LA OPINION
Aunque todos la conocen como la parroquia de San Rafael, su verdadero nombre es San Rafael y Nuestra Señora del Rosario de Fátima. Fue erigida por el señor obispo de Nueva Pamplona, Monseñor Rafael Afanador y Cadena, por el decreto 361, el 6 de enero de 1951, en el cual se afirmaba:
“Separar de las parroquias de San José por medio de la calle 18 hasta el cruce de la avenida 9; y con la parroquia del Perpetuo Socorro, desde ese punto a la piedra del Galembo; y de ahí, línea recta hasta la línea divisoria de los barrios Alfonso López y Cuberos Niño; línea recta hasta el sur, hasta dar con los límites de la parroquia de Durania por la cordillera; por el sur, desde ese punto, volviendo al oriente por todo el límite de la parroquia de Durania y La Donjuana y por la quebrada Tascarena hasta encontrar la cuchilla de Palogordo y en dirección norte hasta Los Patios y de ahí al puente de San Rafael sobre el río Pamplonita”.
Sus límites, como se puede leer en el decreto, eran bastante amplios. Por esa razón, el párroco debía ser una persona dispuesta a llevar las riendas de una comunidad numerosa.
Esta misión fue encomendada al padre Eduardo Trujillo, quien inauguró la parroquia el 3 de febrero de 1951. Con motivo de la creación de esta parroquia, los habitantes del occidente de Cúcuta a partir de la calle 19 y que eran los de los barrios Cundinamarca, Loma de Bolívar, San Miguel y Gaitán, iniciaron el 4 de mayo una campaña para crear una nueva parroquia que se llamaría parroquia del Señor de la Buena Esperanza y que comprendería además los caseríos de El Diviso, El Urimaco y El Carmen de Tonchalá.
El 31 de mayo de 1951, el lote de terreno que era propiedad de Víctor Julio Pulido y que medía 50 metros sobre la avenida Olaya Herrera, y 60 de fondo, hacia el cause del río Pamplonita, pasó a ser propiedad de la parroquia San Rafael Arcángel, a un costo de $16.000.
Al día siguiente el Ingeniero Noriega asumió la construcción de la primera capilla, que sirvió durante ocho años y que se inauguró el 6 de julio de 1951. Estaba en el mismo lugar que actualmente ocupa el templo parroquial.
El 6 de abril de 1961, el padre Guillermo Blanco, segundo párroco y el ingeniero Senén Botello, modificaron los planos originales del templo buscando disminuir los costos de la obra, que asumió el arquitecto Jesús A. Molina Vega y el maestro Pablo E, Rey Ortiz.
Fallecido el padre Trujillo el 21 de agosto de 1982, monseñor Pedro Rubiano Sáenz nombró nuevo párroco al Pbro. Bernabé de Jesús Echeverry Restrepo, quien asumió la tarea de terminar el templo parroquial, hecho que logró en diciembre de 1985.
Los 20 vitrales fueron traídos de Medellín; la pintura interior la obsequió Gustavo Pérez; la obra de mármol la realizó a un bajo costo Fabio Arboleda; el altar, la pila bautismal y el altar del Santísimo se trajeron de Bucaramanga. Monseñor Alberto Giraldo Jaramillo, consagró el templo el 27 de septiembre de 1987.
35 años fue el tiempo de construcción de este bello templo parroquial, en el que el esfuerzo y el trabajo de sacerdotes de la mano siempre con la comunidad comprometida con la obra, dieron como fruto uno de los mas hermosos templo que tiene la ciudad, declarado Bien de Interés Cultural de carácter Religioso.
Según consta en los libros de registro que reposan en los archivos de la parroquia, las primeras celebraciones que se llevaron a cabo fueron las siguientes:
El primer bautizo
El 3 de febrero de 1951, tan sólo un día después de inaugurada la parroquia, fue bautizada una niña, a quien se llamó Beatriz, nacida el 14 de septiembre de 1950, hija legítima de Emilio Gamarra y Carmen Ligia Blanco Mora.
El primer matrimonio
El mismo día del primer bautismo también se llevó a cabo el primer matrimonio. La pareja que contrajo nupcias en la parroquia fue la conformada por Gerardo Franco y María Teresa Soler. Los testigos de esta unión fueron Augusto y Anastasio Granados.
