La migración de cucuteños hacía el vecino país por compra de mercancía de todo tipo me demuestra aún más la falta de apego por ésta ciudad que muy amablemente nos ofrece sus rayos de sol para poder salir cómodamente a realizar nuestras actividades.
Hace unos buenos años eran los venezolanos los que con su cambio a 18 pesos por bolívar se sentían los dueños de todas las mercancías ofrecidas por esta ciudad pues todo lo pedían por docenas, muchos cucuteños gozaron de esa bonanza que hasta hace pocos años fue bajando gradualmente, ahora las cosas se invirtieron son "los de aquí" quienes le devuelven el favor a los amigos del vecino país, ¿pero a que costo? al más alto.
El ahorro de unos pesos al hacer las compras en San Antonio, Ureña o San Cristóbal promete la estabilidad de la economía del bolsillo y al ver más cantidad de bolsas de mercado por tan poco convierte a este viaje en todo un frenesí de consumo volcando a gran cantidad de personas a frecuentar el mismo establecimiento, si sacamos cuentas no en dinero sino en, tranquilidad, riesgo, tiempo y bienestar de la comunidad las cuentas no son tan alegres, póngase a pensar... el viaje acalorado hasta la frontera mínimo son 30 minutos (con suerte no haya trancón) ir a cambiar en efectivo a la moneda venezolana, seleccionar los productos mientras hace cuentas rápidamente en esto se puede llevar unas tres horas dependiendo la agilidad con la que esquive la gran cantidad de personas que van a hacer lo mismo que usted y sin contar que el paseo del carrito de compras es peor que el trancón de la autopista internacional, surtida esta diligencia procede a hacer otra fila que corresponde al pago de los artículos que está comprando y con otro poco más de suerte se puede demorar una hora más.
Ya se dispone a subir al vehículo propio o más incomodo aún ubicar un transporte público y súmele la impaciencia que produce poder ver la frontera a pocas cuadras y no poder atravesarla sino una hora después porque el control de la Guardia venezolana forma un embudo, en ese momento, el calor, el ruido del tráfico es infernal, los insultos entre conductores no se hacen esperar, motos van motos vienen sin ningún control y a parte de todo la incertidumbre si al llegar al reten le va a decomisar el mercado que tanto tiempo le costó le tienen en estrés, esta situación aumenta sustancialmente cuando ve al guardia asomarse a la ventana del vehículo e indicándole al conductor que abra el maletero, sus sospechas, o si lo quieren llamar malas energías, lograron que le quitaran las compras, sin ningún derecho a refutar la decisión se devuelve a Cúcuta sin la plata, sin el mercado, ah! pero sí ha ganado algo... bastante estrés, rabia y todo lo malo que le quiera sumar.
En el supuesto que haya logrado pasar sin ningún problema para usted el que sí se ve afectado somos todos porque no basta con tener una economía bastante golpeada por nuestra misma culpa ahora se le suma esta falta de consideración por la ciudad al comprarle a otro país, pagarle impuestos a otro país, generando riqueza a quién ya la tiene y abandonando a los productores colombianos que son nuestros tíos, padres, hermanos, abuelos quienes hacen parte de esas unidades productivas y que esperan que sus compatriotas compren lo nuestro, aquí no se trata de hacerle caso a la Secretaría de Hacienda se trata de apoyar a nuestras familias, o quién no tiene un familiar en el comercio cucuteño?
A esto se le llama ahorro?
Cúcuta: "Quién se ha llevado mi queso"
Adentrándome en la historia de Cúcuta gracias a un excelente proyecto que estamos desarrollando me he encontrado con quizá uno de los puntos de quiebre que originaron la actual situación económica y social de no solo la ciudad sino del departamento Norte de Santander, así y buscando e intentando dar respuesta a una pregunta que no me cabía en la cabeza por fin pude encontrar la luz, aunque los intelectuales y académicos encontraron esta misma respuesta hace rato a mí me gusta encontrar mis propias respuestas ayudados por ellos.
