PORTAL CRONICAS DE CUCUTA: Estandarte cultural de historias, recuerdos y añoranzas cucuteñas…

PORTAL CRONICAS DE CUCUTA: Estandarte cultural de historias, recuerdos y añoranzas cucuteñas…

TERREMOTERO -Reconocimiento, enero 2018-

Apasionantes laberintos con inspiraciones intentan hallar rutas y permiten ubicarnos en medio de inagotables cascadas, son fuentes formadas por sudores de ancestros. Seguimos las huellas, buscamos encontrar cimientos para enarbolar desprevenidos reconocimientos en los tiempos. Siempre el ayer aparece incrustado en profundos sentimientos.

Corría finales del año 2008, Gastón Bermúdez sin advertir y sin proponerlo, inicia por designios del destino la creación del portal CRONICAS DE CUCUTA. Parecen haberse alineado inspiraciones surgidas por nostalgias. Gran cúmulo de vivencias, anécdotas, costumbres y añoranzas, fueron plasmadas en lecturas distintas.

Ya jubilado de la industria petrolera venezolana, recibió mensaje que expresaba una reunión de amigos en Cúcuta. Tenía más de cuatro décadas ya establecido de forma permanente, primero en la ciudad del puente sobre el Lago y después en la cuna del Libertador. Viajó ilusionado, acudió puntual a la cita desde Caracas. Encontró un grupo contemporáneo, conformado por amigos ex-jugadores de baloncesto y ex-alumnos del Colegio Sagrado Corazón de Jesús.

La tierra cucuteña levantada desde primeras raíces plantadas, siempre acompañó todos los hijos ausentes. Cuando encontramos distantes los afectos, creemos separarnos de recuerdos. Nos llevamos al hombro baúles de abuelos, cargamos con amigos del ayer, empacamos en maleta la infancia y juventud. Muchas veces una fotografía antigua, atrapa y confirma que nunca pudimos alzar vuelo.

Entonces por aquellos días apareció publicado ´La ciudad de antaño´, parido desde generosa pluma con sentido de identidad comprometida, fue el mártir periodista Eustorgio Colmenares Baptista dejando plasmados recuerdos de finales de los 50 y años 60. Sin querer, esas letras fueron presentación inaugural de CRONICAS DE CUCUTA. Los Inolvidables sentires viajaron al modesto grupo de amigos y abrieron compuertas para afianzar arraigos de infancia. Don Eustorgio culmina la crónica con frases retumbando las memorias: “Había muchos menos avances tecnológicos a disposición de la comunidad, pero vivíamos como si nada nos faltara. Nos bastaba con vivir en Cúcuta”.

Sentires intactos, ahora plasman recuerdos en calles transitadas por niños que fuimos. Nuevamente los arraigos hacen despejar las avenidas a los rieles del antiguo ferrocarril. Nos bastaba con vivir en Cúcuta. Asoman madrugadas entre indetenibles remembranzas y añoranzas.

Sin planificar nada, Gastón compartía vía internet las crónicas del Diario La Opinión aparecidas cada ocho días en lecturas dominicales. Sin saber, creció el portal CRONICAS DE CUCUTA. Cada acontecimiento recopilado se convertía en homenaje In Memoriam para hombres y mujeres que dejaron muy alto el Valle de Guasimales. Igualmente, exalta la dignidad con reconocimiento a grandes glorias del ámbito artístico, cívico, periodístico, religioso, deportivo, cultural, social y político.

Oficialmente se convierte en PORTAL WEB el 7 de octubre 2010. En forma admirable acumula ya 1.329 recopilaciones tipo crónicas, casi todas extractadas de periódicos y publicaciones locales, libros populares, escritos nacidos de historiadores, periodistas, inéditos autores y muchos escritores del Norte de Santander. El portal permite hallar el original ADN ancestral y ubica el sentido innato de pertenencia cucuteña. Llegó un día a la vida de todos los internautas, igual como aparecen las buenas nuevas, sin avisar, sigilosamente introduciéndose en las cortezas que somos y las venas que siempre fuimos. Su creador, nunca imaginó un buscador que tocara el alma y menos tallar imborrables despertares en ávidos ojos de lectura.

