 de julio.
Al Dr. Presbítero Demetrio Mendoza se le olvidó que los vicarios de Cristo están para salvar almas e instaurar el reino de Dios; en los mandamientos no se habla de hegemonías políticas, ni de reaccionarios godos. ]Que horror. Y nos asustamos de los crímenes de la modernidad. A este crimen contra la libertad de opinión y pensamiento, cómo deberíamos llamarlo?
ResponderEliminarjajaaj ...y la lgodería de San Luis tiene el busto en el atrio de su iglesia, como símbolo de santidad, de servicio a la comunidad y ejemplo de lo que debe ser un dignísimo padre de la iglesia. Menos mal que todos no fueron, y muchos no son como este espécimen.
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