No vamos a hablar de momentos históricos con fecha y hora puntual para que el lector apenas vea una fecha cambie de tema inmediatamente, la idea tampoco es aprendernos estrictamente la historia cucuteña de forma cronológica, lo que sí pretende es que entendamos un poco como esta historia sí nos sirve para analizar nuestro presente y delinear el futuro por si vamos en el camino correcto o no, encontrar ese "punto de quiebre" nos dará luces.
Cúcuta luego del terremoto que acabó con este valle en 1875 demostró que no se dejaba atemorizar por estos sucesos y fue gracias a la unión que existía en aquella época que solo dos años después estaba erigida esta área nuevamente e inclusive con mas orden, mas empuje, mas inversión, mas desarrollo y más de todo, aquello fue como borrón y cuenta nueva, tanto así que ésta ciudad gracias a su auge, su riqueza en minerales, su posición estratégica, la puesta en marcha del ferrocarril, se convirtió en la más exportadora del país, tanto así que los extranjeros empezaron a llegar para instalar sus "casas comerciales" como se conocían en aquella época, enseñando a los lugareños la pulcritud y la responsabilidad de la palabra empeñada en los negocios como se hace en Alemania.
Se pudo sortear sucesos como la batalla entre conservadores y liberales la cual convirtió a la ciudad en una trinchera completa, luego la fiebre amarilla que cobró la vida de tres mil cucuteños de aquellos años, esto y muchas cosas pasaron pero el espíritu emprendedor pudo más.
Paulatinamente se fueron creando otras vías, a parte de las cucuteñas, que facilitaron el transporte hacia el interior y costas del país esto sumado a la caída del ferrocarril por culpa del automóvil hicieron que Cúcuta fuera perdiendo competitividad con las demás regiones; con la Segunda Guerra Mundial la relación comercial con nuestro primer cliente (Europa) se cortó de tajo por obvias razones, Cúcuta siguió aguantando.
Cúcuta se dedicó a vender los productos nacionales a otros países que aunque ya les vendía no era el principal, por ejemplo, Venezuela, paralelamente otras ciudades como Bogotá, Medellín, Barranquilla, Cali gracias a un auge petrolero y llegada de una nueva tendencia para la época como lo era la industrialización se dedicaron a producir, innovar y tecnificar sus procesos productivos y Cúcuta a venderlos, de allí el reconocimiento como "la vitrina de Colombia".
Uno de los productos que detonó todo el polo de desarrollo que era Cúcuta fue el café y que logró sobrevivir luego de la debacle económica que tranzaba la ciudad debido a que su precio internacional se cotizaba a los mejores precios representaba en aquella época la salvación productiva y comercial, con la baja competitividad debido a nuevas rutas, y el contrabando, terminaron con las esperanza y dejaron a la comunidad "colgada de la brocha" de lo contrario el "eje cafetero" fuera cucuteño, los ciudadanos siguieron de vendedores de Colombia.
Para reflexionar, la visión deslumbrante de aquel polo de desarrollo nos dejó miopes ante nuevas tendencias que se instalaban en el país, a nuevas corrientes que se gestaban, la falta de empuje por nuevas rutas comerciales bajaron la competitividad, la tradición de solo apuntar a la compra y venta nos dejó generaciones tras generaciones de vendedores, cosa que no es mala del todo, pero sí cuando el 90% está volcado a esto y cuando se acaban los productos para vender es donde viene el problema... la vitrina está vacía...
Para reflexionar, entendiendo que somos hijos del comercio podemos ser más conscientes que podemos empezar a ser padres de productores, investigadores, innovadores, creadores, científicos e industriales para lograr el polo de desarrollo que era antes esta ciudad.