Aparece ahora como paso determinante para navegar en referencias de Cúcuta. Asegura a nuevas generaciones herramientas para afianzar valores jamás perdidos. La perspectiva futura para ámbitos históricos, culturales, sociales y deportivos, harán necesario considerar el Portal como insigne buscador de consulta e informativo. Importante archivo tecnológico para infantes en colegios y escuelas. Podrá acceder directamente cualquiera a profundos arraigos allí recopilados. Casi imperativo considerarlo como salvaguarda del sentido de identidad y pertenencia.

CRONICAS DE CUCUTA se convirtió en sugestivo repaso de acontecer histórico, recopilado en 19 capítulos o clasificaciones. Portal libre, siempre abierto a todo aquel deseoso por descubrir datos históricos, biografías, nombres de grandes personajes, fechas emblemáticas, sucesos de vida social, cultural, deportiva, religiosa, artística y política. Formidable vía adentrándose en acontecimientos del siglo XVIII hasta nuestros días. Todo expedicionario oriundo se encontrará representado en cada letra, apellido, dato, foto y fecha. Todos volverán a observar las luces de la gran ciudad en medio de rutas por hallar orígenes.

CRONICAS DE CUCUTA no debe tener como destino el olvido, deberá asegurar a nietos de nuestros nietos, inquebrantables lazos surgidos de nostalgias, recuerdos y añoranzas. CRONICAS DE CUCUTA es herramienta tecnológica para demarcar el hilo conductor entre hoy y ayer. Parece luz encontrada en días oscuros, nos abre el entendimiento. Pulsar la tecla nos lleva a destinos con encuentros pasados. Valiosa información contenida en páginas adornadas con sentimientos profundos.

CRONICAS DE CUCUTA garantiza el resurgir de valores originarios que parecían adormecidos por culpa del avasallante mundo moderno. CRONICAS DE CUCUTA llegó para quedarse, igual que mares inundados por recuerdos. CRONICAS DE CUCUTA confirmó la premisa donde las nostalgias se convierten en vehículos para transportar la historia. Una enciclopedia virtual presentada por nuestras gentes con sencillo lenguaje.

Anclados quedarán por siempre nuestros sentires, intactos los arraigos, despiertas las añoranzas y vivas las costumbres intactas. Ahora aseguramos el reguardo de raíces que retoñan desde cenizas del ayer. Dios jamás declaró desértico el Valle Arcilloso, siempre fue bendecido, tampoco declarado deshabitado para la vida del hombre.

Fueron creciendo raíces en medio de cenizas y milagrosamente reverdecieron los gigantescos árboles frondosos. CRONICAS DE CUCUTA reafirma lo que somos. Seguiremos siendo aquello que siempre fuimos, nada cambió, solo algunos pañetes y varios techos distintos.

Todo estará por volver, todo por crecer y todo por llegar. Nunca estaremos solos. Cada generación hará brotar nostalgias por siempre convertidas en historias llenas de arraigos.

Nos bastaba con vivir en Cúcuta…

lunes, 7 de octubre de 2013

455.- CURAS INSIGNES II



PARTE II/II

Gerardo Raynaud

EL PADRE DANIEL JORDAN



Padre Jordán

Desde 1926 hasta 1939 año en que se posesionó el padre Daniel Jordán Contreras, la parroquia de San José no tuvo sacerdotes que se destacaran con tal fervor como los dos que estuvieron al frente de la iglesia, tanto al comienzo como a finales del siglo XX. En crónica anterior se pudo apreciar el desarrollo del apostolado del padre Demetrio Mendoza que con su férreo carácter impuso su ley, al punto que por esa razón, fue identificado por sus detractores, como ‘el amo de la parroquia’.

