Gerardo Raynaud D.
En la foto de 1963, 3º izq. a der. el autor de esta crónica Gerardo Raynaud
cuando incursionó en el ciclismo, dirigido por el campeón olímpico el francés
José Beyaert
Culminada la primera Vuelta a Colombia el año anterior, el furor por el
ciclismo se había apoderado de todas la grandes ciudad de Colombia, máxime
cuando se decía que ésta era una aventura imposible, de cuya realización se
venía hablando desde el año 40.
Cúcuta no se quedó atrás así pues, la liga local entusiasmada, propuso a
comienzos de 1952 la primera gran prueba a realizarse en estas carreteras, que
si bien no eran las mejores, por lo menos cumplían con su propósito de unir las
remotas poblaciones entre sí, para beneficio de sus habitantes y de su
incipiente economía.
Dos eran las estrellas nacionales en el deporte de las bielas.
El ‘Zipa’ Efraín Forero, ganador de la primera Vuelta a Colombia y el campeón
olímpico de ciclismo de los pasados Juegos celebrados en Londres en 1948, el
francés José Beyaert.
Empezando el año se programó la segunda Vuelta a Colombia, esta vez, con
presencia de ciclistas internacionales integrada por una cuarteta de argentinos
y el campeón olímpico.
Conocí a José Beyaert en el año 56, cuando ya retirado del ciclismo activo,
desempeñaba las funciones de entrenador de la Federación de Ciclismo y
preparaba la primera delegación de ciclistas colombianos a una olimpiada, la de
Melbourne.
Posteriormente vino a la ciudad, primero en 1960 cuando la Vuelta a Colombia
partió por primera vez de esta ciudad y posteriormente en el 63 con ocasión de
la segunda partida de una Vuelta de esta ciudad, esta vez para quedarse
entrenando a los crédito locales durante los siguiente dos años.
Conocía de la amistad que lo relacionaba con los hermanos Bitar, Jorge y
Nicolás, a quienes llamaban ‘los turcos’, pero desconocía su historia. Y
dos eran también las estrellas locales, los hermanos Bitar y aunque había en
escena un tercero, Elías este no brilló como sus hermanos en este exigente
deporte.
A partir del mismo momento, en el que se decidió participar de las actividades
ciclísticas, sin que existiera la Liga local, las empresas, especialmente los
medios, se dieron a la tarea de gestionar algunos eventos de manera que se
sintiera la promoción del deporte de moda.
Por ello, comenzaron por programar algunas pruebas cortas entre las cuales
la más significativa fue la ‘Doble Vuelta a la Frontera’.
Esta carrera tuvo un recorrido de 67 kilómetros, empezando en Cúcuta y
recorriendo la frontera hasta la población de Ureña, trasladándose luego hasta
San Antonio del Táchira para regresar a la ciudad.
Entiéndase que el recorrido era por la vieja carretera internacional que
pasaba por Villa del Rosario, El Escobal y San Luis y regresaba a la ciudad por
el puente de San Rafael.
Participaron 40 ciclistas, todo un récord para la época y aunque solamente
llegaron 33, la competencia constituyó un rotundo éxito para los organizadores,
quienes habían logrado la colaboración de las grandes empresas de la ciudad.
La competencia fue ganada por ‘el turco’ Nicolás Bitar y en el podio
estuvieron Jesús Alfonso Ramírez a quien le ganó en el ‘sprint’ final y
cerrando Jorge Solano a un minutos de los ganadores.
Por el Diario de la Frontera corría José de la Cruz Cuellar, pues todavía
no se vislumbraba la figura del ciclismo local quien estuvo vinculado a ese
diario conservador, nuestro reconocido Gustavo Rojas.
Con preliminares como el anterior, la dirigencia deportiva solamente esperó el
desenlace de la Vuelta a Colombia, la segunda que se cumplió finalizando el mes
de enero del 52 para saber a quiénes podría invitarse a la gran fiesta del
ciclismo que se programó, con toda la pompa para las festividades de la
independencia del 20 de Julio.
El principal invitado era Efraín Forero, quien por un accidente tuvo que
retirarse ya finalizando la Vuelta y se esperaba la confirmación de la
Asociación Colombiana de Ciclismo que era el ente rector del deporte de la
bicicleta, así como de la cuarteta de ciclistas argentinos que participaron
igualmente.
En principio se confirmó la asistencia de los gauchos, posteriormente se le
dijo a los dirigentes locales que por compromisos adquiridos sólo podría
participar uno de ellos, Humberto Varisco, finalmente, ninguna de las figuras
nacionales participó y aunque la prueba fue todo un éxito a nivel local, no
faltó quien se lamentara de la falta de colaboración de las autoridades
deportivas nacionales por los incumplimientos.
Con todo y eso, la prueba se cumplió como se había programado, lo cual pasaré a
narrarles.
En primer lugar, el patrocinador oficial fue la Lotería de Cúcuta y además
de una larga lista de patrocinadores que no escatimaron recursos para
brindarles a los corredores premios suficientes que hicieron del evento uno de
los más atractivos de ese momento.
La comisión técnica encargada de los elementos sustanciales de la carrera
estuvo comandada por el señor Manuel Uribe Acevedo quien dará la largada a las
10 de la mañana del día 20 de julio.
Se inscribieron finalmente 47 participantes de Cúcuta, Villa del Rosario Y
Pamplona; no hubo participación de ciclistas nacionales y mucho menos
internacionales como se esperaba en un principio.
El tráfico automotor se suspendió ese día entre las siete de la mañana y las 2
p.m.
La caravana estuvo acompañada de un buen número de motociclistas y un
equipo médico con los equipos de primeros auxilios.
Los ciclistas saldrían del parque principal de Pamplona luego del sorteo
que se verificó en los salones de la Radio Victoria en el cual se les asignó el
número y la posición de partida.
Se establecieron las zonas de alimentación y se definió la meta de llegada
en la calle diez con avenida quinta.
La entrada sería por el puente San Rafael, siguiendo la ruta de los buses
urbanos hasta el parque Santander donde se estableció una pista de 700 metros
para el caso que se presentara un ‘sprint’ final que no se presentó, pues
ganador, que fue ‘el turco’ Jorge Bitar, le sacó casi diez minutos al segundo,
Aristóbulo Vargas.
La premiación se realizó en el ‘Stadium Santander’ y los ganadores se
hicieron acreedores a los siguientes premios: al vencedor absoluto de la
prueba, le correspondió el premio otorgado por la Dirección de Educación
Pública, una bicicleta de carreras profesional italiana de marca LEGNANO, los
demás premios eran bicicletas de sport y algunos electrodomésticos aportados
por el comercio y por la Liga de Foot-ball del Norte de Santander.
Los pedalistas desfilaron hasta el estadio donde hicieron el saludo
olímpico a las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, para luego subir
a la tribuna de honor y recibir los premios que fueron ganados en franca lid.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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