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Calle 22 Avenida 19B
Barrio Santander
A principios del siglo pasado quienes padecían algún tipo de trastorno
mental eran relegados y tenían como vivienda la cárcel.
En 1908 los altruistas de la época comenzaron a pensar que este grupo
humano debía tener un espacio propio donde sobrellevar su difícil destino y
empezaron a presionar a las autoridades para que les proporcionara un lugar
especial.
A este clamor el concejo de Cúcuta da una respuesta positiva y en una
de sus sesiones de 1909 a prueba una partida de 5 mil pesos oro para
construir un establecimiento solo para enfermos mentales al que inicialmente
denominaron “Asilo de Locos”.
Mientras se deciden los pormenores de la construcción, se acondiciona una
casa situada en la avenida 2 entre calles 15 y 16, para atender a los
afectados.
Para 1939 Rudesindo Soto,
hombre de gran espíritu social, se compromete directamente en la conclusión de
la obra, la cual se levantara en un lote de 10 mil metros
cuadrados, ubicado al suroeste de la ciudad.
En 1940 el naciente hospital
Mental era ya una realidad, el presidente Eduardo Santos, inaugura el edificio
destinado al manicomio el 6 de mayo, donado por Rudesindo Soto y su esposa
Amelia Meoz de Soto, pero sólo se da el servicio en 1942.
Esta nueva demora impidió que
Rudesindo Soto lo viera en funcionamiento, ya que la muerte lo sorprendió en
1941.
Su esposa Amelia Meoz de Soto,
fiel al deseo de su compañero culmina su labor donando el título de la
construcción.
La apertura del hospital se logró en un arranque de Miguel Roberto Galvis,
quien el 24 de agosto de 1942 trasladó todos los enfermos que se encontraban en
Puente Barco.
Esta impetuosa decisión que originó serios enfrentamientos políticos
con la consecuencia de la carencia de recursos para su
funcionamiento.
Ni siquiera se contaba con recursos para la comida, la
cual se obtenía del hospital general.
Dos años después la asamblea Departamental aprueba una ordenanza que
organiza jurídicamente el ente.
La norma reglamentada por los diputados lo
clasifica como Instituto Social Manicomio Departamental Rudesindo Soto (en
honor a su benefactor), nombra como primer director al médico Félix Villamizar
y destina un aporte de un peso para alimentos y treinta centavos para la compra
de drogas.
Dos hermanas de la caridad, Luisa San Diego y Julia del Carmen, acompañadas
por la madre Francisca Desales se unen a la directiva para comenzar una
encomiable tarea.
En 1955, Rolando Garnica empieza a utilizar el electroshock entre los
pacientes.
Antes de la llegada de este equipo, a los enfermos agitados se les
trataba con choques con base en la insulina o cardiazol.
Carlos González (q.e.p.d.) impregnado de los adelantos de la psiquiatría,
asume la dirección en 1961.
Sus conceptos cambiarían sustancialmente las
acciones del establecimiento.
Esta foto fue tomada en alguna
visita del gobernador al hospital Mental Rudesindo Soto de la ciudad, en el año
de 1981. En la foto recordamos entre otros al periodista Álvaro Barreto, Ligia
de Cano, Maruja Pacheco, María Eugenia Duplat de García Herreros, el gobernador
de entonces, Cayetano Morelli Lázaro, Nelson Pérez, Ruth Bonells de Castro y el
médico Hernando Lizarazo. Abajo, sentados, un grupo de pacientes y empleados de
la institución.
Para empezar, logró cambiarle el singular nombre que traía, por el de Hospital Mental Rudesindo Soto (que
aún conserva).
Acabar el “Instituto Social Manicomio Departamental”,
significó comenzar a mirar de manera más humana a quienes el destino les negó
el equilibrio mental, parcial o totalmente.
Con él se abre también la consulta externa.
Muchas personas han pasado por este hospital. La mayoría de ellas
sólo han tenido como meta, devolverle la salud a quienes por diversas razones
se han perdido en el laberinto de su propia mente.
El hospital Mental Rudesindo Soto , se convirtió en Empresa Social del
Estado, mediante la Ordenanza 060 del 29 de Diciembre de 1995, aprobada por la
Honorable Asamblea del Departamento, en la gerencia del Dr. Holmes Jordán.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
Que requisitos debe cumplir un paciente?
ResponderEliminarestar rematadamente loco
EliminarEn dos ocasiones fuí su más ilustre huésped, viví la experiencia más triste de mi vida,con quiénes realmente si estaban muy enfermos.Gracias x haberme recibido y atendido.
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