Luego de varios años de aparente calma clerical, en los que fueron más suaves los sermones y más indulgentes las reprimendas, el 15 de mayo de 1939 se posesionó como párroco de San José de Cúcuta el presbítero doctor Daniel Jordán, luego de haber ocupado los cargos eclesiásticos, primero de Coadjutor en la parroquia que ahora comenzaba a dirigir y luego, en el mismo cargo en San Andrés. De allí fue nombrado Vicario Foráneo de San Miguel y de Málaga, de donde viajó al término de su encargo a la ciudad de Roma a perfeccionar sus estudios teológicos, antes de emprender las nuevas obligaciones que se le presentarían en el futuro próximo.

El manejo y la gestión que cada uno de estos dos sacerdotes le dio a su parroquia fue bien distinta, entre otras, por razones obvias tanto de formación como de personalidad, pero además se debe incluir el ingrediente del entorno en el cual desarrollaron su ejercicio eclesiástico.

Para el primero, el país vivía la época de la llamada ‘Hegemonía Conservadora’, período que se caracterizó, durante 46 años, en el fortalecimiento del régimen presidencialista auspiciado por la Constitución de 1886, en el que se consolidó la estructura de la sociedad y de la política, se restauraron los derechos de la Iglesia y sus privilegios, ratificados por la firma del Concordato entre el Gobierno Nacional y la Santa Sede. Mientras que durante la administración del segundo, la República Liberal estaba en su pleno apogeo y sus decisiones contradecían algunos de los más importantes preceptos divulgados por la Iglesia, especialmente en lo concerniente al reconocimiento de los derechos de los trabajadores y a las crecientes diferencias con el poder clerical que venía perdiendo la influencia que había adquirido en el pasado.

El padre  Daniel Jordán se había ordenado el 21 de mayo de 1917 y toda su  vida se vio signada de casualidades, unas agradables y otras no tanto, pero que marcaron, en definitiva, el rumbo y la importancia que tomaría su existencia.

Para empezar, el mismo día de su ordenación, su progenitor Pedro Luis Jordán, quien era el Prefecto de la Provincia fue vilmente asesinado, al parecer por motivos políticos, por un sujeto que había sido extraditado de Venezuela. Sin embargo y a pesar del luto riguroso que mantuvo entonces y que era de rigor entre las familias católicas, inició la carrera sacerdotal con el mismo entusiasmo con que guardaba el duelo.

Con el presidente Olaya Herrera sostuvo algunos enfrentamientos, pero también contribuyó en darle su apoyo a raíz del incidente que produjo la guerra con el Perú, a raíz del asalto a la población de Leticia, cuando lanzó una patriótica arenga, el 17 de septiembre de 1932, desde los ‘Balcones del 13 de marzo’, en la cual despertó el sentimiento nacionalista de los ciudadanos para contribuyeran al sustento de las tropas en defensa del territorio patrio.

Más tarde, en diciembre de 1935, siendo cura de la parroquia de Málaga, en el departamento de Santander, había fundado como fue su costumbre en todas las parroquias donde tuvo poder de decisión, un periódico que llamó ‘La Defensa’, la Asamblea Departamental y el Directorio Liberal de Santander, lograron su retiro, pues se habían cansado de los continuos ataques en contra de su Partido y de los Presidentes de la República, desde el mismo día de la Posesión del primer mandatario liberal Enrique Olaya Herrera y que había arreciado durante el periodo del presidente López Pumarejo.

Durante el lapso previo a su posesión como párroco de San José, estuvo en la Ciudad Santa en donde casualmente era embajador el ex presidente Olaya. A comienzos del año 1937, decidió realizar una visita de cortesía al Embajador, era el 18 del mes de febrero y ese mismo día providencialmente tuvo el privilegio de atenderle para darle los últimos consoladores auxilios cristianos, pues acabada de tener un accidente coronario que desencadenó en su muerte.