Ahora en el 2013 que la frontera venezolana nos están arrebatando lo único que era nuestro (el comercio) estamos sumidos en la más profunda crisis económica y social de los últimos años, es la oportunidad para replantear todo lo que por más de 70 años estamos haciendo, y como nunca es tarde es bueno hacer un alto en el camino y como lo dice el libro "quien se ha llevado mi queso" dejar de esperar a que llegue solo y salir a buscarlo y ese queso es la producción industrial e inclusive artesanal y preferiblemente con inversión interna o con alivios y créditos para el fomento de la misma, aunque para todo esto es necesario que los cucuteños seamos conscientes que debemos de dejar de esperar a que el venezolano vuelva, aunque siempre será bienvenido.
Las crisis sirven para ver el "vaso medio lleno" y en los nuevos pensamientos de emprendimiento las crisis son oportunidades, de esta forma es que se hace importante conocer el pasado para no cometer los mismos errores, la historia siempre nos va a indicar el camino.
A propósito de este tema los dirigencias políticas y gremiales se reunen y analizan esta situación para hacer frente a la crisis que atraviesa el departamento, las medidas aunque buenas en la teoría son permisivas con la gran inversión nacional e internacional que terminan afectando las arcas municipales debido a las propuestas de exenciones de impuestos que se traducen en inversión local (en teoría), es realmente necesario un desarrollo endógeno y no caer como siempre en que los demás resuelvan nuestros propios problemas y por allí es que debemos empezar.
Cúcuta: "Pasar de pedir a dar"
Son reiterativos los llamados de algunos sectores económicos de la ciudad hacia el gobierno nacional para que ayude a la región a superar la profunda crisis en la que se encuentra Cúcuta, el DANE publicó en algún momento la espantosa realidad de la ciudad con porcentaje de 19% de desempleo, situándola en primer lugar, un puesto que nadie quiere celebrar y ningún alcalde quisiera mostrar.
El problema realmente no es Cúcuta, el problema somos los cucuteños que como niños cuando tenemos problemas, salimos corriendo donde el "papá" gobierno para que nos salve, ya es hora que los mismos ciudadanos seamos propositivos y cual adulto seamos capaces de independizarnos y contribuir con los gastos al "papá" que no nos vean como los "pobrecitos" que necesitamos que alguien nos ayude para sobrevivir.
Me atrevería a decir que la mayoría de los 19% de la tasa de desempleo desistieron de sus trabajos para ponerse a cobrar las famosas "remesas de CADIVI" aprovechando el diferencial cambiario o a comprar mercado en Venezuela para venderlo más caro en Cúcuta, la fórmula del DANE debería cambiar y mostrar la innovación de formas de trabajo que se inventa el cucuteño, pues romperíamos los Guinness Records con estas modalidades.
¿Realmente cuál es el aporte del departamento en términos de PIB? mal calculado el 1% frente a Santander que participa con un 7% o Antioquia con un 13%, entonces ¿Para qué pedir cuando no se da nada? Para qué el gobierno nacional envía dinero si se pierde gracias al cáncer de la corrupción?
El problema no es Cúcuta el problema es el cucuteño que no se da cuenta de lo poderosos que podemos ser si hacemos un inventario de lo ingeniosos, productivos y estratégicos que somos, esta ciudad y el departamento sería uno de los más fuertes del país si nos ponemos las "pilas" a trabajar, sin esperar que nadie haga algo por nosotros, a trabajar en equipo y sin dar la "zancadilla", y con un fuerte sentido de pertenencia por la ciudad, de lo contrario seguiremos mal.
En la medida que evolucionemos como sociedad frontera productiva y sostenible ganaremos un sitio respetable ante el gobierno nacional y frente a otros departamentos, tanto así que serían ellos los que quisieran trabajar con nosotros, solo con un pequeño cambio de pensamiento... pasar de pedir a dar.
