Tanto la introducción como la salida de mercancías, se hacía de manera ventajosa para los comerciantes colombianos, así como para los venezolanos asentados en el occidente de ese país, pues era el camino más expedito, más económico y más rápido para ese tráfico, debido al uso mixto del ferrocarril y el trasporte fluvial y lacustre. Esta situación incentivó el establecimiento de casas comerciales que servían de mayoristas para el resto del país y como era de prever, la ubicación de sus puntos de exhibición y de ventas debía ser tan estratégica como fuera posible y por ello, todas se ubicaron alrededor del parque principal y frente a las vías del tranvía –que era una extensión del tren- lo que les permitía el cargue y descargue sin tener que efectuar desplazamientos adicionales. La primera casa comercial ubicada en la dirección que hoy nos concierne fue la Casa Riboli y hasta donde he podido investigar, uno de los socios era don Tito Abbo padre, que se instalaron en 1854, en una vetusta casa de adobe, en la cual atendieron a su clientela, durante casi noventa años.
A finales del año 43 del siglo pasado, la Casa Riboli cerró sus puertas y los hijos de don Tito, decidieron continuar con la tradición familiar y construir, en el mismo sitio, una edificación que fuera más moderna y que conjugara las necesidades de sus clientes, dadas las nuevas condiciones que se imponían en esa época, debido a las dificultades que se originaban en Europa y los Estados Unidos como consecuencia de la guerra que se estaba librando.
En el diseño y la construcción del moderno edificio, de dos plantas, intervinieron, el ingeniero-arquitecto Víctor Pérez Peñaranda como director de la obra, José Faccini Andrade, el maestro constructor y el arquitecto Herbert Ramprich quienes dirigieron a un numeroso grupo de obreros y albañiles que lograron sortear con éxito las dificultades propias de la época y presentar a la sociedad cucuteña el más bello edificio del momento.
Una vez terminada la construcción, su amueblamiento y dotación, así como el surtido de las mercancías, escasas entonces por la situación antes referida, se importaron, en su mayoría de los Estados Unidos, pero buena parte se compró en las grandes ciudades del país, especialmente en Medellín, donde estaba radicaba gran proporción de la producción nacional, esencialmente en cuanto a textiles y confecciones se trataba.
La inauguración se hizo el sábado 28 de octubre de 1944, a las cinco de la tarde, con la asistencia de las autoridades civiles, militares y eclesiásticas y un importante número de personajes de los distintos círculos sociales, políticos y comerciales de la ciudad y la región.
Durante el evento inaugural se produjo la bendición del local por parte del Padre Daniel Jordán, quien más tarde intervino con un discurso de apertura en el que, como en todos ellos, hizo gala de sus dotes como orador, en el que puso como ejemplo de civismo y amor por la ciudad, la entrega que hacían los señores Abbo, don Tito Jr. y su hermano, de esa construcción. Sirvió su alocución para recordarle a los asistentes, que la ciudad no podía seguir ‘en la época del terremoto’, en alusión a quienes se habían enriquecido sin dejarle ninguna utilidad de progreso. Hizo un alto elogio de los profesionales constructores, Víctor Pérez y José Faccini y los puso como ejemplo a seguir, especialmente entre los comerciantes que allí se habían congregado.
El edificio estaba adornado con el pabellón de Colombia en su frente principal, en el punto donde se cruzan las dos vías y en la parte superior del elegante salón de entrada, fueron colocados los retratos de los dos próceres más representativos de la región, Santander y Bolívar, cada uno acompañado de su respectivo tricolor nacional.
Por su parte, los anfitriones agasajaron a sus invitados con champaña francesa, que aunque traída con dificultad, lograron conseguirla y algunas de las viandas locales, así como algunas importadas, específicamente de España, como jamones y embutidos, aceitunas y algunos enlatados con pescados y frutos del mar, tradicionales en ese país. Todos los productos que más tarde serían ofrecidos en el almacén que en adelante se llamaría Tito Abbo Jr. y Hermano Ltda.