Nos queda la duda, si dicha situación no sobrevendría de la impresión de saber de la presencia de nuestro querido sacerdote, después de todas las incidencias y episodios incómodos que tuvo que soportar durante su presidencia y que ahora iba a tener que lidiar con su presencia en un sitio tan alejado de la patria como era la Ciudad del Vaticano.

La verdad es que las diferencias con el padre Mendoza fueron bastante grandes. Mientras que uno estuvo más dedicado a los asuntos de la política y del ejercicio propio de la religión, el otro se destacó más como administrador, ejecutivo y gestor de actividades que tuvieran que ver, tanto  con el desarrollo de la fe, como de las ocupaciones materiales que proveyeran sostenibilidad a la Curia.

Desde el mismo momento de su posesión se percibió ese espíritu de renovación, tanto en lo material como en lo espiritual, que le imprimiría a su misión como orientador moral de la comunidad de este lado de la frontera. En los primeros años, se propuso dotar a la parroquia, de una espléndida casa cural, que recordamos quedaba a espaldas de la iglesia, por la avenida cuarta entre calles diez y once, exactamente en la mitad de la cuadra; adicionalmente, acometió la construcción de un moderno edificio que hoy todavía puede observarse, en el costado sur de la catedral, donde funciona el Banco Avvillas. En ese año, sería alrededor de 1940, edificó un inmueble de dos pisos para asegurar una renta que le diera un respiro a la difícil situación económica del clero. El edificio en mención fue arrendado, en su primer piso, al Banco del Comercio y en el segundo, había unos pequeños locales, en los cuales funcionaban algunas oficinas y una sastrería perteneciente al señor Arenas, muy conocido en el ámbito local como el mejor sastre de la ciudad. Cuando el Banco del Comercio creció y pudo adquirir su local propio, se trasladó a media cuadra de allí, por la calle once entre avenidas cuarta y quinta, hasta que fue absorbido por el Banco de Bogotá y liquidado desapareció de la escena local.

A diferencia del padre Demetrio Mendoza, el presbítero Daniel Jordán se destacó por sus ejecutorias en diversos campos, mostrando facetas que hasta el momento, eran poco frecuentes entre los prelados, que por lo general, se dedicaban a divulgar la palabra de Dios y los preceptos de la religión, olvidándose de las esencias materiales de sus feligreses, como si aquel principio bíblico que ‘Dios proveerá’, fuese suficiente para solventar las necesidades apremiantes y las penurias que cada día eran más evidentes entre una población que apenas comenzaba su transcurrir por este ‘valle de lágrimas’.

Con buen tino, la primera sabia decisión del padre Jordán fue proveer de los recursos económicos necesarios a la parroquia que iría a dirigir durante los próximos años, como lo mencionamos, mediante la construcción y adecuación del edificio adyacente al templo, el cual fue arrendado y sirvió de sostén a las diversas actividades que se programaban para el beneficio espiritual de los fieles. Para el padre Jordán fue muy importante la divulgación de todos los acontecimientos, tanto religiosos como sociales y culturales, por esta razón, fue su prioridad la creación de medios de comunicación que entregaran, de primera mano, las noticias y los sucesos que fuesen significativos en la vida de sus parroquianos. Ya tenía una experiencia relacionada con la creación de un periódico impreso en la ciudad de Málaga en Santander, cuando lanzó ‘La Defensa’, un semanario que empleó, además de los objetivos eclesiásticos, para atacar los gobiernos liberales, tanto el nacional como el departamental, por lo cual recibió presiones para que fuera retirado de su parroquia, como en efecto así sucedió.  En Cúcuta fundo ‘El Criterio’, otro semanario, éste menos virulento que el anterior y que utilizó como fórmula para dar a conocer, además de los pensamientos litúrgicos, noticias y posiciones de la Iglesia sobre los asuntos trascendentales de la vida diaria de la ciudad y la región. Hasta ahora había incursionado en el periodismo escrito pero un nuevo medio se estaba posicionando de manera cada vez más eficaz. Más moderno, más económico y más rápido en la divulgación, con su aguda visión, rápidamente comprendió que era la fórmula ideal para ser utilizada en sus propósitos ministeriales, por ello, ya avanzada su gestión, decidió adquirir en 1949, en asocio con sus primos, Manuel y Jorge Jordán, la Radio Victoria, la que transformaron posteriormente en La Voz del Norte.