El primer difunto
El 8 de febrero de 1951 fue sepultado canónicamente el cadáver de María Luisa Flórez, de 50 años de edad. En el libro de defunciones quedó consignado que era huérfana y que había muerto de una afección hepática.
El día más difícil
Interior de la Iglesia. Al fondo se observa el altar.
A finales de 1975 y ante la difícil situación de inseguridad que se vivía en los sectores aledaños a la parroquia, el 11 de diciembre, en la noche, manos sacrílegas profanaron el Templo parroquial de San Rafael y se robaron el Sagrario con el copón y las hostias consagradas que contenía.
En ese entonces, el obispo de la ciudad de Cúcuta era monseñor Pedro Rubiano Sáenz, quien en una enérgica comunicación, condenó el hecho afirmando que “el robo de las cosas sagradas es un pecado de sacrilegio y que la profanación de las hostias consagradas constituye uno de los más grandes delitos en la Iglesia Católica, castigado con la pena espiritual más severa de acuerdo con el canon 2320 del Código de Derecho Canónico”.
Ante la gravedad de los hechos, el obispo Rubiano Sáenz declaró que:
Los autores del sacrilegio en la parroquia de San Rafael habían incurrido en excomunión reservada de modo especialísimo al Romano Pontífice y además eran, por el mismo hecho, infames.
Quienes encubrieran a los autores del sacrilegio o los ampararan, quienes adquirieran los objetos robados y quienes fueran sus colaboradores inmediatos también serían sancionados.
La iglesia sería cerrada los días 12 y 13 de diciembre, suspendiéndose el culto público.
El domingo 14 de diciembre el párroco y todos los fieles celebrarían un acto especial de desagravio al Santísimo Sacramento, que quedaría expuesto a la adoración pública de toda la ciudad.
Finalmente, declaró que los fieles debían orar por los sacrílegos para que sinceramente arrepentidos y mediando la restitución de las hostias consagradas y de los vasos sagrados, pudieran alcanzar del Santo Padre la absolución de la excomunión. Dicha absolución iba acompañada con una penitencia proporcionada al mal cometido impuesta por el mismo Santo Padre.
En 60 años han sido muchas las historias acontecidas en la parroquia de San Rafael, pero quizás una de las más palpables es que, a través de sus distintos pastores, muchos habitantes de la ciudad han podido reencontrarse con Dios y vivir según los valores profesados por una religión que, ante la secularización que vive el mundo actual, ha ido perdiendo sus creyentes.
En 60 años, han acompañado a la comunidad parroquial los sacerdotes: Eduardo Trujillo, Guillermo Blanco, Milciades Rico, Rafael Ríos, Hernán Gómez, Bernabé Echeverry, Emín Mora, Gabriel Posada, Carlos Simón Pabón, Luis Fernando Hoyos y actualmente 2011 José Alejo Gelves Vega.
Recopilado por : Gastón Bermúdez V.
ME INTERESARIA C0NOCER MAS DATOS DEL ARQUITECTO JESUS ANTONIO MOLINA VEGA QUIEN FUE EL DISEÑADOR DEL FARO CONSTRUIDO EN BUGA EN HOMENAJE AL LIDER CIVICO ALEJANDRO CABAL POMBO.Mi e-mail es : ramaguti49@gmail.com y t: 316-3619248
ResponderEliminarME INTERESARIA C0NOCER MAS DATOS DEL ARQUITECTO JESUS ANTONIO MOLINA VEGA QUIEN FUE EL DISEÑADOR DEL FARO CONSTRUIDO EN BUGA EN HOMENAJE AL LIDER CIVICO ALEJANDRO CABAL POMBO.Mi e-mail es : ramaguti49@gmail.com y t: 316-3619248
ResponderEliminarsaludo cordial.
ResponderEliminarIgualmente me siento interesado en saber mas datos del Arquitecto Jesús Antonio Molina Vega; agrego al prontuario de sus obras Arquitectonicas: Hotel Guadalajara (Buga- Valle), Faro Alejandro Cabal Pombo (Buga-Valle), Parroquia San Bartolomé (Tuluá-Valle), Orfanato de la sagrada Familia (Tuluá-Valle), Parroquia San Vicente Ferrer(Andalucía- Valle), Parroquia San Antonio de Padua (Pitalito-Huila), la casaquinta (pitalito-huila) y el Seminario Conciliar María Inmaculada (Garzón-Huila).
mi correo es alzatealfonsosergioalejandro@gmail.com