En el discurso de inauguración, don Tito Abbo Jr., agradeció en primer lugar, al gobernador, por su presencia y al grupo de sacerdotes, encabezados por el padre Jordán por la bendición impartida, lo que según él, le daría al negocio la protección divina y le auguraría éxitos futuros sin límite. Posteriormente, rindió un justo y merecido homenaje a los constructores, pero especialmente, al grupo de obreros, sin los cuales, materialmente no habrían podido desarrollar la obra. Como al comienzo del acto se había entonado el Himno Nacional, don Tito, en un gesto caballeroso insinuó que era un himno al trabajo ennoblecedor de la actividad humana y la expresión más sincera de la simpatía y el cariño que le profesaban a esta noble tierra nortesantandereana. Y con el consabido brindis, el almacén quedó oficialmente inaugurado y a disposición del honorable público.
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Abbo, Tito (Junior) Tito Abbo Fontana nació en Maracaibo en 1890 y
murió en esta misma ciudad el 7 de abril de 1991. Sus padres el italiano don
Tito Abbo y Adela Fontana. Hermano de Adela, Luis, Enrique y María. Empresario,
comerciante e industrial. Heredero
de una tradicional y arraigada actividad familiar, dirigió con sus hermanos las
empresas Tito Abbo & CO. Sucesores y Tito Abbo Jr. & Hermano. Éstas
tuvieron dos modernos edificios en las ciudades de Maracaibo (1939) y de Cúcuta
(1944), firmas ya centenaria en tradición, fundada en 1854 por su padre, Ríboli, Abbo
& Cía, y dedicada a negocios de importación de víveres,
mercancías secas en general y licores en su casa matriz; a la importación de
materiales de construcción y ferretería, a través de su filial la S.A. El
Diamante. También tuvieron negocios de exportación de café colombiano y
venezolano, y de consignación de mercancías de tránsito.
En la
década de los 40 las empresas extranjeras en Venezuela sufrieron los rigores de
pertenecer a una LISTA NEGRA, que era una nómina de firmas y personas que
emitían los gobiernos de los Estados Unidos e Inglaterra, sospechosos de
pertenecer a sus países enemigos, Alemania, Italia y Japón, en la cual se
prohibía cualquier contacto financiero y comercial. El 15 de mayo de 1943 aparece
en el semanario La Espuela de Maracaibo, un ataque contra don Tito Abbo donde
lo acusaban de proveer mercancía a empresas que pertenecían a esa lista, y se
extrañaban que no estuviera incluido a pesar de su nacionalidad italiana,
además los señalaron que colocaba a su hijo Tito Abbo Jr. al frente de las
actividades comerciales, aprovechando su nacionalidad, por lo que era utilizado
como mampara para ocultar dichos manejos.
Sin embargo nunca fue incluido, aparentemente porque llegó a un entendimiento sospechoso
con el cónsul norteamericano en Maracaibo.
Tito Abbo
Junior se desempeñó como Presidente de la Cámara de Comercio de Maracaibo
(1968). Fue el creador de las industrias Jatu (flecha en guajiro), planificadas
desde 1955 e inaugurada en noviembre de 1977, como los fabricantes para
Venezuela de los productos Arrow, empresa que logró obtener primero y segundo
lugar en calidad, de las 27 licencias otorgadas para todo el mundo, por la
Cluett Peabody International. Esa gran empresa está presidida por su heredero
Víctor Abbo y Manuel Medina como Vicepresidente Ejecutivo. Estas empresas continúan
bajo el nombre de Tito Abbo Jr. & Sucesores, tras la muerte de Luís A. Abbo
Fontana en 1993, con la tradición familiar de un ilustre apellido ligado al
comercio y a la industria en el país. (Portal Cámara de
Comercio de Maracaibo y otras fuentes) |
Esto fue escrito por el Historiador Jesús Semprún de la Ciudad de Maracaibo, estado Zulia, Venezuela, veo que Ud. "recopiló" , sin embargo, sería conveniente escribir el crédito que le corresponde al escritor Jesús Semprún. Gracias y excelente Blog.
ResponderEliminarDON TITO ABBO Y SU ESPOSA DOÑA SILVIA VIVIAN EN LA AV EL MILAGRO EN UNA HERMOSA QUINTA AL FONDO DE ESTA ESTABA LA DE LUIS ABBO LAS CUALES QUEDABAN AL LADO DEL HOTEL DEL LAGO Y HOY EN DIA YA NO EXISTEN YA QUE FUERON DEMOLIDAS Y CONSTRUYERON UN EDIFICIO... :'(
ResponderEliminarFerretería Tito de la calle 12 imagino será herencia de esta gran familia de comerciantes, o estoy equivocado?
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