Para Cúcuta también se reseña la logia de la Bella Esperanza (1883), fundada por la élite provincial del lugar (algunos escritos hablan que la logia organizada pionera en el valle de Cúcuta se remonta a 1864, cuando el día 4 de diciembre es fundada la logia Estrella del Norte).
Pasando por el ascenso de la Regeneración donde muchas logias decayeron, aunque éste es un momento que se puede asumir como de reorganización y de reforzamiento, sobre todo de su espíritu anticlerical pues muchos de los hijos de los masones fueron expulsados de los centros de educación regentados por comunidades religiosas, y auspiciado en especial por el auge económico de finales de siglo y las primeras décadas del siguiente -la consolidación de la exportación de café, la presencia activa de negociantes y las relaciones con la costa Atlántica (comerciantes sirio-libaneses)-.
Ya en el gobierno liberal muchos masones connotados colaboraron, desde importantes cargos en la administración política del departamento (sobre todo en educación), en la puesta en práctica de las políticas liberales y sus reformas.
Del General Santander se dice que una de sus nietas se casó con un hijo de un protestante escocés, permitió el fallido establecimiento de Sociedades Bíblicas en la infancia de la República, reclamando con ello los protestantes su puesto en los orígenes mismos de la Nación, además de esa tradición liberal que se le atribuye a la región, de forma patriotera, por haber dado próceres y revueltas frente al gobierno español y haber sido lugar del experimento radical de mediados de siglo.
Alrededor del lago de Maracaibo, construyeron su circuito comercial que las integró con la economía-mundo a través del Atlántico.
Cúcuta, parte de la subregión andina junto con Mérida y Trujillo, haciendo contacto con San Cristóbal por vías fluviales, Catatumbo y su afluente el Zulia, y caminos de herraduras que los conectan mejor y más rápido con el lago de Maracaibo, es analizada y presentada como el asiento de las principales áreas productivas, granero del conjunto regional, estímulo creciente para los intercambios en el exterior, en una palabra el 'hinterland' más activo, se presentaban como el asiento de ricos comerciantes extranjeros y prósperos propietarios agricultores a pequeña y mediana escala, a los que las guerras civiles del siglo XIX no afectaron en lo absoluto (sólo los brotes nacionalistas de la élite de la capital y de Caracas a partir de 1830, que parecían desconocer los profundos lazos comerciales que vinculaban estrechamente la región).
Haciendas, plantaciones, esclavitud y trabajo forzado estuvieron casi totalmente ausentes a lo largo de la colonia, en lugar de ello encontramos una sociedad 'posada' de pequeños propietarios que eran capaces de satisfacer sus propias necesidades y las de los viajeros, la mayoría de ellos poseía su propia tierra y vivían libres de servidumbre, esta población materialmente no era tan desigual.
Ante el desorden que hacían unos muchachos que vagabundeaban por la iglesia, la doctrina los quería meter en cintura.
En esos días los clérigos acostumbraban a sacar a los catecúmenos a recorrer las calles, repitiendo las oraciones voz en cuello.
Tal espectáculo irritaba la ilustración de las nuevas mentalidades, prácticas que eran percibidas por estas sociedades que se reunían en los clubes, en las obras de teatro, y que impulsaron el desarrollo material del puerto, como muestra de atraso y burla de la doctrina misma.
Se sabe, ya con más detalle, que desde 1906 se instaló en Maracaibo la Misión Alianza Escandinava (nombre anterior de la Misión Alianza Evangélica) que desde Rubio, hizo viajes de reconocimiento e intentos de celebración de culto (1912-1918) hasta que, con presencia activa y definitiva de un misionero (1923), con la instalación de la primera piedra (1926) y la inauguración del templo (15 de agosto de 1928), se establecieron definitivamente.
Por supuesto cada una de estas acciones provocaron una resistencia paralela que va desde la descortesía, la no aceptación de la publicidad evangélica las más de las veces de forma violenta (rompen la literatura en la cara del misionero, se la entregan a la autoridad civil y/o eclesiástica o es decomisada), hasta los casos extremos como el intento de homicidio por parte de sectores considerados "adictos" al clero.
Por ejemplo el diario La Mañana de Cúcuta, uno de los varios periódicos liberales que la diócesis prohibió, por sus constantes críticas al "clero politiquero", y en especial al presbítero Demetrio Mendoza, reseñó el 5 de abril de 1923 el intento de homicidio al reverendo Olav Eikland, recién instalado en la ciudad, de la siguiente manera:
"El lunes por la noche según informes que nos han dado, penetró en la casa de habitación del señor Ministros Protestante, un individuo que vive, come y duerme en la casa cural de esa ciudad, penetró a la sala donde se celebra el culto cristiano reformado, no por las puertas sino por otro lugar, y se deshizo en insultos y en desafíos contra el Reverendo Pastor".
Existía más que un interés puramente "espiritual" para que su proyecto fuese una realidad.
Sólo que en nuestro caso la inflexibilidad tomó posición, y la defensa de la cristiandad en estas latitudes fue férrea y tenaz, consolidando hacia 1886 el proyecto de la Ciudad de Dios, inventario de las respuestas intransigentes en la diócesis, desde los índices hasta las excomuniones con todo y su impacto social.
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