Han pasado varias administraciones municipales, es decir casi doce años, desde que se anunció (2004) la construcción de la nueva Terminal de Transporte de pasajeros y carga de San José de Cúcuta; y tras enfrentar toda una serie de inconvenientes, las obras en el tan anhelado proyecto no arrancan a plenitud.
La necesidad latente y evidente de que Cúcuta contara con un nuevo puerto terrestre porque el actual no corresponde al crecimiento y desarrollo urbanístico de la ciudad, llevó al electo alcalde Ramiro Suárez Corzo, en el año 2004, a incluir este proyecto en su programa de gobierno.
Por eso, ese primero de enero cuando se posesionó, uno de los puntos que más aplausos arrebató entre los asistentes al acto fue el anuncio de la propuesta.
Sin embargo, aunque la intención era no sólo loable sino a toda luces necesaria, pareciera que desde sus inicios el proyecto arrancó enredado.
El primero en hablar del tema fue el antecesor de Suárez, Manuel Guillermo Mora Jaramillo, fue Senador de la república. En su mandato adquirió un predio de 200 mil metros cuadrados en la vía que conduce de Cúcuta a Puerto Santander.
Para muchos, el lugar no era el mejor, por la lejanía, pero además porque no contaba con ningún tipo de servicio público. Pese a los cuestionamientos, la Alcaldía pagó $2.696 millones por el terreno.
Posteriormente el Municipio contrató los estudios y diseños para la nueva infraestructura por $304,4 millones. Y a estos valores se sumó un crédito que hizo la administración de Suárez por $2.800 millones, los cuales fueron incorporados al presupuesto del 2007.
Estos recursos que sumaban, incluyendo el lote, $5.800 millones, fueron luego los que puso el Municipio para participar con un 20 por ciento en la sociedad de economía mixta que se formó para conseguir recursos privados y así cristalizar el proyecto.
LA CONVOCATORIA
Este proceso lo adelantó Suárez Corzo con autorización que le dieron los cabildantes en diciembre del 2006 para constituir dicha sociedad. Posteriormente el 15 de junio se abrió la convocatoria pública, con el objeto de seleccionar un inversionista plural conformado por cuatro personas como mínimo.
En un procedimiento que llamó la atención por la rapidez con que se ejecutó, se le adjudicó el 21 de agosto es decir dos meses después a la firma Consorcio Terminal de Cúcuta la licitación. El Consorcio estaba integrado por Vargas Velandia Ltda., Universidad La Gran Colombia, Jerc S.A., Terminal de Transportes de Chiquinquirá S.A., Inmobiliaria Atrium S.A. y Cooguasimales.
Y a los 15 días fue registrada en la Notaría Primera de Cúcuta, la escritura pública 2.019 de la Sociedad de Economía Mixta Terminal de Transporte de Pasajeros y Carga San José de Cúcuta S.A.
En el artículo quinto del capítulo segundo de las escrituras, relativo al capital autorizado, suscrito y pagado, se señala que el Municipio aportaría el 20 por ciento a la Sociedad, equivalente a los dineros antes descritos y que el restante 80 por ciento lo suscribirían las otras firmas.
Según las escrituras, la firma Vargas y Velandia suscribió acciones por $4.640 millones con un 16 por ciento de participación, y supuestamente pagó según lo pactado en las escrituras, en un plazo de cinco días posterior a la firma, la suma de $1.547 millones.
Por su parte la Universidad La Gran Colombia, suscribió un capital de $9.280 millones, correspondiente al 32 por ciento de la sociedad, y pagó en el mismo plazo $3.094 millones.
JECR S.A., suscribió $1.160 millones equivalente al 4 por ciento y pagó $387 millones. Inmobiliaria Atrium, entró a participar con un 16 por ciento, correspondientes a los $4.640 millones suscritos y $1.547 millones supuestamente pagados.
Cooguasimales suscribió un 8 por ciento de las acciones, con $2.320 millones pagando supuestamente, $774 millones.
La Terminal de Transporte de Chiquinquirá, suscribió $1.160 millones correspondientes al 4 por ciento, pagando $387 millones.
Y el Municipio de Cúcuta, suscribió $5.800 millones, equivalentes al 20 por ciento de la sociedad, pagando en el plazo establecido, $5.800 millones, es decir la totalidad de los dineros que le correspondían, contrario a los otros accionistas.
Durante la administración de María Eugenia Riascos Rodríguez el proyecto no avanzó prácticamente en nada.
En diciembre de 2008, argumentando la falta de recursos para cumplir a cabalidad con la liquidación de los cerca de 80 empleados públicos de la Terminal vieja o en su defecto reubicación y obviamente la falta de una nueva estructura para prestar un servicio público, la Alcaldesa presentó al Concejo autorización para ampliar el plazo dado al proceso liquidador, el cual se le concedió hasta el 31 de diciembre de 2009.
Se dijo entonces que sólo para liquidar la Terminal se necesitaban por lo menos $5.000 millones, los cuales el Municipio no tenía.
Vencido el plazo, llegó el 2010 y el año pasó sin pena ni gloria para el ambicioso proyecto; sin respuestas y en un tire y afloje entre trabajadores de la Terminal, sindicatos, Concejo y Alcaldesa.
Y al lote donde se suponía iba a quedar el nuevo muelle, no se le metió, ni un clavo. También llamó la atención el silencio absoluto de los socios de la nueva terminal que nunca hicieron un pronunciamiento público sobre la realidad de la obra y de los recursos con que contaban.