Como sacerdote su obra fue aún mayor. Muchos de los monumentos y templos católicos que hoy vemos repartidos por la ciudad fueron resultado de sus buenos oficios y de su gestión como clérigo.

Comenzaré con el tal vez más majestuoso, el monumento a Cristo Rey, allí donde termina la avenida cuarta. La escultura de 25 metros de altura, que domina el valle de San José de Guasimal, orientada hacia el norte, representa a Jesucristo sobre una enorme esfera que contiene el altar que estuvo en la iglesia hasta el día del terremoto y fue reconstruido con los pedazos de mármol que lograron recuperar de los escombros. Allí se construyó la capilla de Nuestra Señora de Cúcuta, con la imagen de la Virgen, tallada en madera y con incrustaciones de oro, que se salvó del sismo, pues ese día, 18 de mayo, había sido expuesta en la puerta del templo para que los fieles le dedicaran las oraciones y cánticos del mes de mayo. La capilla tiene seis vitrales laterales y en el fondo, están pintados los históricos paisajes de la destrucción y de la reconstrucción de la ciudad. Fue inaugurada el 12 de marzo de 1955. Previa a su inauguración, a finales del año 54, trajo de Pamplona la imagen del Cristo Milagroso del Humilladero, para rejuvenecer el espíritu cristiano y cuya misión terminó con la celebración de una misa de media noche en el monumento del Cristo Rey aun sin terminar.

Para extender su misión apostólica por toda la ciudad, se dio a la tarea de fomentar la creación de nuevas parroquias, actividad que desarrolló en un lapso de siete años, durante los cuales fueron erigidas tres nuevas feligresías con sus respectivos templos, cada uno más imponente que los demás; comenzó con la parroquia del Perpetuo Socorro, inaugurada oficialmente el 16 de noviembre de 1944. Para algunos cucuteños de rancia raigambre, identifican este curato, como el templo donde ejerció su ministerio otro sacerdote de carácter y personalidad similar a las del padre Jordán, también muy recordado por sus campañas moralizadoras, el padre Manuel Calderón. En 1951, en los primeros meses del año se erigieron los templos de San Rafael y de Sevilla. Este último, un templo de vanguardia, aun hoy despierta la admiración de quienes observan su diseño arquitectónico, que en su tiempo marcó un cambio en la estructura de la construcción de los santuarios católicos.

Una de sus mayores realizaciones, como sacerdote, fue haber logrado la autorización para que el cuerpo del padre Demetrio Mendoza, fallecido el 28 de mayo de 1943 y de quien había sido uno de sus discípulos más aventajados, fuese sepultado en el altar mayor de la iglesia que había sido su casa durante más de veinte años y de quien muchos de los feligreses aún lo recordaban con cariño. Además, presentó un proyecto a la alcaldía para que se erigiera un monumento a la memoria del ilustre sacerdote.

En agosto de 1948, a raíz del escándalo suscitado por el execrable crimen cometido por el cura Obeso, que generó repudio general, pero que además, puso en tela de juicio la noble profesión del sacerdocio, el padre Jordán pronunció un inolvidable discurso en defensa de los clérigos, resaltando los valores que impulsaban a los Siervos de Dios y que una excepción como la ocurrida no podía ser extensiva  a los demás servidores eclesiásticos.

