Se trata de ‘Estructura en Forma de O’, del maestro Jaime Calderón Rojas, retirada de la avenida Cero, el 25 de agosto de 2009.
Su peso es de 3,5 toneladas y hace unas semanas se hablaba de que su valor comercial puede superar los 500 millones de pesos.
La obra, cuya técnica en hierro atamborado mereció reconocimientos del Ministerio de Cultura, fue donada al municipio en el año 2000 por el artista cucuteño.
Es incierto dónde está o qué final tuvo esta escultura, cuyo objeto fue el de embellecer la avenida Cero, donde hay instaladas otras formas en hierro similares.
Se supo que la escultura conocida como la O fue retirada por Corpocero atendiendo una solicitud de Aguas Kpital considerando que las obras eran un inconveniente para las redes del acueducto.
La secretaria de Cultura, María Eugenia Navarro, dijo que la escultura estaba a cargo de Corpocero, y que desde su posesión, hace más de un año, empezó a buscarla.
“Era un premio que había recibido el maestro, y quiso regalárselo a la ciudad”, dijo Navarro.
Navarro dijo que envió un requerimiento a Corpocero, para establecer el paradero de la obra, pero que la entidad le respondió que no sabía.
El 7 de mayo, en un oficio, el director ejecutivo de la entidad, Mauricio Quintero Corzo, dijo que la obra permaneció en diferentes depósitos por 5 años, pero que el 30 de enero de 2012 la llevaron a un lote de Ifinorte en el barrio Sevilla, donde desapareció porque vendieron el predio.
“Esa entidad nos prestó su colaboración para guardarla allí”, dijo Quintero.
César Rojas Ayala, director de Ifinorte, dijo que nunca autorizó el ingreso de la escultura, y que Ifinorte no responde por la obra.
Quintero, por su parte, se negó a hablar sobre el caso, pero luego prometió una respuesta oficial.
Por ahora, la Procuraduría, la Contraloría, la Alcaldía y el escultor quieren saber qué pasó con la obra, cuyo costo es de 500 millones de pesos.
Informe de Corpocero
Dijo que el 18 de noviembre de 2013 pidió a Ifinorte información sobre la obra, porque “nos enteramos de que el lote se había vendido”.
Por su dimensión, la escultura permaneció en diferentes sitios, y luego se decidió guardarla en Ifinorte porque no tenían recursos para seguir pagando por su almacenamiento.
Corpocero alegó que el director de Ifinorte, César Rojas Ayala, dio su consentimiento para guardar la obra.
Sin embargo, en respuesta, Rojas dijo que no autorizó guardar la obra en el lote de Sevilla, y que fue un abuso llevarla a ese lugar.
Rojas aseguró que no responderá por la pérdida de la escultura avaluada en 500 millones de pesos.
Algunos gestores culturales dijeron que le perdieron el rastro hace más de 5 años.
Sin embargo, Quintero aseguró que desde Corpocero se hicieron esfuerzos en 2010 por reubicar la escultura.
Dijo que se hizo el levantamiento arquitectónico de sitios, cronograma y presupuesto para la reubicación, pero el creador de la O, Jaime Calderón, manifestó su desacuerdo.
Asegura que el Municipio nunca definió lugar dónde ubicarla porque no hubo un acuerdo entre las partes.
“Esta obra forma parte de la historia del arte contemporáneo de la ciudad y no se puede destruir así, por la negligencia, la omisión y la falta de compromiso, de respeto, de cuidado y gestión de aquellos que dirigen y administran nuestros bienes”, dice.
Las obras pueden tener diferentes valores: esta tenía reconocimiento nacional y fue dada a la ciudad para que se usara en la avenida Cero, donde hay otras, para embellecer y favorecer el turismo.
Hay que verificar cómo fue el proceso de entrega de esta obra (por parte del artista) para poder tener la viabilidad técnica y jurídica, y determinar qué acciones entablará el municipio para recuperar el bien.
Procuraduría asume investigación por la pérdida del monumento. Los representantes de las secretarias de Cultura departamental y municipal, Corpocero e Ifinorte, se llaman nuevamente a rendir cuentas por la desaparición del Monumento a la O.
Quedó en sus manos la responsabilidad de hallar y sancionar a los responsables de la pérdida del Monumento.
Corpocero aseguró que quien debe hacerse responsable por la pérdida de la obra es Ifinorte, porque fue en sus predios donde fue guardada la obra. Con una carta, demostró que pidió permiso a Ifinorte, para que permitiera guardar el monumento en sus predios.
Pasa el tiempo y en junio 2015 Mauricio Quintero, secretario Jurídico de la Alcaldía informa que unos 5.500 expedientes y la falta de abogados en la oficina jurídica municipal tienen empolvado el proceso de recuperación del Monumento. Pese a esa congestión, su despacho ha tratado de identificar si el monumento, hace parte de los bienes del municipio.
En el año 86, apenas en sus treinta años, Jaime sufrió un derrame cerebral; se descubrió entonces una malformación congénita que demandaba una intervención quirúrgica, en la parte izquierda del cerebro, la operación duró 22 horas y por supuesto le generó secuelas de por vida.
Una especie de lobotomía que sin embargo no tocó el lado derecho del cerebro y que por oposición sirvió para estimular su creatividad. Sufre Jaime de periódicas recaídas.
Discapacitado como esta, su condición no hace eco en quienes por oficiosos y pedantes, se pavonean por los pasillos de la gobernación y los ministerios con sus buches de buitres insaciados, a pesar de hartarse con lo que no les pertenece; los burócratas de la cultura no vengan después con su retórica de mentira, a proclamar virtudes ajenas y a pescar incautos en las horas luctuosas.
Los artistas con mayor razón, antes que la propia tarea, conforman el patrimonio vivo de su pueblo y ello hay que respetarlo, quienes dicen representar al bien común, jamás deberían olvidar tal mandato.
La vida de Jaime ha sido de una lucidez extrema y de una dolorosa incertidumbre, pero llena de vibrantes experiencias, de enriquecedora bohemia, de fulgurante intencionalidad; nada en el puede medirse con la rajatablas de los mediocres, por el contrario lo define su vocación a la desmesura, reflejada en sus esculturas hechas para los espacios libres, con las ansias del vuelo del cóndor y la perennidad de las cumbres nevadas, allí no pueden llegar los que asumen el lastre de la avaricia como el atavío para el viaje.
Hermosa la narración que hace de la vida del maestro Jaime Calderón y su obra "Estructura en forma de O"
ResponderEliminarQue la envidia de Hugo Vergel,no permitió que siguiera allí.
Lamentablemente... Como muchas de las cosas que ocurren y se quedan así.... Nadie vió, nadie supo!
ResponderEliminarExactamente, ahora nadie responde y la pelota va de un lado a otro.
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