Llegó el 2011, último año del mandato de Riascos, quien se puso en la tarea de demostrar que en vista de que no hubo construcción en la vía a Puerto, y ante la evidente presión de los trabajadores de la central y la evidente falta de recursos para la liquidación, decidió solicitar al Concejo la derogación de los acuerdos que dieron vía libre a la eliminación de la vieja estructura.
El pasado 12 de mayo, el Concejo municipal derogó en consecuencia los tres acuerdos, el inicial y los dos de prórroga que autorizaban el proceso de clausura de la vieja Central de Transporte Estación Cúcuta.
¿Y QUÉ PASÓ CON LA NUEVA?
Sobre la nueva terminal, al indagar en la Cámara de Comercio de Cúcuta se aprecia que la Sociedad Terminal de Transportes de Pasajeros y Carga de San José de Cúcuta renovó el registro mercantil de existencia el 29 de abril de 2011.
Hubo una reunión de accionistas el 19 de mayo del 2010, donde se renovó la junta directiva, en la cual aparece María Eugenia Riascos como una de las principales; y en reunión de junta directiva del 17 de marzo también del 2010 se nombró en la presidencia a Elizabeth Caicedo Bello con la suplencia de Jaime Vargas Galindo.
El documento no registra ninguna otra reunión ni de asambleístas, ni de los miembros de la junta directiva.
Según el documento, del capital suscrito inicialmente en el 2007, equivalente a los $29.000 millones, la Sociedad reportó como capital pagado, $13.536 millones.
Cabe anotar, como se dijo anteriormente, que el único socio que pagó la totalidad de sus acciones (20%) fue el Municipio.
Salta entonces la pregunta, si esos recursos están, ¿por qué nunca arrancó a tiempo la construcción de la edificación?
LA VIEJA TERMINAL
La Central de Transporte Estación Cúcuta que empezó a funcionar hace 47 años fue el primer muelle terrestre construido en el país con estas características.
Allí tienen presencia 41 empresas de trasporte que cubren rutas departamentales, interdepartamentales e internacionales, donde laboran 4 personas en promedio, en cada una.
Hay 350 arrendatarios de diversos negocios y se presenta una actividad informal de la que dependen 150 personas entre emboladores, maleteros y vendedores de diferentes mercancías.
COMENZARON TRABAJOS DE NUEVA TERMINAL
Cinco máquinas pesadas, 10 volquetes y 30 obreros trabajan en la remoción de más de 200.000 metros cúbicos de tierra en el lote de 20 hectáreas donde se construirá la Nueva Terminal de Trasportes de Cúcuta.
La obra, que inició los primeros días de julio de 2011, se adelanta en la vía que lleva a Puerto Santander, a 10 minutos del casco urbano de la capital de Norte de Santander.
Para febrero de 2013 se pudo constatar que en forma casi que sigilosa se adelantaron los trabajos de construcción de la nueva terminal de transportes de Cúcuta.
Pero para el 20 de agosto de 2014 se conoció que tenía 23 meses de estar estancado el proyecto.
El alcalde Donamaris Ramírez manifestó que el municipio se debate en un proceso jurídico con los representantes de la sociedad que está al frente del proyecto.
El primer paso en esta dirección se cumplió el 18 de marzo de 2016 con la diligencia de inspección que ejerció la alcaldía en la sociedad en la que conserva un 20 por ciento de las acciones.
Luis Aparicio, delegado de la alcaldía para esta misión, dijo que se emprendió un ejercicio de evaluación para establecer en qué condiciones se encuentra el proyecto en los aspectos jurídico, financiero y técnico.
Esto tiene como propósito recopilar toda la información para determinar los pasos a seguir en cuanto a la vinculación de la alcaldía en la sociedad y para debatirla en la asamblea municipal.
Jonny Pascual, secretario de Infraestructura, y encargado de la valoración técnica del proyecto, dijo que en la inspección preliminar que se adelantó se pudo evidenciar el estado de abandono en que se encuentra la construcción, inclusive con exposición de figurado de hierro a la intemperie y la invasión de maleza.
En junio de 2016 la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian) confirmó lo que todos en Cúcuta sospechaban: la nueva terminal de transporte de Cúcuta que se construye en la vía a Puerto Santander está embargada, secuestrada y lista para el remate.
El alcalde dio instrucciones al gerente de la Central de Transporte de Cúcuta, Oscar Sandoval, para que averigue con la Dian el estado de la obligación de $525 millones que se adeudan por impuestos, y decidió emprender un proceso de liquidación del proyecto debido a que ni en el empalme, ni durante el primer encuentro con representantes de la sociedad, ni tampoco en la asamblea de accionistas efectuada en marzo, tuvo conocimiento de la deuda.
EL PROYECTO
En la nueva terminal de transportes de Cúcuta se contempla la construcción de un edificio de dos pisos y 125 locales.
Tendrá también dos locales para almacenes ancla, 45 casillas para empresas de transporte, hangares para carga y espacios para el abordaje y arribo de buses.
También contará con parqueaderos y zonas verdes.
Todo esto pasa y los cucuteños siguen esperando poder contar algún día con una moderna terminal de transporte terrestre, acorde con el crecimiento de la ciudad y con las exigencias tanto de usuarios como de empresarios. En cambio les toca seguir padeciendo las incomodidades, deficiencias y hasta abusos en los servicios que se prestan en la Terminal Estación Cúcuta.
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