En su obsesión por beneficiar a los menos favorecidos y contribuir con la resocialización de quienes se hallaban indefensos y sometidos a los designios de la justicia, trajo a las Hermanas del Buen Pastor para que dirigieran la nueva cárcel de mujeres cuya primera piedra había sido bendecida el primero de junio de 1953. Así mismo, gestionó la traída de dos sacerdotes Oblatos para que asistieran con sus acciones y oraciones, los menores recluidos en el Reformatorio, que en buen momento había donado el filántropo cucuteño Rudesindo Soto.

El padre Daniel Jordán tuvo grandes influencias, como lo hemos venido afirmando en todos los campos de la vida cotidiana de la ciudad, pero hubo una en especial, que merece el agradecimiento de toda la población por la trascendencia que, aún en nuestros días, mantiene viva tanto la memoria como la realidad de los hechos por él promovidos; se trata de su obra como promotor de la educación, más que como la de educador que se le había reconocido en el momento en que cumplía sus bodas de plata, como párroco de la ahora catedral de San José. Así como se le reconoció al padre Demetrio Mendoza, su gestión emprendida para que la congregación de los Hermanos Cristianos de San Juan Bautista de la Salle, vinieran a Cúcuta para regentar el Colegio Sagrado Corazón de Jesús, al padre Jordán hay que reconocerle su labor en el fomento de la educación, pues no sólo formalizó  la consecución del lote donde funciona el Colegio La Salle, de propiedad de la misma congregación de la Hermanos Cristianos, para que allí, en una extensión de 40 hectáreas se construyera, en abril de 1951, el magnífico conjunto de edificios que constituyen el colegio, sino que participó en todo el proceso, desde la bendición de la primera piedra hasta la obtención de la exención del pago del impuesto predial, lo cual se logró, después de una intensa campaña, en la que el púlpito que tuvo intervino de manera bastante efectiva.

Además, intervino como fundador del colegio Femenino de Bachillerato, el cual fue regentado por las Reverendas Hermanas Franciscanas, de quienes logró que vinieran a la ciudad, pues al parecer, no estaba dentro de su interés, establecerse en esta vecindad.

Presente como estuvo, de todo cuanto ocurría en su parroquia y sus alrededores, no fue ajeno a las intervenciones políticas cuando consideraba que debía interesarse en su desarrollo o frenarlas cuando era necesario para que no influyeran negativamente en la moral o la fe cristianas. Ya habíamos comentado sus intromisiones contra los gobiernos liberales que le causaban escozor y que por ello, había sido ‘castigado’ con el exilio, como sucedió en el caso de Málaga en Santander, en un episodio ya comentado o peor aún, cuando fue apresado, en marzo de 1944, al considerarlo sospechoso de la conjura contra el presidente López, en la ciudad de Pasto y que, por fortuna, resultó absuelto de toda culpa o sospecha, el 30 de agosto de ese mismo año. Ni siquiera sus mismos copartidarios se escaparon de sus ‘cátedras sagradas’, como las llamaba, como el caso de los ataques que realizó contra el gobierno departamental de Lucio Pabón Núñez, cuando suponía que las decisiones tomadas no correspondían en justicia ni en equidad.

De igual forma utilizaba su periódico parroquial “CRITERIO” para exponer sus ideas e imponer sus puntos de vista, como cuando el gobierno nacional, en febrero de 1955, expidió una norma que la C.T.C. Confederación de Trabajadores de Colombia, había solicitado sobre fijación de salarios a los trabajadores de una agremiación que había sido condenada por la Iglesia. Y así como atacaba las consideradas malas acciones en contra suya o de su Iglesia, también emprendía campañas de apoyo y de ayuda, cuando éstas eran necesarias; tal vez la más recordada, fue la defensa  de nuestro icónico Templo Histórico de Villa del Rosario, cuando por orden del entonces Director de Edificios Nacionales, Eusebio Santamaría, contrató a los ingenieros Trujillo Gómez y Martínez Cárdenas para que lo restauraran y lo que quisieron hacer fue terminar de demolerlo, pues creían que se debía erigir un edificio que representara la nacionalidad y no las ruinas que allí se exhibían.