Los grandes retos de Cúcuta
Recién me preguntaba sobre la economía cucuteña, pero aquella de bolsillo, esa que nos detiene a la hora de comprarnos un "caprichito" que no estaba presupuestado, debido a eso que llaman los economistas "bajo nivel de capacidad adquisitiva", ese bajo nivel que se percibe en todos los corredores comerciales de la ciudad es perceptible fácilmente cuando al encuentro con el vecino emerge este importante tema de dominio público acompañado de un cordial saludo.
Pero esa baja comercial ya sabemos a priori que es debido a la "pérdida de capacidad adquisitiva debido al diferencial cambiario y situación macro-económica que detenta el vecino país venezolano", y que el cucuteño se acostumbró a estar dependiendo de los demás, la inquietud realmente surgió debido a la "buena" inversión que se está proyectando en la ciudad, rápidamente se puede observar las construcciones, la visita de cadenas nacionales como internacionales, ni decir que los niveles de exportación de Norte de Santander aumentaron un 10%, que la compra de vehículos colombianos sumaron a mayo 2012 un total de 1.048 unidades, decir también que las cien empresas vendieron una cifra del orden de los $ 1.587 billones de pesos y las ganancias netas llegaron a los $ 65.000 millones es un buen dato, como también que a septiembre de 2012, aterrizaron al aeropuerto internacional Camilo Daza 627.528 viajeros, esto significa un 14.1% más que el periodo 2011, que fue de 549.921 personas y que gracias a las estrategias rebuscadas se logró que el índice de inflación llegara por debajo de la media nacional, los precios aumentaron en un 1.98% en lo corrido del año 2012, mientras que Colombia ha ajustado precios por el orden del 2.32%, pero por que la percepción de la economía de bolsillo está tan golpeada? obvio porque la gente se va a comprar a Venezuela, pero aquí no para la cosa.
Siendo positivos los indicadores en general parecen buenos pero en el comercio estamos perdidos quiere decir que el mismo mercado nos está indicando el camino, que a mi parecer debe ser otro, si el comercio venezolano nos está arrebatando lo que por años fue nuestro entonces nos quedan dos caminos, el primero es el de luchar por él (comercio) o evolucionar, de escoger el de la lucha ya tenemos de entrada perdido el 40% de la batalla por que precisamente éste es el porcentaje que se ahorra un cucuteño comprando la cesta básica en San Antonio, Ureña o San Cristóbal, si de lo contrario pensamos en evolucionar debemos trabajar en una re-estructuración de la actividad principal de Cúcuta por ejemplo de pasar de una comercial a una industrial, manufacturera y logísticamente estratégica para la movilización de mercancías como lo fue hace muchos años antes que Cúcuta fuera Cúcuta y el nivel de desocupación que nos tiene en quinto lugar en el ranking nacional con unos tristes 14% se reducirían, al igual que el 72% de la población que está sumida en el trabajo informal, lo cual todos saben que desencadena una serie de situaciones negativas para la ciudad.
Realmente el reto para la ciudad como un conjunto de todos los actores sociales está en como dicen coloquialmente "cambiarnos el chip" y dejar de lado algo que por mucho tiempo fue nuestro, aunque es difícil no es imposible pasar del comercio al detal al industrial y mayorista; y ahora siendo negativo estamos ante un grave deterioro del tejido social que puede detonar la bomba social que muchos hablan, y citando a una persona allegada que dijo "si yo me pongo a pensar en el bolsillo de los demás, me jodo soy yo" digo "ya estamos jodidos".
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
Criticas a los que van a comprar a Venezuela por la economía de comprar allí envés de comprar en Cúcuta y promover el comercio cucuteño. Pero quizas no recuerdes cuando los venezolanos llegaban a comprar a manos llenas y Cúcuta era la ciudad mas cara del pais, hasta el punto que la mayoría de comerciantes no querían atender al publico colombiano, porque en nuestra cultura se acostumbra a regatear los precios mientras el venezolano no lo hace. Si eres comerciante te entiendo, pero si eres del comun como la mayoría, estas loco.
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