También encabezó un movimiento de apoyo al dirigente conservador Laureano Gómez cuando se constituyó la Junta Nacional Conservadora Anti-gobiernista, como resultado del manifiesto que expuso en su libro ‘Desde el Exilio’ y que buscaba recuperar el ejercicio de su cargo como Presidente, que había dejado por razones de salud.

Es histórico el discurso pronunciado, en la misa de la seis de la tarde del 10 de mayo de 1957, al producirse la caída del gobierno del general Rojas Pinilla, por la profundidad de sus conceptos y por la tranquilidad que transmitió a los feligreses y en general, a la población de la ciudad que temía se produjera una asonada parecida a la del 9 de abril del 48 cuando fue asesinado Jorge Eliécer Gaitán.

A finales de 1944, un grupo de prestigiosos ciudadanos en asocio con la alcaldía y los gremios económicos, decidieron regalarle a la ciudad unos festejos de navidad y año nuevo que fueran recordados en la posteridad y por ello, conformaron una junta y denominaron la actividad como ‘La Feria de Cúcuta’. La divulgación, así como la organización, se hizo desde mediados de año, de manera que toda la gente de la frontera y de las distintas ciudades cercanas, tuvieran conocimiento de su realización y pudieran asistir y participar. El medio más utilizado fue la radio, pero no por esa razón dejaron de publicar avisos en la prensa local y regional, que promocionaban ‘las espléndidas fiestas en San José de Cúcuta’, del 24 de diciembre al 1 de enero de 1945. Se anunciaban ‘suntuosos carnavales, corridas de toros, torneos deportivos y bailes populares, riñas de gallos y feria exposición’, además de ‘juegos permitidos y múltiples diversiones que están siendo preparadas por la Junta’. Se le indicaba a los potenciales visitantes, que la ciudad contaba con magníficos hoteles y que la Junta se encargaría de ofrecerles las mayores satisfacciones. Parece, que esto no fue del agrado del padre Jordán, quien se ‘despachó’ contra todos los miembros de la Junta, incluido el Alcalde, pues desde el inicio de la publicidad se fue lance en ristre contra las fiestas, a tal punto que terminó llamándolos ‘traficantes de la carne, del alcohol y del garito’ y posteriormente, el 16 de noviembre, excomulgándolos desde el púlpito. Los afectados, el comerciante Carlos Luis Peralta, Pablo Mendoza, el médico Gabriel Gómez, Eduardo Sandoval Ferrero y el periodista Carlos Ramírez se vieron en serias dificultades para comprobar que nada de lo que imaginaba el sacerdote era cierto y que las fiestas tenían como finalidad la sana diversión de la muchedumbre y aunque tardaron en convencerlo, al final les levantó la sanción y pudieron retornar a la misa a la que estaban acostumbrados.


El padre Jordán  compartiendo con reconocidos sacerdotes en noviembre del año 1967, en esta oportunidad con motivo de la  celebración de las Bodas de Plata del padre Miguel Ardanaz. Son de izquierda a derecha: Monseñor Luis Alejandro Jaimes; padre Angel Cayo Atienza, párroco en la iglesia de Las Angustias; el padre Daniel Jordán, párroco de la Catedral; el padre Matías Bermejo, tenía la voz muy finita y hablaba muy pasito; el homenajeado padre Ardanaz, uno de los propietarios de la Academia Gran Colombia; el padre Carlos Martínez, párroco de la iglesia del Sagrado Corazón en el Colsag,  bastante bromista y muy apreciado por la comunidad y el padre Juan Ignacio Latorre Chacón hermano de Humberto Latorre Chacón quien fuera gobernador del Departamento en el año 1981.





Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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